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Mi tía, mi madre

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A partir de la charla que tuvimos la noche, en que cenando, mi madre nos contó, a mi padre y a mí que su hermana estaba embarazada, y en la que yo no dije nada, aumentaron mis deseos de volver a hablar con mi tía; por ello al finalizar la cena traté de volver a comunicarme con Carolina.

Como por skipe no pude, entré a Facebook y la vi conectada traté de hablar con ella y cuando me contestó, tuvimos la siguiente conversación:

—Gracias por no decirle a mi madre que yo era el padre.

—No tenés que agradecer nada. Si lo hice fue porque no quería que nos matase a los dos, jajaja

—Tenés razón de haberlo sabido nos mataba a ambos.

—¿Pero no tenés miedo de que se dé cuenta? No es una boluda y en base a cuando nazca se dará cuenta que quedaste embarazada mientras estuviste acá.

—Ya lo pensé, le voy a decir que nació sietemesino.

—Me gustaría estar a tu lado para cuando nazca.

—Ahí si se daría cuenta

—Pero es que quiero verlo. ¡Lo quiero reconocer!

—¿Cambiaste de opinión?

—¡Sí!, me di cuenta que estaba mal lo que había dicho.

—Lo tendrías que haber pensado antes.

—¡Sí, es cierto!, pero es lo que me salió en ese momento y luego vos no aceptaste hablar conmigo hasta hoy.

—Es que estaba muy molesta.

—Lo entiendo. ¡Perdóname!

—Bueno, te perdono, porque considero que todo hijo debe saber quién es su padre y lo debe conocer.

—¿Y cómo haré para estar a tu lado sin que mi madre se dé cuenta?

—Estarás hasta que vaya al hospital viéndome por Skipe y luego cuando vuelva también.

—Pero quiero estar ahí.

—No podrás venir sin que mi hermana sospeche.

—¡Qué sospeche si quiere! ¡Es mi hijo!

—Mirá, vos este año te recibís de Licenciado en Ciencias Políticas ¿No?

—SÍ.

—Bueno, entonces le diré a mi hermana que te pagaré un viaje hasta aquí como regalo de fin de estudios.

—Pero vos ya lo habrás tenido.

—Sí, y vos lo conocerás, podrás darle el nombre y nadie sabrá nada.

—Salvo nosotros.

—Obvio.

A partir de esta charla volvimos a comunicarnos todos los días y pude ver como crecía su panza. Me enteré que sería un niño y que lo llamaría Carlos Alfredo y lo vi cuando regresaron del hospital.

Mi madre estaba chocha por ser tía.

Cuando me comentó que la tía Carolina me pagaba un viaje a España como regalo de fin de carrera me dijo: “Yo también iré así conozco a mi sobrinito” y agregó: “Cuando le agradezcas no le digas nada ya que quiero que sea una sorpresa”.

Realmente no supe si contarle o no, pero finalmente decidí hacerlo.

Comenzamos así, el siguiente diálogo:

—Hacete la sorprendida cuando lleguemos.

—¿Cuando lleguen quiénes? ¿No me digas que vienen también tus padres?

—¡No solamente mi madre!

—¿Vendrá mi hermana?

— ¡Sí! Quiere conocer a su sobrino. Me ha dicho que no te diga nada, por eso hacete la sorprendida al verla para no deschavarme.

—Por eso no te preocupes - Y agrego-, Te crees que soy una boluda.

—¡No!, ya sé que no sos una boluda.

—¿Y entonces?

—Es que estoy mal porque me hubiese gustado estar sola con vos y Carlitos.

—A mí también pero no te preocupes que ya vamos a encontrar la forma que estés solo con nosotros, pero sobre todo que estés conmigo. Extraño mucho tu sabor.

—¿Solo mi sabor?

— No, mi amor, también extraño tus besos, tu pija y por supuesto tus caricias pues estas las disfruté la última semana.

—Te corto, mañana seguimos porque viene mi mamá.

Y sin agregar nada más le corté porque vino mi madre y no quería que leyese lo que nos habíamos estado diciendo.

