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Carmen ¡vaya dilema!

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Soy Juan, tengo 20 años, mido 1.70 sin ser un playboy me mantengo en forma gracias a que voy 4 días al gym, pelo rizado, ojos marrones y con un cuerpo donde lo que más destaca es mi tren inferior destacando mi culo, eso dicen mis amigas. Me gusta vestirme informal pero elegante sobre todo polos ajustados sin que sean demasiado ceñidos y vaqueros.

Tras esto empiezo...

Mis amigo/as siempre íbamos a un bar que regentaban los padres de un amigo, era una especie de salón de bodas venido a menos por la crisis, con parking privado y con un billar. Siempre que iba había alguien de nuestro círculo de amigos para pasarlo bien.

Los clientes eran los de toda la vida y mantenían más o menos los mismos horarios. Un día David me comento.

- Juan menudo bombón ha empezado a venir a tomar café todos los días. Tienes que verla.

- Venga ya fantasma, tú lo que quieres es que me pase todo el día aquí.

- Que NO! Si es mentira tienes copas gratis un fin de semana entero.

Eso me extrañó de David ya que era un tacaño, siempre dice que no tiene pasta cuando salimos pero al ligar le falta tiempo para invitar al ligue y si puede llevársela a un hotel.

- A qué hora pasa ese "bombón"?

- Sobre las 16.00 más o menos.

- Lastima porque la semana que viene voy de tarde, pero la otra voy de mañana.

- Pide fiesta un día porque yo la otra me voy a Ibiza con Paula

- Eres lo peor!! Nunca tienes dinero y ahora te llevas a Ibiza a una tía que conoces de hace un mes.

- Ja!Ja! Reímos los dos.

- Un chochito es un chochito!!

- Lo dejamos para cuando vuelvas.

- Ok.

Después de unas horas tomando unas copas me fui a mi casa. Pase toda la semana trabajando de tarde sin tiempo a nada más.

David y Paula me pidieron que los llevase al aeropuerto, no me dio un duro como era habitual en él. Antes de despedirnos aprovechando un momento que estábamos solos me dijo

- Te acuerdas del "bombón"?

- Ya ni me acordaba

- Mi madre ha estado hablando con ella y le ha dicho que es divorciada

- Y?

- Voy a llevármela a la cama!!

- Ja!Ja! Te vas a Ibiza con Paula y ya estás pensando en tirarte a otra.

Llego su chica y cortemos la conversación, me despedí de ellos, me dirigí hacia casa pensando como seria aquella mujer, tenía que averiguarlo. Paso el fin de semana sin nada reseñable pero algo me rondaba en la cabeza que me tenía intranquilo, seria verdad o no?

Estuve distraído toda la semana, pero por una cosa o por otra que no pude ir al bar a la hora que me dijo David. El jueves estaba decidido, logre un permiso en el trabajo con la excusa de ir al banco, me lo dieron.

- De hoy no pasa sin verte. Dije para mí mismo cuando salía de la empresa en mi coche.

Me duche, comí y sobre las 16.00 me fui al bar, aparque en el parking trasero, pedí un café y espere. Cada vez que se abría la puerta miraba con la ilusión de que fuera ella. Cuando ya me daba por vencido se abrió la puerta del bar, sin ninguna esperanza me gire lentamente y allí estaba.

- Tenia razón el muy cabrón! Salió de mi boca.

Me quede embobado mirándola mientras ella se dirigía hacia una mesa, era aún más preciosa de lo que me imaginaba. Tendría entre 40 y 45 años, mediría unos 160 cm., cabello liso de color caoba hasta los hombros, ojos grandes marrones con un brillo especial, nariz fina acabada en punta seguida de unos labios bien proporcionados pero muy carnosos. Llevaba una blusa amarilla aunque sin ser demasiado ajustada se le intuían unos buenos pechos y un vientre sin ser plano tampoco con demasiada "panza". Unas caderas anchas terminando en culito que parecía un caparazón de tortuga.

- Embobado! Me saco de mi trance, era la madre de David.

- Que?

- No la mires tanto que la vas a gastar. Ja! Ja!

- No la miraba estaba pensando en mis cosas.

- Si! Si! Como mi hijo.

Mientras hablábamos la diosa caoba se acercó a la barra.

- Hola Carmen, un café con leche?

- Marchando Patricia.

Se giró y cuando se disponía a ir a su mesa Carmen, una mujer simpática pero a veces un poco bocazas le dijo.

- Con mucha pena te voy a tener que prohibir la entrada.

- Como! Pero porque? Se volvió a girar hacia la barra sorprendida.

