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Anahí dulce y morena pasión

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Anahí era la hija de doña Josefa. Ella vivía en Santiago del Estero hacia unos 20 años que no venía a Buenos Aires, ella vino a visitar a su madre luego de haberse separado. Anahí era la menor de 7 hermanos tenía 41 años, si bien vino de visita terminó quedándose a vivir y a cuidar a su madre que empezaba a tener ciertos achaques propios de una mujer mayor. Salvo una hermana, que vivía en Luján, el resto seguía viviendo en Misiones.

Yo conocí a Anahí cuando fui a ver a mi madre y me sentí atraído por ella, se la veía distinta a las mujeres que Vivian acá… ella no llevaba maquillaje ni ropas ajustadas, parecía seductora inocente y tímida a la vez, aparentaba tener un buen cuerpo bajo sus ropas holgadas, parecía tigresa y gacela a la vez.

Volví a verla al mes, parecía más adaptada a la ciudad, usaba ropas más ajustadas y eso empezaba a confirmar que su cuerpo era atractivamente curvilíneo. Estaba trabajando como modista en su casa

Una semana después fui a vivir a casa de mi madre, ella se había ido de segunda luna de miel con su marido (que no era mi padre) a Brasil y yo me quedé en la casa para cuidar a los perros, a los cuales no podía llevar a mi departamento.

Una noche hablando con Anahí y su madre, en la puerta de su casa, dije que al otro día iba a ir al cine y le pregunté a ella si le gustaba el cine y respondió:

A- Fui solo 2 veces, en mi pueblo no hay cine, pero me encantó

G- Te invito querés ir?

A- Bueno

El viernes fuimos al cine… Anahí parecía otra, estaba espectacular, de piel morena cabello lacio castaño con mechas rubias largo y suelto, ojos y labios maquillados, camisa blanca de mangas largas por fuera del pantalón, levemente entallada al cuerpo, con botones desprendidos hasta insinuar las nacientes de sus senos que evidenciaban buen tamaño, jean ajustados azul prelavado y zapatos abiertos de taco alto. Fuimos al cine, luego a una pizzería y caminamos tomados de la mano por el shopping, si bien conservaba aun esa pueblerina inocencia; su cuerpo así vestida decía lo contrario, un buen par de senos, y una cola muy redonda y parada y una sonrisa dulce y seductora.

Caminar con ella de la mano era una extraña sensación me estremecía llevarla así y ni que hablar las veces que nos abrazamos, sentir su frágil cuerpo se hace difícil de explicar con palabras, sentía que mi deseo por ella iba en aumento constante, que me contenía en mis deseos por besarla, ella era un diamante en bruto, al que deseaba tallar con mis manos y mi boca.

Llegamos a casa a eso de las 2 de la mañana, ellas (madre e hija) irían temprano a la casa de una tía de Anahí y yo galantemente me ofrecí a llevarlas. Me levante a las 8 y las espere en la puerta, Josefa salió primero y se sentó atrás.

Anahí se hacía desear, pero cuando la vi enloquecí por ella, cabello suelto, cejas finas ojos pequeños marrones, párpados maquillados en un celeste muy claro, ojos achinados, pómulos marcados, nariz mediana levemente ancha, labios finos color rojo oscuro, dientes parejos y muy blancos en su piel morena, tenía una sonrisa muy seductora aros grandes colgaban de sus orejas, un top (tipo corset) de tela con diseño fantasía en negro, distintos tonos de verde, azul, celeste, y blanco, sin breteles, ajustado al cuerpo sujeto por su espalda, senos redondos y erguidos, duros, asomando imponentes por su escote, por primera vez los exponía a mis ojos y eran más grandes de lo que anteriormente insinuaban sus ropas, su top dejaba expuesto unos 5 cm su vientre chato y llevaba un jean azul, muy pegado al cuerpo que marcaba sus caderas y su cola paradita de nalgas redondeadas. Todo eso en un cuerpito de 1,62 cm y 95-65-90.

