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Fantasías de una esposa

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Jamás creí, aun cuando lo imaginé muchas veces, que finalmente llegaría a realizar la mejor de mis fantasías.

Por años soñé y añoré un acercamiento íntimo con mi vecino. Debo de aclarar que soy una mujer en extremo caliente pero casada, para mi fortuna, mi marido es igual de caliente que yo y siempre hemos tenido muchas comunicación, así que un día hartos de solo platicar nuestras fantasías decidimos ir más allá e hicimos un trato, cada cual lucharía por tener a la persona que deseaba sin decirnos su identidad, así que nos dimos valor uno al otro y fuimos por ellos, Javier (así lo voy a llamar) siempre fue una persona muy seria e inspiraba en mi mucho respeto, debido a eso, íntimamente soñaba que yo le haría olvidar su seriedad y por supuesto él lo que menos quería de mi seria respeto.

¿Que cual es mi fantasía? Bueno, para empezar; estar con él, hacerlo perder el control, convencerlo de hacer cosas que tal vez jamás haría, pero la mejor de todas… Estar con él y mi marido juntos; ser amada por ambos.

Una vez decidida a lograrlo, puse en ello todo mi empeño, para mi fortuna y deleite a Javier yo no le era indiferente, así que decidí olvidar mis inseguridades y se lo dije e increíblemente aceptó.

Después de un tiempo de salir juntos le pregunté por sus fantasías, a lo cual contestó que deseaba penetrarme por el ano. Anteriormente él ya lo había intentado y yo no lo había permitido púes hacerlo de esa forma no era de mi agrado, pero por tratarse de su fantasía le dije que si él realizaba la mía yo realizaría la suya, él acepto; así que sin perder tiempo le comuniqué a mi marido que todo estaba listo.

Los invité a ambos a un hotel sin decir a mi marido de quien se trataba pues pretendía que fuera sorpresa, y lo fue aun cuando él ya lo sospechaba.

Gerardo mi esposo quería verme gozar con otro hombre, así que iniciamos Javier y yo, Gerardo solo miraba.

Primero nos besábamos mientras nos acariciábamos, jugando con nuestras lenguas y poco a poco fuimos desvistiéndonos; me gusta tocarlo, sentir su piel contra la mía, el roce de los vellos de su pecho en mis pezones me excita.

Siempre consiente de la mirada de Gerardo, observando cada detalle, a él le encanta el sexo oral, así que cuando Javier y yo estuvimos desnudos le pedí que se recostara, seguimos besándonos, acariciándonos y poco a poco fui bajando por su pecho, dando pequeños besos, acaricié sus pezones con mi lengua y seguí bajando, me detuve en su pubis, jugando con sus vellos, besando y recorriendo con mi lengua el derredor de su miembro, sabía que Gerardo miraba y que ya debía esta igual de caliente yo, sabía que no resistiría mirar solamente por mucho tiempo más, así que giré mi cabeza para que él pudiera ver como tomé el pene de Javier con mi boca, lo saboreé con mi lengua, en ese momento Gerardo se levantó y poniéndose detrás mío me penetro de golpe, su pene estaba muy duro, podía sentirlo dentro de mi panocha y decía lo mucho que le excitaba cogerme mientras le mamaba el pene a Javier, yo completamente excitada, solo podía sentir la maravillosa sensación de tener el pene de Javier en mi boca y a Gerardo invadiendo mi panocha, pero deseaba sentir también a Javier dentro de mí; en ese momento Gerardo me pidió que montara a Javier y lo hice, es sumamente excitante el hecho de sustituir un pene por otro en el instante que lo desee, saber que tengo a mi disposición a dos hombres dispuestos a hacer lo que les pida.

Javier es un poco tímido para expresar lo que quiere o siente pero yo no olvido mis promesas así que me puse de espalda a él para que pudiera tener a su disposición mi trasero, mientras yo saboreaba el pene erecto de Gerardo.

Tal como lo esperaba Javier comenzó a tocar mis nalgas mientras me cogía la panocha, poco a poco con sus dedos fue lubricando y dilatando mi ano, cuando estuve lista me invadió provocando en mi una mezcla de dolor y placer que se acrecentaba al pensar que Gerardo estaba viendo cada detalle de su verga cogiendo mi ano y al oírlo preguntar si me gustaba yo afirmando con la cabeza pues mi boca la tenía ocupada saboreando su pene.

Unos momentos después lo oí decirle a Javier que cambiaran de posición pues quería cogerme también.

Javier fue uno momentos al baño a limpiarse, momentos que Gerardo aprovecho para decirme lo mucho que estaba gozando de verme disfrutar tanto, en eso Javier regresó y puso su pene en mí boca, yo excitada les pedí que me llenaran de semen, quería saborear la leche de Javier en mi lengua y sentir el semen de Gerardo llenando mi ano, unos segundos después Javier comenzó a gemir y a eyacular chorros de semen caliente el cual saboreé y trague completamente.

El escuchar sus gemidos me excitó tanto que tuve mi primer orgasmo, Gerardo al vernos a Javier y a mí empezó a cogerme más fuerte y más rápido y al sentir mis contracciones se vino dentro de mi ano.

Pasado un rato, saboreando todavía las sensaciones derivadas del orgasmo, con el cuerpo laxo y pleno de satisfacción, no podía creer que Gerardo nuevamente estuviera tan duro como al principio y mejor aún que estuviera lamiendo mi panocha, a decir verdad hubo un momento en que le dije que ya no podía más pues estaba satisfecha, pero Javier me recordó que estábamos allí para satisfacer fantasías y levantándose de la cama me dijo que ahora le tocaba el turno de ver como cogíamos Gerardo y yo.

Mientras lo hacíamos Gerardo le preguntó que si no le gustaba decir cosas, pues a él sí y Javier le contestó que solo si a mí no me molestaba, yo le dije que no y Gerardo inició diciéndome que le encantaba verme coger con otro, que parecía una puta gozando, le dijo a Javier que si le gustaba que fuera tan puta y él sin contestar se acercó a mí y mientras yo mamaba la verga de Gerardo él comenzó a cogerme la panocha y en voz baja me dijo "Me encanta como lo haces putita", yo sabía que él estaba cohibido con la presencia de Gerardo y no creí que se atreviera, así que al escuchar me excite tanto que estuve a punto de tener otro orgasmo.

Gerardo nos decía cosas, a él lo incitaba a cogerme y a mí con sus palabras me hacía sentir la más puta de las putas a lo que yo contestaba que sí lo era y que me encantaba serlo, en ese momento Javier se empezó a venir nuevamente, esta vez dentro de mi panocha y al terminar se quitó diciendo le a Gerardo que me cogiera también, y así lo hizo, no sin antes pedirle a Javier que me diera su pene en la boca para que se lo limpiara y al saborear su pene lleno de semen mezclado con mis jugos vaginales tuve un orgasmo riquísimo casi al mismo tiempo que Gerardo.

Han pasado uno días desde que nos vimos y al despedirnos quedamos de vernos de nuevo, así que ahora pienso en las cosas que me gustaría repetir y en las muchas más que nos faltaron; sigo recordando cada detalle de lo ocurrido e invariablemente mis recuerdos vienen acompañados de una sonrisa.

Sonrisa que en ocasiones comparto con mi marido.

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