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En manos de dos perversos (2)

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Además, con lo tímido que soy creo que no tendría fuerzas para luchar contra semejante mentira…

Al día siguiente yo estaba en el comedor viendo televisión cuando de pronto entraron ellos… Me incorporé sobresaltado, sin darme cuenta de que por el calor tenía puesto sólo un slip y me oculté, al menos en parte, detrás del otro lado de la mesa, con las mejillas ardiéndome de vergüenza…

-Calmate, Jorgito… Calmate que vinimos a charlar… -me dijo la vieja mientras curvaba sus labios en una sonrisa ladina y yo seguía paralizado de miedo y con el corazón latiéndome aceleradamente…

Se sentaron con desparpajo mientras yo seguía al otro lado de la mesa y la “señorita” dijo: -Bueno, nene, te vamos a contar cómo son las cosas, a ver si entendés que te va convenir ser buenito con nosotros… -y entonces tomó la palabra don Ángel:

-Prestá atención, cachorro… O te sometés o le vamos a decir a tus papis que tienen un hijo puto que me asedia, que me provoca para que me lo coja y que a María la vuelve loca rogándole que se lo ponga sobre las rodillas y le caliente el culo con unos buenos chirlos… ¿Cómo creeés que van a reaccionar tus papás al enterarse de que tienen un hijo puto y masoca!...

-¡Pero eso es mentira!... –me indigné…

-Tu palabra contra la nuestra, Jorgito… Se va a armar un escándalo… -intervino la “señorita”… -y don Ángel cerró la conversación:

-Te damos hasta mañana para que decidas y nos contestes, lindo… -y se fueron dejándome hundido en la más absoluta desesperación… ¡¿Qué hacer?!...

No pude quitarme esa pregunta de la cabeza y me costó dormir a la noche… Incluso mamá se dio cuenta de que algo me pasaba y le mentí diciéndole que me preocupaba un problema de matemáticas en el colegio…

Al día siguiente, cuando volví de la escuela me los encontré a los dos instalados desvergonzadamente en nuestro comedor…

-Bueno, Jorgito, ¿qué decidiste?... hablá…

-Yo… po… por favor, denme… denme un día más… ¡por favor!...

Se consultaron con la mirada y don Ángel dijo: -Un día más, cachorro… Un solo día más, ¿está claro?... Mañana o te sometés o va a haber un escándalo…

Yo hubiera sido totalmente incapaz de enfrentar esa situación con que ellos me amenazaron y entonces decidí lo único que me era posible: someterme…

Al día siguiente cuando volví del colegio los encontré a los dos en nuestro comedor, sentados desvergonzadamente, esperándome…

-¿Y, Jorgito? ¿sometimiento o escándalo? –preguntó don Ángel mientras la “señorita” emitía una risita sardónica…

Tragué saliva, dudé un momento y murmuré:

-So… sometimiento…

Ambos batieron palmas entusiasmados perversamente mientras yo me esforzaba en contener los sollozos ante lo que se me venía encima…

-Bueno, dejá la mochila que el sometimiento empieza ya, nene… -me dijo la “señorita” mientras abría la puerta… -Caminá, movete… -agregó con tono perentorio…

-Vamos, Jorgito, caminá que ardo de ganas de darte verga… ¡Caminá, carajo!... me urgió don Ángel y yo obedecí consciente de que no tenía otra salida…

Ya en camino hacia mi desgracia la “señorita” preguntó:

-¿En su pieza o en la mía, Ángel?

-La suya queda más cerca… -y ambos rieron a carcajadas mientras yo temblaba de miedo… Mis piernas vacilaban como si se negaran a sostenerme y entonces me tomaron los brazos y don Ángel me dijo, burlón, mientras con mano libre me sobaba las nalgas: -Tranquilo, Jorgito, ya vas a ver que te va a gustar… Si sos casi una nena de tan lindo… No te queda otra que ser putito…

-No quiero… ¡Por favor!... ¡No quiero!... –protesté cuando la “señorita” abría la puerta de su habitación…

-¡Adentro!... –dijo y me empujó con fuerza… Después entraron ella y don Ángel y la “señorita” cerró la puerta…

-Por favor… -supliqué… -No me hagan nada…

-¡¿Nada?!? ¡De todo te vamos a hacer, Jorgito!... –dijo don Ángel para mi espanto…

-¡No! ¡no!... –insistí…

-Sos muy lindo y eso se paga, nene… -me dijo don Ángel hablándome al oído mientras me retenía de espaldas contra él y me hacía sentir en las nalgas la dureza de su pija…

-Denudate, Jorgito… -me ordenó la “señorita” y entonces don Ángel me empujó y caí sobre la cama…

-¡Obedecé!... –me exigió y la “señorita” me sorprendió con una fuerte bofetada que me hizo saltar las lágrimas…

Sentí que debía hacerles caso para no enojarlos y me quité la ropa… Y cuando estuve desnudo fue que ocurrió y no pude hacer nada para evitarlo… Empecé a excitarme sintiéndome indefenso en poder de esos dos viejos degenerados que iban a hacer conmigo lo que se les antojara…La “señorita” me iba a pegar en las nalgas hasta dejármelas rojas y ardiendo y don Ángel iba… ¡iba a violarme!...

“Ay, sí… pensé, que me hagan lo que quieran”… y ese deseo fue tan intenso como mi miedo ante lo desconocido…

-María, –dijo el viejo. –voy hasta mi pieza a buscar la vaselina, ya vuelvo…

-Vaya nomás, Ángel, mientras yo empiezo a calentarle la colita… -dijo y se sentó en el borde de la cama:

-Acá, Jorgito, echate acá boca abajo… me ordenó palmeándose las rodillas con la mano derecha…

-S… sí… sí, “señorita”…

-Mmmhhhh, qué bien, Jorgito, así tenés que ser, un chico obediente…

-Sí… sí, “señorita”, así voy a… así voy a ser…

-Bueno, ¿qué esperamos, Jorgito?...

Y me eché boca abajo sobre sus rodillas, con la piel erizada, deseando intensamente esa primera zurra y deseando y temiendo a la vez ser violado por don Ángel…

(continuará)

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