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Me enseñó los secretos para ser un buen tragador de vergas

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Mi fascinación por los miembros masculinos me ha llevado a desinhibirme, desde mi primer contacto con un pene hasta la fecha, mi deseo por tener uno cerca me descontrola, y es que el placer que puede producir una verga es extraordinario. Su olor inconfundible a macho, su sabor a sexo, su calor, su forma, sus venas, sus palpitaciones, etc. en fin, todo de una verga me produce excitación.

Es acá donde comienza mi relato, hace dos años, decidí a través de este chat buscar un hombre maduro, preferible mayor de 50, que fuera totalmente activo y muy arrecho, yo estaba dispuesto a complacer, a dar y a recibir mucho placer. Luego de pasar la tarde morboseando con cada nuevo contacto que escribía, hubo uno con el que sentimos que las ganas nos ganaban, me conto de sus gustos especialmente por los mamadores y de las cosas que le gustaban en la cama. El, un doctor de unos 52 años de contextura ancha, velludo, de 1.80 Mts de alto aproximadamente y de piel blanca, me invito a su apto; intercambiamos la información de siempre, me dio las indicaciones y me prometió una noche de placer.

Rápidamente y con los nervios que producen este tipo de encuentros, Salí en su búsqueda, tomé un taxi, le di las indicaciones al conductor y 30 minutos después estaba anunciándome en el edificio donde él vivía, tome el ascensor busque el número del apartamento y cuando llegue la puerta está entre abierta, la empuje lentamente y entre con algo de incertidumbre; de un momento a otro alguien salió de atrás de la puerta, me tomo de la mano con fuerza, me dio media vuelta y con determinación me hizo arrodillar, Él estaba totalmente desnudo esperándome, así que quede a la altura de su verga, estaba totalmente rasurado y pude notar realmente que era más grande que lo que la había imaginado, levante la cara y viéndolo fijamente a los ojos, note que tenía una mirada dominante y eso sumado a que su contextura era bastante grande, me daba entender lo que tenía que hacer.

Con una mano me tomo de la cabeza, acerco su verga a mi boca y con voz de mando me dijo:

Bueno a lo que vino, ya sabes que es lo que quiero.

Era una verga de unos 19 cm, bastante ancha y con una cabezota que resaltaba sobre lo demás, sin dudarlo un segundo, acerque mis labios y le de gran un pico. La tenía hirviendo, abrí mi boca, saque mi lengua y la lamí por completo, luego me concentre en la cabeza y centímetro a centímetro fui empujando hasta donde la pude recibir y empecé el movimiento con mi cabeza, alternadamente le daba lengüetazos a sus bolas y todo su palo, la humedecía con mi saliva, y nuevamente la metía a mi boca, yo lo estaba disfrutando, nuevamente tenía una verga grande para mí. Durante mi vida ya había mamado muchas veces y hasta la fecha nunca nadie se había quejado, sin embargo, en ese momento el me cogió de la cara, me saco su verga de la boca, me puso de pie y me dijo:

-¿A ver, a ver, a ver a que viniste? –me pregunto- Yo te dije lo que me gusta?

Y con un todo más tranquilo dijo:

-Veo que aun te falta por aprender, a mí me gusta culearme una boca, que se la metan toda, que hagan garganta profunda, que se la traguen toda y la aguanten adentro. Si la mamas rico pero me falta acción papi. ¡O que! ¿No te gusta?

-Si me encanta, pero la tuya es muy grande -le respondí.

-Eso no son excusas, lo han hecho muchas veces -lo dijo con voz fuerte-pero no te preocupes que te voy a enseñar, hoy vas a salir siendo el mejor tragador de vergas del mundo y como sé que te gusta, te voy a enseñar.

Me invito a sentarme, me dio una cerveza y se fue para su cuarto. Cuando regreso, trajo una toalla grande, la tendió en el piso de la sala, movió la mesa de centro y me ordeno que me desvistiera…

Accedí inmediatamente a sus indicaciones y quede completamente desnudo, mido 1.75 mts, de piel blanca, peso 70kg aproximadamente, soy de contextura normal, pero tengo una cola que llama la atención, y lo mejor de todo unos labios carnosos que son capaces de hacer magia. Estando desnudo mi excitación resaltaba sobre lo demás, mi pene estaba a punto de estallar y el doctor lo notaba. En ese punto las clases iban a empezar, tome un sorbo de cerveza y volví a tomar la posición de mamador, me arrodille frente a su verga con el deseo de tragar. El doctor me dijo que debía seguir cada indicación que me diera, no debía usar las manos y si tenía la sensación de vomitar tratara siempre de controlarla.

