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Mi primer incesto con mi hija

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A mis queridos lectores. Para el día de hoy les voy a contar una historia que nos llevó a conocer placeres espectaculares, derrumbando tabúes que no había experimentado. Nos encontrábamos de vacaciones en Santa Marta con mi esposo y mi hija. Al llegar nos alojamos en el apartamento de un amigo. Desempacamos, nos refrescamos con un baño y luego salimos al rodadero para comprar víveres y otras cositas. Paramos en un bar a tomarnos unas cervezas hay estuvimos un buen rato hasta que de pronto llego un amigo a quien conocíamos de las fiestas a las que asistíamos. Antonio un caballero de unos 45 años y un amigo de él que no pasaba de los 35 muy querido y de contextura fornida, se notaba que alzaba pesas, trigueño de pelo quieto, y más o menos 1.80 de estatura. Ya al estar acompañados pedimos un trago más fuerte, Ron. La charla se puso amena y Ana María hiso buena vibra con Anselmo que nombrecito pero en la costa se escucha bastante. Antonio que al lado mío estaba, me mandaba su mano a mis piernas acariciándolas, agarre su mano y me la coloque para que me abrazara, sentándomele bien pegadita, nos empezamos a besar y su otra mano subió por mi pierna se las abrí para que pudiera acariciarme mi cuquita alegrándome la noche que trascurría, vi que mi esposo nos miraba tomándose un sorbo de trago, el licor nos embriagaba, varias parejas bailaban en la pista y entonces Antonio me pidió un baile, nos dirigimos a la pista los cuatro porque Ana y Anselmo también se levantaron a bailar, quedando mi esposo en la mesa. Antonio me abrazo y besándome en la boca, me arrimo su cuerpo contra el mío, su lengua exploro mi boca, frenéticamente y luego la mía también. Al descansar me dice:

—Te quiero comer todita.

Yo lo aliento a seguir diciéndome cosas:

—No papacito yo soy la que quiere tu verga dentro de mí.

En eso miro asía donde Ana María y ella estaba con sus brazos alrededor del cuello de Anselmo, se le veía muy animada y sonriente nos cruzamos la mirada y me guiño el ojo. Volvimos a besarnos con Antonio apasionadamente, de la pista no se veía la mesa que teníamos por lo que no podía ver a mi esposo, seguimos bailando una pieza más y Antonio me invito a que nos fuéramos mañana a navegar en su bote.

—te invito mañana a que salgamos en mi bote, vamos los dos a pasarlo bien rico.

— Me encantar papi pero. ¿Puedo llevar a Ana María y Anselmo?

— Dianita yo quisiera estar contigo, los dos solitos ¿sí?

Me dice y le respondo.

— No te preocupes que si quieres hacerme el amor, ella no pone problema además va con Anselmo que la puede entretener mientras nos divertimos los dos y además creo que te gustaría estar con mi hija también ¿o no?

— Pues siendo así cosita rica vamos los cuatro entonces.

Así quedamos al llegar a la mesa David no estaba se había levantado al baño, le conté a mi hija que Antonio nos invitó a pasear en su bote. Regreso David y Ana María salió a la pista a bailar. Antonio me tenía abrazado, mi mano izquierda acariciaba su pierna. Me toco también levantarme para ir desocupar vejiga al hacerlo nos besamos con Antonio y le dije:

— Ya vengo papito voy al baño, al pasar por el lado de Ana María le acaricie el mentón, seguí. Y ella me siguió en el camino me pregunto

— ¿Mami mi papa va a acompañarnos mañana?

— No mi vida como crees.

— hay menos mal.

Me respondió

—veo que te ha gustado Anselmo ¿y me imagino que te gustaría estar con él cierto?

Pregunte. Y me respondió

— Me fascinó y creo que vamos a pasarla muy rico, pero también me gusta Antonio, no es muy atractivo pero tiene su sexapil.

– Es correcto hija te cuento tiene una verga que me encanta mamársela ya lo vas a ver mañana te va a encantar.

Nos reímos con risa nerviosa, con sonrisa picaresca. Y me regalo un abrazo, entramos al baño y salimos pronto. Regresar los tres caballeros discutan de política, mi esposo es liberal a morir invite a bailar a Antonio se levantó y abrazados nos fuimos para la pista, esta vez era un merengue el que sonaba los tragos estaban ya haciendo efecto me sentía borrachita, mareadita. Entonces decidí que nos fuéramos a descansar no quería estar tan enguayabada los muchachos nos acompañaron a coger el taxi abrazada a Antonio despedimos de beso, confirmando la hora de vernos al otro día. Me levante temprano a tomar agua helada y unos calmantes para el guayabo. David seguía acostado y le conté

—Mi amor estamos invitadas tu hija y yo a navegar en el bote de Antonio.

—¿Cómo así? ¿Y a mí no me invitaron?

—No mi vida Antonio me invito a mi sola pero como a Ana María le gusto Anselmo pues los invite yo para que nos acompañaran.

