Nuevos relatos publicados: 11

Mi deseo de ser madre -3- Desenlace

  • 16
  • 64.575
  • 9,19 (21 Val.)
  • 5

Como les conté en mis anteriores relatos me llamo Sofía y le fui infiel a mi esposo con Pablo un compañero de trabajo para quedar embarazada ya que mi esposo era estéril.

Mi plan había salido bien mi esposo creyó que él era el padre y vivimos felices hasta que me volví a encontrar con Pablo por casualidad y cuando mi esposo estaba de viaje volví a acostarme con Pablo esta vez sin ninguna excusa ni justificación como la primera vez, esta vez fue puro placer y deseo carnal.

Luego de ese encuentro con Pablo me decidí a mí misma dejar eso y serle fiel a mi esposo y continuar con nuestra hermosa familia, pero la sombra de Pablo estaba presente ya que él ya sabía dónde vivíamos y ya conocía a su hijo, hijo que concebimos Pablo y yo en nuestro primer encuentro sexual, hijo que mi esposo cree que es suyo.

Pablo se mudó cerca nuestro en un apartamento que estaba en alquiler en nuestro mismo vecindario, no podía ser posible ahora Pablo era nuestro vecino yo estaba aterrada por la situación.

Era domingo el mismo día que Pablo se mudó al vecindario mi esposo me dijo para ir a darle la bienvenida como era costumbre, yo muy nerviosa acepte la petición y junto con nuestro pequeño hijo fuimos a saludar al ¨nuevo vecino¨.

Al llegar Pablo nos abre la puerta con la sonrisa pícara de siempre y nos presentamos y nos invita a pasar.

Pablo nos invitó unas bebidas y estábamos charlando entretenidamente unos minutos mientras Pablo y yo intercambiábamos miradas sin que mi esposo lo notara, cuando Antoñito (Antonio) como se llama nuestro hijo quería hacer pis, así que le pedimos a Pablo su baño pero nos comunicó que aún estaba en arreglos y no podía usarse, así que mi esposo me dijo que iban a la casa con Antoñito y regresaba de prisa.

Pablo miro por la ventana que mi esposo salía hacia nuestra casa y sin decir una sola palabra se me acerco me tomo por la cintura y me dio un beso en la boca, beso que correspondí, la forma de tomarme de Pablo hizo que pierda la razón, comenzamos a besarnos desesperados, Pablo bajo sus manos a mis nalgas tocándomelas por encima de los leggins que llevaba puesto después de un rato nos dejamos caer sobre el sofá de la sala sin dejar de besarnos y Pablo tocaba mis pechos por encima de la tela de mi polera.

En ese momento escuchamos el sonido de la puerta, era mi esposo y mi hijo, nos separamos y Pablo les abrió la puerta, continuamos charlando por un rato más hasta que nos retiramos a nuestra casa.

Llegando a casa me puse a pensar en lo que había pasado y me dije a mi misma que era no podía seguir así que era muy peligroso, por lo que decidí evadir a Pablo.

Pasaron algunos días y yo intentaba evitar a Pablo, tampoco lo veía mucho porque el salía temprano a trabajar y llegaba muy tarde ya que por mudarse cerca de nosotros su trabajo le quedaba lejísimos.

Una noche mientras esperaba a mi esposo que llegara del trabajo recibí una terrible llamada, me llamaban de su trabajo a decirme que mi esposo había sufrido un accidente, había caído de un tercer piso y se encontraba grave en el hospital, Un silencio se produce tras las palabras del hombre que habló…

Salí de prisa al hospital antes dejando a mi hijo a cuidado de una vecina que era muy amiga mía.

Al llegar el doctor me dio la noticia de que mi esposo estaba muy grave en coma de estado 4.

—¿Y qué… posibilidades hay de que vuelva en sí? —pregunte.

El doctor hizo un largo silencio antes de hablar…

—Eso… es algo que desconocemos, señora… Su esposo…

—Su… esposo no da señales de actividad alguna después del accidente. Y está atravesando un coma cuatro…

—¿Hay gente que sale de un coma cuatro? —pregunte

—La hay, sí… Nada está dicho… La cuestión acá es como vaya evolucionando en los próximos días… La contusión ha dañado seriamente el cerebro y desconocemos aún hasta qué punto la lesión pueda haber provocado un daño permanente.

