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Alegre despertar

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Viernes, noche de amigos y copas, tiempo para relajarnos y olvidarnos del rutinario laboral y las responsabilidades del hogar.

La reunión en casa de Pedro un viejo amigo de la infancia, crecimos y estudiamos juntos, después de mi matrimonio con Alberto hicieron filing, y siguió una amistad más sólida.

La reunión promete además de nosotros dos parejas más asistirían, con seguridad el tiempo se extenderá y terminaremos llegando a casa de madrugada, por prevención dejamos a los niños con mi hermana.

Llegar de la oficina a arreglarnos para salir es una odisea, una vez en casa lo que quieres es acostarte, hacer que Alberto se arregle es casi imposible, hay que arrearlo.

Mientras me estoy bañando y afeitando, con cierto desdén, escucho a mi esposo decir y si damos una excusa y nos quedamos en casa!

Sin duda la flojera es tentadora pero le reclamo que no podemos hacer eso, van a estar nuestros amigos de siempre y Pedro con seguridad necesita apoyo ya que hace unos meses de su divorcio y es su primera reunión con el grupo, no podemos fallarle.

Convencidos nos alistamos y nos disponemos a salir, al llegar están todos presentes Rebeca y Gonzalo, Bárbara y Jesús, claro nuestro anfitrión Pedro, ya ambientados y agradados del reencuentro, atrás quedo la fatiga y el desdén.

Por alguna razón antropológica los grupos por lo general se separan por género, esta no es la excepción, las chicas nos agrupamos a contar lo que mejor sabemos, los chismes conversación infaltable, a lo lejos se escuchaban las bravuconadas de nuestros maridos, el alcohol fluía en cantidades importantes dando rienda suelta a comentarios íntimos y subidos de tono,

Particularmente Bárbara comenta de su relación con uno de sus empleados a escondidas de Jesús, entre risas, curiosidad y algo de morbo porque no decirlo, Rebeca y yo la animamos a que de detalles.

Bárbara no escatima en contarnos, diciendo que aunque no se imagina dejar a Jesús y disfruta mucho de su sexualidad con él, el morbo que le causa su empleado es irresistible, lo describe como un hombre negro alto, con un pene de proporciones gigantescas, sin escrúpulos a la hora del sexo, confiesa que ha hecho cosas, que no pensaba sería capaz.

Nos narró que saboreaba el culo de su amante, es una de sus exigencias, en una oportunidad tuvieron sexo en el balcón de un hotel, para que otros los observaran, hicieron un trio con una amiga de su amante y que ahora él le propone confesarle a Jesús de sus amoríos y hacer un trio incluyendo a Jesús.

Sin duda estamos impactadas con el relato, le pregunto que ha pensado al respecto, si piensa decírselo al marido, ella se confesa indecisa, continua diciendo que le encantaría que eso pasara sin consecuencias y sin duda está pensando en la mejor manera de que se dé la ocasión.

Respondo algo excitada por el relato, no conocía esas actitudes traviesas y perversas, realmente tienes una temporada interesante, confieso que admiro tu actitud atrevida y desafiante, Rebeca concuerda con mi comentario, prosigue diciendo.

Es increíble que la más tranquila del grupo en la universidad ahora sea la que más se atreva!!

Creo que a todas se nos pasa una fantasía por la cabeza ahora de eso a ponerlo en práctica hay un largo trecho!

Tu historia me ha hecho mojar la pataleta, yo admito también que estoy empapada, Bárbara prosigue, que al principio era muy discreta y tenía sentimientos de culpa, en la medida que fue experimentando situaciones excitantes que la hacían delirar, sus orgasmos intensos y el morbo de lo prohibido ahora soy una adicta a la situación y lejos de sentir culpa quiero disfrutar con mi pareja formal de la experiencia.

El alcohol fluye abundante y nos desinhibimos más, hay cierto desdén de ver como los hombres hablan de sus tonterías de siempre, deportes y autos mientras tenemos un morbo y una excitación que nos quema.

Ya bastante entrada la madrugada, Rebeca con su esposo, Jesús y Bárbara se despiden, nosotros nos quedamos a ayudar a ordenar un poco.