Lo primero que me pidió fue abrir la boca lo que más pudiera y sacara la lengua al máximo y por la boca tomara tanto aire como pudiera y lentamente lo soltara intentando abrir la garganta, debía repetir el ejercicio 15 veces, mientras, el enfrente mío se sobaba su verga por lo que se me hacía agua la boca, cuando complete la serie me pidió que moviera 50 veces la mandíbula de izquierda a derecha y a alternara abriendo y cerrando la boca de forma exagerada, era algo extraño, pero cuando complete nuevamente las series, me cogió del pelo, me pidió abrir la boca nuevamente y que sacara la lengua. Inmediatamente puso su palpitante miembro adentro sobre mi lengua y con su mano fue jalando mi cabeza hacia él, cuando sintió que su verga llego a la entrada de mi garganta me dijo que con la lengua afuera, la moviera de izquierda a derecha como un péndulo e hiciera como si quiera pasar saliva. El empezó a meterla con más fuerza abriéndose paso con cada empujón, realmente su verga que era bastante gruesa, cada vez entraba más y más. En ese punto ya me estaba culeando la boca, me pidió que tratara de hacer gárgaras y que mis labios hicieran como si fuera un pescado como en forma de “O” y que cada vez succionara con fuerza cuando el sacara la verga.

Era increíble, no lo podía creer, pero le estaba haciendo garganta profunda a semejante pedazo de carne, estaba excitado y sentía como mi culo palpitaba de excitación, con vehemencia él la metía hasta el fondo para luego sacarla otra vez, su verga estaba mojada llena de mi saliva, yo no sabía de donde salía tanta, pero se la tenía empapada. Los dos hacíamos ruidos, el de placer y yo con mi boca tragando verga. En ese punto me dijo que pasaríamos al siguiente nivel, es lo que más disfrutaba según él, me dijo que la llama “La estaca” me cogió del pelo, me empujó hacia su pubis, con su verga en mi boca, con la otra mano daba golpes a mi cabeza como si fuera un martillo, con cada golpe yo sentía como su verga se alojaba en mi faringe, la dejaba aproximadamente 20 o 30 segundos, la sacaba por un rato, me dejaba tomar una bocanada de aire y volvía a hacerme la estaca. Yo estaba con mi verga a reventar y en un momento le suplique que me diera por el culo. Me saco la verga de mi garganta, me miro a los ojos diciéndome:

-Hoy solo te voy a culear la boca, nada más.

Me levanto del piso, yo tenía todo mi cuerpo lleno de mi saliva, me llevo al sofá, me pidió que me acostara boca arriba y que mi cabeza quedara colgando, me metió varios dedos a la boca para dilatarme haciéndome ahogar, puso su mano en mi nuca y arqueo mi cabeza para que quedara mi garganta en un ángulo recto para recibir su verga, metió su verga en mi boca y de un solo empujón la tenía en el fondo, tomo mis manos y las puso alrededor de mi cuello, pude sentir toda su verga, tenía un notorio bulto que sobre salía notoriamente en mi cuello, sin poder respirar y aguantando el aire su verga me empezó a taladrar con cada embestida mi faringe se dilataba y contraía, por momentos la sacaba para dejarme respirar, en ese punto aprovechaba para escupir y me alistaba nuevamente para tragar, sus testículos se estrellaban en mi cara y la cubrían y no veía nada más; su excitación era tal que cada vez podía sentir como aceleraba el ritmo, sabía que me debía preparar para tragar toda su leche, por lo que la idea me emociono, empecé a darme pajazos, habrían pasado unos diez minutos en esa posición culeandome la boca, cuando sentí sus chorros de leche calientes que inundaban mi ser, casi sentía como si su leche cayera directamente a mi estómago, la tenía en lo profundo, estuve al punto del desespero porque su orgasmo fue largo e intenso, al mismo tiempo mi excitación también me llevo al clímax, choros de mi leche se esparcieron sobre mi pecho, fue espectacular, cuando saco su verga de mí, vi que esta salió completamente limpia, tenía una cara de felicidad, se sentó a mi lado y me dijo:

-Desde hoy esto es lo que vas a hacer, tienes todo el talento para ser el mejor tragador de vergas.

Ese día no me culeo más, me permitió bañar, me dijo que tomara ibuprofeno e hiciera gárgaras con uno de estos jarabes para el dolor de garganta, que no mamara en 3 días y que tomara cosas frías. Me acompaño a la puerta, me cogió del cuello y me dijo te espero aquí en 4 días y me guiño un ojo. Salí adolorido, pero había sido increíble. Obviamente lo visite después.

En mi siguiente relato contare como ser un gran buen mamador me ha traído muchos frutos.

Espero sus comentarios.

(9,20)