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Mi mamá me mima IV

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Tres semanas “TRES” aguantado aquel suplicio. Tres semanas en las que mi impaciencia fue en aumento día tras día. Aquello había sido como entrar al paraíso y conocer todo lo bueno podía ofrecerte para que acto seguido te echasen a patadas.

La primera semana fue la peor ya que al disponer de tanto tiempo libre era difícil no pensar en mi madre y el sexo con ella, luego las clases comenzaron nuevamente y con ello la rutina que hizo algo más llevadera la larga espera. Las mañanas se pasaban rápido en la universidad y conseguían tener mi mente ocupada hasta llegar a casa a las tres de la tarde, allí me esperaba como siempre mi madre con la mesa dispuesta solamente para mí. Aquellas primeras horas de la tarde eran las más difíciles de llevar ya que eran las que ambos pasábamos en soledad con lo que la tentación era mayor. A partir de las 6 o 7 de la tarde la paulatina llegada del resto de miembros de la familia hacia cualquier tipo de contacto imposible con lo que la tentación disminuía y resultaba mucho más fácil para mí concentrarme en el estudio.

Un día de la segunda semana de clases al llegar a casa mi madre me esperaba como siempre con todo dispuesto para mi comida, pero esta vez a diferencia de lo que acostumbraba se sentó a la mesa conmigo.

-¿Pasa algo mamá?- Pregunte mirando a su bonita cara en la que se dibujaba una sonrisa.

- Sí nene, hoy me ha bajado la regla- Me contesto separándose ligeramente su silla y abriendo sus piernas me mostro unas bragas, para nada sexis, señal inequívoca de que tenía el periodo ya que de otra forma no acostumbraba a vestir ropa interior en casa.

-¡Genial mamá! Esto… y ahora… ¿Cuánto más tendremos que esperar?

- He comenzado ya con la píldora y en cuanto termine con el periodo seré toda tuya cariño.

-¿Y cuánto va a ser eso? Pregunte con vergüenza.

-Jajaja eres un crio. Otros tres o cuatro días- Contesto guiñándome un ojo.

Aquellos últimos días fueron los peores. Saber que la recompensa estaba tan cercana disparó mi libido por las nubes y no veía el momento de poseer a mi madre. Pasaron los días y como no podía ser de otro modo no fueron tres sino cuatro los días para mí mayor desesperación.

Aquella última mañana en la universidad fue una mañana pérdida para mí. No pude concentrarme en toda la mañana y no me entere absolutamente de nada en ninguna de las clases.

Cuando, por fin, llegue a casa abrí la puerta y entre a toda prisa. La comida estaba servida como siempre pero no la hice ningún caso. Me deshice de todos mis bártulos en mi habitación y avance por el pasillo en busca de mi progenitora y mi anhelada recompensa.

-Hola mamá, ya estoy en casa.

Por el pasillo me llegaba la voz de mi madre que parecía tener una conversación.

-¿Qué demonios?- Pensé

-Estoy en mi habitación cariño.

-Llegue a su habitación y la encontré asomada en la ventana ligeramente inclinada hacia delante y con los codos apoyados en el pequeño alfeizar.

Aquella ventana daba al patio de luces del edificio y era evidente que mi madre estaba de cháchara con alguna vecina.

-Joder, ahora está de parloteo- Me dije a mi mismo frunciendo el ceño.

-Hola mamá- Dije acercándome a la ventana y dándole un beso en la mejilla.

Mientras con el rabillo del ojo miraba por la ventana en busca de la inoportuna vecina y mi mano se deslizaba por su trasero introduciéndose bajo el camisón de mi madre para palpar su desnudo culo.

- Eureka- pensé- no hay bragas, todo está dispuesto- Y ella reacciono con un pequeño respingo al contacto de mi mano.

- Ehhh ¿qué tal el colegio cariño?- Me pregunto con disimulo

-Hace mucho que ya no voy al colegio, pero bueno… bien.

-Bueno tú ya me entiendes tonto. Estoy aquí de charla con Dolores

-Ya veo- Dije mirando hacia abajo por la ventana en busca de aquella bruja y con el mejor tono de voz que pude fingir la saludé - Buenas tardes señora Dolores.

-Buenas tardes guapo. ¿Cómo van los estudios hijo?

-Bien, los estudios bien, gracias.

-Cariño ¿porque no vas comiendo mientras yo termino de charlar con Dolores?

-Ok, pero no tardes ¿vale?

- Hasta luego señora Dolores.

-Adiós bonico.