—¿Qué significa en este caso daño permanente? —pregunte.

—Hmmm… digamos que existe la posibilidad de que quede en un estado vegetativo de por vida…

—Pero le repito señora… Es algo que sólo sabremos en la medida en que los días vayan pasando y veamos cómo responde a los estímulos… Hoy por hoy no podemos arriesgar un pronóstico certero…

Los siguientes días la pase en el hospital junto a mi esposo que se encontraba en estado de coma, mis cuñadas me dijeron que valla a descansar y ver como estaba Antoñito que ellas se quedarían y me llamarían por teléfono ante cualquier novedad, así que decidí irme hacia mi casa, pase a recoger a mi hijo y nos dirigimos a descansar, ya había acostado a Antoñito cuando tocaron el timbre de la puerta, baje a ver quién era y era Pablo, dude un poco pero lo deje pasar.

—Pablo que deseas mi esposo está muy grave y no es correcto que este acá…

—Lo siento sofí solo quiero brindarte mi apoyo y ver como esta nuestro hijo…

—Mejor vete Pablo, por favor —le dije

—bueno, mejor me marcho —dijo Pablo

Lo acompañé a la puerta. Allí se me acercó de nuevo, como para despedirse, pero el roce de su piel, la química entre nosotros, me traicionó. Disimulando darme un beso de despedida, terminamos besándonos. Primero suavemente, rozando nuestros labios, los míos delgados con los suyos gruesos y ardientes, luego vinieron los besos con pasión. La lengua de Pablo desató mi lujuria, allí perdí toda mi resistencia, la excitación me llevó a perder toda racionalidad. Allí pegados a la puerta nos besamos con lujuria, nos comimos las bocas, comenzamos a acariciarnos, Pablo aprovechó para acariciar mis senos, sobar mi cuerpo, mientras yo sobaba su espalda musculosa. Metió la mano debajo de mi blusa y subió mi sostén, manoseó mis tetas, se detuvo con pasión en mis erectos pezones. Yo ya no me resistía, me dejaba llevar por la pasión, olvidándome por un instante de mi esposo grave en el hospital. Pablo bajó su cara para dedicarse a lamer mis pezones, a chupar mis senos, algo que me encanta y me excita. Viéndolo hacerlo me volvió loca de ganas, por un momento volví a pensar en mi esposo y sentí remordimiento, pasó por mi mente la idea de detener a Pablo, sumergido en mis tetas, chupando, pero honestamente no tuve fuerzas, estaba demasiado excitada, apenas tuve fuerzas para separar suavemente con mis manos a quien me producía ese enorme placer.

Pablo interpretó ese gesto más bien como un reto, un desafío. Me volvió a besar, Allí se quitó su camisa, descubriendo un pecho cuidado, un cuerpo varonil, Trató de hacer lo propio conmigo, pero me traté de negar con gestos jalando mi blusa hacia abajo y negando con la cabeza al tiempo que pensaba en mi esposo. Era obvio que mi negación tenía más que ver con el hecho de que mi esposo estaba grave en un hospital a que no tuviese ganas de hacer el amor con Pablo. Así lo comprendió Pablo, quien tiró una de las almohadas del sofá a la alfombra, en un gesto a invitarme a coger en el suelo, me pareció desleal y vergonzoso lo que iba a hacer dadas las circunstancias, todo el amor que le tengo a mi marido, nuestra bella familia, todo pasó como una rápida película por mi mente y seguí negándome con la cara, aunque mi vagina estuviese ya empapada, mis palpitaciones a millón, mis manos temblorosas y sudorosas y mis pezones casi reventaban. Era un mar de contradicciones.

