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Mi madre y la vendedora

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Siempre he pensado que toda mujer lleva el lesbianismo en su sangre, ya que son hermosas y es imposible resistirse a los encantos de una.

Un sábado en la mañana tocan a la puerta, al abrir casi se me cae la boca, una mujer de unos 40-42 años, con unas tetas gigantes parecidas a las de la actriz porno Milena Velba estaba ante mí: morena, cabello castaño, con unos ojazos cafés, un cuerpo increíble, camisa blanca, pantalón de mezclilla muy pegado.

- Hola joven, mucho gusto, soy Claudia Romero, ¿Esta tu mamá?

- Sí, sí. Conteste nervioso, ella me miraba con una sonrisa.

Fui a hablarle a mi madre, al llegar quedo igual de sorprendía que yo.

- Hola, mucho gusto señora me llamo Claudia Romero, vengo ofreciendo cremas para la cara y así obtener un cutis perfecto.

- No ahorita no, gracias. Mientras echaba algunas miradas a sus tetas.

- Tengo 56 años y mire mi cara, cero arrugas. Mi madre y yo nos sorprendidos, se veía mucho más joven.

- Mmm, bueno pase. Respondió mi madre.

- Muchas gracias, solo será un momento.

Se sentó en el sillón de la sala y saco de su portafolio los productos, los mostraba le decía a mi madre como usarlos, yo solo estaba allí por morbo de ver esas tetas, ella no quitaba su sonrisa de la cara, se nota que sabe hacer sentir en confianza a sus clientes, notaba como mi madre igual no paraba de mirarle aquellos melones que parecían explotar en esa camisa tan apretada.

En eso la vendedora pidió ir al baño, a lo cual mi madre la guío, al regresar me dijo.

- ¿Le viste esas tetas? Me sorprendió la pregunta de mi madre.

- ¿Que? No, no. Mintiendo.

- ¡Oh vamos!, hasta yo sé las vi, son gigantes.

- La verdad es que sí. Solté una sonrisa pícara.

- Ándale sube a tu habitación a limpiar tu cuarto, que aquí te vas a distraer mucho. Dijo riendo.

En eso volvió Claudia y yo me fui a mi cuarto, pero tenía curiosidad, aquella auténtica Milf me la puso durísima, baje un poco las escaleras sin hacer ruido y podía escucharlas y mirarlas.

- ¿Entonces quiere estás cremas verdad?

- Si. Respondió mi madre.

- Bien, le aseguró que le van a servir mucho.

- Eso espero.

Mientras hacia la nota de los productos que pidió mi madre, ella le pregunto algo me dejó helado.

- Disculpa la pregunta pero tengo curiosidad ¿Son naturales? Dijo tartamudeando.

- ¿Qué cosa?

- Tus este, te, te, tetas.

- Jaja, Si, muchos me preguntan eso.

- No lo puedo creer, son muy grandes.

- Desde niña me empezaron a crecer demasiado, el doctor dijo que eran por qué producía muchas hormonas, ya te imaginas la de chicos que andaban tras de mí en la escuela.

- ¿No te duele la espalda?

- Una se termina acostumbrando.

- Uff. Expreso mi madre.

- Anda toca para que veas.

- Hay no, qué pena.

- Vamos, no pasa nada. Seguido de esto tomo la mano de mi madre y la acercó a sus tetas.

- Tu hijo y tú no paraban de mirarlas desde que llegué jaja.

- Perdón, nunca había visto unas tan enormes y eso que las mías eran chicas pero mi esposo me pago la cirugía para tenerlas más grandes.

No sé qué pasaba pero mi madre estaba embobada tocando aquellas tetas, yo estaba ya con el pantalón abajo masturbándome viendo aquella escena, pero venía lo mejor, se empezó a desabrochar la camisa.

- Para que las sientas mejor. Metió la mano de mi madre debajo de su brasier, mi madre las apretaba y reía del nerviosismo, la vendedora soltaba pequeños gemidos y la miraba a los ojos.

- Déjame tocar las tuyas, a ver qué tal se siente las tetas operadas. Imagino que como era entre mujeres mi madre se sintió en confianza y levanto su blusa.

Nunca había visto a mi madre de manera sexual, sabía que mis amigos se pajeaban viéndola, a sus 42 años se conserva bien ya que hace mucho ejercicio, su culo está bien marcado y obvio esas tetas operadas, mi madre tiene la piel no tan blanca ni tan morena, cabello negro, recuerdo que en ese momento venía de correr, llevaba el cabello recogido con una banda negra en la cabeza, blusa blanca con sostén deportivo y un pantalón de lycra negro.

- Mmm, Se sienten bien. Dijo la vendedora mientras la tocaba de todos los lados y empezó con sus dedos a jugar con sus pezones.

- ¿Qué haces? Dijo mi madre.

La vendedora la miraba sonriente.

- ¿No te gusta?

