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Qué rico probar por primera vez el sexo anal

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Martín y yo éramos compañeros de trabajo, lo fuimos durante 6 años, y lo seguimos siendo a pesar de nuestros encuentros. Llevamos una relación un tanto especial, conjunción de miradas, manos, siempre a escondidas de los demás ya que eso lo hace aún más excitante.

Un día decidimos salir más tarde que los demás y encontrarnos en un punto de la ciudad que era nuestro punto de encuentro. Martin me paso a buscar con su auto y fuimos a un hotel cercano, donde ahí íbamos a saciar nuestras ganas de estar uno con el otro.

Llegamos y le dije a Martin que ese día la íbamos a pasar mejor que nunca ya que llevaba sorpresitas y quería sentir con el sensaciones nuevas que no había compartido con nadie. Yo soy una mujer un tanto eufórica y demostrativa me gusta hacer sentir y sentir las cosas al máximo, cosa que compartimos con Martin porque es exactamente igual.

Desvestí a Martin y mis labios recorrían su cuello, después saboree sus labios y a su vez los pellizcaba con mis dientes. Saque toda su ropa y vende sus ojos para que solo pudiese sentir el roce de mi cuerpo con el suyo y no supiese donde lo iba a atacar. Amarre sus manos con la cama para que no pueda tocarme y poder hacer con él lo que yo quisiera. Empecé por saborear sus labios, baje por su pecho y me alteraba más darme cuenta de la respuesta de su cuerpo a todo lo que yo hacía. Me desvestí sola ya que llevaba ropa interior roja de estreno y no quería que la viera hasta cierto momento. Saque entre mis cosas una mielcita saboreada y la coloque en la cabeza de su pene, a lo que el sin ver respondió con un gemido cortito de placer. Coloque su pene en mi boca y no paraba de saborearlo, se sentía tan rico, hasta que sacaba toda la mielcita del y le volvía a colocar solo con la excusa de seguir chupando su pija. Estaba cada vez más dura y no veía la hora de sentirla de una vez en mi cuerpo. Pinte mis labios de rojo a pedido de él ya que eso le ocasionaba más excitación, saque la venda de sus ojos para que el pudiese ver como comía tan deliciosa carne. No podía sacar sus ojos de los míos y ver como movía mi boca y mi lengua, el solo ver lo volvía más loco que era lo que yo tanto quería.

Refregaba mis pezones por todo su pecho y el notaba que estaba tremendamente excitada. Saque sus vendas de las manos y me entregue a el para que hiciese lo que quisiese de mí.

El salió de debajo de mi y se puso detrás y recorrió con sus manos mi espalda ya que ese es mi punto débil, también beso mi espalda, y recorrió con su lengua mis hombros. Vio el conjunto que llevaba y eso lo hacía excitar aun mas. Metió uno de sus dedos dentro de mi y pudo sentir lo caliente que estaba con toda esa situación de música suave y luz muy tenue, por momentos sus manos eran suaves y por otros me hacía sentir apretando mi cuerpo contra el suyo toda la euforia que tenía contenida.

Nos besamos una y mil veces y nuestras manos no dejaron de recorrer nuestros cuerpos, yo pasaba mi lengua una y otra vez por su cuello, oreja y el no dejaba de demostrármelo y hablarme suciamente en mi oído, no paraba de preguntarme si quería que el me cogiera en ese momento.

Se volvió a acostar sobre la cama y quería que yo me mueva arriba suyo. Me senté arriba suyo y deje caer mi cuerpo lentamente hasta que agarre ritmo y empecé a moverme como tanto le gusta, yo estaba como loca de sentirlo así tan excitado y tan dentro de mi.

Salí de encima de el y volví a chupar su pija que estaba bañada de mis jugos, el me puso en cuatro y se ubicó detrás de mi, yo hasta ese momento con el había probado hacer de todo menos sexo anal a lo cual yo lo veía como algo doloroso. Ese día estaba tan entregada que podía acceder a cualquier cosa inclusive eso.

El me la metió entera de un solo empujón que provoco en mi un gemido profundo de placer impresionante, y me pregunto muy bajito al oído si hoy iba a ser el día en que le entregue mi colita. Yo en ese momento no medí dolor ni nada que se le pareciese, yo quería disfrutar al máximo de lo que estaba viviendo.

Le respondí que si a lo que el empezó a trabajarlo para que yo no sintiese dolor alguno, lo lubrico, paso su lengua y luego de eso puso un dedo dentro de mi para poder acostumbrarlo, me dolió mas de lo que me imaginaba pero pensaba aguantar ya que quería saber que se sentía ante semejante experiencia.

Después de un buen rato apoyo su pija dentro de mi y empezó a hacer presión contra mi culo y yo hacía presión hacia atrás para poder introducirla porque ya no aguantaba mas. Entro la cabeza a lo cual nos quedamos un rato quietos por el dolor que me había provocado y después el decidió que yo manejara mi dolor y que me moviese de acuerdo a lo que yo quería sentir. Eso fue hasta que la sentí toda dentro de mi en lo que los dos coincidimos en un solo gemido de placer. Moví mi cuerpo hasta que sentí algo caliente dentro de mi cuerpo y era su leche que corría dentro de mi. Nos fundimos en un beso y seguimos haciendo el amor un par de veces mas.

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