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Nenita de papá y mi hermano

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Bueno, he decidido contarles un poco más sobre mi papi que le fascinaba jugar a cositas sucias conmigo, como ya les había comentado.

A papito siempre le gustó mamarme mis tetas, porque ya como a los 15 años eran grandes y hermosotas como son ahora y él se volvía loco con ellas.  Como mi hermano era un poco mayor que yo, tenía 18 años y mi papá quería enseñarle lo que era gozar a una nena rica, pues comenzó a enseñarle conmigo lo que era gozar a una perrita cachonda y yo me ponía hirviendo con los dos.

Un día decidieron llevarme de día de campo a un río que había cerca de la ciudad y al que siempre habíamos ido de niños, pero esta vez fué distinto.  Me llevaron para hacer conmigo cosas que nunca pensé hacer con ellos, pero que al final, me volvieron loca de placer...

Me pidieron que llevara un cambio de ropa, por si me mojaba o algo.  Yo iba con una playerita pegada y unos shortcitos que dejaban ver parte de mis redondas nalgas por abajo y mis piernotas estaban preciosas y largas.  La playerita era escotada y no llevaba brassier pues iba con ellos y no pensé en provocarlos así, además eran de mi absoluta confianza.

Ya en el río, jugando, los dos me tiraron al agua y se quedaron afuera para verme salir de ella.  Con la playera empapada y el frío mis tetas se marcaban y mis pezones se habían parado y no había forma de disimularlos.  Mis shorts se me metían en la rajita de las nalgas, empapados.  Entonces papá me dió la mano para salir y Javier, mi hermano me dió la otra, uno de cada lado y ya que estaba en tierra firme, ambos me tomaron por la cintura y me comenzaron a agarrar cada uno una teta, sobándomelas a su antojo, masajeándomelas a gusto, sin que yo me atreviera a protestar pues el placer era gigantesco.  Papá le decía a Javier:  "Sóbaselas bien hijo, para que tu hermanita sepa lo que es ser gozada, apriétale un pezón, rico, para que sepa lo que es tener unas buenas tetas como ella".  Y Javier hacía caso y me sobaba a su gusto y papá entonces me pidió que me quitara la playera, pero mejor los dos me la quitaron juntos.  Entonces mis tetas quedaron al aire y ambos comenzaron a lamer mis pezonzotes que ya se habían puesto a tono, más por lo caliente que estaba que por el frío que sentía.  Lamieron mis tetas a gusto, mi hermano aprovechaba la ocasión pues yo nunca lo había dejado tocarme y papá le estaba dando permiso de gozarme a su antojo.  Mi coño iba mojándose cada vez más, una sensación deliciosa...

Javier siguió mamándome mis tetas hasta hartarse, como un bebé pidiendo su leche, chupaba y succionaba, apretaba, agarraba, me masajeaba como quería, me lamía toda, haciendo ruidos al chuparme, delicioso, aprovechando la situación como podía, haciéndome sentir una cachorrita sumisa y servicial, como papito me había enseñado siempre, dejadita, a su servicio, ya saben que me encanta servir...

Papá me había bajado los shortcitos y los calzoncitos y había dejado mis nalgas redondas al aire y se me había puesto atrás para cogerlas con sus manazas y darme unos buenos pellizcones, como siempre le había gustado.  Me pasaba el dedo por mi culito, lo metía un poquito, luego se arrodillaba y con su lengua me lo lamía rico y me metía la puntita, poniéndome el culo bien caliente y sabroso.  Yo me meneaba a su antojo, los dos estaban con las vergas bien paradas, hinchadotas y solo de imaginarme la de mi hermano, me ponía mojada y lista para comer lo que me quisieran dar... papito me había enseñado a ser su nena putita, rica y le encantaba que yo obedeciera sus órdenes...

