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Depredador: Adrián violado

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En cualquier local de copas que se precie, (y más si es de ambiente gay) los protagonistas indiscutibles, el objeto de deseo de las miradas y de los más valientes que se aferran a la barra intentando llevarse el trofeo, son los camareros... y yo soy uno de ellos. Cuando los jefes nos contratan tienen las ideas muy claras, chicos atractivos y deseables, capaces de mojar calzoncillos e izar banderas en alto con una sola mirada. En el transcurso de la noche somos como ídolos, somos el tema de deseo de muchos, y cuando un cliente te pregunta de más ya sabes que anda buscando tema contigo. Ellos juegan, y juegan potenciando todas sus virtudes, desabrochando un botón más de la camisa para dejar al aire los pectorales, subiéndose las mangas dejando a la vista unos brazos fuertes, o tocándose de vez en cuando el paquete para provocarte.

A mí me encantan los niñatos jovencitos y me gusta pensar en sus pollas cuando las levanto a mi paso, algunas de ellas de tamaño considerable, y me imagino lo caliente que se va a casa, se encierran en el baño y se masturban la polla pensando en mí. El antro en el que trabajo es mi coto de caza, soy lo que se dice un "DEPREDADOR", un puto sádico vicioso y violador de jovencitos.

Yo soy Luis, y tengo 25 años. Mido 1´78 de estatura, muy moreno de piel, cabello negro, y complexión atlética. Me gusta macharme en el gimnasio y cuidar mi físico, por eso tengo un cuerpo espectacular y totalmente depilado. En el bar tengo la oportunidad de exhibir mis pectorales, por qué vamos a pecho descubierto y unos vaqueros con tirantes al hombro. Los tíos que me he follado y han probado mi polla, pudieron comprobar con placer mis 25 centímetros, y de paso un culo prieto de nalgas redondeadas.

Casi siempre estoy detrás de la barra sirviendo copas, así que tengo la oportunidad de examinar y observar mucho mejor a mi presa... a ese niñato calienta pollas, que después me llevaré a casa y le violaré todo el culito. Cuando ya tengo elegido al chaval que me gusta, el siguiente paso es invitarle a varias copas gratis, darle conversación y mantenerlo en la barra hasta el cierre. Por supuesto en la última que se tome, ya previamente le he echado un par de pastillas de las mías, para que se aturda un poco y así luego yo pueda abusar de él. Mi forma de proceder es casi siempre la misma, ya tengo el método cogido y me funciona de maravilla, así que os voy a contar la follada y la violación que le di a Adrián.

Adrián es el clásico niñato calienta pollas, que todos los fines de semana estaba allí en el bar, mariposeando haber que polla se podía llevar a la boca, y no se perdía uno el mamón. Al chaval le encanta meterse en el cuarto oscuro, y unirse a las folladas que ya se estaban realizando dentro. Una vez recogiendo los vasos sucios, entré en el cuarto oscuro, nosotros los camareros para ver llevamos una pequeña linterna, y vi a un tío follándose a otro por el culo, y mientras Adrián estaba arrodillado comiéndole la polla al tío envergado. También mis compañeros del bar, (somos cuatro camareros) me habían comentado que se lo habían follado por el culo más de una vez, que era un gustazo probar ese boquetito estrecho y apretado, pero que lo mejor y más gozoso era la destreza que tenía el niñato mamando pollas. Ahí me dije... pues tengo que probarlo, pero a mi manera y con mis reglas.

Ese sábado en concreto, estuvo toda la noche provocándome y tonteando conmigo. Después de varios cubatas que lo colocó bastante, (el mío incluido) y de que me esperara a que yo hiciera la caja, nos marchamos a mi casa. Cuando entramos en mi dormitorio, Adrián ya iba listo de papeles y ciego a más no poder. Nada más cerrar la puerta, me abalancé sobre él empotrándolo contra la pared, y le besé ferozmente esos labios carnosos y suculentos, que tan cachondo me ponían. Me comí su lengua bastante rato, mientras restregaba mi polla contra la suya y le agarraba el culo con las dos manos. Notaba su respiración acelerada, su aliento caliente en mi cara, el sabor de su saliva en mi boca, el calor de su cuerpo pegado al mío, y el olor que desprendía su sudor a limpio, mezclado con su perfume dulce y el alcohol que había bebido.

- Que culazo tienes chaval... duro como una piedra, y bien redondito... ¡Mmmmm!... Y respingón, como a mí me gustan y me calientan la polla.

- ¡Y que polla, tío!... La siento como una barra de acero, dura y fuerte, presionándome la mía... Estaba deseando follar contigo Luis, y que hicieras tuyo... pero estoy muy mareado... Wauuu... me siento como en una nube flotando, y se me traba la lengua. Creo que he bebido demasiado tío.