Me aparte al interior de la habitación mientras mi madre volvía inclinarse hacia adelante apoyándose en el marco de la ventana para seguir con su conversación. La estuve mirando por unos segundos hasta que finalmente decidí sentarme justo detrás de ella y al borde de la cama. Aquella tarde no tenía ningún interés en la comida y no pensaba salir de aquella habitación, quería que tuviese bien presente que estaba allí esperándola.

-Hay que ver Carmela que grande esta tu niño y lo apañao que es con sus estudios y to- La voz de Dolores subía por el patio de luces.

-¿Carmela? Se llama Carmen joer, ya se lo podía aprender veinte años después- Pensé.

-Si la verdad que parece mentira lo rápido que pasa el tiempo. Estamos muy orgullosos de él, es muy buen estudiante aunque si me escucha seguro que se enfada. No le gusta nada que presumamos de él.

En efecto odiaba aquella clase de conversaciones. A mí solo me recordaban todos mis defectos en contraposición a aquellas alabanzas.

-Ea chiquilla, los hijos que se avergüenzan de sus padres. Ojala mi hijos hubiesen querido estudiar pero los libros no les entraban ni a golpes.

-Pero son muy buenos chicos mujer.

-Sí, eso sí. Bueno como te iba diciendo hay que ver lo guarro que son algunos ¿Has visto como estaba el portal esta mañana? Se conoce que han bajado la basura goteando y lo han puesto to perdido.

-¿Que me dice? ¡Qué gente más cochina!

-Sí, pero anda que lo van a limpiar… no lo limpia una servidora…

Bla bla bla… Aquella conversación ya me estaba poniendo de los nervios e impacientando sobre manera así que decidí pasar a la acción y allí sentado lance las manos en busca del culo de mi madre que se hallaba a apenas medio metro por delante de mí.

Su culo se contrajo y endureció ante el contacto por sorpresa de mis manos y echando una mano hacia atrás intento apartarme pero ante mi insistencia tuvo que desistir para que los movimientos no nos delatasen ante su interlocutora.

-¿Qué te pasa chiquilla?

-Nada Dolores, he sentido como un pinchazo.

- Huy, a ver si va a ser un mosquito tigre de esos que tienen mu malas pulgas. Ea, como desde que salió este nuevo alcalde el ayuntamiento ya ni fumiga ni na. Pero que yo ya lo dije ¿eh? que si…

Pero que tía más plasta- Pensé mientras levantaba el camisón de mi madre dejando al descubierto su imponente culo para comenzar a sobarlo con mis manos.

En un principio contrajo el culo en señal de incomodidad por la situación, pero pronto se relajó a sabiendas que desde aquella posición era imposible que nadie se percatase de lo que estaba sucediendo. Mis caricias se fueron haciendo cada vez más atrevidas e intensas y comencé sujetando ambos cachetes con las manos separaba y juntaba estos provocando un bonito temblor en el culo de mamá.

Inclinándome hacia delante y bese suavemente ambos cachetes a la vez que aspiraba el delicioso y dulce aroma de la piel materna. Su piel se erizo ante el delicado contacto de mis labios y dio un pequeño suspiro.

-Mmm ayyy.

-Ay sí hija, que calor que hace tienes toda razón no sé a dónde vamos a llegar a este paso…

La cotorra de la vecina seguía lo suyo, pero mi madre me confirmo que definitivamente estaba dejando de prestarle atención separando levemente sus piernas que hasta ahora se habían mantenido juntas. Aquello fue toda una invitación y no dude en arrodillarme de inmediato para poder deleitarme ante aquella gloriosa visión.

Hundí mi cara en su culo apretándolo con fuerza para aspirar todo su aroma y ella me recibió abriendo algo más sus piernas. Retire mi cara a fin de admirar aquel tesoro que tenía ante mí y fue entonces cuando me di cuenta de que allí había algo extraño.

La postura de mi madre me dejaba ahora ver los labios de su apetitoso coño apareciendo entre sus piernas, pero algo no cuadraba… concretamente faltaba algo… ¡SUS PELOS! Abrí los ojos tanto como pude para cerciorarme de que estaba en lo cierto y en efecto el coño de mamá no presentaba ni rastro de pelo.

