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Dijo él que estaba borracho

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El bar estaba que no cabía más gente. A las 3 de la mañana se veían los borrachitos tambaleándose y mi amigo Tony y yo escogimos a nuestra "víctima". Teníamos otras opciones, pero tenía buenas referencias de este chico de 25 años. Un amigo le decía el TRAGALECHE y se le veía un buen par de nalgas y unas piernas macizas. Blanco, chiricano, cabello lacio corto, café, ojos oscuros y cejas gruesas.

Estaba parado, con la mirada perdida, recostado sobre una columna. Sonreía a ratos y cuando nos acercamos para rozarle la espalda muy sutilmente, echando cuentos y el pareció corresponder con nuestros avances apretándose el bulto del pantalón. Ya afuera, cuando cerraron el bar, lo vimos de nuevo.

-Te damos el bote, ven

-No gracias, yo me voy en taxi.

-¡No jodas que ´tas muy borracho!!!

-Ok, pero me llevan derechito a mi casa, está bien?

-Claaaarroooooo (pobre iluso)

Cuando ya se subió al carro, a pesar de que le sentíamos un aliento alcohólico marcado, no pensaba que iba a quedar inconsciente o vomitando.

Apenas llegamos a la casa pidió un vaso con agua y se lo tuve que sostener para que no se ahogara. Mi apartamento es muy bonito y espacioso y él se quedó viendo los adornos, las peceras y los ventanales. Cuando se puso de frente a la ventana principal me puse detrás de él le comencé a agarrar las nalgas. Las tenía duras y paradas.

Tony le comenzó a desabrochar la camisa y a morderle las tetillas. Totalmente calungo, sin pelos, él le apretaba y masajeaba los dos globos redondos de carne y él se quejaba por lo bajo, pero a la vez no decía nada en concreto. Yo por mi parte ya me había bajado la cremallera y tenía la verga durísima, afuera del pantalón y se la acerqué a su boca de perra hambrienta.

-Ven papito, mámamela, eso, así, suave, suave, sigue metiéndotela hasta el fondo, mmmmm

-Mira el culón que tiene este hijueputas, como lo tiene de abierto, decía Tony mientras le hurgaba el culo con un dedo mojado.

Yo le agarré por la nuca y comencé a meterla la verga hasta el fondo, cosa que el disfrutaba y que sabía hacer muy bien. Me estaba mamando realmente con la garganta. Me apretaba la pinga con la boca, haciendo succión con los labios y lamiéndome expertamente con la lengua. Sentía yo latigazos de placer cada vez que la cabeza de mi pinga rozaba su garganta.

Ya lo teníamos desnudo y todavía no salíamos de la sala del apartamento. Tony ya estaba metiéndole dos o tres dedos en el culo, meneándoselos adentro y el, en cuatro patas sobre el sofá principal, me chupaba el pico con ganas.

-Ahhh, ahhh, sigue, sigue, ábreme el culo más papito que estoy arrecho.

¡Como tiene el culo de abierto!!! Mira cómo se traga todos los dedos sin ningún esfuerzo y el ano lo tiene rosadito y limpiecito por dentro… decía Tony.

Papi, ábrelo que es para ti, ábrelo más que me gustan los machos con las manos grandes.

Lo cargamos y lo llevamos al dormitorio. Ahí Tony siguió con su trabajo de mano. Le abría las nalgas y se las separaba mientras se pajeaba al ver ese culo tan rico. No tenía un solo pelo alrededor del ano. Su pinga no era muy grande pero la tenía gruesa, parecía un tuco de carne y encima durísima, creo que le dolía de lo dura que la tenía. Y rasuradita, toda, hasta los huevos, parecía una verga de niño.

Yo me acomodé sentado mientras él me chupaba los huevos delicadamente, lamiéndolos como si los acariciara con su lengua. Me comenzó a meter la lengua y la cara en el culo, mojándome mis velludas nalgas con su lengua hambrienta. Yo me retorcía del placer, sentía como su lengua raspaba levemente mi muy sensitivo culo.

Cuando Tony lo tuvo bien lubricado, con 4 dedos abriéndole el culo, el mismo se separó los cachetes y se abrió para que nos lo cogiéramos. Tony comenzó y lo mantuvo en la posición de perrito, metiéndole la verga hasta el fondo, yo, de cerca, veía como el culo se le abría para dar paso a la pinga de Tony, la cual se la metía sólo hasta la mitad y la sacaba, todo muy lentamente, dejándome apreciar cómo se le formaba un pequeño embudo de carne a medida que la pinga lo taladraba.

Luego vine yo lo puse boca arriba, mientras Tony le sostenía las piernas abiertas desde atrás. Le metí la verga de un solo, sentía como esa cueva de carne caliente y húmeda me atrapaba la pinga, que rica y sabrosa sensación. A la vez le trataba de chupar su tuco de carne, duro a más no poder.

-ábrelo más, que quiero ver cómo le entra el huevo.

-ay, que rico se siente, métemela hasta el fondo, sigue, sigue papacito que la tienes rica

-te gusta perra? ¿Cómo te gusta el huevo, se ve que eres bien tragón, Así? ¿Así? ¿Más duro?

A mí me gusta el sexo rudo así que mientras le zampaba el pico en ese culito lampiño, le apretaba las nalgas y le chupaba con fuerza las tetillas, mordiéndole los pectorales bien marcados que tenía, los pezones café paraditos y los músculos del estómago duros. Poco a poco se le fue llenando el pecho de cardenales y chupetes, lo que nos excitaba de sobremanera a los tres. De vez en cuando se quejaba un poco, pero eso me arrechaba más todavía, marcándole todo el cuerpo con las uñas y los dientes. Estaba bocabajo en la cama con las luces encendidas.

En la calentura se me ocurrió meterle, además de la pinga, un dedo en el culo para aumentar la fricción y eso hizo que Tony perdiera la compostura y eyaculara en la cara del pobre chico, echándole la leche en la boca y los ojos y restregándole la verga en la cara.

Yo aproveché que él se estaba corriendo y le terminé de meter mi pinga y dos dedos, hasta adentro y cuando sentí las pulsaciones de su corrida, me saqué el pito de su hueco, me quité el condón y le eché la leche caliente y espesa encima del pecho, la cual él se embarró con las dos manos.

Nos lavamos y acostamos los tres a dormir. Al día siguiente se levantó y preguntó ¿qué pasó anoche?, no me acuerdo de nada porque estaba muy BORRACHO... ¿Ustedes que piensan?

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