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El primo de mi esposo

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Mi esposo y yo apenas teníamos unos meses de casados, y como toda pareja apenas en su luna de miel, nuestro sexo siempre fue convencional, metida sacada, acabo y me duermo.

Yo no sabía nada de sexo ya que era virgen cuando me casé, así que para mí era normal hasta que llegó de visita un primo de mi esposo.

Este primo llegó de sorpresa, al menos yo no sabía que venía, Un día mientras yo me encontraba duchándome llegó el, al abrir la puerta, tan solo me puse una bata encima y salí para abrir la puerta. Este primo yo lo conocía únicamente por fotos, como mi cuerpo aún estaba mojado la bata se comenzó a mojar también y se comenzó a transparentar mostrando mi cuerpo. Lo invité a pasar después de darnos un abrazo, y en la sala sentados comenzamos a platicar, de la familia y nosotros. Él estaba sentado enfrente de mí, y notaba que no me despegaba los ojos de mi cuerpo, yo nunca pensé que con la bata mojada se podía ver mi cuerpo como si estuviera desnuda, él no paraba de mirarme. Al principio me incomodó por su atrevimiento, me levanté para cambiarme, para ponerme algo encima y cuando llegué a mi cuarto, pude ver que mi cuerpo se veía tan bien, se notaban mis pezones, y la raja bien peluda. Al verme me puse colorada, con razón él no paraba de verme.

Me puse un vestido y salí de nuevo, al llegar a la sala, él ya había destapado una botella de un vino que traía de donde vino, me ofreció una copa y la acepté, nos tomamos una y después otra y después otra hasta que nos acabamos la botella. Ya un poco tomados, él me pregunto qué porque me había cambiado, que mi cuerpo era una maravilla para verlo tapado, me puse colorada por lo dicho. Él se sentó junto a mí, en el mismo sofá, y acercando su cara me dijo que olía bonito, yo le agradecí lo dicho y al voltear hacia él, nuestras bocas se juntaron besándonos ligeramente, los dos nos separamos rápido pero quedó el gusanito de volver a besarnos. Entonces él me pidió que si me podía ver de nuevo en la bata, que quería ver mi cuerpo, yo le decía que no, que su primo podía venir pero él me comenzó a rogar hasta que me convenció. Me regresé a mi cuarto para ponerme la bata, y cuando me había quitado el vestido, sentí que unas manos me tocaban por atrás y comenzó a besar mi espalda, al pegarse a mi cuerpo él ya se había desnudado por completo y podía sentir su verga en mi espalda, rodeó con sus brazos mi cuerpo y me tomó de los pechos, yo comencé a gemir de placer, quería separarme de él, por un lado se me hacía mal ser infiel a mi marido y por el otro el sentir su vergota en mi cuerpo me decía que lo probara. Él siguió besando mi espalda, me acariciaba mis pechos con una mano y la otra me tocaba mi raja yo por instinto abrí las piernas, dándole acceso mejor a mi raja, "No me calientes, por favor ya no" le decía yo "Por Dios, me estas calentando mucho“. Al bajar la mano para tocarle la verga, al sentirla me separé de golpe de él y dándome la vuelta le vi su verga, Dios que vergonon, así parado casi le llegaba a las medio muslo, no podía creer lo que veía, de ninguna manera podría meterme esa verga dentro de mí, el vérsela simplemente me había dado miedo.

Después de la sorpresa recibida me dio por tocársela para saber si era de verdad, se la tomé con las dos manos, le vi la cabeza brillar por los jugos que se le salían, era la primera vez que veía una verga así de cerca y además muy grande, yo no le había mamado la verga a mi esposo y ahí estaba yo de cerquita viendo esta vergota, se la apretaba y más jugos le salían, con un dedo le tomé un poco de ese jugo y poniéndomelo en la boca lo chupé, no sabían tan mal.

-¿Quieres darle un beso? -me preguntó él.

-Nunca lo he hecho.

-Abre la boca.

Y abriendo la boca esperé, él tomando la verga en una mano me la puso en la boca, yo tenía los ojos cerrados al sentirla dentro de mi boca, el comenzó a meterla y sacarla, "Chúpala como si fuera dulce” y comencé a chuparla. Él me tomó de la cabeza por atrás y me apretaba a su cuerpo así que la verga se metía más y más, y cuando tocó el fondo de mi garganta yo sentía que me ahogaba, quería sacármela pero él me tenía bien agarrada y no podía sacármela, él me decía que me relajara que relajara los músculos de la garganta y así lo hice no fue fácil pero logré meterme una buena parte de esa verga, él comenzó el mete y saca "Así, chiquita, que bien mamas, sigue chupando sigue no pares". De pronto sentí de como la verga comenzó a palpitar y me soltó un chorro de leche en mi boca, al principio me dio asco, pero no podía sacármela y esa verga seguía llenándome la boca y comencé a tragármelos para no ahogarme, cuando paró de venirse, yo ya me había tragado toda, él me dijo que siguiera chupando para que se lo parara de nuevo y cuando se lo puse tieso de nuevo, me acostó en la cama, yo estaba boca abajo, con las nalgas en el aire, él se puso detrás de mi me metió su verga en mi raja y al momento me ajusté a su medida, él me comenzó a coger con tanta rapidez, los dos nos movíamos rapidísimo, yo disfrutaba de esa cogida.

-Cógeme, así cógeme, no pares quiero toda esa vergota dentro Ayyyyy por ahí no por atrás no sácala sácala me duele.

Había gritado yo porque con los movimientos que nos dábamos se había salido la verga de mi raja y me la había metido por atrás, él en lugar de parar siguió moviéndose, yo sufría del dolor pero pronto se convirtió en placer entonces comencé a disfrutar de esa cogida por atrás y no paramos hasta que los dos nos vinimos al mismo tiempo él en mi culo y yo con mi dedo.

Cuando todo terminó nos separamos, yo me metí a limpiarme y al salir él ya se había ido.

Al día siguiente, al salir mi esposo para trabajar en media hora estaba y en mi puerta el primo de mi esposo y yo lista para recibir la cogida del día.

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