— ¿No y que me voy a poner a hacer yo?

— ha no se ponte a trabajar en el computador o mejor sal a trotar a la playa a ver si bajas unos kilitos de más que ya te están apareciendo.

Me fui a despertar a la perezosa al llamarlas e levanto de una bajo a la cocina se tomó un café preguntando la hora.

— Vamos hija arréglate que tenemos que ir de compras vamos.

Nos duchamos y salimos a centro comercial ambas compramos unos diminutos vestidos, sandalias, unas batas de colores que apenas cubrían nuestros cuerpos. Llegamos hicimos el trasbordo en una lancha que nos acercó al subir ya los muchachos estaban listo y al vernos con esos trajes se quedaron getiabiertos. Antonio me recibió abrazándome y besándonos en la boca me ayudo a subir, nos sentamos en la cola del bote y esperamos a que arrancara el motor porque estaba molestando yo estaba preocupada no va y sea y nos vaya a dejar varados.

Pregunte yo.

—no es porque el motor esta frio pero cuando ya a calentado no pone problema.

Arrancamos entonces nos soltamos las batas dejando ver los diminutos vestidos que llevábamos puestos que valga la verdad apenas nos tapaban los pezones y el triángulo de la pasión quedaba medio tapado. Primero visitamos varias playas del parque Tairona, hay ya nos quitamos las batas dejando nuestros cuerpos a la vista de todos, luego nos adentramos en alta mar. Bueno yo no veía tierra por ningún costado. Solo agua y más agua. Me subí entonces a donde mi capitán Antonio y me dejo manejarlo, mientras Ana María charlaba con Anselmo acompañados de cervecita helada. La mía se me acabo y baje para sacar dos del refrigerador en ese momento Anselmo estaba parado el tenía una pantaloneta que cuando estábamos en una de las playas se le notaba su erección. Me le acerque por detrás y le coloque las cervezas en la espalda haciéndolo brincar por lo fría que estaban, nos sonreímos y agarrando las cervezas con una mano y la otra acaricie por encima de su pantaloneta, localizándole la erecta verga que tenía.

—Guau esto está que hierve vamos muchacho por que no te la quitas y nos dejas ver lo que traes.

Entonces le metí mi mano entre su pantaloneta y agarrándosela la acaricie. Deje las cervezas en el borde y le mostré mis pezones, se quitó la pantaloneta dejándonos ver su verga larga y cabezona. Ana maría nos observaba, la voltee a mirar les mostré la verga de Anselmo y su respirar se le notaba porque su pecho se expandía.

—Hay papacito que rica verga tienes tu humm.

Lo bese en la boca, me le arrodille en frente y lamiéndosela por so tronco se la mostré a mi hija y me la metí a la boca succionándola varias veces.

—Ven mi vida mira lo que te espera.

Me quite el vestido de baño, Ana María también quedando desnudas, ya entonces Antonio que en ese momento estaba apagando el motor bajo y se fue para la parte delantera y boto el ancla, yo lo esperaba a que volviera mamándosela a Anselmo mientras Ana María se le acerco a Anselmo y le acariciaba su verga, abrazándose y besándose, me levante, no sé de qué hablaban pues yo estaba era pendiente de Antonio. Al llegar a mi lado se quedó mirando el hermoso cuerpo de mi hija.

—Igual a la mama hermosa rica que culazo el que tiene.

Se bajó la pantaloneta y agarrándose la verga le dijo;

—Mira como me tienes preciosa deja y veras lo rico que la vamos a pasar quiero cogerte toda mamacita.

Ana maría se la agarro con la otra mano y se dejó besar la nuca de Antonio.

Tenía su verga en plena erección sus 18 centímetros de placer listos para hacerme gozar al máximo.

—Tranquilo ya tendrás oportunidad con ella, primero estoy yo.

Me le acerque y acariciando su verga nos besamos, luego me le arrodille y metiéndomela en la boca comencé a mamársela, Ana María y Anselmo se sentaron y ella se agacho para también mamarle la verga. Más 15 minutos duramos chupándolas, luego ellos nos devolvían nuestras caricias metiendo sus lenguas en nuestras cuquitas. Yo me vine al ratico brotando mis jugos de mi a los que el saboreo con pasión. Ana María arqueaba su cuerpo al tiempo que sus gemidos de placer se escuchaban. Luego ambos se sentaron en la parte de atrás y nosotras nos le sentamos encima con nuestras manos acercamos sus vergas a nuestras cuquitas y dejándonos rodar por su tronco comenzamos a follar intensamente. Varios orgasmos nos vinieron uno tras otro, mi hija vociferando de placer.

—hohoho que rica verga me encanta guau muero hauuu así vamos.

