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Macho por fuera, zorra por dentro 5 (El de Chueca)

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Había quedado con mi follamigo del alma, Juan, esa tarde en mi casa... Yo esperaba convencerle para echar un polvete, o al menos hacernos alguna mamadilla, antes de que llegaran los demás amigos del grupo. Parecía completamente imposible... Juan insistía en que ahora tenía pareja, aunque era una cosa rara y complicada... pero a pesar de que su pareja no le era fiel en el sexo, él se sentía mal follando conmigo, así que después de varios intentos desesperados y casi intentar violarle, acabé desistiendo...

Estaba más cachondo que nunca en mi vida... Acababa de tener una aventurilla con una chica, pero no salió bien, así que necesitaba un polvo de los buenos urgentemente.

Una vez descartado Juan, retomé mi búsqueda de sexo fácil por internet. No sé cómo me costó tanto, pero no acababa de dar con ningún perfil que me acabase de convencer, hasta que vi un mensaje en la bandeja de entrada de una de las páginas:

Carlos, 36 años, 20cm de polla gordita, moreno, alto, delgado, con perilla... Su aspecto en principio no me gustó mucho, pero empezó a calentarme con sus mensajes, y yo necesitaba un polvo urgente!! 

Por aquel entonces yo estaba estudiando en Madrid, él vivía en Chueca...

Tras varias conversaciones calientes, me suplicó que fuera a su piso, quería follarme con todas sus ganas!!

Con el calentón que tenía encima y el pollón que me había enseñado por fotos, podía pasar por alto su aspecto y tirármelo, pero había una cosa que me daba palo: Tenía un compañero de piso que casi siempre estaba en casa... Él me aseguraba que no pasaría nada, que su compañero ni se enteraría, pero me daba más reparo ir sabiendo que alguien más se enteraría de a lo que iba, aunque, sabiendo que su compañero también era gay, he de confesar que tambien fantaseé con la idea de que se uniera y hacer un trío de los que tanto me gustan!!

Finalmente me convenció y cogí el metro hasta Chueca. Nunca había ido aún por aquella zona de Madrid y nada más salir del metro, se notaba que era el barrio gay por excelencia!! Cuando me estaba empezando a poner nervioso por la espera, apareció por fin Carlos.

Tras las presentaciones oportunas me llevó a su piso compartido. Al llegar entró él primero para comprobar que no hubiera moros en la costa, luego me dió paso a su habitación y se dispuso a poner música para camuflar un poco lo que allí iba a pasar de un momento a otro. Su compañero estaba justo en la habitación de al lado...

Rápidamente encendió su ordenador y puso un vídeo porno para ir calentando. Antes de que pudiera darme cuenta me estaba sobando el paquete y desabrochándome el cinturón...

Recordando mi clausula inapelable de no dar besos, fue directo al grano, me desnudó por completo y se sacó la polla por la cremallera de su pantalón, guiando mi cabeza hacia ella con energía.

Me lancé a chupar aquel pene semi-erecto con ganas, y poco a poco fue creciendo más y más... Después de todo parecía que no había sido mala idea quedar con Carlos... Aquella polla estaba muy muyyy rica!!

Sin dejar de mamar, le fui quitando los pantalones y los gayumbos. De repente, cogiéndome por la barbilla me levantó y se acercó a mi cara, haciéndome temer que iba a besarme... pero no, se lanzó a mi cuello, mordisqueándolo poco a poco mientras me sobaba el paquete, que ya estaba a tope. Poco a poco fue bajando, lamiendo mis pezones, deslizándose por mi ombligo hasta llegar a mi falo, el cual empezó a chupar como nunca me habían chupado!!! No sé cómo lo hacía, pero me hacía estremecer con cada lametazo!! La sensación era tan fuerte, que tenía que pedirle que parara cada dos o tres embestidas!! Aun con lo silencioso que yo suelo ser y más sabiendo que teníamos compañía en la habitación de al lado, no pude reprimir gritar de placer y gemir como nunca!

Se colocó sobre mí, dejando su polla al alcance de mi boca, realizando un 69, para después girarse y follarme la boca durante casi una hora!! si, si!! una hora!! ambos estábamos tan agusto que, yo no quería parar de mamar semejante pollón tan rico, y él no quería que parara de mamárselo...

Después del récord de mamar, me levantó las piernas y empezó a lamer mis huevos, bajando poco a poco hasta mi agujerito, que ya estaba pidiendo guerra!! Debió tirarse unos 20 minutos lamiendo mi culito, con lo cual, debió quedarle claro a su compañero de piso que estábamos follando, por si le quedaba alguna duda, con los gemidos que no podía reprimir con tanto placer y que ni siquiera la música de fondo podía acallar...

Me dijo que me colocara boca abajo, y así lo hice, dejando mi culito a su merced. Sacó de su armario un lubricante y un consolador al que su polla no tenía mucho que envidiar, y me lo fue introduciendo poco a poco en mi ano, totalmente dilatado con tanta acción. Me folló durante largo rato con su juguetito, antes de sustituirlo por el de verdad. Empezando con la postura del perrito, me introdujo sus 20cm hasta el fondo, hasta que sus huevos quedaron chocando contra los míos y fue aumentando el ritmo progresivamente. Cambiamos al misionero y al final, me suplicó que le mamara la polla mientras me follaba el culo con el consolador... De esta manera me corrí desparramando toda mi leche sobre mi abdómen y salpicando su culo y su espalda. Sin darme tiempo a recobrar el aliento, me llevó corriendo al cuarto de baño, yo salí asustado por la posibilidad de encontrarme con su compañero por allí y yo en bolas y lleno de semen...

Nos metimos en la ducha, donde continué con mi mamada infinita, saboreando, insaciable su preciosa punta descapullada tan suave, hasta que se corrió sobre mi cara. Acabamos de ducharnos y al dirigirnos al dormitorio, de nuevo completamente en bolas, apareció su compañero en el salón... Su cara fue un poema!! Se me quedó mirando el paquete como atontado y se metió de nuevo en su cuarto.

De nuevo en la habitación con Carlos, nos tumbamos en la cama desnudos durante un rato, acariciando nuestros cuerpos, hasta que decidí vestirme y emprender la marcha de vuelta a casa, rezando por que no estuviera su compañero de nuevo en el salón al salir... Me moría de la vergüenza!!

Me despedí de Carlos y al salir por la puerta... No hubo suerte con mi plegaria y allí estaba su compañero de piso. Me despedí de él, que ni corto ni perezoso, me dijo: "bonita polla, para la próxima me apunto".

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