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Rashid el francés (3) Ethan, el salvaje (2)

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Después de cenar algo en un restaurante, decidimos entrar en el bar de ambiente que había al lado y tomarnos una copa. El "Cést Sodome" era un bar que frecuentaban todos los chaperos en busca de un servicio, y que yo iba mucho antes de estar con Pierre. Como sabía los gustos de Ethan por los chavales jóvenes, vi apropiado llevarlo allí y calentarle un poco la polla. Nos sentamos en la barra del bar a tomarnos el cubata, y estuvimos hablando bastante rato de nosotros, pero sobre todo de sexo y de los tíos buenos que había en el "Cést Sodome". Ethan me comentó que había visto un par de niñatos con un culito delicioso, bien marcado en los pantalones y pidiendo guerra a gritos.

Ethan: mira ese... El de la camiseta de tirantes blanca y las bermudas. ¡pfff!... ¡qué culo tiene el cabrón!... A ese niñato, lo cogía a solas en los servicios y primero le comía todo el ojete, y después se lo follaba hasta quitarme la calentura.

Rashid: jajaja, pero que bestia eres colega... ¿si quieres le digo que se venga a casa con nosotros, si te gusta tanto?... Por qué ese niñato está aquí buscando plan, y seguro que se viene por dinero.

Ethan: No, otro día. Como ese niñato los tengo a pares en Lyon, solo tengo que ir al parque y darme una vuelta para que salgan como conejos... No Rashid, estos días quiero estar contigo nada más, y disfrutar de ti a tope. Además, hoy quiero que me folles el culo, quiero sentir tu pedazo de pollón taladrándome el ano y que me sometas tú a mí, haciéndome gozar.

Rashid: Pues termínate el cubata tío, que esta polla que tengo entre las piernas ha escuchado algo de follarse tu culo, y está a punto de romperme el pantalón para salir fuera.

Nos bebimos el cubata de un trago, salimos del bar y nos metimos en su coche para dirigirnos al piso. Ya montados en el coche noté cómo su polla reventaba el pantalón vaquero, y él veía también cómo a la mía le pasaba exactamente lo mismo. Alargó su mano y empezó a tocármela por encima del pantalón, magreándome el paquete durante todo el trayecto hasta llegar a la casa. Yo estaba deseando llegar, desde que me dijo en el bar que quería que le follara el culo, solo pensaba en ese ano, en ese apretado boquetón, y me imaginaba miles de posturas para envergarlo.

Nada más entrar en la casa, me lo llevé directamente a la habitación y después de tumbarlo sobre la cama, me fui inmediatamente a comerle la boca. Le besé ferozmente esos labios carnosos, me comía su lengua mientras presionaba y frotaba mi polla contra la suya, y con mis manos le cogía los cachetes del culo. Percibía su respiración acelerada, su saliva caliente con sabor a ron inundando mi boca, y su cuerpo ardiendo pegado al mío con ese olor a macho que desprendía. Comencé a desnudar ese cuerpazo perfecto, a desvestir ese pecho delicioso con esos pectorales super definidos, y con unos pezones tiesos y duros como canicas. Después le desabroché el vaquero y se los bajé hasta los tobillos, dejando a la vista su pollón bien marcado en el calzoncillo. Contra más miraba su prominente bulto, más empalmado y cachondo se me ponía el pollón.

No pude resistir la tentación de besar y lamerle la polla por encima de la tela, esa tela que marcaba una inmensa mancha de líquido preseminal por la excitación, y que transparentaba el regordete y mojado capullo. Relamí la mancha saboreando el gustillo salado, y un poco ácido de la mezcla del pre-cum con la orina. Destapé poco a poco su polla completamente empapada, agarrándola con la mano, resbalándola por el tronco hasta la cabeza, y apretándola con los dedos sacándole espesos goterones por la rajita. Esos goterones que yo recogía con mi lengua, y me los tragaba gustosamente catando su sabor. Pero yo solo pensaba en su culo, en comérselo a fondo y follárselo a tope como un sádico. Le indiqué que se pusiera a cuatro patas encima de la cama, y con el culo en pompa. Me coloqué detrás de él contemplando ese hermoso ano, le di un par de nalgadas con las manos que le gustó mucho, y después le agarré los cachetes y se los separé todo lo que pude.

¡Joder, que delicia!... Ese ojete rojito sin ningún vello, y totalmente depilado como todo su cuerpo. No pude contenerme más y me lancé como un poseso a comerle el culo. Cuando le hundí la lengua en el ano y comencé a lamérselo, el cabrón se estremeció de gusto arremetiendo con sus posaderas contra mi boca. Mientras más fuerte le lamía el ojete, más gemía Ethan de place, y eso más caliente y vicioso me ponía. Yo estaba en el paraiso, comiéndole a ese tío tan bueno el culazo que tenía, el cual provocaba en mi polla un goteo incesante y continuo de líquido preseminal. No perdí la oportunidad de cogerle la polla con una mano, y masturbarla al mismo tiempo que seguía dándome el festín con su culo. Pronto empecé a notar como mi mano resbalaba a lo largo del pollón, toda pringosa de baboso pre-cum que segregaba sin parar por la raja del capullo, y que hacía un sonoro chapoteo que cada vez me ponía más cachondo.

