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Señora de 50 años (2)

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Después de habernos acostado una vez, los chat eróticos aumentaron mucho. Dejamos de hablar de música y cuestiones familiares y sólo nos dedicamos a habla de sexo y enviarnos fotos eróticas. Debido a que ambos tenemos mucho con qué lidiar, la diferencia de horarios no permitió poder vernos hasta hace un par de días.

Para nuestro encuentro, le pedí que pese a usar leggings, se pusiera ropa interior, le dije que quería masturbarme con ella y meterle la tanga dentro de la vagina. Del mismo modo, yo llevé un Dildo con vibración de 30cm y ella llevó 2 juegos de lencería: la roja que llevó la vez pasada era para mí y una negra con detalles morado para ella.

Quedamos de vernos a las 2 de la tarde. Originalmente pensábamos ir al mismo hotel, pero me dijo que quería variedad, por lo que fuimos al más cercano a ése. El hotel al que fuimos ya lo conocía también, he ido unas 3 veces. No estaba tan decaído como lo era el otro antes de la remodelación, pero era bastante simple. Las habitaciones eran grises, las sabanas de las camas tenían un blanco “estéril”, los lavabos y los baños estaban bastante sucios. El lugar más que desagradable, era “deprimente”.

Entramos al hotel, pagamos y subimos a la habitación, a ella no le gustó mucho el lugar, pero era irrelevante, sólo queríamos sexo. Antes de darme cuenta ella se abalanzó sobre mí y empezó a besarme, yo respondí metiendo la mano en su entrepierna, podía sentir la tanga que llevaba y estaba húmeda y cálida. La tiré a la cama mientras nos besábamos yo seguía masajeando su vagina y ella mi pene por encima del pantalón. Le quité su blusa, su bracier era igual de colorido que la última vez, mordí sus pechos por encima del bracier por unos momentos y después se lo quité para morder sus pezones. Me quité la playera y los pantalones y metí mi pene en su boca, ella lo estuvo chupando por un rato hasta que quise metérsela en la vagina. Le pedí que se pusiera en 4, le bajé los leggings sin quitárselos, moví un poco su tanga y empecé a penetrarla lo más duro que pude.

Después de penetrarla por un rato, nos detuvimos unos momentos para descansar. Ella se puso la otra parte de la lencería, se puso un corset negro y zapatillas del mismo color y ella me pidió que me pusiera la tanga y coset rojos que ella había usado la vez pasada. Después de ponérmelo empezó a acariciar mis piernas y me dijo que parecían de mujer, yo asentí y le dije que la mayoría de los hombres con los que he estado me lo han dicho. Hablamos un rato sobre cómo nos conocimos y me contó que tenía fantasías eróticas con el hijo de una de sus vecinas, pero perdió el interés después de conocerme, yo no estaba prestando atención así que no recuerdo qué otras cosas me contó. Me aburrí y perdí la erección, así que le pedí que se pusiera en 4 y cerrara los ojos, lo hizo, saqué el Dildo, lo puse a su máxima potencia y se lo metí rápido y duro. Ella gimió mucho más que antes, así que la callé metiendo mi pene en su boca. Después de un rato, por fin pudo ver el Dildo, se sorprendió de ver que le entraba todo sin problemas y ambos estuvimos de acuerdo en que le iría bien como prostituta.

Me dijo que le gustó mucho el Dildo, pero que prefería pene, por lo que empecé a penetrarla de nuevo. Para ese momento ella ya estaba muy excitada, pero también cansada, por lo que no paraba de repetir que llenara su vagina de semen. Entonces nos pusimos en posición de misionero y luego de un par de minutos me corrí dentro de ella.

Durante otro par de minutos me atrapó con sus piernas en esa posición. Nos separamos, nos vestimos y el semen que salió de su vagina lo limpió con la tanga roja que yo llevaba. Salimos de la habitación, nos besamos otro poco y salimos del hotel.

Hablamos un poco sobre si nos volveríamos a ver, pero debido a nuestros horarios decidimos que esa fuera la última vez. Sacó un par de manzanas de su bolso y me las regaló. Después de eso, cada quien se fue por su lado.

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