Nos saludamos con un beso en la mejilla y al hacerlo enloquecí al ver el hueco que había entre sus senos y su top. Anahí estaba distinta y no era solo la ropa, se la notaba más sexy y sensual, su cara era muy expresiva, su sonrisa era franca y me encantaba el leve frunce que hacia su nariz al sonreír.

Al llegar a la casa de la tía supuse que las dos se quedarían, pero no Anahí no lo haría iba a volver conmigo, me miró a los ojos y dijo:

A- Tomamos unos mates y volvemos

G- Creí que vos también te ibas a quedar

A- No; si ayer dijiste que íbamos a pasear por Buenos Aires pero si tenés otros planes…

G- Yo siempre cumplo mis promesas, mucho más cuando se trata de una hermosura como vos

Nosotros volveríamos a buscar a doña Josefa, en principio lo haríamos el domingo por la noche pero existía la posibilidad que se quedase algún día más.

Y comenzó la recorrida, estando en el lugar lo primero fue la Basílica de Luján y sus alrededores, camping, el rio, al mediodía fuimos a almorzar, era la 14 hs., decidimos continuar la recorrida por otros lugares, llegamos al estacionamiento donde había dejado el auto.

G- Bueno vamos a seguir la recorrida

Ella estaba muy seductora, una faceta en ella hasta ahí desconocida

G- Te gustó Luján.

A- Me encantó

G- Que es lo que más te gustó?

A- La ciudad toda, me gustan los lugares así, mas pueblerinos, sin tanto cemento, tiene un cierto parecido a mi pueblo; pero lo que más me gustó es que vos seas mi guía

Nos miramos a los ojos, la tomé por la cintura, sentir su piel suave y fresca me estremeció y dije:

G- Estoy loco por vos Anahí, amo cada milímetro de tu cuerpo. Desde que te conocí no puedo pasar un segundo de mi vida sin pensar en vos, me gusta tu naturalidad, esa mezcla de inocencia y dulzura, pero te imagino pasional, intensa, adoro cada momento a tu lado.

Ella quedó inmóvil en mis brazos como asimilando lo que acababa de decirle, entonces la acerqué hacia mí y fui en busca de su boca besando sus labios por unos 15 segundos, separé mi boca de la suya, la miré y dijo:

A- Jamás pensé que esto podría pasarme… es una locura... puedo ser tu madre; pero ahora que sucedió quiero envolverme en esa locura porque yo también siento por vos algo demasiado especial, quiero estar en tus brazos y sentir tus besos tus caricias recorriendo mi cuerpo… bésame vida.

La tomé fuertemente por la cintura, ella llevó sus manos a mi cuello y nos besamos envueltos en un deseo irrefrenable. A medida que el beso se fue prolongando todo fue convirtiéndose en vorágine, yo la sujete por sus nalgas por sobre el pantalón, ella movía su cuerpo contra el mío, haciendo que mi pene se endureciese cada vez más, cada segundo que pasaba la pasión y el deseo se hacía más ardiente e incontrolable.

Un ruido nos hizo volver a la realidad, subimos al auto, nos acurrucamos y volvimos a besarnos con pasión el beso se prolongó... no sé tal vez durante 15 o 20 minutos. Luego ella dijo con voz entrecortada en la respiración:

A- Mi amor... me siento tan distinta en tus brazos... quisiera que este instante fuese eterno... no puedo creer que estoy así con vos… te deseo... quiero sentirme nuevamente mujer en tus brazos...quiero ser tuya aunque más no sea una sola vez.

Salimos del estacionamiento rumbo a saciar nuestros deseos, ella sentada a mi lado acariciaba suavemente mi erecto pene, y nos besábamos constantemente.

