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La primera vez que probé el semen

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Como ya habréis podido comprobar, me encanta el semen. No sólo me encanta, sino que además me pone muchísimo.

Hoy os contaré la primera vez que me lo trague.

Tendría unos 18 años. Llevaba un tiempo tonteando con un chico y yo aún era virgen.

La cosa no pasaba de magreos y besos, pero cada fin de semana llegaba a casa mojadísima y tenía que masturbarme.

A esa edad mi joven cuerpo y las hormonas pedían guerra a gritos. Aún era muy pronto para saber qué me deparaba el futuro en cuanto al sexo y mi joven "amigo" era virgen como yo, a pesar de ser un año mayor que yo.

Él insistía bastante en esto. Me tocaba los pechos por encima de la ropa y también el clítoris sobre la falda, pero cuando quería pasar a mayores yo le cortaba diciendo que aún era pronto, aunque ahora sé que lo que en realidad quería era que me reventase a polvos.

Con esa edad es difícil disponer de un lugar para estas cosas, pero un fin de semana me dijo que se iba a quedar con sus abuelos porque sus padres no estaban, y que teníamos su piso libre.

Yo al principio me hice de rogar, pero al final accedí. Le dije que no se hiciese ilusiones, pero que iba a ir con él a su casa.

El sábado a eso de las 4 de la tarde quedamos allí. Yo me duché y me maquille, me puse un vestido de flores por encima de la rodilla ya que era casi verano y le fui para mamadas

Al llegar a su casa, me abrió la puerta y me dio un beso agarrándome por la cintura. Le devolví el beso y pasamos al salón.

Después de un rato charlando no se lanzaba y yo estaba deseando que me metiese mano. Así que me senté sobre sus piernas abrazándole y comencé a besarlo de manera muy sensual.

No tardé en notar su erección por debajo de mi vestido cuando él empezó a meter su mano acariciando mis muslos hasta mi culo.

Luego siguió metiendo la mano entre mis bragas y me agarró del culo mientras hacía fuerza con su polla contra mi coño sin habernos quitado aún la ropa. Me estaba poniendo como una moto...

Así que comencé a quitarle la camiseta y después las zapatillas, los pantalones... Hasta que se quedó en calzoncillos.

Él quiso quitarme el vestido pero le paré diciendo que fuese poco a poco, ya que había mucha luz.

Como estábamos muy cortados los dos me propuso ver una película porno, ya que su hermano mayor tenía algunas y así podía darnos alguna idea.

Yo por aquel entonces aún era una mojigata que aún no había probado una sola polla y acepté aunque un poco tímida.

La película era la típica de colegiala buenorra con 100 de pecho y profesor gordo y grasiento que la castiga.

En una de las escenas, el profesor obliga a la alumna a comerle la polla y mi novio me preguntó que si yo le haría eso. Le dije que si eso era lo que quería que adelante.

Saqué su polla de los calzoncillos y estaba llena de lo que más adelante supe era el líquido preseminal. Aquel sabor y la cara de ese chico cuando me introduje su miembro en la boca jamás se me olvidará.

Agarró mi cabeza y comenzó a intentar follarme la boca, muy torpe, y en menos de un minuto estalló dentro de ella con una cantidad de semen que nunca olvidaré.

Fue inevitable tragar algo, aunque inmediatamente escupí el resto y me enfadé con él muchísimo.

Me lavé y me fui a casa sin decirle ni adiós pero por la noche no pude evitar masturbarme un par de veces con aquella escena.

Me llamó, me pidió perdón y me dijo que volviésemos a intentarlo al día siguiente. Yo accedí y el domingo por la mañana me fui de nuevo a su casa.

Esta vez llevaba una minifalda y una camiseta bastante normalita.

Los dos nos desnudamos hasta quedarnos en ropa interior y él entonces me pidió perdón. Me dijo que no le dio tiempo a avisarme, pero que le había encantado que se la chupara.

Me hizo un dedo increíble y cuando estaba a punto de correrme paró de golpe. Eso hizo que casi enloqueciese y cuando me quise dar cuenta estaba chupando su polla como una posesa.

Él alucinó con mi reacción, seguí chupando tan fuerte que en 30 segundos me avisó que se iba a correr, pero no sé por qué, no pude parar de mamar aquella polla y se corrió de nuevo en mi boca.

Yo me lo tragué todo y seguí mamando hasta que su polla quedó completamente limpia y flácida dentro de mi boca. Me preguntó que por qué había hecho eso y le dije que porque me apetecía.

Entonces me quitó el sujetador y las bragas, me tumbó sobre su cama, se puso un condón e intentó penetrarme torpemente.

Le costó entrar, pero una vez dentro comenzó a gustarme bastante y como él acababa de correrse aguantó lo suficiente como para que yo, pudiese correrme un par de veces.

Desde entonces y hasta que lo dejamos, poco después de cumplir un año juntos, le hice varias mamadas en varios y pintorescos sitios, pero eso son historias que otro día contaré.

Besos.

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