- Porque tienes a todos los hombres embobados mirándote y dejan de consumir. Ji! Ji!

- Ya será menos. Dijo Patricia

- Que no, sino mira a Juan, me señalo.

Yo no sabía dónde meterme de la vergüenza solo pude mirarla, ella hizo lo mismo y por primera vez vi aquella impresionante sonrisa. Tras unos segundos mirándonos volvió hacia Carmen.

- No creo que un jovencito así se pueda fijar en una vieja como yo.

- Ja! Ja! Rieron la dos.

Ahora estaba apoyada en la barra, no pude contenerme a fijarme en ese redondo culazo. Tenía que coger el toro por los cuernos, me decidí a hablar.

- No creo que sea una vieja, eres una mujer en la flor de la vida y que cualquier hombre, incluido yo, se fija.

Ambas dejaron de reír y me miraron incrédulas de lo que había dicho. Después se volvieron a mirar sin decir nada. La cafetera empezó a sonar e hizo que Carmen contra su voluntad se alejara.

- Muchas gracias! No todos los días me dicen cosas tan bonitas que a una le alegran el día.

- Solo digo la verdad eres una mujer de bandera.

- Patricia aquí tienes el café. Interrumpió Carmen.

- Gracias Carmen.

Me volvió a mirar, me derretía esos ojos y labios. Cogió el café se giró y se fue hacia su mesa meneando las caderas de manera muy sexy. Antes de sentarse me volvió a mirar.

Mientras ella se tomaba el café yo no podía dejar de mirarla o más bien admirarla. Al cabo del rato se levantó, recogió su bolso y con la taza del café en sus manos se encamino hacia la barra, yo un poco tímido intente no mirarla. Deposito la taza en la barra y se dirigió hacia la salida pero pasando delante de mí le sonreí y ella me la devolvió.

- Adiós! Guillandome un ojo.

- Adiós preciosa, espero que nos volvamos a ver.

- Estaría encantada! Mientras seguía hacia la salida. Aquella mujer no caminaba, levitaba como los ángeles.

En cuanto se cerró la puerta solté

- Ufff! Que mujer!

- Otro como mi hijo, pero que tiene?

Volví hacia la barra Carmen estaba apoyada en la barra con los brazos cruzados mirándome y sonriéndome, pero había algo extraño en ella, tendrá envidia.

- Que quieres decir, Carmen?

- Está muy claro, no? Dijo entre enfadada y desafiante.

Al decirlo me quedo claro que no le gustaba como nos gustaba a su hijo y a mi aquella belleza.

- Estoy esperando guapo!

- Sinceramente creo que es una mujer impresionante, desprende una sensualidad por todos los poros de su piel.

- Que bonito, pero yo quiero saber que tiene ella que no tengamos las demás.

Miro hacia todos los lados, el bar estaba prácticamente vacío, al confirmarlo se separó de la barra para que la mirara pero entonces hizo algo que me dejo alucinado.

- Yo no te parezco sensual! Se desprendió del botón de su camisa mostrando el inicio de sus tetas.

Por primera vez me fije en Carmen como mujer y que mujer. Seria de la misma edad que Patricia pero más castigada por la vida, aunque más delgada pero con dos inmensas tetas.

- Como? no es lo mismo. Ella es divorciada, tú eres la madre de mi amigo y además estas casada.

- Entiendo, o sea que no! Soy un callo en pocas palabras. Sintió su orgullo mancillado y su mirada entristeció.

- No! No! Estas cambiando mis palabras, solo he dicho que no te veo como a ella, no he dicho nada sobre lo guapa o no que eres.

- Si yo no fuera la madre de David...

- Joder! me pones en un compromiso

- Tranquilo esto no cambia nada, solo dime qué opinas de mí.

- Vale con una condición, diga lo que diga no te vas a enfadar ni se lo dirás a nadie.

- Ok, para que te pienses bien lo que opinas de mí.

Rápidamente se esfumo sin decir nada, me dejo pensativo. Recorrió lo largo de la barra hacia los otros clientes y les pidió si deseaban algo más, estos estaban entretenido en su partida de cartas. Se giró tras su negativa y camino hasta donde yo estaba lento y de manera que nunca había visto en ella. Me indico con la cabeza que fuera hacia el final de la barra, era tipo L y así lo hice. Estaba hecho un flan, que pretendía?

Me senté en el último taburete de la barra apoyando la espalda en la pared, estaba muy nervioso así que decidí ser cauto con mis palabras para no meterme en un lio.