Pedro y Alberto continúan hablando de cualquier cosa y yo no puedo mantenerme de pie, a lo que Pedro sugiere que me acueste en su cama que nos quedemos y él duerme en el cuarto de huéspedes donde tiene una cama individual, acepto encantada estaba muerta de cansancio.

Entro al cuarto me quito la ropa, me ducho para dormir más descansada, al tocar la cama no se mas de mí, a lo lejos puedo escuchar los murmullos de Alberto y Pedro, que me sirven de arrullo para conciliar el sueño.

Los destellos de luz me indican que es de día, tímidamente abro los ojos y alcanzo a ver la cara de Alberto a mi lado, aun con resaca, me muevo para estirarme y me doy cuenta que detrás de mi esta Pedro abrazándome, ahora más despierta siento su pene rozando mis nalgas, me levanto lenta y cuidadosamente quitando las manos de ambos de mi cuerpo, en la cama observo que ambos están rendidos del sueño, desnudos con sus miembros erectos, uno a cada lado me tenían acurrucada.

Que pasaría a noche? no recuerdo , me toco la vagina y el culo, buscado rastros de esperma, no parecer haber tenido sexo.

Me quedo observando sus penes e intrigada por lo que pudo haber sucedido, sin duda excitada, solo se me ocurre volver a la cama y hacerme la dormida.

Vuelvo a acurrucarme entre los dos y acerco mis nalgas al miembro de Pedro, lentamente ubico las manos de ambos en mi cuerpo, abrazo a Alberto, cierro mis ojos me muevo lentamente entre los dos, para intentar sutilmente despertarlos, muevo mis caderas frotando el pene, que se cuela entre mis nalgas, me siento traviesa y excitada.

Siento el movimiento de ambos y sus murmullos, abro los ojos, mirando a los de Alberto, digo buenos días le estampo un beso, sus ojos exorbitados, al voltear tropiezo con Pedro y me hago la sorprendida, que haces aquí? pregunto apaciblemente.

Con expresiones faciales evidentemente perturbadas y titubeantes, tratan de explicar, por mi parte me siento al pie de la cama para verlos de frente, con actitud calmada, Alberto, toma la palabra, explica que bebieron mucho y no sabe muy bien como terminamos ambos en la cama, Pedro acompaña la versión gagueando, yo sonriente y calmada fijo conscientemente la mirada en sus miembros erectos.

Respondo agradada y bajo los ánimos, bueno ya entiendo por qué dormí tan agosto acurrucada y protegida, interrumpo y exclamo, me estoy orinando voy al baño y ya vengo!, ambos me siguen al baño se plantan frente al inodoro a ver como orino, observan con atención, abro las piernas conscientemente para que tengan mejor visual, Alberto me pide no bajar la palanca, con la mirada fija en el chorro amarillento y brillante de mi orina, esperan pacientemente a que termine y me limpie, ahora los dos se paran frente al excusado y hacen maromas para apuntar con el miembro erecto, me encanta ver como vacían sus vejigas.

Mi cerebro fantasea se sonríen algo nerviosos, exclamo, los espero en la cama!!, me recuesto en la cabecera, medio sentada, con las rodillas flexionadas hacia mi pecho y las piernas estratégicamente abiertas, dejando a la vista mi vagina entreabierta, al entrar a la habitación Alberto se ubica a mi lado, reclinando su cabeza a la mía y Pedro a los pies de la cama mirando de reojo mi vagina, con cierta expresión de vergüenza o timidez.

Pedro haciendo remembranza comenta, mucho alcohol!! la pasamos bien anoche, teníamos rato sin reunirnos los amigos, Alberto no se queda atrás y continua, ciertamente hacía falta vernos después de tanto tiempo, aunque unos tragos demás te desvaríen y desinhiben un poco, menos mal que no lo tomamos a mal, yo aprovecho para responder.

Un poco de desnudo no hace ningún daño creo yo, dudo que alguno de los presentes se sorprenda por ver unas nalgas, un pene o una teta, se me hace divertido que estemos desnudos conociéndonos desde hace tanto evidentemente me refiero a Pedro, el alcohol resulto buen consejero después de todo, como dije antes dormí muy bien con ambos, me agrado el calorcito, sonrió pícaramente.