Los días que faltaron hasta que viaje se me hicieron eternos. Creo que di bien todos los exámenes, en el primer llamado para poder viajar antes a Madrid.

Cuando llegamos, Carolina se hizo la sorprendida al ver a su hermana y me saludó como cualquier tía saluda a su sobrino.

Al verlo a Carlitos, Ana, mi madre, le dijo a su hermana:

—¡Qué bonito! Y que grande esta, no parece sietemesino.

—Viste Ana, creció muchísimo, debe ser porque tengo mucha leche - Y agarrándose las tetas agrego: - ¡Mirá las tetas que tengo!

—Shhh, que este Carlitos.

—Y dale con Carlitos. Ya tiene 22 años, en cualquier momento te hace abuela, ¿O es puto?

—¡No!, puto no es aunque ahora anda sin novia.

Menos mal que piensa que no soy puto me dije, mientras lo agarraba a Carlitos.

Era la primera vez que lo tenía en brazos y fue maravilloso.

Carolina nos había contado que recién lo había terminado de cambiar, después de darle el pecho, por lo cual pretendí hacerlo dormir.

—¿Cortó con la chica con la que salía?

—Sí, hace unos seis meses.

—Me parece bien.

—¿Por qué?

—Porque cuando la vi me pareció poca cosa para él - Rápida la tía.

—Sí, yo siempre se lo dije, pero viste, los chicos nunca hacen caso.

—La verdad no lo sé, este es el primero.

—Ya lo vas a ver y ahí veras porque siempre será tu pequeño.

—No creo, los chicos crecen y se hacen hombres.

—Pueden hacerse hombres para otras pero no para una madre.

—¿Quiere eso decir que vos te casaste, cogiste y coges con el Marito de otra mujer?

—Y… sí. Para su madre siempre será Marito.

— Hum, puede ser, no sé. Para mí cuando llegan a una edad dejan de ser niños y pasan a ser hombres.

—Vos lo decis porque recién ahora tenés un hijo, y no te le resistís a ninguna pija.

—¿Me estas llamando puta?

—No, porque vos no cobras.

—Mejor cambiemos de tema.

—Sí, me parece lo mejor.

—¿Viste que bien que se lleva Carlitos con Carlos?

—Sí tienen muchas cosas en común

—¿Vos crees?

— Y sí, los dos son Carlitos, los dos son hombres y son muy parecidos.

—¿Te parece?

Carlitos se me durmió en brazos por lo que decidí dejarlo en su cunita, por lo que me fui de la sala en que mi madre y su hermana conversaban.

Al regresar estaban las dos revolcándose por el piso, peleando. Lo que más me llamo mi atención fue ver una de las grandes tetas de mi madre al aire.

Ella tenía su camisa rota por lo que se le veía perfectamente una teta.

Las tiene más grande que su hermana, a pesar de no estar amamantando, y eso me hizo tenerle menos envidia a mi hijo, pues si bien él tomaba leche de una gran teta, yo había tomado de una mayor.

No sabía por qué peleaban aunque me lo imaginaba, pues si bien mi tía Carolina era rápida para las respuestas mi madre era muy rápida para leer entre líneas.

Me acerqué entonces a ellas y traté de separarlas.

En ese momento quedé yo entre medio de ambas, mi pija estaba más cerca de la cara de mi madre y su teta tocaba mi muñeca derecha que era con la que la había agarrado del brazo para separarla de su hermana.

A Carolina la había agarrado también del brazo pero con mi mano izquierda.

Teniéndolas así les dije que se calmaran, que se tranquilizaran y acordándome de lo que la madre de Eduardo le decía cuando se peleaba con su hermano Daniel les dije:

—¡Son hermanas! ¿Cómo van a pelearse?

—Como lo estamos haciendo - Dijo Carolina tratando de soltarse de mi mano.

—Es que esta puta me dijo que Carlitos es hijo tuyo.

—¿Y si lo es que tiene de malo? - Le contesté.

—Que te cogió aprovechándose de tu inocencia.

