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Una juventud madura (VII): Campamento de verano 2

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(Este relato es la continuación de la historia de Fran. Al final de la página tienes los links de todos los otros para poder empezar la historia desde su inicio)

Ya parecía ser hora de levantarse. La luz pasaba por la parte inferior de la puerta, pero todo parecía estar demasiado tranquilo. No se oían las respiraciones de ninguno de mis compañeros de cabaña, ya debían haberse levantado e ido a desayunar, pero… ¿no era demasiado pronto para ello?

Enciendo la luz de la linterna por si acaso estoy errado, y por si Iván y Roman siguen durmiendo en sus camas. Pero no, como había supuesto, no hay nadie.

Ahora sí que ya podía encender la luz de la cabaña tranquilamente. Alargo el brazo desde la cama y… CLICK.

Todo parecía estar muy ordenado: las camas sin ninguna sábana (incluida la mía), ningún calcetín ni pantalón suelto por el suelo, las maletas debajo de sus camas… a lo que de golpe me percato que falta la mía.

-¿Dónde cojones está? La deje al lado de mi cama- pensé intentando recordar.

Me dispongo a levantarme, me recoloco sobre la cama, y noto algo que me cosquillea bajo los calzoncillos. Hecho un vistazo bajo los gayumbos y veo un papel doblado rozándome el pene.

Lo cojo, lo abro y leo:

Como ya puedes ver, no estamos ni yo ni mi hermano en la habitación. Lo he despertado pronto para que fuera a desayunar y te dejara descansar tranquilamente. Supongo que debes notar a faltar tus pertenencias, de eso intento hacerte saber; te he hecho una putada, jajajaja; tendrás que venir a buscarla al mismo lugar donde lo hicimos ayer en la playa. El reto residirá en si te arriesgarás a venir a por ella con mis calzoncillos o si te arriesgarás a venir sin ellos…

PD: Mírate el trasero en el espejo de la habitación con los gayumbos puestos, y entenderás.

Me levanto, voy al espejo pegado a la pared, me sitúo justo delante, me doy la vuelta…

-Pero será cabrón… Lo voy a matar, ¿Pero qué sub-persona pone su nombre en los calzoncillos? -dije en voz alta.

Además en grande, como si fuera una marca de lencería de la que quisieras fardar; y si eso parecía poco, cuando me quito los calzoncillos para ver más de cerca cómo son, me doy cuenta que también hay un (I LOVE) pequeño encima del nombre.

No entendía como no me había dado cuenta el día anterior.

No podían ser más llamativos: negros, con las letras blancas y con un corazoncito al lado del (Love) en un rojo cereza. Nada, en ese momento tenía ganas de estrangular a Iván. Si salía con los gayumbos y alguien me viera, pensaría cosas raras sobre mí.

Le di a la cabeza hasta que se me encendió la bombilla: La maleta de Iván. Debe tener más ropa.

Corro a sacarla de debajo de la cama, pero tiene el candado puesto. Había sido inteligente, pero yo lo era más. Me acerco a la maleta de Roman y… Está sin candado. No lo dude ni un instante, fui de cabeza a buscar algo con lo que taparme.

Los pantalones ni me los pruebo, se ve claro que ni con calzador me entran. Encuentro unos calzoncillos y me los paso entre las piernas. Suben hasta la parte inferior de las nalgas, pero ni aguantando la respiración me entran.

Roman no se distanciaba mucho de mi edad, solo dos añitos menos, pero su cuerpo y el mío eran un tanto distintos.

No encontraba ninguna solución. Se había dedicado en cuerpo y alma a la labor Iván; cualquier cosa, como telas, ropa, sábanas y todo con lo que pudiese taparme, se lo había llevado. No había opción alguna, cuanto más tardase más gente habría por el camino hacia la playa. Salir en pelotas me parecía más normal que con los gayumbos de Iván; en los entrenamientos de trampolín de mi club, había veces en los que nos apostábamos quién eran los más rápidos nadando y el que perdía tenía que dar 2 vueltas a la piscina desnudo; a lo mejor si alguien me viese pensaría eso, que era una apuesta perdida. No lo pensé más, abrí la puerta y salí corriendo.

¡Imaginadlo! Tu tomando el sol en la playa, disfrutando de las vistas del Mediterráneo y de un baño… Y de golpe, ves llegar a un chico desnudo, con una de las manos intentando taparse el pene y las pelotas, corriendo hacia otro mientras al mismo tiempo va soltándole insultos de todos los colores. Pues… esa debió ser la impresión que se le debió quedar a la familia que estaba sentada unos cien metros más lejos que Iván.

-Eres un cabrón, un cerdo un… buaaah, tengo ganas de matarte- Le dije mientras me acercaba al mismo tiempo que él se descojonaba.

-No pensaba que vinieses desnudo, suponía que te pondrías mis calzoncillos al revés o que cogerías el cojín para taparte- contestó aun a carcajada limpia.

La cara de estúpido que se me quedó al pensar todo lo que decía no aminoró esas risas de Iván, todo lo contrario. ¿Pero cómo no había pensado en esas dos opciones? Era gilipollas.

-Dame la ropa. Por tu culpa no he podido desayunar- le recriminé a Iván

-Yo tampoco he tenido tiempo y la verdad es que tengo mucha hambre. Me comería una salchicha y unos huevos revueltos- contestó volviendo a la carcajada descontrolada.

Fue en ese preciso momento cuando le pegué un puñetazo de los que te dejan el brazo dormido en señal de venganza al chiste de Iván y me puse el bañador.

Iván se quitó la ropa quedándose en calzoncillos, mis calzoncillos. Aun los llevaba puestos.

-¿Vamos a nadar? ¿o habremos hecho el camino para nada?- dijo mirando hacia el mar.