Alberto acaricia mi teta, que esta hipersensible juega con mi pezón erecto, mientras Pedro describe la situación como gratamente extraña, a lo que respondo que no es tan extraña, realmente fue buscada, por más embriagados que estén, querían estar aquí, no les estoy reclamando en lo absoluto, mientras hablo alargo mi pie hasta su miembro y con mis dedos jugueteo con su prepucio, continuo hablando no estoy esperando excusas, creo que estamos buscando lo mismo, con la mano masajeo el pene de Alberto.

Somos adultos y hay confianza, ahora me siento a gusto no se después, pero el sexo no es un delito y experimentar puede que salga bien o mal, es cuestión de arriesgarse, yo estoy dispuesta y parece que ustedes también.

Pedro toma el pie y lo besa y acaricia, pasa su lengua entre mis dedos y va besando mi pierna hasta llegar a la vagina, que va besando y mordisqueando detenidamente, siento como va saboreando los labios que coronan la vagina, los estira succionándolos y mordisquea, su lengua se abre paso se interna y recorre hasta que se concentra en caricias clitorianas estoy empapada, mientras Alberto me besa apasionadamente, siento como su pene se endurece en mi mano, se yergue para que lo introduzca en la boca, su prepucio inflamado enrojecido, delicioso, lo saboreo, mi lengua lo recorre, lubrica con abundante saliva, mi abdomen hace espasmos y se contrae, por la reacción del clítoris acariciado hábilmente, con el miembro en la boca hago la felación algo accidentada, por el orgasmo múltiple y recurrente, me cuesta gemir con la boca llena, mientras Pedro se alimenta de vagina, siento un intenso orgasmo tomo la cabeza de nuestro amigo con la mano que queda libre y la aprieto contra mi vulva para que no se separe hasta que apacigüe la oleada.

Respirando afanada hago una pausa, Pedro se acuesta, su pene erguido, es tentador, Alberto se acuesta entrecruza las piernas con su amigo ambos miembros quedan uno frente al otro sus testículos se tocan, un plato suculento para saboréalo con calma, gateo entre sus piernas entrelazadas.

Mi lengua los recorre los miembros desde los testículos hasta el prepucio para lubricarlos, con abundante saliva, jugueteo con sus testículos que como canicas en un saco se acomodan al direccionarlas con mi lengua, estiro sus escrotos succiono los testículos, tomo ambos penes uniéndolos con mis manos, los recorro con la lengua mientras retraigo su piel exponiendo los prepucios, mis labios los abrazan rojos, tibios, dentro de mi boca muevo suavemente mi cabeza acariciando de arriba abajo, tratando de introducir al máximo sus miembros dentro.

Sus manos hurgan en mi vagina y el ano, arqueo mi espalda para facilitar sus caricias, mientras me dedico a darles placer con la boca, disfruto del increíble morbo de jugar con dos penes, el de mi marido y de mi amigo de toda la vida, delirante y perversa la situación, mi perversidad se ve aumentada, levanto mi cabeza para intercambiar miradas, mientras los masturbo, los observo con una sonrisa pícara, intercambio mi morbo con la cara de satisfacción de ambos.

Con el pene de Alberto dentro de mi boca, prácticamente tragándolo hasta la garganta, con movimientos suaves de mi cabeza, disfrutando cada centímetro mientras, masturbo a Pedro para luego intercambiar el instrumento!

Me coloco de cuclillas sobre los miembros, los tomo con mis manos ambos juntos los froto en la vagina recorro hasta el culo, la sensación es exquisita, los dos prepucios acarician el clítoris con frotes suaves y circulares.

