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La carta caliente de Laura

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Después de aquella noche donde me masturbó con sus pies Laura y yo teníamos una conexión sexual. Al llegar a mi casa me topé con su carta y me preparé para leer una declaración de amor o algún poema de adolescentes. No sé si estaba listo para un amor de colegio, pero igual decidí leer:

Decía así:

"Ya no te podré llamar amigo. Sentir nuestros cuerpos nos hizo borrar esa palabra. Ahora no sé cómo llamarte, pero no me importa porque lo quiero es sentirte de nuevo. Anoche en tu cama, tus caricias en mis pies me excitaron mucho. Tenía vergüenza de dejarte avanzar y por eso te dije que tenía sueño. Estábamos solos en tu habitación y eso para mí era una fantasía que se convertía en realidad. No escuchaba tus palabras. Mi mente estaba en otra dimensión, una en la que tú me tomabas en tus brazos y me hacías el amor.

Cuando te retiraste la excitación seguía latiendo en mi vagina húmeda. Decidí apagarla con mis manos. Me quité la pijama que tu mamá me dio y empecé a acariciar mis senos. No era la primera vez que lo hacía ni la primera vez que eras el protagonista. Te imaginaba sobre mi rozando mi vulva, comiéndome las tetas y besándome el cuello. Quería que fuera más real y fui hasta tu cesta de ropa sucia y tomé uno de tus boxers. El olor de tu sudor y su orine fueron combustible para mi explosión de placer. Lo siento, notarás que en la sábana hay una pequeña mancha. Son mis fluidos que inundaron mi panti y llegaron hasta allí.

Devolví tu bóxer a su lugar y me dormí en topa interior. Estaba rendida por la fiesta, la del día y la que me di solita en la noche. Escuché cuando salías del baño. Me desperté pensando en ti. Te mentí cuando te dije que estaba preocupada por mi abuelo. Sentí que tu mirada, directa a mis ojos, me descubría. Quise confesarte, pero me preguntaste si pensaba hacer travesuras y te lo dije, que sí, ahora sabes cuál era ese secreto.

Lo que vino después no lo planifiqué. Lo único que no quería que sucediera era una penetración. En mis fantasías nunca ocurre y las disfruto mucho. Tu lengua pasando por mis pies, tu pene rozando mi vulva, no cabía dentro de mi ese choque de realidad y mi cuerpo me delató en un orgasmos fantástico. Eres el primer chico con el que tengo tanta intimidad.

La verdad es que quería que llegaras más lejos. Cuando metiste tu cabeza en la cobija pensé que lamerías mi vagina. Deseaba tu lengua, tus labios, tu saliva entre mis pliegues vírgenes, bebiendo mis fluidos. Pero te aventuraste a darme placer rozándome, no me arrepiento de haberme bajado las pantaletas y sentir tu pene.

Quería que te corrieras y sentir tu lechita en mi vientre, pero el celular nos interrumpió. Todo fue muy rápido después de allí y me dejé llevar por tu gusto por mis pies. Tenías el pene duro y caliente cuando lo abracé con mis plantas. Mis dedos te dieron unas caricias torpes pero sentí que estaba logrando mi objetivo cuando cerraste los ojos y empezó a chorrear ese líquido que quería para mi. Te fuiste corriendo al escuchar a tu madre salir del cuarto. Algo de tu semen quedó en mis pies. Flexioné mis piernas hasta que mi pie llegó a mi boca y me lamí tu esencia.

Me dormí otro rato y en la mañana estaba que la emoción no me dejaba parar de sonreír. A ti te noté normal y el beso de despedida en la puerta de mi casa fue un poco frío. Sé que soy menor que tú y no creo estar enamorada de ti, pero quiera repetir mi noche de los 18 muchas veces contigo."

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