- Estoy un poco nerviosa mira. Estiro el brazo enseñándome la mano que temblaba levemente.

- Yo también. Mientras miraba su mano sin poder levantar la vista.

- Cógela no seas tonto. Estire y cogí su mano con la mías, era suave, mi cuerpo se erizo sin saber porque.

- Tienes la piel muy suave!

- Si! no será que pretendes ser amable conmigo y mírame sino no me voy a creer tu veredicto. Se sincero! Al levantar la vista me guiño un ojo a la vez que me sacaba la lengua.

Carmen era una verdadera MILF, madura que me follaria, me lancé al ruedo y me puse a examinarla de arriba abajo. Pelo liso color caoba, tintado seguramente, hasta los hombros, ojos pequeños de color verdoso seguidos de una puntiaguda y fina nariz terminando en unos labios acordes al resto de su cara, no eran carnosos. Era delgada pero destacaban unas tetas inmensas caídas pero apetecibles, una cintura estrecha que contrastaba en unas caderas anchas, todo esto con unas largas y bonitas piernas.

- Podrías dar una vuelta para verte mejor. Tenía una lucha interior por ser correcto con la madre de un amigo o decir que estaba para comérsela.

- UMMM! eso es buena señal! Sin esperar un minuto doy la vuelta dejando a pocos centímetros de mí su culazo, estuve tentado a magrearlo, morderlo y comérmelo.

- Lo ves bien o lo acerco un poco más. No espero mi respuesta dando un paso atrás inclinado el cuerpo, poniendo su culo en pompa a centímetros de mí. Yo estaba cada vez más caliente y ella no ayudaba.

- Es muy grande y fofo, no? Repentinamente paso su mano por él.

- No está muy bien.

- Cuando era más joven lo tenía como una piedra. Seguía pasándose la mano agarrándolo lento y muy sensual.

- Me lo creo, sería la envidia de tus amigas y el deseo de cualquier hombre pero aun ahora levanta pasiones y miradas

- UMMM! Tócalo. Ese suspiro otra vez y encima me lo ofrece para palparlo, a que juega, pensé.

- No hace falta me hago una idea. Aunque lo estaba deseando, solo tenía una idea en mis dos cabezas gozar de Carmen sin importarme las posibles consecuencias.

- Plas! Plas! No te hagas de rogar, tócalo.

En un acto de cordura me levante del taburete para irme pero me tenía atrapado, sin pensármelo mas intente separar a Carmen de mí, un acto reflejo cogí sus dos nalgas empujándola hacia adelante, estaban duras pero que muy duras, ella trato de no ceder y empezamos un mini forcejeo.

- Plas! Por favor aparta o te doy otra pero más fuerte.

- Aah! UMMM! Reaccionó dándome espacio para mi huida.

Rápido como el rayo me dirigí hacia la puerta sin mirar atrás, la abrí y cuando me disponía abandonar el bar Carmen dijo.

- Ei! Dónde vas? Aun no me has dado tu veredicto.

- Mañana o cuando vuelva te lo doy.

Me gire al contestar y allí estaba ella, sonriendo de creerse vencedora. Salí sin esperar respuesta alguna y me dirigí hacia casa deseoso de calmar mi calentura con una buena paja en su honor. Llegué en 5 minutos y fui directo al aseo cerré, baje el pantalón y bóxer a la vez, apareció mi pene aun duro, me senté en la taza, cerré los ojos y allí estaba Carmen con sus gigantescas tetas y pedazo de culo, empecé una frenética masturbación y al minuto salió mi semen disparado sin control.

Aun con los ojos cerrados fantaseando con Carmen estuve un rato, luego ya más calmado me levante limpie mi pene y todos los restos del semen. Me subí los pantalones y cuando me disponía a salir el móvil empezó a sonar, quien coño seria ahora no estaba para nadie, lo saque y para mi sorpresa era del bar, lo deje sonar hasta que paro, ufff, aún no lo había vuelto a meter al bolsillo que empezó otra vez, el bar o sea Carmen.

- Joder! Que quiere esta ahora, lo cojo o no. Dije para mí mismo.

Al final decidí que sería contestar para sacarme las dudas porque no iba a parar. Volví a mirar el móvil, respire hondo y conteste.

- Si, quién es? Simule que no conocer el número y quitarme un poco la presión.

- Soy Carmen, la madre de David es que no tienes este número.

- No, pero lo guardare para la próxima vez.

- Vale, te llamo porque quería pedirte perdón por el mal rato que te echo pasar, me siento mal.

- No hacía falta, perdonada estas.