Pedro aprieta mis nalgas, las acaricia, me separa, me acuesto boca arriba, recibo un beso profundo de su parte, su lengua llega cerca de mi garganta mientras acaricia una teta, al lado Alberto espera su turno para besarme, mientras lo hace, la lengua de Pedro se abre paso y lubrica lo mi vagina, sus brazos levantan mis piernas, me sostiene desde las rodillas se prepara para penétrame, siento el cosquilleo del prepucio rozando los labios vaginales y lentamente los abre para entrar, suavemente se introduce desliza por la abundante lubricación, hasta terminar en la base púbica, delicioso orgasmo, intenso, siento profundo el miembro su grosor llena la capacidad vaginal, entra y sale con suavidad, Alberto acerca el miembro a mi boca, disfruta la felación, mientras soy poseída, observo como ambos intercambian sonrisas cómplices.

Aumenta el ritmo de la embestida, los músculos de mi abdomen y vagina se contraen, espasmos recurrentes, orgásmicos y deliciosos, Alberto se separa y Pedro me besa, cambio de posición a gatas, mi esposo me toma de nalgas cada mano las separa suavemente roza el cuerpo del miembro en la vagina, siento su arqueada forma, los labios separados por el masaje dejan expuesto a las caricias el clítoris inflamado, siento que se introduce poco a poco agudo dentro, la vagina que se expande su grosor es mayor aunque más corto que el de nuestro amigo, delicioso, la penetración es acompañada por caricias al rededor del ano, con su pulgar hace círculos mientras soy penetrada con delicadeza. Disfruto de lamer el pene imponente de Pedro, que levanta sus bolas para ser lamidas, las recorro con mi lengua, mi aliento afanoso aumenta por la embestida.

Poseída por la vagina, penetrada con los dedos de Alberto en el ano y la boca llena con el pene que me ofrece Pedro, estoy en el estado lujurioso ideal.

Me acuesto, entre ambos Alberto acaricia mis tetas con ternura, lo tomo por las nalgas, mientras Pedro besa mi espalda, delicadamente sus manos recorren mis nalgas, besa mi cuello mordisquea mi oreja, practicante los tres estamos entrelazados la mano de Pedro hurga entre mis nalgas, sus dedos estimulan mi culo, me susurra si puede poseerme por el ano, con la respuesta afirmativa, aumenta la estimulación, siento el prepucio masajeando la entrada, siento la dilatación, poco a poco avanza su pelvis ya pegada a las nalgas acomodo las caderas para darle entrada al último tramo, no puedo evitar gemir de placer, con suavidad entra y sale permeando la musculatura aumentando el moco que lubrica el esfínter es poco la resistencia que ofrece mi culo dilatado por la estimulación paciente y delicada, Alberto observa con agrado como soy poseída por nuestro amigo, levanto mi pierna para que pueda ver como entra y sale, el largo pene, hasta quedar solo los testículos a la vista.

Entre gemidos y lujuria sonrió e intercambio una mirada cómplice con mi esposo, que se acerca y acomoda para participar, se acuesta me coloco encima su pene entra en mi vagina repleta, me acurruco en su pecho dejando expuesto el culo que es penetrado por Pedro, los tres tratamos de acoplar el ritmo, que al principio es discordante, nos da algo de gracia el no encontrar el compás, por la falta de experiencia en esta posición, con algo de concentración los tres encontramos el punto perfecto la sensación es fantástica, que morbo, que lujuria me siento, atrevida, algo sucia, me encanta!!

Sensorialmente es exquisito, mis amantes jadean y gimen aumentando mi excitación, la frecuencia se acorta los tres golpeteamos rápidamente, siento como el pistoneo en la vagina y el ano se intensifican, prácticamente gritamos de placer, desbordada de semen, complacida y feliz.

Nos rodamos en la cama, un beso ingenuo a cada hombre en agradecimiento por el momento vivido, sin duda la mejor de las sorpresas.

Entre los dos acostada, abro las piernas para drenar el semen que colma mi interior, perezosa luego de un buen sexo, con flojera para levantarme al aseo, espero sin mayor premura a que se vacié la carga seminal en las sabanas, con una sonrisa pido un cigarro, Pedro los tiene en su mesa de noche, me enciende el cigarrillo fumo calmada.

Era la escena de final de un sexo de larga data, como si desde siempre fuéramos amantes, quizás la confianza de tantos años lo hacía posible, exclamo lo bien que la he pasado, la experiencia sin desperdicio, quien diría que una reunión entre amigos terminaría de esta manera, no puedo imaginar a quien y como se les ocurrió esta idea, pero sin duda fue acertada.