—¿De su inocencia? - Dijo Carolina, que rápida como era se había dado cuenta de que mis ojos no se apartaban de la teta de su hermana, y que mi pija estaba despertándose.

—Sí, de su inocencia.

—Mirá la inocencia de tu hijito – Dijo, mientras me bajó el jogging y el calzoncillo. Su pija está casi dura solo por verte una teta.

—¡Hijo! - Dijo mi madre, al ver como mi pija se estaba despertando, tapándose rápidamente los ojos.

—Por más que te tapes los ojos su pija sigue parándose, tendrías que taparte la teta, jajaja

— Sí mamá, tapate la teta porque me estas calentando.

Mi madre con los ojos cerrados, sacando sus manos de su cara, comenzó entonces a arreglarse el vestido a fin de cubrir su teta, y después de hacerlo me preguntó.

—¿Entonces es cierto que ella no te obligó a hacerlo?

—Así es madre. Ella siempre me ha calentado, como también me calientas vos.

—¿Yo también te caliento?

—Si abrieras los ojos y vieras como la tiene de dura no sería necesario que se lo preguntases.

—Sí, vos también me calientas. De Carolina me excita mucho su culo, el cual es grande y de vos las tetas que son inmensas.

—Caro me dijo que vos le contaste que tu primera paja fue pensando en ella y que luego muchas veces te masturbaste imaginándotela.

—Es cierto, pero eso fue porque como me educaste no te veía como una hembra a la que coger.

—Pero te la cogerías - Dijo Carolina al tiempo que me agarró la pija con la mano izquierda y con la derecha agarró la mano de mi madre.

—¡Sí!

—Abrí tus ojos hermana y mirá que hermosa es la verga de “Tu Carlitos”.

Mi madre abrió los ojos y vio mi pija, que dura como el pedernal, estaba a escasos centímetros de su cara.

Carolina, llevó su mano a esta diciéndole: “Sentí la poronga que tiene, es la misma poronga que me cogió y me embarazo, es la misma poronga que te quiere llenar la matriz de leche, es la poronga que tenía Carlitos cuando salió de tu vagina y que hoy, ya grande, quiere entrar en ella para hacerte gozar”.

Mi madre, con delicadeza y con miedo me la tocó, sus ojos estaban abiertos como platos y dijo “¡Es como la de tu padre!”.

Sí, es como la de tu Mario y como la que tenía mi Francisco, es una verga hermosa, es una verga como para disfrutar. Disfrútala Ana, aprovechá ahora porque dentro de un tiempo vamos a estar juntos y no te voy a dejar que la toques.

Mi madre cerró su mano alrededor de mi pija y comenzó a masturbarme. Yo entonces busqué sus pechos, mis manos soltaron los brazos de ambas hermanas y buscaron enloquecidos los pechos de mi madre.

Carolina le dijo “Usa tu boca” al tiempo que empujó su cabeza hacia mi verga.

Cuando su boca contactó con mi pija fueron solo dos empujones que Carolina nos hizo hacer, pues una de sus manos quedose en la cabeza de mi madre y la otra se posicionó en mi culo, para que yo acabase llenándole la boca de semen.

Gocé muchísimo de ese breve momento, tanto que con los ojos cerrado y mientras proferí un ahogado grito sentí como mi madre deglutió. Creo que no se tragó todo pues sentí la voz de Carolina diciendo, lo que cae es mío así repongo la leche que le doy a Carlitos.

Cuando abrí mis ojos veo que la boca en la que está mi verga es la de Carolina que, haciéndola salir de su boca, pero sin soltarla y mirando a mi madre, empieza el siguiente diálogo con ella:

—Así se la tenés que dejar, bien limpita sin una gota de leche.

—Vos estas acostumbrada porque chupaste muchas.

—Sí, yo ya chupé muchas. Eso sí, desde que quedé viuda, pues antes solo fui mujer de Francisco, el cual además fue mi primer hombre.

—Mario también fue el primero para mí y hasta hoy solo a él se la he chupado.

—Pues hoy no solo chuparas otra, también la disfrutaras dentro de ti.