Estaba totalmente sorprendido, se había rasurado el coño por completo para ofrecérmelo. Aquel era un nuevo regalo que mi madre me hacía y yo cada vez estaba más loco por disfrutarlo a conciencia. Separe los cachetes de su culo y abalanzándome sobre ella sacando mi lengua comencé a deslizarla desde la parte trasera de sus labios mayores hasta llegar al sonrosado orificio de su ano. Luego mordisque varias veces aquel precioso culo antes de introducir una de mis manos entres sus piernas y comenzar a acariciar su pelado coño hundiendo mis dedos entre sus labios vaginales para descubrir lo muy mojada y caliente que ya se encontraba.

-Ufff.

-¿Qué te pasa Carmela?

-El mosquito Dolores, creo que me ha picado de verdad y me está comenzando a escocer. Ufff

- No si ya te lo he dicho yo que iba a ser eso. Es mejor que te eches algo.

-Sí, ahora le diré a mi hijo que me deje una pomada muy buena que él tiene.

Tenía que explorar mejor aquel pedazo coño que mi madre me ofrecía, ahora sin un solo pelo, y no encontré mejor forma de hacerlo que sentarme en el suelo y obligándola a abrir sus piernas en un ángulo de no menos de sesenta grados pase mi cabeza por entre sus muslos teniendo ahora un perfecto acceso por debajo y a la parte delantera a su jugoso sexo.

Sus labios destacaban ahora mucho más y el olor que su conejo despedía me estaba volviendo completamente loco. Comencé a lamer aquella maravillosa fruta madura que se me ofrecía deslizando mi lengua se entre sus labios vaginales y recolectando para mí todo aquel maravilloso néctar que aquella flor destilaba. Mis manos separaron los labios de su sonrosado sexo que se abrió jugoso apareciendo ante mí un clítoris totalmente hinchado que comencé a lamer y succionar entre mis labios.

-¿Por dónde íbamos nena? Ah sí, la derrama del tejado. Pues como te decía a ver quién es el guapo que paga ahora la derrama que la última vez fuimos los cuatro tontos de siempre los que tuvimos que pagar la parte de los morosos y esta vez sí que…

Aquella mujer hablaba ya completamente sola, nadie le prestaba ya la menor atención.

Me dispuse a lamer el clítoris de mamá de forma frenética mientras apoyaba mi cara contra su pubis y comencé lo que primero fue un lento mete y saca con dos dedos en su coñito pero que poco fue creciendo en intensidad y velocidad… tres dedos… cuatro dedos. Se podía escuchar un perfecto sonido de chapoteo en el inundado coño de mi madre cada vez que mis dedos entraban y salían de su interior a gran velocidad, una gran cantidad de flujo se deslizaba por mi brazo y por sus muslos y yo intentaba recoger tanto como me era posible con mi lengua.

Una de las manos de mi madre descendió en busca de mi cabeza apretándola contra su coño que se contraía por momentos apretando los dedos de mi mano.

Estaba deseoso de volver a saborear una de las abundantes corridas de mi progenitora y no dude en aumentar el ritmo de la masturbación que la estaba propinado. La cara de mi madre debía ya ser todo un poema por aquel entonces ya que la vecina pareció darse cuenta de que algo no estaba bien.

-¿Te encuentras bien Carmela? Tienes una cara mu rara, te noto como ausenta.

-Ayy noo… que va mujer… si tiene… toda mi atención.

-Bueno pues como te decía, la derrama…

La intensidad del mete y saca junto a los lengüetazos que propinaba a mi madre se hicieron ya insostenibles para ella y un temblor comenzó a invadir todo si cuerpo, su vientre comenzó a contraerse y los espasmos de su coño apretaban fuertemente los dedos de mi mano… las piernas de mamá parecían flojear por momentos.

-Ayy se derramaaa- dijo en una especie de gruñido.

-Se derrama no, la derrama “la derrama”- dijo la vieja que no tenía ni idea de lo que realmente estaba sucediendo.

-Sii, si derrama, si se derramaaaa.

Contesto mi madre sin control de sí misma y entre numerosas convulsiones comenzaron a salir chorros de líquido a presión de su coño mientras yo inútilmente intentaba recoger todo lo posible en mi boca. Tuve que emplear toda mi fuerza para sostener a mamá que entre espasmos se inclinó hacia delante apoyando su cuerpo contra la ventana a fin de evitar la caída. Literalmente acababa de mearse de gusto encima de mí.

-Nena, ¿qué te pasa? ¿Te encuentras mal?- Exclamo asustada la vecina.

-Ayyy… un mareo… un mareo Dolores. Nene, nene ven que me estoy poniendo muy mala. Dijo mi madre llamándome.

Al cabo de unos segundos aparecí como un resorte en la ventana sujetando a mi madre ante los atónitos ojos de Dolores que no se si llegaría a percatarse de me encontraba totalmente empapado.