Alberto comenta que la situación fue totalmente imprevista y casual, luego que fui a la habitación ellos continuaron hablando de trivialidades, en la medida en que pasaba el tiempo y los tragos, la conversación giró en torno al divorcio de Pedro y como estaba tomando el asunto y más tarde de la amistad y la confianza.

Cuando tocamos el tema recordamos anécdotas, situaciones , lo típico, le dije a Pedro que por nuestra amistad deberíamos dormir juntos y cual borrachos al fin fuimos a la habitación sin deducir que podías estar sin ropa o seguramente sentirte incomoda con la situación, cuando quitamos la cobija estabas en esas condiciones de desnudez y lejos de descartar la idea nos llamó aún más la atención, Pedro se incomodó de alguna forma yo insistí, le asegure que tú lo entenderías y decidimos dormir sin ropa a tu lado, con el respectivo morbo, el resto es historia.

Los tres reímos a carcajadas, la capacidad de entendimiento de una resaca es increíble, me interesaba la apreciación de Pedro escucho atenta su comentario, cuando le sugieren dormir juntos, admite que lo excito la idea, estaba seguro que queríamos que pasara algo, al verme desnuda confiesa que sabía que tendríamos sexo si yo aceptaba ya que daba como un hecho que Alberto lo deseaba, aunque nunca hablaron en esos términos, era un acuerdo tácito.

Mi esposo corrobora la versión agregando que se sintió a gusto en todo momento, la situación es totalmente repetible, la frase que utilizo me sorprendió, expresando no veo nada reprochable en pasar un buen momento con un grato y apreciado amigo, cosa que compartí totalmente.

Dispuesta a ducharme, me dirijo al baño, dreno la vejiga caen restos de semen al inodoro de mi vagina y mi culo, tengo el delicioso retardo que deja el ocio del sexo, tomo un calmado baño, puedo escuchar el murmullo, ellos conversando, no se cansan, la remembranza de lo sucedido me hace sonreír.

Al salir del cuarto de baño me quedo en el umbral de la puerta observando como aun, conversan animadamente, como en cualquiera de nuestros encuentros, con la diferencia, en tantos años de amistan intimamos intensamente.

Les reclamo con ironía, no piensan bañarse, huelen a culo y vagina!!! Sonrió pícaramente

Ambos se ríen, Alberto responde que es el aroma que quiere tener, Pedro lo acompasa, es de la mejor vagina, ese aroma va de maravilla con café, voy a preparar para todos.

Pedro se dirige a la cocina mientras me visto con Alberto, nos alistamos en la cocina ya el café está listo, Pedro pregunta si queremos desayuno indicamos que estamos complicados aceptamos el café, antes de irnos tengo una petición quiero probar la esperma de Pedro, cosa que no hice en nuestra mañana de sexo, Alberto comprende lo que pido ya que sabe perfectamente que me gusta tragar es semen y me encanta sus sabor, tengo una fijación con el tema.

Pedro seguía desnudo y dispuesto sentado, yo de rodillas con mi cabeza entre sus piernas, noto que el miembro responde fácilmente al estímulo, en pocos momentos esta rígido y erguido, venoso, con succiones suaves su glande se enrojece, lo palpo con la lengua mientras mi mano estira y contrae el área del miembro hasta la base, el glande llega a mi garganta, mientras elevo la mirada para ver a sus ojos, su boca abierta y jadeante, sonriente de placer, mi esposo se limita a grabar con el teléfono, yo sigo concentrada, mi cabeza se mueve de arriba hacia bajo tragando todo el pene, mientras juego con los testículos, siento que la rigidez aumentan y descarga el fluido tibio y delicioso, se desborda por la comisura de los labios, trago gran parte y voy lamiendo hasta dejar su escroto y el resto del pene total mente sin rastros. Con este desayuno ya puedo enfrentar el día, nos despedimos, Alberto dejo abierta una invitación para que la próxima reunión fuera en nuestra casa.

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