Cambiamos de pose Ana María se acostó boca arriba y Anselmo le levanto los pies y se la clavo de una. Yo en posición de perrita me hice clavar por el culo. Su verga me destrozaba el trasero, y quedamos juntas ya que se podía de otra forma ya entonces le acaricie la cuquita a Ana para hacerla sentir mayor placer y ella le rozaba con la lengua las guevas a Antonio, entonces al rato de estar follando en esa pose Anselmo se vino dejando parte de su semen dentro de Ana María y un poco en mi cara. Al sentir su semen se la agarre y me la metí a la boca para que terminara de venirse, tragándome hasta la última gota, parte de su semen cayó en el estómago de Ana María y me agache para lamberlo, al ver esto Anselmo levanto el culo de Ana María y me acerco su cuquita a mi boca para que le lamiera el semen que estaba saliendo de ahí, mi lengua exploro por dentro buscando sacar más mi hija al sentir mi lengua gimió de placer y entonces yo seguí lamiéndola. Y con mis manos le acariciaba su clítoris, sus manos agarraron mi cabeza y me ayudaban a hacerle más rico. Antonio termino viniéndose en mi culo, su semen se escurrió por mi cuca y Ana María abría la boca para tomárselo luego me agarro la cintura y su lengua llego a mi cuquita y ahora era ella la que me chupaba. Y hasta que no tuvimos ambas un orgasmo no paramos de acariciarnos. Un bote paso muy cerca y se notaban que eran muchachos jóvenes las chicas iban con el torso desnudo y como nosotras también pues nos saludaron uno de los muchachos hiso el ademan de que estábamos follando, se dieron una vuelta en círculo y se marcharon. Una cerveza para refrescarnos el calor estaba en progreso y después de suculento polvo que mejor, al rato ya Antonio tenía otra vez su verga en erección y agarrando a Ana María se la puso en la boca y ella le mando un lengüetazo por su tronco, luego se le perdió en su boca, dejando medio tronco y acariciándole sus guevas. Anselmo sentado estaba me le arrime y sentándomele le hice un baile erótico haciéndole parar otra vez su verga. Agachándome me la metí a mi boca, chupándosela por un buen rato. Al terminar Ana María estaba parada contra la puerta del bote levantando una pierna y Antonio arrodillado le lambia su trasero. Anselmo me coloco boca arriba y me comenzó a chupar mi cuquita, luego su verga entro en mí haciéndome gozar como puta. Antonio alzo a Ana María y posando sus piernas por su cintura agarro su verga y colocándola en la entrada de su cuquita la penetro, haciéndola gemir de placer. Ana María lo abrazaba por el cuello y besándolo apasionadamente nos dejaba saber lo rico que lo estaba pasando.

—vamos Anselmo fóllame por el culo, métemela por mi trasero quieres.

Le dije. El enseguida me la mando todita hasta el fondo, sacándome un grito de dolor. Que paulatinamente se fue convirtiendo en placer. Ana María y Antonio habían cambiado de pose y él estaba boca arriba en el piso y Ana montada encima de él cabalgaba frenéticamente sobre su verga, así llegamos con los muchachos a orgasmos placenteros. Al terminar los caballeros nos hicieron otra vez arepiar entre las dos. Lo que disfrutamos brevemente. La tarde llegaba a su fin y el sol nos brindaba un bello espectáculo. Nos encaminamos a la costa, cansadas pero complacidas de una fenomenal batalla de sexo y placer. Nos dirigimos al hotel. David no estaba, nos metimos ambas al baño para refrescarnos y quitarnos el salado del mar y el semen pegajoso.

—hija te gusto lo que hicimos.

—si mami me encanto, nunca lo habíamos experimentado pero se dio más por el calor de la arrechura. La abrace por la espalda.

—a mí también me gusto hija y era cuestión de que sucediera, ya que no es raro que suceda en nuestra familia. Yo también en varias ocasiones lo hice con tu abuela, tus tías, una que otra sobrina o prima, solo cuando estábamos con alguien, es más por el momento en que estemos.

Nos abrazamos colocando nuestras cabezas en los hombros, sus manos acariciaban mi trasero, su lengua comenzó a lamber mi hombro bajando por mi pecho hasta llegar a mi pezón y chuparlo. Mi mano derecha recorrió su cuerpo hasta llegar a su cuquita y metiendo mis dedos le saque un gemido de placer, la voltee de espaldas a mí, seguí metiéndole mis dedos y mi mano izquierda agarraba sus tetas, mi lengua recorría su nuca, volteo su cara y nuestras bocas se encontraron explorándonos. Cerramos la ducha y nos salimos para la cama acostándola boca arriba y montándomele encima haciendo un 69 que nos dejó un fantástico recuerdo lleno de placer y delicia. Fueron casi 20 minutos de disfrutar con mi hija.

Al rato David llego y nos preparó un suculento pescado que nos supo a gloria. Arroz con coco, patacón, yuca, papa y una jarra de limonada fría. Cenamos y del tema no se habló nada, ya para cuando nos dispusimos a acostarnos le conté cada detalle de lo ocurrido. Y terminamos haciendo el amor. El amor salvajemente. Hasta acá llega mi relato y recuerden dejar sus cometarios.

DIANA LUCIA SAAVEDRA

[email protected].

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