Niño, ¡tu madre! Que la va a dar algo.

-No se preocupe Dolores. Es una bajada de tensión, le pasa a veces, no es nada-

-No te preocupe Dolores, no es nada en seguida se me pasa, me tomo una coca cola y ya.-Consiguió balbucear mi madre.

¿Seguro?

-Seguro, seguro Dolores no es nada. Venga hasta luego- dije abrazando a mi madre y adentrándola en la habitación para dejarnos caer los dos en la cama.

-Bueno si tú lo dices me quedo más tranquila- Se oyó decir por último a Dolores desde abajo.

Allí tumbados en la cama nos quedamos los dos mirándonos el uno al otro con una estúpida sonrisa durante unos segundos tras los cuales bese a mi madre dulcemente antes de preguntar:

-¿Pero que ha sido eso mamá? Mira como lo has puesto todo… jaja.

- Ay nene, ¿pero tú estás loco? ¿Cómo se te ha ocurrido hacerme eso mientras esa bruja me estaba hablando?

-Jajaja pues yo diría que te ha gustado.

-Ay, no sé, me ha dado una sensación muy rara me he puesto cachondísima y no me podía controlar.

-Ya lo he visto jaja, ¿Y esto?- Pregunte llevando mi mano hasta su depilado coño.

-¿Te gusta? Esta mañana he ido a depilarme toda para ti.

-Me encanta y pienso disfrutarlo mucho- Conteste acariciando su clítoris con las yemas de los dedos.

-No temas, es todo tuyo. Anda levántate y cierra la ventana no sea que la chafardera esa este pendiente.

Me levante y cerré la ventana procurando no pisotear demasiado el charco de líquido que mamá había dejado en el suelo. Ella se incorporó y sentándose justo al borde de la cama, tal y como yo lo había hecho unos minutos antes, alargo sus manos para tomar las mías y me atrajo hacia ella.

-Mira cómo te he puesto cariño.

-Puedes ponerme así siempre que quieras mamá, me ha encantado.

-¿La espera ha merecido la pena?- Pregunto mirándome tiernamente a los ojos.

-Totalmente.

-Pues debes terminar de cobrarte tu premio cariño

Mamá desabrocho mis pantalones y bajo tanto estos como los calzoncillos al unísono para liberar mi miembro que salto como un resorte hacia delante mientras yo me deshice de mi empapada camiseta.

Tomo mi polla con sus manos y la acaricio suavemente mirándome a los ojos.

-Parece que está muy excitada- Bajando la mirada y prestándole, ahora, toda su atención mientras su dedo pulgar acariciaba mi glande restregando las gotas de líquido que ya asomaban.

-¿Cómo no va a estarlo?

Mamá sujeto mi verga rodeándola por la base con sus dedos pulgar e índice y abriendo su boca avanzo suavemente haciendo que la mitad de mi miembro desapareciese entre sus labios, luego comenzó a retroceder mojándolo con su saliva y al llegar al glande sus labios succionaron con fuerza mientras su lengua acariciaba en busca de cualquier gota de líquido allí presente.

-No aguantare demasiado mamá-

Levanto la mirada hacia mi rostro y apretando con fuerza la base de mi polla succiono con fuerza mi capullo a la vez que retiraba su boca emitiendo un característico sonido.

-Pues será mejor que vayamos al grano ¿verdad cariño?- Me dijo con una sonrisa mientras sujetaba mi ensalivada polla.

Acto seguido soltó mi verga para quitarse el camisón por la cabeza, quedando así completamente desnuda, se levantó y dándose la vuelta se subió de rodillas a la cama, se inclinó hacia delante, sus grandes tetas colgaron, agacho su cabeza hasta que esta se apoyó en el colchón y separando sus piernas empino su culazo tanto como le fue posible.

-Vamosss, ¿a qué esperas? fóllame, ¡fóllame ya!

Llevo sus manos atrás y sujetando ambas nalgas abrió su culo ofreciéndose. El panorama era impresionante, tanto su culo como su coño se mostraban totalmente abiertos ante mí. Los carnosos labios vaginales se veían hinchados, inmediatamente avance con mi enhiesta polla y comencé a restregar el glande entre ellos notando como el calor y la humedad envolvían mi capullo.

-Hazlo ya nene. ¡Clávale a mamá esa polla hasta el fondo!-

Meses antes jamás hubiese llegado a imaginar que mi madre fuese tan caliente, estaba realmente salida y decidió no esperar más… Echando su cuerpo hacia atrás se enterró mi aparato hasta que su culo hizo de tope.