Estaba muy caliente como para llegar a casa y dije:

G-En el camino hay varios hoteles alojamiento, pero hay uno al que siempre quise ir y llevar a alguien muy especial y ese momento llegó

A- Me encantaría, mi pueblo es chico así que jamás fui a un hotel

Llegamos al hotel, según el tipo de habitación estas tenía distintos precios, elegí una término medio, y con un horario especial por la tarde el turno era de 14 a 20 horas, caminamos hacia ella entre besos y abrazados. Al entrar me sorprendió la habitación ya que tenía mucho lujo y un ventanal de puertas corredizas con vista a un pequeño patio interno con plantas y flores.

Luego de ver nuestra habitación, ya en medio de ella nos abrazamos, volvimos a besarnos con violenta pasión, y en medio de esa intensa pasión, nos dejamos caer en la cama, con ella arriba mío, sus manos hacía rato habían desprendido parte de los botones de mi camisa, mientras continuaba desabotonándola, su boca besaba mi cuello, su lengua comenzó a recorrer mi pecho, a lamer mis tetillas, provocando en mí una excitación inigualable.

Ella con desesperación quitó mi camisa, incorporó su tórax quedando sentada con parte de mi cuerpo en medio y con su cola apoyada sobre mi miembro ya erecto por demás, ella tomó su top y se lo quitó dejando al descubierto sus adorables senos eran maravillosos, más duros de lo que pude imaginar, redondos, con sus pezones erguidos rodeado de dos enormes aureolas rosadas ; la llevé hacia mi ahora ella quedó sobre la cama y mi boca deseosa fue en busca de sus senos, los lamí, los besé, los succione con mi boca, mis manos gozaron acariciándolos mientras ella gemía y daba gritos de placer, varios minutos pasamos así, hasta incorporarnos y quitarnos la ropa.

Yo quedé en slip y en ella con una diminuta bombacha bordó. Ver sus nalgas apenas cubiertas por una tirita me hizo comprender que tenía delante de mí a una mujer esplendorosa y que era más perfecta de lo que mi mente imaginaba. La tomé en mis brazos por la cintura y dije:

Y- Sabes que... sos mucho más hermosa de lo que te imaginé

Mientras volvíamos a besarnos, yo bajé su tanga y ella mi slip. Cuando sintió mi erecto pene contra su cuerpo, un profundo gemido ahogado por mi beso se apoderó de ella, se colocó en puntas de pie hasta ubicar mi pene en las puertas de su vagina. Ella se movía para poder sentirlo más en posición, entonces dijo:

A- Mi amor quiero tenerlo dentro mío, no aguanto más, quiero que me tengas como nadie jamás lo hizo y quiero saber cómo se siente ser penetrada por vos, te deseo no me hagas sufrir más.

Caímos en la cama pero no cumplí inmediatamente su deseo, quise seguir disfrutándola, sentirla vibrar bajo mi cuerpo, que mis manos y mi boca continuasen disfrutando su cuerpo, su piel aterciopelada y juguetear con mi pene en las puertas de su depilada vagina entonces su voz dijo:

A- Mi amor no puedo más me vas a hacer acabar…

Lleve mi mano sobre su concha, y dije “hacelo mi amor”, mi mano jugueteo friccionándola, acariciando sus por demás lubricados labios vaginales esa pequeña masturbación duró apenas unos segundos, ella me tomó en sus brazos, buscó mi boca con desesperación y su cuerpo comenzó a sacudirse en un interminable orgasmo y mi mano sobre su vagina sentía las contracciones de ese sublime instante.

Siguieron los besos las caricias y luego de unos instantes ella recostada en la cama en medio de un concierto de intensos gemidos y mi pene jugando en las puertas de su concha, el momento de penetrarla había llegado, comencé a hacerlo lentamente pero de manera continua ingresando en ella hasta entregárselo por completo, para luego deslizarlo muy lentamente dentro de su por demás húmeda vagina y sin dejar de moverme me recosté sobre ella, busque su boca volviendo a saborear el placer de sus labios. Nos besamos con desesperación y ella luego dijo:

A- Jamás me hicieron sentir algo igual, sos maravilloso mi vida...