Papá dijo:  "Hijo, ahora lámele la panochita, mírasela que rica es, tan nuevecita todavía, chúpale el clítoris que eso le encanta, aprende a gozar a una putita, pero como tu hermanita, ninguna hijo, gózala, que para eso está".  Javier me decía:  "A ver nenita, abre bien esas piernitas que voy a hacerte venir a chorreones con mi lengua mamá".  Y papi, por atrás empujaba mis muslos e hizo que me sentara en sus rodillas con las piernitas bien abiertas, así su vergón daba en mi cola y mi hermano tenía puerta abierta para mamarme a su antojo...

Papá se sacó entonces la verga y me la paseó por el culo y las nalgas, me abrió las nalgas rico mientras Javier chupaba, lamía, succionaba mi clítoris, mientras me metía un dedo en la panocha empapada y yo me retorcía de gusto, siendo gozada por dos hombres que me hacían sentir tan buena, buenota, deliciosa... mis nalgas no paraban de menearse, daba vueltas, adelante atrás, con unas ganas de verga que no podía... y aún así todavía soy insaciable, no paro de desear que me cojan, ellos tenían la culpa, por enseñarme a ser tan perra, tan caliente, tan gozosa, tan golosa...

Papá entonces le pidió a Javier que se acostara boca arriba y se sacara bien la verga y a mí que me pusiera en 4 patas viendo hacia Javier:  "Mámale la verga nena, mámasela bien, como te he enseñado a hacerlo, chúpale la cabeza que ya está buena para tí" y de inmediato me puse a chupar pito, así rico, mmmmhhh, lamiendo esa cabeza inflamada a punto de estallar, la chupé, la lamí, la embabé delicioso mientras papá se me ponía atrás y me volvía a dar con el dedo en el culo, pero ahora más fuerte, hasta que sentí de pronto que se me acomodaba para encularme, pero antes de hacerlo me pidió que me metiera la verga de Javier en el coño, mmmhhh... estaba buenísima, me comencé a montar de a poquitos, comiéndomela primero la cabezota, entraba y salía, meneando bien el culo, asegurándome que papá veía bien el espectáculo y en eso sentí que me agarraba las nalgas me las abría bien y me decía:  "Vas a sentir lo que son dos vergones dándote por la concha y el culo al mismo tiempo nena, y te va a fascinar" y me comenzó a dar por el culo, bombeándome con todo, sin ninguna piedad, y yo comencé a gritar entre dolor y placer, pero no podía dejar de menear el culo y comerme la verga de Javier por la concha que chorreaba leche a gusto, dejándome llevar por el placer de ser cogida por dos hombres tan a gusto, usándome a su antojo y yo feliz, encantada, con una cara de viciosa tremenda...

Javier me agarraba mis tetonas sin parar mientras me veía con cara de: "Ay, putita, quien te viera tan cogelona" y papá me decía:  "Andale putona, a darle placer a tus hombres, coge, puta, coge que para eso eres muy buena" y yo ardiente, no pude más que soltar toda mi leche y darles tanto por el culo como por el coño todos mis jugos deliciosos mientras ellos terminaban en mí gritándome lo puta que soy y lo buena que me pongo con sus vergotas y yo gritaba y gemía sin parar, hasta que los tres nos quedamos agotados, acostados yo encima de Javier y papá con su verga en mi culo hasta que se le puso chiquita y me la sacó chorreante de lechita y Javier solo alcanzó a decirme:  "Nena, ni te creas que esta va a ser la última vez que me sirves así, no le pienso pedir permiso a papá y te voy a dar cuando a mí me plazca"... yo solamente me sentí más puta todavía y no veía el día en que mi hermanito tuviera ganas de mí de nuevo, con papá o sin él...

Entre ambos me volvieron una putita insaciable, que siempre quiere más leche, más verga, más de todo... ahora soy un mujerón que sabe volver locos a los hombres, me encanta coger y que me cojan... ¿cómo ven queridos amigos?  Me fascina contarles mis aventuras y dejar que me contesten sus opiniones que me ponen mucho más caliente todavía... ¿porqué seré tan perrita?

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