Aprovechando su despiste, me acerco sigilosamente, le bajo los calzoncillos dejándole con las pelotas al aire y salgo corriendo hacia el agua.

No tardó nada en volverse a poner los gayumbos en su sitio ni en venir a por mí. El cabrón era un crack nadando, en nada me alcanzó.

-Te pillé- dijo haciéndome cosquillas.

-basta jajajaj basta basta jajajaja- no podía resistirme, me hacía tantas cosquillas que no podía dejar de reír.

De un momento a otro paró diciéndome que ya estábamos en paz, pero a esa afirmación me negué. Se la tenía guardada, la venganza iba a servirse en plato frío, tan frío que le iba a doler.

Nadamos un rato más hasta que faltaban 10 minutos para empezar las actividades del día, y al salir del agua, Iván se acercó a la mochila que llevaba.

-¿Tienes ganas de desayunar?- Me preguntó rebuscando entre la maleta.

-Sí, tengo bastante hambre

Iván se giró hacia mí.

-Tienes dos opciones: un plátano u otro- dijo con la fruta en una mano y con la otra mano puesta en su paquete.

No le contesté, cogí de una mano mi maleta y con la otra cogí a Iván. Me lo llevé entre los árboles de detrás de la arena, le hice sentar en el suelo y le quité el plátano de la mano.

-Yo voy a desayunar de este plátano, pero tú también vas a tener que desayunar algo- Le dije levantado delate de él bajándome el bañador y dejándole mi pene a merced de su boca.

Mi pene estaba flácido, pero él me lo iba a poner duro en nada. Sacó la lengua y empezó a rodear mi prepucio con ella. Levantaba la piel metiendo la lengua por debajo y dando vueltas y más vueltas. Cuando estuve empalmado al 100%, sin previo aviso, le metí la tranca hasta la faringe. El pobre casi vomita de la arcada que le produjo mi polla en toda su boca. A partir de allí él ya se encargó de todo lo demás. Mientas yo desayunaba del plátano, Iván me succionaba el alma por el rabo. No tardé mucho en correrme, supongo que fue por la excitación de la situación, pero le llené la boca de semen. Pensé que lo iba a escupir, pero el muy goloso se lo tragó todo sin dejar nada, incluso le pegó un repaso a mi pene para no dejar nada pegado a él.

-Creo que tenemos que ir a tiro de arco- dijo Iván mirando el reloj.

-A mi no me apetece mucho, creo que voy a pasar- le contesté.

-A mi sí que me apetece. Si quieres, nos vemos después por la tarde.

-Ok, voy a estar un rato con el móvil en la cabaña y luego me daré un paseo. Nos vemos más tarde.

Nos separamos y me fui en dirección a la cabaña a dejar todas mis cosas en su sitio, pero justo antes de entrar me di cuenta que la cabaña estaba cerrada con pestillo por dentro. Escuché una respiración acelerada y entrecortada dentro de la cabaña y no acababa de deducir qué podría ser ese ruido, así que decidí ir detrás de la cabaña para intentar encontrar algún espacio u orificio por donde ver. Las ventanas tenían el papel persiana puesto y era imposible abrirlo desde fuera. Pasé por un hueco debajo de los pilares de madera sobre los que estaba apoyada la cabaña para ver de qué se trataba. La madera que conformaba el suelo de la cabaña estaba ligeramente separado y esto me permitía ver todo el interior.

Al buscar el ruido sospechoso, me llevé una sorpresa. Era Roman el que estaba jadeando. Estaba sentado en el suelo, desnudo por completo y haciéndose una paja. Pensaba que el inocente Roman aun no podía conocer lo que eran, pero al parecer me equivocaba. Tenía un pene bastante normal a su edad, ni grande ni pequeño.

Él movía su mano poco a poco como si intentase hacer mantequilla. Se notaba el sudor cayendo de sus axilas en dirección hacia las nalgas. Cada cierto tiempo se le escapaba algún gemidito; y sin darme cuenta, de un momento a otro, estaba empalmado. No sé qué era lo que me pasaba, estaba excitado viendo la escena. Me tumbé en la tierra poco a poco para no hacer ruido y me bajé el bañador. Me empecé a pajear igual que Roman, a la misma velocidad. Él respiraba cada vez más apresuradamente, y hacía más gemidos, hasta que finalmente se corrió. Se tumbó en el suelo de la cabaña recuperando el aliento. Mientras, yo continuaba pajeándome y el semen de Roman se deslizaba entre las maderas del suelo cayendo sobre mi pecho bajo este. Me recoloqué para que ese líquido viscoso cayese sobre mí boca como el goteo de una tubería. Esa sensación me puso más y más caliente hasta que yo también acabé en la tierra de los cimientos. Su semen tenía un gusto peculiar, raro. Era la primera vez que me tragaba el semen de alguien, y me gustó mucho.

Roman tardó unos minutos en salir de la cabaña; ente que recogía su ropa, limpiaba y se vestía pasaron unos 10 minutos buenos. Sería después de que él saliera cuando yo aprovecharía para entrar y editar lo que acababa de ver. ¿Debía decírselo a Iván? ¿Debía hablarlo con Roman? o ¿tenía que callarme?

Todas esas iban a ser las primeras preguntas que me formularía en este campamento, pero no las últimas.

TO BE CONTINUED.

RELATOS ANTERIORES:

1º= «Una juventud madura

2º= «Una juventud madura (II): Más allá del conocimiento»

3º= «Una juventud madura (III): La mejor mañana para despertar»

4º= «Una juventud madura (IV): Pasión de venganza»

5ª= «Una juventud madura (V): Ojos que solo ven lo que el corazón siente»

6º= «Una juventud madura (VI): Campamento de verano 1»

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