No sé cómo se le ocurrió a Pablo pensar que desnudarse ayudaría, pero acertó. Su próxima acción fue el desnudarse. Se desató sus ajustados jeans y bajó suavemente su ropa, dejando al descubierto un hermoso pene erecto. Aunque me dé pena decirlo, Pablo estaba muy bien dotado. Me miró fijamente, aunque yo no podía de dejar de ver su tremendo cuerpo. Se zafó con los pies sus tumbados pantalones, su bóxer y sus zapatos, quedando completamente desnudo. Me sonrió con dulzura y se acercó de nuevo, mientras yo, prácticamente estaba petrificada. Recuerdo muy bien las sensaciones, extrema excitación, podía escuchar mis propios latidos, mi respiración se hizo profunda. Era evidente mi estado. Nuevamente me besó, de nuevo con mucha dulzura. Repetimos con exactitud la escena de los besos apasionados, las caricias, ahora yo acariciaba su torso desnudo, de nuevo metió mano debajo de mi blusa, mi piel se estremecía con sus manos, mis pezones respondían a sus caricias y suaves pellizcos. A diferencia de hace unos minutos, hice yo un gesto, alcé los brazos hacia arriba, como pidiendo que me despojara de la prenda, así lo hizo. También con maestría soltó el sostén. Quedaron al aire mis senos, que modestia aparte son muy lindos, firmes, redondos, con algunas pecas y con unos bien formados pezones rosados. Pablo quedó extasiado con la vista. Gastó unos segundos que parecieron minutos mirándolos embobado. Reaccionó acercándose a seguir con su rica labor de mamarlos, lamerlos, comérselos. Yo llevaba mi pantalón marrón que me hace buena figura, así que el siguiente paso fue soltarlo. Lo hizo y bajó de un golpe mi pantalón y mi sexi hilo negro

Ya desnudos no había más que hacer. Olvidé por completo, aunque suene increíble, siquiera que mi esposo estaba grave. Pablo me jaló con delicadeza a la alfombra y allí nos entregamos a la pasión. Comenzó a besar mi cuerpo, claro que de nuevo los senos fueron sus predilectos. Bajó lentamente a mi vientre, a mi vagina depilada y húmeda, deseosa de su boca. Comenzó lamiendo mis labios vaginales, mojados, trémulos de deseo, sentía corrientazos de placer. Yo gemía suavemente, suspiraba con profundidad con cada chupada, cada lengüetazo. De allí paso al interior, al fruto deseado, lamió mi clítoris y sentí que me paralizaba de placer. Solté un sonido desde mi garganta:

—¡¡AAAGG!! Pablo, Pablo que rico…

De los lengüetazos pasó a comerse mi vagina, abría la boca como queriendo tragarse mi vagina, mis labios vaginales, mordía goloso mi clítoris, yo estaba a punto de explotar, hasta que, con la lengua me masturbó y pronto vino mi primer orgasmo, profundo, eléctrico, divino. Volví a soltar un sonido de placer, esta vez un mugido ronco acompañado de mi cuerpo arqueándose, poniéndose tenso hasta en el último músculo.

—Aaaaaay aaaaaaaaaay

De allí subió de nuevo besándome el vientre, lamiendo mi estómago, impregnándome de mis jugos. Llegó de nuevo a los senos y claro que volvió a chuparlos, noté como su cuerpo se arqueaba, ya sabía para qué. Abrí las piernas a sabiendas de lo que hacía, consciente de lo que seguía. Pronto sentí su duro pene rozando mi sensible clítoris, estaba deseosa de ser penetrada, de sentirlo entrar. Se tardó una eternidad, así lo sentí, rozaba con su pene la entrada, se mojaba con mis jugos, hasta que yo misma empecé a maniobrar mi cadera para hacerlo entrar. Fue un alivio divino. Sentí como una lanza ardiente entraba en mi ser. Me quemaba de placer.

Lo metió hasta el fondo y lo dejó inmóvil unos segundos. Así aprecié con sumo placer su grosor, su textura. Comenzó a bombearme, con profundidad, como si quisiera traspasarme, sentí un infinito placer. Respiraba sobre mí y yo soltaba gemidos suaves de placer.

—Aah ah aay aay ah si si si sigue —gemía

Se levantó sobre si para tomar en sus manos mis tetas. Las pellizcaba, se agachaba a lamerlas, estaba sobre mi cuerpo, haciéndome suya. Así estuvo un buen rato, hasta que ya más decidida lo abracé para rodarnos y quedar sobre él. Cuando allí estuvo comencé a cabalgarlo. Me metía lo más profundo que podía, a veces suavemente, a veces acelerando. Él no cabía en su placer, chupaba mis pezones, mallugaba mis tetas, apretaba mis glúteos.

