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El maestro y la aprendiz (4)

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Sssiii!! ¡¡Ssiii!!! Nnnooo ppaarrreesss ¡¡Davviidd!! Imploraba Rosalía, llena de excitación, se levanta de la mesa, aprieta la cabeza de David con sus piernas y su vagina está caliente, húmeda y llena de juguitos pasionales luego agarra su cabeza, le come la boca, lo beso saboreo su saliva y su flujo fue toda una exquisitez para su paladar, ¡¡Eres toda una delicia!! Susurra la aprendiz en el oído de su maestro, baja de la mesa con mucho ímpetu se arrodilla y ve ssiii ese pedazo precioso de carne que tiene entre sus piernas mira a julio y le pregunta ¿Puedo? Sosteniéndolo entre sus pequeñitas manos

Claro Preciosa mía haz lo que tu desees, pero Rosalía se sonroja y le contesta Soy virgen David se sorprende la agarra de su mentón y le da un beso tierno en sus labios y dice: - No me importa yo te enseñaré, juntos iremos aprendiendo Rosalía se muestra feliz y empieza a acariciar el pollon durito de su maestro, lo contempla con gran pasión, todo su ser lo desea y siente gran excitación, metelo a tu boca dice David apenas audible para la aprendiz, pues este está gimiendo del placer que le proporcionaba ella.

Empezó a metérsela de a poco y fue un deleite para ella, lo estaba saboreando y fue así como se lo había imaginado, bebió las primeras gotas preseminales

¡¡¡Aggg!!!...

¡¡¡Aggg!!!... ¡¡AaaAahh!!! Mmm... Que riquísimo estaba pensando la mujer, Mientras su otra mano se fue a parar a su vagina se estaba masturbando...

Las sensaciones que notaba David le estaban llevando casi al paraíso del placer. Su aprendiz, a pesar de su inexperiencia, con su boca le estaba proporcionando un gusto tremendo. Notaba el calor que le transmitía su lengua al lamer su polla, cuando la llenaba de su saliva y sobre todo cuando la introducía dentro de su boca. Eso le hacía suspirar. Gemía ya sin tener precaución de que pudiera oírlos su prima. Ya eso le daba igual. Solo quería gozar y disfrutar del momento.

Apoyó una mano en la mesa y la otra, instintivamente la dirigió a la melena morena de su aprendiz y le acarició su pelo, a la vez que le iba marcando el ritmo de las caricias de su boca sobre su miembro.

- Mirame Rosalia. - le pidio David -. Ella paró un segundo y le miro. -¿todo bien?

-Si claro. Me gusta verte gozar así. Escuchar como gimes me excita muchísimo.

-Bien perfecto guapa. Porque me falta muy poco para venirme. ¿Estas preparada?

-Si la quiero. Dámela toda.

- Pues sigue preciosa. Dame placer

Y ella se volvió a meter su pene en su boca y continuó chupándolo y lamiéndolo. Su maestro gozaba y gemía de placer agarrándose a la mesa. Empezando a tensar su cuerpo. A adelantar un poco su pelvis para tener mas contacto con la boca de su rica aprendiz. Estaba disfrutando. Jadeaba en voz alta. Le faltaba poco. Hacía tiempo que no sentía tanto gozo.

Sus gemidos llegaron al piso de arriba. Su prima oyó ruidos y no sabía de que se trataba. Agudizó el oído. Entonces distinguió el ruido de mover una mesa a un ritmo constante. Y ahora sí que pudo identificar unos jadeos. Eras jadeos de un hombre. Palabras de gozo que denotaban el placer que recibía. Y reconoció la voz de su primo. Escuchó y sin querer su mano se deslizo hasta su pecho acariciando su pezón que empezaba a endurecerse.

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