—¿Vos crees?

—Mira, la tiene totalmente dura supongo que como la tendría Mario hace 25 años - Le dice corriéndose, para que mi madre viese como la tenía.

—Sí así era él enseguida se le volvía a poner en pie de guerra, pero Carlitos llegó muy rápido.

—Y dale, con Carlitos ¡Deja de llamarlo así! Te parece que un Carlitos te puede llenar la boca de leche como te la llenó él.

—No, Carlitos solo me llenaba de pis y alguna vez de caquita, jijiji.

—Bueno, Carlos te llenará leche y con respecto a lo de rápido, te cuento que eso fue porque lo tenías muy caliente ya vas a ver cómo te coge, un día a mí me dio bomba durante media hora hasta que acabó.

—¿En serio?

—Ya lo vas a ver ahora –Y dejando de masturbarme le sacó el vestido y la bombacha a mi mamá y haciéndola acostar en el piso, al tiempo que le decía disfrútalo, llevó mi cabeza a su concha.

Inmediatamente comencé a besársela y al poco tiempo sentí como ella llegaba regándome la cara con su flujo.

Ahí Carolina hizo que se la metiese, mientras le decía a mi madre que me lengüetease la cara para sentir su flujo.

Yo comencé un lento mete y saca en su vagina, mientras Carolina me besaba desde el ano hasta los testículos.

En más de una ocasión dejaba atrás mis testículos y continuaba su camino descendente, supongo que en esos momentos llegaba al perineo de mi madre pues ella se estremecía y en una de estas ocasiones, Carolina dijo: ¡Que hermosa acabada hermana!

Yo no hice caso a esto y continué garchando a mi madre, pero Carolina nos hizo colocar de costado y ahí besó desde mi ano hasta el de su hermana, pues desde que su lengua salía de mi culo y volvía a entrar durante mucho tiempo no la registraba y eso que disfrutaba como esa traviesa lengua se restregaba contra mis pelotas.

Estaba disfrutando como nunca lo soñé cuando, Carolina, haciéndonos girar de forma que mi espalda quedó contra el piso y mi madre encima de mí, se sentó sobre mi cara y me pidió que se la chupe, y tirando su cuerpo hacia adelante le dijo a mi madre que hiciese con su culo lo mismo que ella había hecho con el suyo.

Mi lengua jugaba con la vagina de Carolina, y en algunas ocasiones mis labios succionaban su clítoris.

En ocasiones mi lengua iba hacia su perineo y se encontraba con la de mi madre que llegaba a él desde su culo.

No sé cuánto tiempo estuvimos haciendo esto pero creo que fue mucho y en un único grito acabamos los tres juntos.

Creo que fue ese compartido y gran orgasmo el que despertó a Carlitos, pues este comenzó a llorar, por lo cual dimos por terminada nuestro trio.

Si bien la sesión de sexo entre los tres acabó no finalizó la que tenía con mi madre, pues nos fuimos a bañar y allí ella se encargó de hacer que mi pija volviese a estar en condiciones de garcharla.

En el momento en que estaba por descargarme le pregunté si no era peligroso que lo hiciese en su interior y ella me dijo que no porque después que yo nací decidieron con mi padre no tener más hijos por lo cual se cuidaba, con distintos métodos y que actualmente estaba utilizando un DIU.

Esa noche mientras cenamos le dijo a su hermana: “Te dejo a mi hijo, hijito al que has convertido en padre y con lo cual a mí en abuela, convenceré a Mario para que acepte que Carlos, ya vez que lo estoy llamando Carlos y no Carlitos, jijiji, se quedará acá trabajando. Obvio no le diré que ustedes se han casado, por lo cual no se lo digan ustedes. ¡Cuídense de lo que le dicen! Y no se les ocurra decir que yo disfruté también de la poronga de Carlos.

No se lo diremos hermana, pero olvídate de volver a coger con él.

Yo iba a protestar pero preferí no hacerlo y continuar gozando con Carolina, que estaba viuda a hacerlo con mi madre, la que estaba casada y encima con mi padre.

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