Ambos comenzamos a movernos haciendo sentir que ese instante sería el más inolvidable de nuestras vidas, mi pene deslizándose vigorosamente dentro de su vagina. No sé cuánto tiempo permanecimos así, varias veces nos contuvimos para prolongar ese encuentro, hasta que no pudimos más, nuestros cuerpos explotaron al mismo tiempo, su cuerpo volvió a sacudirse de manera violenta e interminable, nos abrazamos y nos besamos con desesperación, su cuerpo se agitaba bajo el mío, mientras mi pene le entregaba a sus entrañas la calidez de ese semen tan deseado.

Pasó un largo tiempo hasta que llegó la quietud, que en realidad fue breve ambos volvimos a buscarnos con caricias, con besos, no podíamos contenernos, Anahí es espectacular en la cama, cuanto más la tenía más la deseaba.

Sos lo mejor que tuve en mis brazos, ahora te deseo tanto o más que antes.

Nos besamos ella enfiló hacia la ducha, yo fui segundos después, la mampara estaba empañada pero podía notarse su figura duchándose y masajeando sus senos, yo entré y lo hicimos juntos, yo la sujete por detrás, tomando sus senos y besé su cuello que era su debilidad, luego de un rato giró y nos besamos en la boca mientras ella masturbaba mi pene, luego nos secamos.

Yo sujeté su mano cuando salió de la ducha y se sentó en el borde de la bañera para poder secarse los pies, yo me arrodillé delante de ella y besé lamí y mordisquee sus pezones en medio de su gemidos de placer. Mientras nos besábamos, yo acariciaba su concha.

Luego ella se arrodilló delante de mí, tomó mi pene y lo llevó a su boca y comenzó a lamerlo, para lentamente devorarlo con su boca, lamerlo y succionarlo.

Luego la alcé ella se subió a mí entrelazando con sus piernas mi cintura, yo la sujeté por su cola y en medio de besos apasionados volvimos a la habitación. Al llegar fuimos a visitar el pequeño jardín, tenía flores artificiales, ella se sentó en uno de los desniveles y yo me arrodille delante de ella, para comenzar a besar su concha, lamer su vagina, introducir mi lengua en ella, y saborear el néctar de sus efluvios, todo en medio de gemidos de pasión.

Segundos después se incorporó, me abrazó me beso con desesperación y dijo:

A- Sos lo mejor que me pasó en la vida, te amo, me siento plena como mujer, me enloquecen tus besos, tus caricias, estoy loca por vos.

Volvimos a la habitación abrazados y besándonos, me acosté sobre la cama y ella sobre mí, tomé su cuerpo y empezamos a besarnos dulcemente con pasión. Luego bajó por mi cuerpo hasta apoderarse con su boca de mi erecto pene y lo empezó a lamer con mucha dulzura, absorbiéndolo lentamente como saboreando cada milímetro que entraba a su boca.

Luego montó sobre mí, introdujo mi pene en su vagina, apoyó sus manos sujetando la cabecera de la cama y me cabalgo, mientras yo por momentos besaba sus tetas, lego ella se echó sobre mi cuerpo y nos besamos durante varios minutos mientras su vagina recorría mi pene, luego apoyó sus manos a los costados de mi cuerpo, acariciaba su espalda y seguíamos besándonos.

Nuestros movimientos se aceleraron, nuestra respiración y nuestras palabras sonaban entrecortadas por nuestra agitación, el final se aproximaba inexorablemente ella se incorporó, nos tomamos de las manos y segundos después nuestros cuerpos estallaron en un sinfín de convulsiones y nuestros cuerpos unidos disfrutando ese momento sublime, en los que los dos nos entregábamos en cuerpo y alma.

Seguimos disfrutando ese momento hasta que el teléfono nos anunció el final del turno, nos vestimos y nos fuimos abrazados y besándonos a casa.

Ella se quedó en casa, volvimos a tener sexo dos veces más. Así comenzó todo hasta distanciarse, sin que ninguno propusiera un final que nunca existió, porque en realidad Anahí y yo esporádicamente continuamos la relación que surgió entre nosotros.

(9,50)