Ethan: Fóllame ya, de una puta vez... que ya tengo el culo súper dilatado y hambriento cabrón... Estoy como loco deseando tragarme tu polla, y que me cabalgues como a una puta yegua... Vamos... méteme el pollón entero.

Fue un gozo impresionante, cuando le metí de una sola estocada toda la polla por ese ano, muy dilatado y abierto. Entró sin ninguna resistencia, el crabrón tenía el culo más abierto que una plaza de toros, así que empecé a bombearle despacio al principio, y fui subiendo el ritmo poco a poco, mientras Ethan gemía babeando y suspiraba sin parar. Le podía sacar por completo la polla del culo, y volvérsela a meter entera de un golpe, sin notar ningún dolor... todo lo contrario, era un gustazo alucinante lo que sentía. El tío tenía tan dilatado el boquete del culo, que le podría caber perfectamente dos pollones al mismo tiempo, y bien juntos envergárselo a la vez. Me lo follaba con fuerza, bien firme y duro como el me pedía gritando de gusto, mientras le agarraba las prietas nalgas, y le hacía temblar con cada embestida.

Rashid: ¡Ufffff, cabrón!... ¡Que culazo tienes tío... que gustazo en la polla! ... Ahora, túmbate boca arriba en la cama, que quiero verte esa cara tan guapa gozando, mientras te follo el culo de frente... y hago que te retuerzas de placer con cada pollazo que te doy.

Cambiamos de posición y le puse boca arriba, tumbado sobre la cama y yo encima de él, para verle la cara. Le abrí las piernas poniéndoselas sobre mis hombros, y volví a meterle el pollón hasta el fondo del recto. Un fuerte... "Joder Cabrón" salió de sus labios sin control, no podía parar de follarle el culo mientras veía en su cara que estaba muerto de placer, mirando su polla tiesa como una estaca, sus huevos duros, y el cuerpo sudando como un puerco por el esfuerzo. Me descontrolé completamente gozando de aquél culazo, era tan salvaje la follada que le estaba metiendo, que la cama se movía golpeando incesantemente contra la pared, como si estuviera en medio de un terremoto.

Ethan: ¡Ahhhh!... Cámbiate y túmbate tú ahora boca arriba niñato, que quiero sentarme encima de tu pollón y cabalgarlo a mi gusto... ¡Joder que polla más buena tienes!... Vamos, túmbate.

Lo hice gustosamente y sin hacerle esperar, me encanta ver a los tíos cómo botan sobre mí, mientras se clavan mi polla en el culo. Disfruto mucho mirando sus abdominales, sus pezones duros, su torso marcado por el sudor, sus brazos con las venas marcadas, la cara que ponen de puro vicio, y su polla botando sobre mi vientre segregando pre-cum sin para por el placer. Es una imagen que me pone a mil por hora, y me calienta a más no poder. Me gusta dejar que me follen la polla durante un rato, pero luego, quiero ser yo el que tome las riendas de nuevo, y agarrar con las dos manos sus nalgas dándoles fuertes cachetadas, y empezar a bombearles pollazos a toda velocidad.

Ethan estaba tan caliente y gozando plenamente, que mientras yo le follaba el ano con toda la fuerza que podía, él empezó a contraer y estrechar su esfínter, hasta tal punto que casi no podía ni bombearle. Con un grito de... "Niñato cabrón", empezó a lanzar chorros de semen sin control sobre mi pecho, mi cuello, la cara, y sin tocarse la polla siquiera. Fueron varios chicates potentes de espesa leche, que dejaron grandes gotas cerca de mis labios, las cuales recogí gustoso y agradecido con mi lengua.

Ethan: ¡Siiiiii!... ¡Me corrooo cabrón!... ¡Como sabes hacerme disfrutar, niñato!... ¡Ahhhh!... Que pollón joder, que pollón más bueno colega… ¡Siiiii!... ¡Asiii!... ¡Cómo me quema el culoooo!

Rashid: ¡Que culo tienes cabronazooo!… ¡Que placer!… ¡Como aprietas el boquete, estrangulándome la polla joder!… ¡Uffff!

Cuando paró de correrse, noté que el ano de Ethan dejó de contraerse y pude volver a follárselo a lo bestia, pero esta vez el que se iba a correr era yo. Con dos buenas envergadas hasta el fondo, me corrí dentro de su culazo entre gritos y jadeos de placer. Fue tan bestial la corrida, que el tío notó perfectamente las contracciones de mi polla dentro de su culo, y yo las pulsaciones de mi corazón que ahora lo tenía entre las piernas.

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