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Acosado y seducido (final)

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-Ya oíste, nene… -me dijo la matrona y me empujó hacia Mi Señor después de untarse dos dedos con la crema y darme el pote…

Siempre tiemblo de emoción cada vez que tengo la verga de Mi Señor entre mis manos… Me arrodillé, abrí el pote, hundí dos dedos en la crema y comencé con la tarea notando cómo ese amado ariete se iba poniendo duro…

Mientras tanto, ¡ay!, sentí las manos de la señora Chela acariciándome las nalgas, dándome unas palmaditas y entreabriéndolas para después meterme un dedo en mi indefenso agujerito… Seguramente lo había empapado con su salida, porque no le costó metérmelo, y enseguida otro y esos dedos sirvieron para aliviar mi ansiedad a la espera de la verga de Mi Señor, que estaba ya bien erecta y dura cuando se puso de pie…

-En cuatro patas, Jorgito… ¡Ya!...

-Sí, Mi Señor… -y adopté la posición ordenada, que me encanta porque me hace sentir lo que soy, un perro, una mascota siempre ansiosa por satisfacer los deseos de Mi Dueño…

La señora Chela me sacó los dedos del culo y Mi Señor se acomodó entre mis muslos…

Sentí el glande en mi agujerito y supliqué:

-Métamela, Mi Señor… ¡Métamela!...

Él retiró su verga y me humilló con una carcajada acompañada por otra de la señora Chela…

-¡Qué putito sos, nene!... – me dijo…

Yo no daba más de las ganas y los nervios…

-Estás desesperado por comerla, ¿eh, Jorgito?...

-Sí, Mi Señor, no puedo más…

-Bueno, suplícame, nene putito…

-Sí, se lo… se lo suplico, Mi Señor…

Y entonces comenzó a hacerme víctima de un juego perverso…

-Bueno, te la meto…

Y empezó a entrarme, pero cuando yo estaba sintiendo ese conocido dolor que antecede al goce, me la sacó…

La señora Chela, que estaba junto a nosotros mirando fijamente, estalló en una carcajada y dijo con tono burlón:

-¡Ay, señor Trovatto, qué malo es!...

Mi Señor también se rió, volvió a meterme un poco su verga y cuando yo gemí de goce y ansiedad volvió a sacarla de mi culo que ya no podía más del hambre…

¡Qué perversos son los dos!... Disfrutaban sádicamente del juego morboso al que me estaban sometiendo mientras yo estaba a las puertas de un ataque de nervios, al punto que me puse a llorar…

-Ay, llora la mariquita… -se burló la señora Chela e hizo reír a Mi Señor que después dijo:

-Bueno, ya está bien, ahora sí te voy a dar verga, putito... –y me la enterró sin miramientos… Ese conocido dolor inicial transformó mi llanto en un largo gemido, que después, cuando Mi Señor empezó el bombeo, se convirtió en una sucesión ininterrumpida de jadeos de placer…

Me encanta que Mi Señor me aferre con fuerza por las caderas mientras me viola y la señora Chela se masturba mientras nos mira…

Por fin, después de un tiempo que no puedo calcular, esa adorada verga me lanzó varios chorros de semen caliente que fueron a dar al fondo de mi culo mientras yo gritaba de goce y temblaba de la cabeza a los pies…

A partir de esa tarde Mi Dueño y la señora Chela tomaron la costumbre de humillarme como parte del disfrute que sienten dominándome y eso me excita sobremanera… ¿Les resulta difícil de creer?, lo entiendo, pero es verdad… Mi culo arde de ganas mientras ellos se burlan y me degradan… Sin duda soy no sólo un chico putito sino también masoquista…

El señor Trovatto, Mi Dueño, viene cada dos o tres días a darme verga por el hocico y por el culo, y durante esos intervalos es la señora Chela quien me usa a fondo…

Soy su mucamita, le hago las tareas domésticas y cuando termino me convierto en su nene putito y ella hace maravillas con sus dedos…

Hace un par de días, después de que Mi Dueño me hubo llenado la boca y el culo de leche en el living, me dejaron echado en el piso mientras ellos conversaban sentados en el sofá…

-Señor Trovatto, ¿no cree que Jorgito es tan lindo, tan delicado que casi parece una nena?...

-Es verdad, Chela…

-Yo lo tengo con un uniforme de mucama, usted lo vio…

-Sí, y le queda muy bien…

-Bueno, mi idea es que lo afeminemos un poco más…

-Mmmmmhhhhhh, me interesa eso, ¿cómo sería?

-No más ir a la peluquería, que el pelo le crezca hasta los hombros y yo mientras tanto lo llevo al salón de estética que tiene una amiga mía a que le depilen las cejas… ¿Lo imagina así?

Mi Dueño pareció meditar un poco y después dio su aprobación:

-Me parece perfecto, ocupate, Chela…

Yo los oía y me imaginaba con el pelo bien largo y las cejas depiladas y las explicaciones que tendría que darles a mis padres… Bueno, no fue difícil, ya que nunca se preocuparon demasiado por mí…

Mientras me pelo crecía y crecía la señora Chela me llevó al salón de su amiga, que al verme se entusiasmó con la tarea que debería hacer… Para ese entonces yo vestía la ropa que Mi Señor me compraba: jeans bien ajustados y remeras no menos ceñidas que realzaban mis formas casi femeninas…

Mi aspecto marcadamente feminoide lo tiene muy excitado a Mi Señor, que me da unas cogidas fenomenales y cuando él no viene es la señora Chela quien me coge con sus dedos habilísimos…

¡Qué feliz me siento de ser un putito! ¡Y tan bien alimentado!...

Fin

(9,33)