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Permití que otro complaciera a mi chica

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Como no hay fecha que no se cumpla ni plazo que no se venza, nació mi primogénito, sacó mucho de mí y de mi familia, la piel apiñonada de Isis y los ojos miel, ella, la madre, a sus 18 años decidió que no quería seguir viviendo en su casa, mamá aceptó a regañadientes que se vinieran a la nuestra, por lo que comenzó una etapa nueva en nuestra vida, unos días después renté cerca un cuarto con baño y una cocineta para nosotros tres cerca de casa a dos cuadras, este estaba en el tercer piso de un pequeño edificio de la colonia ¡Ahora Isis y mi BB dependían totalmente de mí, ganaba buen dinero en el bar de mi amigo George, un tipo buena persona de 38 años, ahí captaba clientes para prostituirme, pero a mi pequeña familia al menos no nos faltaba nada, Lora, nos visitaba frecuentemente a veces dejaba a su hijito con nosotras para que se lo cuidáramos mientras iba a “trabajar”.

Cuando yo estaba con algún tipo no me corría, esas energías las guardaba para Isis, como ella me amaba me aceptaba tal y como era. Después del parto se puso muy buenona, volvió a tener cinturita, el culo rico y las tetas enormes pero bellas, su carita muy bonita reflejaba la paz que había logrado a nuestro lado. Cuidaba de mi BB y del de Lora con amor y cariño, así nosotras podíamos trabajar más tranquilas de noche. Casi cada tres o cuatro veces por semana follábamos a plenitud, le encantaban varias posiciones y yo me recreaba en esa vagina sabrosa mamándosela hasta que literalmente chorreaba jugos calientes, luego se lo metía acariciando sus piernotas y sus nalgas mientras la besaba en su boquita jugosa de forma de corazón con labios sensuales siempre pintados de rojo fuego.

Casi a diario usaba minifaldas de todo tipo, los hombres la miraban con deseo, pues se había convertido en una mujer muy guapa, salíamos a la calle como dos mujeres con nuestro bebé y las miradas de la gente eran de reproche ante lo que consideraban un desafío a su “decencia” pero no nos importaba, éramos muy jóvenes y por el contrario nos gustaba ver cómo les sacábamos miradas de morbo y de reproche. Por fuera yo parecía una mujer de verdad, con nalgas, piernas y tetas de mujer, mi cara se había feminizado bastante y el maquillaje lograba realzarme como una mujer más, de hecho más guapa que muchas chicas del barrio. Salíamos al cine, a cenar o a pasear al parque, con el bebé. Le practicaba mucho sexo a Isis y el anal le fascinaba mientras ella se tocaba su pepa, se venía saciándose como hembra, de verdad que se había vuelto una mujer muy fogosa en la intimidad, cierto tiempo después me preguntó si me gustaría que formáramos un trío con algún tipo para que me follaran enfrente de ella.

La idea comenzó a rondarme por la cabeza, así que en una ocasión en que en el bar conocí a un guapo muchacho, alto, blanco con una linda barba y ojos verdes, de cabello rubio y lacio, le dije si le gustaría estar conmigo y con Isis alguna vez, le enseñé una foto de ella y noté que sus ojos brillaron interesándose por mi chica, convenimos que el lunes siguiente nos veríamos en mi cuartito, le di la dirección y confíe en que llegaría. Por la mañana en el desayuno le platiqué a Isis de este chico y me dijo: Si tú quieres, tráelo y vemos que pasa. Ese lunes le pidió a Lora que se hiciera cargo un rato de nuestro hijito y nos pusimos guapas para esperar la llegada de este chico. Él era de una ciudad vecina y estaba estudiando para ingeniero civil en el tecnológico, Isis se puso una blusa estampada en rojo, una minifalda de mezclilla con medias y zapatilas negras, se peinó su larga y lacia cabellera negra con un moño hacia atrás, se maquilló en tonos rositas, se veía muy bella, resaltaban sus piernas perfectas y las tetazas blancas. Yo me puse un minivestido azul de flores, me peiné con una cola de caballo y me delinee los ojos en negro profundo igual que los párpados y los labios en rojo sangre. Me puse mis aretes de aro grandes de oro y unas zapatillas azules de medio tacón, sin medias. Bajo me apreté el pene con un calzón elástico y encima una licra deportiva corta.