Luego de tenerlo así un rato fue que me incliné más hacia arriba. Mientras lo cabalgaba, en ángulo de 90°

Tras la cabalgada exquisita, Pablo me movió para que bajara, allí vi su pene duro, rígido. Lo tomé en mi mano y sin más comencé a chuparlo. Lo chupé un buen rato, ya que a Pablo le encanta el sexo oral. Lo masturbé con mi boca. Él aprovechó para meterme mano, acariciar mi vagina, meter uno o dos dedos en mi vientre, manosear mi clítoris, estaba completamente mojada por la cantidad de jugos vaginales. No resistí mucho, lo necesitaba dentro de mí. Leyó mi pensamiento, yo estaba a gatas, allí en cuatro patas vino por mí de nuevo. De un golpe metió su pene en mi vientre. Comenzó de nuevo con su bombeo. Sentí delicioso, al punto de sentir que venía un segundo e inmenso orgasmo. Aceleré los movimientos y Pablo, que con sus manos tocaba, pellizcaba, sobaba, aceleró también. Sentí nuevos corrientazos, tensé mi cuerpo y lancé un gemido más fuerte.

—¡aaagggg, aaayyy! Me vengo, me vengo…

Que recuerdo claramente que hice. Pensé que tras la acabada, Pablo sacaría el pene y me dejaría descansar, me equivoqué.

Ambos quedamos recostados en la alfombra por unos minutos mientras nos reponíamos del intenso orgasmo que habíamos sentido, acto seguido comenzamos a besarnos nuevamente mientras yo acariciaba su pene que se encontraba a media erección, baje besando el pecho de Pablo hasta llegar a su pene, ahora era mi turno de darle placer, después de los dos intensos orgasmos que me hizo sentir, Pablo se puso de pie y se sentó en el sofá comencé a darle besitos a su glande, le daba lengüetazos al tronco, besaba y chupaba sus testículos metiéndomelos a la boca, su pene ya se encontraba completamente erecto, me lo metí a la boca y comencé a saborearlo Pablo cogía mi cabeza y la empujaba contra el queriendo que su pene me entrara lo más profundo que pudiera.

Después de varios minutos chupando su pene me puse de pie, le di la espalda a Pablo y me puse a bailarle de manera sexi meneándole el trasero, mientras Pablo me daba nalgadas que me excitaban mucho, Pablo se puso de pie y me coloco sobre el aleta del sofá dejando mi trasero elevado, yo arqueaba mi cuerpo para elevar más mi trasero, Pablo me separo las nalgas y me pasaba la lengua por toda la línea de mi trasero, me besaba las nalgas bajando con su lengua por mis piernas deteniéndose en la parte de atrás de mi rodilla asiéndome retorcer de placer, Pablo levanto un poco mi cola y puso su pene en la entrada de mi vagina clavándomela de un solo golpe y comenzando con un delicioso bombeo

—si, si, si, sigue, sigue!... ¡Ay, qué rico!... —era lo que decía.

—¡Si, ay ay aaay ah aaaaaaah —gemía incontrolada por el enorme placer que sentía.

—Tienes las nalgas muy duras y tu vagina está muy mojada —me decía Pablo

Ahora Pablo llevaba sus dedos completamente mojados a mi boca para que los chupara con placer como si fuera su pene.

Mis caderas ahora se meneaban en círculos y empinaba más mi trasero para que me la metiera más al fondo, Pablo tiraba de mi cabello y yo ronroneaba como una gatita ahora no ahogaba mis gemidos, gritaba gemía, yo me arqueaba ofreciéndole mis nalgas.

—Pablo no pares… más duro uhmmmm ssssiiii...

—aahhhh! ¡mmhhhh! aayyy... aaahhhhh sí que riiicooooo... sigue sigue Pablo.

Sentí sus dedos frotándose con mi clítoris provocando que llegue a un delicioso orgasmo: gemí, llore, me aferre a él para que no se detuviera mientras me mordía mi hombro derecho como si fuéramos animales cayendo a la cama mientras Pablo daba sus últimos meneos gimiendo.

-así Sofía, sigue así, me encanta como aprietas.

Gemí una vez más al sentir como su semen inundaba mi vagina alcanzando un delicioso orgasmo ayudándome con mis dedos

Me deje caer completamente sobre el sofá mientras Pablo se acomodó a mi lado.