- No me has entendido, me gustaría decírtelo en persona porque por teléfono queda muy frio.

- Ok, mañana me paso aunque te repito que no tienes.

- Podrías pasar ahora, no poder dormir por lo mal que me siento y ya sabes no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.

Me sentí aliviado por la conversación con Carmen, se veía sincera a la vez que preocupada después de todo era buena mujer.

- Bueno vale, estaba a punto de ducharme pero me cambio y voy para el bar.

- Dúchate tranquilo no hay prisa, te espero. Voy a cerrar aunque tengo que dejar todo listo para mañana que David esta en Ibiza y mi marido se ha ido a cazar.

- Ok.

- Hasta ahora Juan.

Aliviado y pensando que era tonto por haberme imaginado que Carmen se estaba insinuando mientras me duchaba. Me vestí y fui caminando pensando que tenía la mente sucia por lo ocurrido hacia un rato. Una vez ahí fui abrir la puerta pero estaba cerrado, intente mirar por el ventanal pero los estores me lo impedían divisar nada, golpee la puerta un par de veces. Al poco tiempo el ruido de unas llaves, entonces apareció Carmen, me hizo pasar y cerró con llave otra vez.

- Sino cierro los clientes intentan que les sirva una última copa, vamos para la cocina que estoy haciendo una tortilla de patatas.

- Vamos que no quiero que se te queme y me hagas responsable. JA!JA!

Ella se dirigió hacia la cocina delante mío y no pude contenerme de mirar aquellas nalgas que había tenido tan cerca e incluso había palpado, mi cuerpo reacciono con un escalofrió de los pies a la cabeza.

Según avanzamos, algo hizo que apartara mi vista de las nalgas de Carmen, algo se estaba quemando. Ella también debió darse cuenta ya que corrió hacia la cocina a la vez que renegaba, tras unos segundos yo hice lo propio.

Entre y vi a Carmen como apartaba la sartén del fuego, de improviso una llamarada salía del fogón, sin pensarlo y viendo que se iba a quemar corrí hacia ella cogiéndola por la cintura la atraje hacia mi quedando pegados, muy pegados. Por alguna razón, el fuego o la sorpresa de mi acción, soltó la sartén con tal mala suerte que golpeo con la cocina cayendo la tortilla al suelo pero una parte en su blusa. Ella rápidamente la aparto como pudo mientras maldecía su suerte.

Yo aún la mantenía agarrada por la cintura, volviendo a la realidad todo mi cuerpo se excito y mi pene empezó a crecer, la deslice hacia delante pero ya era tarde porque seguro que lo había notado. Entonces le dije

- Perdón, no sé qué me ha pasado, mejor espero fuera. Salí avergonzado.

- Por qué? Si te tengo que dar las gracias, has evitado que me queme. Anda coge una cerveza y siéntate que ahora voy yo.

Fui hacia el grifo de cerveza sirviéndome dos tubos engulléndolos de un solo trago y me senté en una mesa no sin antes rellenarme otra vez mi tubo. Pensando en cómo disculparme paso el tiempo hasta que Carmen salió cogió una copa, puso dos hielos y la relleno con Chivas 12 años. Se acercó, se sentó a mi lado y cuando me disponía a disculparme se adelantó.

- Creo que me he quemado?

- Donde sino te ha saltado casi nada.

- Algo debe ser porque me molesta pero no veo nada, mira tú. Entonces se abrió un botón de la blusa dejando ante mi buena parte de sus tetas.

- No veo nada! Lo mire pero sin acercarme, luego bebí un trago.

- Acércate y mira mejor. Arrastro su silla hasta chocar con la mía.

- A si se ve una pequeña quemada ahí. Intentaba mantener la distancia pero empezaba a excitarme, desvíe la mirada volviendo a beber.

- UMMM! Ves estaba quemada, muy quemada. Al girarme se estaba pasando un hielo por la herida, baje un poco más la mirada y se le notaban los pezones.

- Me tengo que volver para casa, querrás irte a casa o urgencias, no te molesto más.

Me disponía a levantarme cuando Carmen agarro mi brazo para impedirlo, estiro de él para bajo consiguiendo que al volviera a sentarme, pero no evito que sintiera su teta derecha despertando más aun mi calentura.

- UMMM! No te vayas Juanito tenemos una conversación pendiente.

Cogió su copa la levanto para brindar, yo hice lo mismo, brindemos sin dejar de mirarnos. Chin! Chin!

- Quieres otra, porque yo sí.

- Vale. No me dio tiempo a dejar la copa y la cogió junto a mi mano dejándola unos segundos.