Pasó un buen rato y nada, de repente llegó alrededor de las 12 del día. Lo invité a pasar y le presenté a Isis, de inmediato se notó que le gustó bastante mi mujer, nos sentamos en el único sofá que teníamos e Isis aprovechó para mostrar sus piernotas sin recato. Puse un poco de música en mi viejo estereofónico y les ofrecí un refresco ¿Cómo ves amigo? ¿Te gusta Isis? ¡Me encanta, es una mujer muy bella y sexi! ¿Y yo…no te gusto? ¡Sí, claro solo que prefiero a las de verdad! No me van los penes. Isis me miró como sorprendida porque ella al igual que yo creía que este chico me iba a follar también a mí pero, parecía que no, que solo a Isis se la follaría, así que le dije: ¿Lo haces o no? Pues me gustaría más que entre las dos le diéramos. Bueno comienza tú y ya que se caliente le entro yo a ver que pasa. Les dije que podían hacerlo. El chico de inmediato tomó a Isis por la cintura arrimándole su verga en las nalgas. Ella se excitó, yo me quedé recostada en la cama intentando mostrar bien mis piernas, él se arrodilló enfrente de ella, la sentó en la orilla de la cama y metió su cara entre los muslos de Isis que aún estaban cerrados, le bajó un poco las medias y se puso las piernotas en sus hombros, comenzó a lengüetear el triangulito de las pantaletas de Isis donde debajo se hallaba su vagina, luego Isis se levantó un poco y solita se quitó las pantaletas de encaje blanco que se había puesto para la ocasión, el chico metió su cara en la vagina oliéndola como si fuera un tesoro, le metió la lengua, Isis se recostó en la cama y yo le acaricié el pelo luego le besé los labios mientras este cabrón le metía hasta tres dedos y le lamía el clítoris, Isis estaba ya a mil, bien caliente, el muchacho se quitó la ropa rápidamente y quedó completamente desnudo, era musculoso y con vello en el pecho, espalda y piernas, su erguido pene con una perla en el ojo se puso frente a Isis, yo lo acaricié antes de que lo metiera en la boca de ella, estaba gordo, grueso, venoso y a punto de reventar, él se acostó encima de Isis y mientras ella alzó las piernas arriba él se lo metió de un jalón, ella emitió un dulce quejido y cuando la bombeó su carita se contrajo en un rictus de placer, abrió los ojos y me miró, dijo... ¡Perdóname por ser esta puta! No mi amor, tu goza, solo disfruta a este macho, el chico la bañó de semen y se vinieron ambos al mismo tiempo.

Yo solo miraba, pues no podía hacer más. Un rato después los tres quedamos en la cama ellos dos completamente desnudos y yo vestida en azul y caliente, Isis me ofreció el culo para que me viniera dentro de ella, así que me puse en posición ella solo se metió una almohada bajo el vientre y me alzó su culo, lo lubriqué con vaselina y del calzón apretadísimo saqué mi miembro, se veía pequeño al lado del chico que en reposo era más grande que el mío parado. Sin dificultad se lo metí y quedé empotrado en esas nalgotas ricas mientras ella se volvió a excitar, lo que aprovechó el muchacho para girándonos un poco meterse debajo de nosotras y ensartar de nuevo por la vagina a Isis mientras yo le daba verga por el culo, era la primera vez que dos vergas llenaban los dos agujeros de mi chica, logramos un cierto ritmo los tres y nos venimos al mismo tiempo. Fue una experiencia muy rica, el chico regreso varias veces buscando a Isis, el trato es que solo la follaría cuando yo estuviera presente… Pero una cosa son los tratos y otra las cosas que las personas deciden después independientemente de lo acordado. Pero esa es otra historia que después les contaré.

(8,50)