Se acercó lentamente a la boca de mi madre mientras le daba caricias en la cara, comenzó a besarle el cuello, algunos en su boca de manera suave, mi madre estaba paralizada, no hacia ningún gesto, después empezó a meterle la mano debajo de su lycra, mi madre miraba con los ojos cerrados hacia arriba demostrando placer, comenzó a gemir un poco intentado no hacer mucho ruido, la vendedora seguía dándole pequeños chupetones en el cuello, los hombros, aquella escena era muy excitante, yo estaba alucinado masturbándome.

- Mi, mi, hijo, pu, puede bajar en cualquier mo, momento, ahh. Decía mi madre mientras soltaba pequeños gemidos.

- ¿Dónde está?

- Limpiando su cuarto.

- Déjalo, va a tardar, tú disfruta.

Mi madre ya no podía soportar más, comenzó a responderle los besos, la saliva salía de sus bocas, la vendedora succionaba y lamia la lengua de mi madre, se quitó la camisa y mi madre comenzó a chuparle las enormes tetas, se tumbaron en el sillón y seguían besándose, de un tirón le arrancan el pantalón a mi madre dejando ver aquel coño solo con una raya de pelos en medio, comenzó a masturbarla con 2 dedos, mi madre solo soltaba pequeños gemidos intentando no hacer ruido, se quitó la blusa dejando ver sus increíbles tetas que estaban totalmente erectas, se oía el chasquido de su coño mojado, se levantó la vendedora y se quitó el pantalón.

- Comételo, mira como está de mojado. Al mismo tiempo que se abría su coño peludo metiéndose los dedos.

Tomo a mi madre y la coloco en su vagina, ella comenzó a lamerlo mientras que con sus manos movía aquellas tetas, podía ver cómo se retorcía de placer, no creía que aquella persona que veía era mi madre, estaba poseída por el placer, chupaba y le metía los dedos a aquella madura.

- Méteme toda tu mano.

- ¿Que? ¿Es en serio?

- Si, por favor.

Mi madre metió la mano completa, ella no lo podía creer, solo se escuchaba el crujir de los jugos vaginales moviéndose dentro.

- Sácala y métela rápido. El chapoteo me excitaba aún más, aquella señora debió ser toda una puta en su juventud.

- Sigue, si, sigue, así, que me corro. Mi madre intensificaba el mete y saca de sus dedos, era una delicia escuchar aquel sonido, yo no pude más y solté todo mi semen que salió disparado, un pequeño gemido salió de mi boca aunque no creo que se haya escuchado.

- Más, más, no te detengas.

Agarro a mi madre y le dijo que se acostara en el piso, ella se sentó sobre la cara y seguía comiéndoselo, la vendedora hacia unos movimientos increíbles, sus tetas botaban, mi madre le apretaba el culo queriendo exprimirlo.

- Dale, chupa, chupa, así, En eso la vendedora soltó todo un chorro de sus jugos que salió disparado a la cara de mi madre, se acercó y siguieron besándose.

Tomo a mi madre, la empujó al sillón, le abrió totalmente las piernas, un escupitajo salió de su boca y comenzó a devorar su coño como una profesional, mordía sus labios vaginales y los estiraba. Se notaba que ya tenía experiencia, le succionaba las tetas, mi madre apretaba su boca para evitar gritar de placer, con sus manos rasguñaba el sillón, movía su cuerpo.

- Uff, qué bien lo haces. Dejaba de lamerlas y seguía con sus dedos mientras se comían la boca.

- Joder, mi marido es un principiante a tu lado. Sacaba sus dedos y los chupaba, con sus manos masajeaba efusiva el clítoris de mi madre.

- Ahh, Más rápido joder, más, sigue, que estoy a punto... Mi madre soltó gran chorro que hizo temblar sus piernas, este dio a las tetas de la vendedora, ella se los esparcía dejándolas brillosas, tremendas putas pensé yo.

Se besaban intensamente, lamian sus lenguas, tomaba la cabeza de mi madre y la pasaba por sus tetas, mi mamá se relamía sus pechos, se escuchaba su agitación, ella quería seguir besándose, creo que ya le daba igual si yo bajaba y las veía.

- Me tengo que ir, debo seguir vendiendo. Se comenzó a vestir, mi madre seguía tocándose, se metía los dedos y los chupaba.

- Tus cremas llegan la próxima semana. La acompaño desnuda a la puerta, se dieron un beso y le tocó las tetas.

- Adiós, espero que hayas disfrutado, me saludas a tu hijo. Dijo la vendedora riendo.

Mi madre dio un suspiro y se comenzó a poner la ropa, yo subí a mi cuarto, minutos después tocó.

- ¿Todo bien?

- Si, má. Y cerró la puerta.

Desde ese día me masturbo pensando en aquella escena, mi madre toda una mujer caliente que de seguro no fue su primer encuentro lésbico, y aquella tetona que me hubiera gustado follármela, cuando llegaron las cremas a mi madre se le dibujo una sonrisa.

Fin.

Favor de valorar el relato, se agradece mucho, aunque sé que no soy un gran escritor ayuda a seguir contando estas fantasías en forma de relatos, si quieren dar sugerencias o ideas ponerlo en los comentarios.

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