-Ummmm lo necesitaba- dijo mordiéndose el labio a la vez que contrajo sus músculos vaginales entorno a mi polla proporcionándome un placer extremo.

Me mantuve unos segundos disfrutando de aquel primer puyazo antes de sacar la polla de su caliente coño. Esta vez quería ser yo quien embistiese a mi madre, repetí la operación tres o cuatro veces clavándome en cada ocasión tan profundamente como me era posible y aguantando por unos instantes en los que mamá apretaba su sexo alrededor del mío antes de proceder a sacarla.

-Aghhh como te clavas nene… umm

-Bufff como me aprietas… harás que me corra en segundos ufff.

-¿Y no es eso lo que queremos?

Sus palabras encendieron en mí una mecha que iba a quemar rápido sin duda. Comencé a follármela bestialmente y a toda velocidad, nuestros cuerpos chocaban cada vez que me clavaba en su interior emitiendo el clásico sonido que todos imagináis.

-Aggghhh sííí asííí fóllame fuerte nene, fóllate a la guarra de tu madre que está loca por la que llenes de leche ummm- Dijo entre gemidos mientras soltaba las manos de su culo y las llevaba hasta la cama para sujetarse retorciendo las sabanas. Mis manos tomaron la posición que las suyas habían dejado libre en su culo a fin magrearlo con fuerza y mientras continuaba fallándola a destajo mi pulgar derecho llego a penetrarla analmente sin que ella pusiese pega alguna.

-Joderrr mamá uffff, que coño tienes, como te lo voy a llenar ummm., jamás soñé que fueses tan putita

-Llénameloo aghh… llénamelo hasta que rebose con tu leche hijo, si soy, soy tu putita…

Levante la pierna derecha situando el pie sobre la cama en busca de un punto de apoyo para mis últimas embestidas y me dispuse a descargar toda la leche que mis huevos retenían a duras penas.

-Mmmm ya viene mamá, ya vieneee… me voy a correrrr

Sííí… síííí… córrete ya cabrón… reviéntame con tu polla ummm…

-Lo hagooo… lo hagooo… me corrooooo- En una última embestida utilice todo mi peso y fuerza para clavarme tan profundamente como pude en el coño de mi madre donde los chorros de semen comenzaron a brotar de forma incontrolada por mi polla.

-Agghhh… aghhh-

Gemía mi madre mientras comenzó experimentar fuertes espasmos en su coño corriéndose junto a mí

Creo que aquel fue el orgasmo más bestial que nunca he sentido, me corrí más abundantemente de lo que hubiera nunca imaginado. Mama jadeaba profundamente, recuperándose de la corrida, cuando echándome hacia delante agarre su pelo con una mano y una de sus tetas con la otra para estirar suavemente y traerla hacia mí.

Ella acompaño mi movimiento incorporándose lentamente y girando su cara hacia atrás en busca de mi boca que se abalanzaba sobre ella. Nos besamos apasionadamente, casi casi mordiéndonos, mientras mi polla perdía volumen en su interior y mis manos magreaban sus tetas a placer. Finalmente dejando cargar todo mi peso sobre ella ambos caímos a la cama donde respiramos por unos minutos antes de separarnos y abandonar mi flácido pene su coño inundado por la mezcla de nuestros fluidos.

-Buahhhh, ¡ha sido bestial mamá!

-Mira como me has dejado el coño nene- dio ella llevando su mano hasta él y recogiendo parte de la mezcla de semen y flujo que se derramaba por sus labios se llevó los dedos a la boca para lamerlos lentamente.

-Llevaba muchos días aguantando mamá creo que te he llenado a full jajaja.

-No pienso dejar escapar una gota de tu leche cabroncete, tienes a tu madre loca- Contento mientras repetía varias veces la misma operación saboreando aquella formidable corrida.

-Toda mi leche es para ti mamá. ¿Vas a ser mi putita verdad?

-Tu putita no, seré tu Gran Puta hijo, soy tuya-

Se incorporó y dirigiéndose en dirección a mí flácida polla, abrió su boca para devorarla por completo y limpiarla de cualquier resto de flujo o semen.

Mientras tanto yo puse mis brazos tras la cabeza y tumbado boca arriba mirando al techo me dispuse a disfrutar de los mimos de mi amada madre hasta que la buena mujer consiguió, en su empeño, que mi amiguito volviese a estar en plena forma…

Pero esa… esa es ya otra historia.

FIN

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