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Prostitutas: Carmen (2)

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El día de ayer fui a devolver la toga a la escuela, pero antes de salir de casa me dio por querer usar lencería debajo del pantalón. Pensaba en ir al Cine Teresa a que me volvieran a coger, me puse mis medias negras y una tanga amarilla. Fui a la universidad y devolví la toga, no tardé mucho con eso, del mismo modo, el camión que va directo al cine pasa a una cuadra de la escuela, pero decidí pasar derecho y seguí caminando en dirección al camión que lleva a mi casa.

Mientras caminaba recordé una de mis fantasías: Estar con una prostituta mientras yo uso lencería. Ya había estado con una mujer mientras la uso, pero esto tenía el atractivo de que sería una sorpresa para ella, pues la vez que lo hice con la señora de 50 años, fue algo que ella y yo planeamos. Tenía mucha curiosidad de saber si me diría algo. Con esa idea en mente llegué a la calle en la que se paraban todas. Eran las 2 de tarde, así que apenas estaban concentrando. Busqué un poco, pero había muy pocas chicas y ninguna me gustaba, hasta que vi a Carmen, la última prostituta con la que me había acostado.

Al igual que la otra vez, llevaba una falda y una blusa. Sólo me acerqué a ella y sin que le decir nada, ella me dijo el precio. Acepté. Rápidamente fuimos al hotel, le di el dinero y después tuvimos que esperar un rato, ya que todas habitaciones estaban ocupadas, desde el primer piso pude ver a varias pajeras entrar, la mayoría bastante lindas, pero mi gusto por las mujeres gordas sólo me hacía pensar en frotar mi pene con el trasero de Carmen.

Ahora le contaré un poco sobre cómo trabajan las prostitutas en esta calle de Puebla, hay más en otras partes del Centro histórico, pero es aquí donde se concentran más y, mi casa de prostitutas favorita fue cerrada hace algunos meses. En esa calle hay 2 hoteles, en la primera, el precio base es de $160 pesos, mientras que a la que fui es de $150. El precio base sólo consiste en que la chica se quite los pantalones/falda y las bragas para sólo acostarse y abrirse de piernas. No está permitido besarla en la boca, ni meter dedos en la vagina, así como hacerles sexo oral. Por lo general, mientras se desvisten te preguntan si deseas algo más. Las poses cuestan $50 cada una, el desnudo completo $100, el sexo oral $100, así como el anal. Algunas te ofrecen todo, así como las poses que quieras (menos el anal) en $350. Por su puesto cada chica es diferente y los tratos pueden cambiar mucho: Si le agradas a la chica puede hacer de todo por los $150, pero si no, ni siquiera te dirigirá la palabra, más que para preguntarte si ya acabaste.

Después de esperar por un rato y yo ya bastante excitado con su enorme trasero, una habitación quedó libre, entramos a la habitación. Ella me dio la espalda y empezó a bajarse la falda, así como la braga, mientras tanto y me apresuré a bajarme los pantalones y con ello abajo, me acomodé las medias y la tanga. Ella sólo se me quedó viendo unos momentos y sin decir nada, me puso el condón, se acostó en la cama y se abrió de piernas, sin pensarlo la abrasé y empecé a tocar todo su cuerpo hasta llegar a su entrepierna y metí mi lengua en su vagina. Estaba ligeramente húmeda y no muy acida.

Adoro los fluidos vaginales ácidos, pero su vagina me gustaba mucho incluso si no lo eran. Una vez que separé mi lengua de su vagina, empecé a besar sus piernas y poco a poco empecé a subir hasta legar a su ombligo. A ella pareció darle cosquillas y se cubrió, mientras sonreía, me dijo que el desnudo completo me costaría $50, del mismo modo, ella me ofreció cambiar de poses sin costo. Cuando se quitó la blusa y brasier, le pedí que se quedara que siguiera en la misma posición. Me acosté a su lado y ella se acurrucó, después de estar los dos en posición de cuchara, metí mis dedos en su vagina y empecé a masturbarla, mientras mordía sus pezones. Después de jugar un rato con su cuerpo, ella me separó bruscamente y me dijo: “métemelo, ya me calentaste”.

He estado con al menos unas 20 prostitutas y, para mi suerte, a varias les gustaba bastante el sexo. Las recordaré siempre con cariño y eso incluye a Carmen que me había gustado desde la primera vez que vi su enorme trasero. Una vez que le escuché decir esas palabras, sin pensarlo la abrí de piernas y empecé a penetrarla rápido y duro. Los dos nos abrazábamos con fuerza y mientras besaba su cuello ella estaba empezando gemir más y más fuerte. Cuando nos detuvimos por unos momentos ella me preguntó si quería que se subiera encima. Yo acepté, me separé y me recosté. Ella tomo mi pene, se sentó en él y empezó a moverse.

Estuvimos así por un rato, mientras ella se movía yo trataba de chupar sus pechos, hasta que me dijo que se había cansado y cambiáramos de posición, ella se puso de perrito y yo me puse a lamerle el trasero y toda la espalda, una vez que ya había probado cada parte de su espalda empecé a penetrarla aún más rápido y duro que antes. Sus gemidos eran mucho mayores y sin pensarlo le di una nalgada. Ella me dijo que no les gustaba que le hicieran eso, además, me dijo que el tiempo ya se estaba acabando, por lo que volvimos a la posición de cuchara y antes de que ella se diera cuenta, pude basarla en la boca, me dijo que tampoco le gustaba besar, así que entretuve por un rato con sus pechos y su vagina.

El tiempo que dan en las habitaciones es de unos 20min, para ese momento ya llevábamos ese tiempo, así que ella me dijo que si continuaba, tendría que pagar otros $50. No tuve problema con eso y le dije que aceptaba mientras seguía mordiendo sus pechos. Entonces le pregunté su edad, dijo que tenía 40; y le pregunté qué le gustaba que le hicieran, a lo que me respondió que le gustaba hacerlo de misionero, así que volví a meter mi pene en su vagina y penetrarla. Mientras la penetraba ya ni siquiera estaba pensando, seguí por una par de minutos hasta que eyaculé. Entonces me di cuenta que, en mi goce, el condón se había roto y había llenado su vagina de semen.

Con esta, sería la segunda vez que un condón se rompe mientras lo hacía con una prostituta, en la primera vez, yo estaba más calmado por lo que me pude dar cuenta mientras penetraba a la chica, aquella chica no estaba prestando mucha atención, hasta que se dio cuenta de que ya no la seguía penetrando y vio el condón roto, ella se alarmó y me preguntó si ya me había venido. Después de eso estuvo cerca de 5 minutos tratando de cerciorarse de que no hubiera semen en su vagina. En esa ocasión sólo me quedé a observar y a decirle que no, cada vez que me preguntaba si había eyaculado. Después de que se calmara un poco la chica se vistió y ambos salimos. Después de eso no le he vuelto a ver.

En esta ocasión, sí había eyaculado dentro. Ella se dio cuenta cuando se paró y mi semen empezó a bajar por sus piernas, ella parecía un poco molesta, pero no dijo nada. Se limpió con papel y sacó una botella de su bolso, no sé qué contenía, pero se la untó en los dedos para después ponérselo en la vagina. Después de limpiarse, se vistió. Le pagué y ambos nos retiramos de la habitación sin decir nada más.

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