Tras esos segundos tan sensuales se levantó, se dirigió hacia la barra a rellanarlas primero la mía, se giró sonriéndome como una mujer solo sabe hacer antes de darse la vuelta alcanzando la botella y rellenando la suya. Volvió pero con una diferencia se había desabrochado otro botón de la blusa, se sentó, no pude evitar mirar sus tetas y por primera vez el principio de su sujetador blanco de encaje. Estaba fascinado hasta que ella dijo.

- Que pasa Juanito! Estaba jugando otra vez conmigo pero esta vez no lo iba a conseguir.

- La verdad o la correcta, quieres?

- UMMM! la verdad claro está.

- A que juegas? Me estas calentando primero esta tarde con tu culo y ahora con tus tetas.

Se tapó la blusa haciéndose la sorprendida, pero la volvió abrir poco tiempo después. Bebió un trago rápido.

- No estoy jugando

- Sino me estas seduciendo. Interrumpí antes de que siguiera.

- Y si estuviera que harías a la madre de tu amigo.

- No vayas de víctima, hasta hora me he comportado por eso mismo, sino...

- Que harías...

Ya no podía mas, estaba como una moto, bebí de un trago mi cerveza y sin pensarlo dos veces estire el brazo hacia la blusa arrancando con fuerza los botones, me lance a por esas tetas metiéndome la derecha en mi boca apretando hasta conseguir morder el pezón.

- UMMM! UMMM! Que haaaces... paraaaaa!

- Nooooo! Juaaaan! Cada vez con menos oposición y más deseo.

- NOOOOO! Haciendo fuerza con sus manos en mis hombros intentaba separarme.

Aunque no tenía ninguna intención de parar, lo hice. Saque mi boca de sus tetas, tire hacia atrás la silla y me puse las manos en la cara simulando llorar.

- Perdona, no sé qué me pasado. No he podido contenerme, soy un monstruo! Me encogí, tape la cara y simule llorar.

Se hizo un silencio tenso, ninguno de los dos podíamos mirarnos a los ojos, pensé incluso que me había equivocado, la habría malinterpretado, se lo diría a su marido y su hijo. Estaba muy nervioso pero que pensaría ella. No aguantaba más, lentamente quite mis manos de mi cara y fui subiendo mi vista hasta llegar a sus ojos.

- PLASSSS! Que te piensas niñato, me has intentado forzar.

- No! No! la he cagado joder, lo siento!

Propine un puño en la mesa provocando que mi vaso volcase y derramase toda la cerveza. Era el momento de disculparme e intentar que no fuera a más, sino me podría meter en un lio. Suspire profundo y sin despegar mi mirada del suelo empecé.

- No sé qué me pasado, bueno si, eres una mujer de bandera, pensé que tú y yo, me equivoque y te pido perdón. Te agradecería que no saliera de aquí, soy amigo de tu hijo, hare lo que quieras, dejare de venir y si quieres romperé mi amistad con él.

- Tú te crees que puedo olvidar tan fácil, pero lo hare solo con una condición. Se quedó pensando supuse mi penitencia.

- Lo que quieras!!

Estaba dispuesto hacer lo que fuera, la mire a los ojos pidiendo clemencia. Tras los segundos más largos que había vivido Carmen me miro y sus labios dibujaron una sonrisa maléfica.

- Esta bien, lo olvidare todo pero...

- Pero que!! Hare lo que haga falta.

- UMMM! Vale, pero ahora mejor será que te vayas y te llamare cuando tenga las ideas claras.

Se levantó, intento taparse con la blusa pero no lo consiguió, me miro resignada y la dejo como estaba. Empezó a caminar hacia la puerta y aunque estaba avergonzado mis ojos se clavaron en el movimiento de caderas, la seguí a unos metros hasta la puerta.

Ella llego a la salida, me mantuve a unos dos metros, Abrió la puerta apoyándose en ella, la mire un instante, baje la vista al suelo y lentamente me dirigí hacia la salida. No había llegado a esta cuando escuche como se cerraba de golpe, levante la vista y allí estaba la sonrisa maléfica de Carmen.

- Sabes una cosa Juan, creo que no voy a ser capaz de mantener en silencio por lo que ha ocurrido. Al mirarla su cara reflejaba que me tenía en sus manos.

- No me hagas esto Carmen, si esto sale de aquí se acabara enterando todo el pueblo e imagínate como reaccionaran, mi familia quedara señalada de por vida. Estoy dispuesto a irme de aquí...

- Espero que no porque mi silencio te lo vas a tener que currar y no solo una vez.

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