Nuevos relatos publicados: 13

El novio de mamá (final)

  • 4
  • 33.450
  • 9,25 (20 Val.)
  • 1

No puedo describirles la impresión que me causó, sólo decirles que fue una emoción intensa y profunda… Yo había visto hombres desnudos solamente en esa página web de maduros y viejos que les mencioné, ¡pero Emilio era de carne y hueso!... Y además, la clase de hombre que me calienta tanto… Hombre entrado en años con una tupida pelambre grisácea en su pecho, algo de panza aunque no demasiado, la piel blanca, muy blanca y cierta flacidez de sus carnes…

-Hola, Jorgito hermoso… -saludó mientras se acercaba a mi cama y yo tenía mi vista clavada en su pija, que estaba a media asta…

-Ho… hola, Emilio… -pude contestar dificultosamente, ganado por el miedo y el deseo al mismo tiempo… ¡Tanto fantasear con hombre mayores y ahí tenía a uno sentado en el borde de mi cama!... Y yo temblaba de pies a cabeza debajo de la sábana…

-Tranquilo, querido, tranquilo… -me dijo él y trató de correr la sábana, pero yo me aferré con ambas manos al borde, para evitarlo…

-No, Jorgito, me estás haciendo enojar… -dijo él con el ceño fruncido, y yo… ¡ay!, sentí que me gustó esa muestra de autoridad… Me gustó y me… me excitó… A lo mejor fue que estaba extrañando a mi papá y a su autoridad de jefe de familia… Lo cierto fue que me relajé y él entonces pudo correr la sábana, el velo que me había mantenido oculto…

Sus ojos me recorrieron en una mirada lenta y caliente varias veces… Después empezó a acariciarme… Su mano derecha se posó en mi cuello:

-Lindo cuello, Jorgito, largo y fino como el de un cisne…

Yo respiraba con la boca abierta, con miedo y ansiedad al mismo tiempo, sintiéndome cada vez más en manos de ese hombre…

Su mano empezó a bajar lenta hasta que llegó a mi tetilla derecha y entonces se puso a jugar con mi pezoncito… Entonces mi excitación hizo que empezara a jadear, a gemir y a rogarle:

-No… Por favor, Emilio, déjeme… No… no siga… déjeme…

Él emitió una risita y dijo:

-Estás mintiendo, Jorgito… Estás muy caliente…

La tensión interna entre mi excitación y mi miedo me tenían al borde del llanto y él se dio cuenta:

-Relajate, Jorgito… Tranquilo… No te resistas al placer que estás sintiendo… No te resistas a las ganas que tenés de que yo avance… Relajate, nene lindo…

-Ay, Emilio, es que… es que tengo mucho miedo…

-Pero tenés muchas ganas también…

-S… sí… Es cierto… -entonces él se puso de pie y exhibió ante mis ojos deslumbrados su verga ya totalmente erecta…

-Agarrala, Jorgito… Vamos, agarrala…

Ya no pude más y la agarré… ¡Ardiendo de ganas la agarré!... Qué sensación tan linda, tan voluptuosa fue sobar ese ariete de carne palpitante…

-Abrí la boca, Jorgito…

Y la abrí y me incliné un poco y me metí la verga de Emilio en la boca y empecé a chuparla mientras él me elogiaba entre suspiros y jadeos:

-Bien… Muy bien, nene putito… Muy bien… Qué putito sos, Jorgito…

Entonces me la saqué por un momento de la boca:

-S… sí, Emilio, tiene… tiene razón, soy… soy putito… -y seguí chupando hasta que esa verga soltó varios chorros de semen y yo disfruté de ellos un instante y después empecé a tragar todo con el beneplácito entusiasmado de él…

Pero ahí no iba a terminar la cosa… Emilio se tendió a descansar un rato en mi cama, pegados uno al otro, porque mi cama es de una plaza y después de recuperar fuerzas me dijo:

-Agarrame la pija, bebé… Mirá cómo la tengo…

Giré hacia él, agarré su hermosa verga con las dos manos y quise llevármela a la boca, pero él me detuvo:

-No, Jorgito, ahora la vas a sentir en ese hermoso culo que tenés…

-¡Ay, sí, Emilio! ¡Métamela en el culo! ¡Ahí quiero sentirla aunque me muera de miedo!...

Entonces hizo que me pusiera en cuatro patas y por sobre mi hombro derecho vi que se estaba mojando la pija con su saliva…

Temblé de miedo y mucho más cuando sentí la punta en mi agujerito y sus manos en mis caderas… Y de pronto la penetración, un dolor intenso, mi grito y después, ya con la verga de Emilio toda adentro, no más dolor… Sólo un placer intenso, indescriptible mientras la verga iba y venía dentro de mi culo…

Yo jadeaba y gemía con el deseo animal de que eso no se terminara nunca… ¡Quiero tener una verga siempre en mi culo!... Pero también en mi boca, y chuparla hasta sentir la boca llena de semen y tragarlo todo…

Eso sentía mientras el novio de mamá usaba mi culo y por fin la explosión y toda esa leche…

Después, mientras Emilio y yo reponíamos fuerzas, entró mamá y se sentó en el borde de la cama…

-Hola, mis amores…

-Tu hijo es increíble, Celia…

-Qué feliz me siento, Emilio…

-Yo también, Celia… Nunca pensé que algo así fuera posible… Nunca pensé que hubiera un chico como Jorgito…

-¿Vas a ser capaz de atendernos a los dos, Emilio?

-Claro que sí, quedate tranquila…

-¿Te gustó, hijo?...

-Me gustó mucho, mamá…

Desde esa tarde somos una familia muy dichosa, una familia ideal, con un padre proveedor de sexo, una esposa calentona y un nene putito…

Fin

(9,25)