Cuando al amanecer me despertó el sonido del celular, era mi cuñada para darme la noticia de que mi esposo acababa de fallecer, de la impresión caí sentada al sofá sin poder creerlo y me eche a llorar, Pablo que estaba a mi lado se despertó y me abrazo al enterarse de la noticia, me sentí como la peor mujer del mundo al enterarme que mi esposo había fallecido y yo estaba ahí con Pablo después de haber tenido una noche de pasión sin importarme que él estuviera grave en un hospital, por la mentira de hacerle creer que el hijo que tuve con Pablo era suyo, subí a mi habitación y a ver a mi hijo que aún continuaba dormidito, me fui a bañar para alistarme para ir al hospital, mientras me bañaba Pablo se metió a la ducha y me abrazo por atrás y comenzó a besarme el cuello, aún seguía en shock por la muerte de mi esposo y quisiera decir que rechace y bote a Pablo , pero no fue así, con toda la vergüenza del mundo debo reconocer que gire puse mis brazos alrededor de Pablo y comenzamos a besarnos,

Pablo me volteo y apoyándome en la pared de la ducha comenzó a penetrarme por detrás mío sujetándome de las caderas.

Luego Pablo se recostó sobre el suelo y yo me subí y lo cabalgue mientras el agua de la ducha nos caía, me gire y lo cabalgue en inverso mientras Pablo me tocaba las nalgas, cambiamos de pose y me puse en perrito mientras Pablo de rodillas me penetraba… después de un buen rato en esa posición Pablo acelero sus embestidas y descargo todo su chorro de semen dentro mío.

Pablo se vistió y se fue para su casa y yo con mi hijo al hospital a hacer los trámites para retirar el cuerpo de mi esposo.

Toda la familia y amistades estaban en el velorio de mi esposo, yo Salí a caminar para despejarme porque seguía en shock por todo lo sucedido, Pablo me vio y me dijo que teníamos que hablar, entramos a su casa

—Sofía sé que no es el momento, pero yo te amo y tenemos un hijo, ahora que no hay nada que impida que podamos estar juntos.

—Pablo necesito tiempo —le dije.

—Te daré todo el tiempo del mundo —me dijo.

En ese instante nos besamos y Pablo me llevo en brazos a su habitación y me dejo caer sobre la cama, esta vez era distinto, las veces anteriores hacíamos el amor como animales en celo, pero esta vez Pablo era más romántico, delicado me quito la blusa negra que llevaba por el luto desabotonándome cada botón uno por uno hasta dejar solo en brasiere, me desabrocho la falda también negra que llevaba, quitándomela, quede solo en ropa interior, le desabroche la camisa y el pantalón que el termino de quitarse, nos quitamos mutuamente el uno al otro la ropa interior que llevábamos quedando desnudos sobre la cama, Pablo me besaba todo el cuerpo con una delicadeza que nunca había sentido en el repitiéndome una y otra vez que me amaba.

Me levanto mis manos por encima de mi cabeza mientras se acomodó sobre mí y me penetro en misionero mientras me tomaba las manos estuvimos más de media hora en esa posición mientras nos besábamos y acariciábamos yo le acariciaba la espalda y las nalgas y el me acariciaba delicadamente los senos, era una experiencia inigualable, era un sexo romántico, estábamos haciendo el amor en todo el sentido de la palabra.

Pablo acelero sus embestidas y termino dentro de mí, nos quedamos así por unos minutos sin movernos, hasta que Pablo se movió a un lado mío, nos besamos tiernamente como una pareja de enamorados y me quede dormida sobre su pecho.

Al llegar al velorio toda mi familia estaba preocupada por mí, les dije que necesitaba caminar y pensar y me quede sentada en un parque llorando.

Ya pasaron dos meses desde que enterramos a mi esposo. Decidí darle una oportunidad a Pablo, claro está aún nadie sabe nada, lo mantenemos en secreto por ahora, Pablo viene por las noche y pasamos la noche juntos y sale muy temprano sin que nadie lo vea, ahora tengo 2 meses de embarazo, todos piensan que es de mi fallecido esposo y es el consuelo que les queda a su familia y dejare que sigan creyendo eso, aunque la verdad es que el padre es Pablo al igual que de Antoñito mi primer hijo.

(9,19)