Lo tumbé en la cama y empecé a desnudarlo. Por cada prenda que le quitaba al niñato, más empalmada y dura se me ponía la polla. ¡Joder! ... Tenía un cuerpo perfecto, buenísimo de cojones, Adrián también me desnudaba pero más despacio y con dificultad, por el colocón y la droga. Me arrodillé encima de su cara, poniéndole el paquete a la altura de su boca y rozándolo con sus labios. De lo calentón que me había puesto el niñato, no pudo resistir la tentación de cogerle la cabeza con mis manos y empezar a restregarle su cara por todo mi pollón, guardado aún en el calzoncillo y que se marcaba perfectamente en la fina tela. Adrián empezó a morderme suavemente la polla por encima del calzoncillo, se me había hecho una inmensa mancha de líquido preseminal de la excitación que tenía encima, y mamonazo se dedicó a lamer y saborear todo el surco mojado.

Al mismo tiempo que lameteaba la mancha de pre-cum, pegaba la nariz a mi bulto y aspiraba fuerte hacía adentro, absorbiendo el aroma de mi pollón y el olor que desprendía a sudor de trabajar toda la noche, combinado con algunas gotas de orina. Cuando me bajó el calzoncillo con su mano y me sacó la polla hacía afuera, la tenía súper empapada y chorreando de pre-cum. Cada vez que me apretaba y me exprimía el capullo con sus dedos, se me caía un goterón enorme sobre su cara, que él con su lengua recogía. Comenzó a chuparme la polla con agrado, con mucha satisfacción, oliéndola, y saboreándola, mientras yo le miraba la cara de guarra que ponía gozando. Poco a poco fue aumentando el ritmo de la mamada, lameteando rápido, salivando a más no poder, y succionando como un poseso, hasta tal punto, que si no le llego a sacar la polla de la boca me iba a correr de gusto sin remediarlo. Qué razón tenían mis compañeros del bar, cuando me decían que las mamadas que hacía el niñato en la polla eran brutales de gozar, y que daba gusto como se la trabajaba con su boca... vamos para correrse del gustazo.

En ese momento me di cuenta que ya estaba cao, había hecho efecto las pastillas y ya estaba el niñato preparado y listo para mis perversiones. Me encanta tener a los niñatos SEMI inconscientes para violarlos, que sientan todo lo que les hago pero que no protesten y que no se revuelvan. Le di la vuelta colocándolo tumbado bocabajo en la cama, y le esposé las manos al cabecero de la cama. Coloqué una almohada debajo de su abdomen para subirle bien el culito y le separé las piernas todo lo que pude, dejando a la vista un delicioso y suculento agujerito. Separé con mis manazas los abultados cachetes y me puse a contemplar ese precioso culito que tenía... ¡¡¡Joder y que culo!!!... Era un culo de película porno, que tanto me gustaba ver, con los glúteos marcadísimos, sin nada de vello y duros como piedras. Se me caía la baba al ver su ano rojito, pensando en cuantas pollas habían entrado por ese boquete, y cuantos tíos habían dejado su semilla dentro. No pude reprimir más el deseo por aquél ano, y me lancé a comerle todo el culito. Su sabor era muy rico y súper delicioso. Sabía a limpio, y al gustillo característico que tiene un buen ano, mezclado con jabón de los servicios del bar, de haberse lavado antes de salir de allí.

Me descontrolé por completo escuchando como jadeaba de gusto, como gemía intentando gesticular palabra, y eso más bruto me ponía y cada vez le lamía más fuerte el ano. Si hay una cosa que me pone como un animal, un barbero, y un sádico vicioso, es comerme un buen culito de niñato y saborearlo a conciencia. Empecé a masturbarle el capullo por detrás, apretando fuerte con el pulgar y el índice en forma de anillo, mientras que con la otra mano le abofeteaba las nalgas poniéndoselas coloradas, y sin dejar de lamer con la lengua su culo. La polla de Adrián empezó a segregar gran cantidad de líquido preseminal, y era tanto lo que soltaba por la raja del capullo, que mi mano se llenó rápidamente de cremosa y espesa baba. Era algo impresionante de ver, y mi pollón no se quedaba atrás tampoco, porque lo tenía babeando sin parar desde el principio.

Después de un buen rato saboreando y penetrando con mi lengua ese culito, y de notar que ya estaba bien dilatado, me dispuse a envergar el ano del maricón calienta pollas. Me eché encima de Adrián y le metí todo el pollón de una embestida. En ese momento chilló fuerte como una perra, al sentir mis 25 centímetros taladrándole las paredes del ano, y rompiéndole el poco virgo que le quedaba. Me importaba una mierda lo que el niñato marica chillara o gritara de dolor... al contrario, eso me ponía a mil por hora, más salvaje y despiadado, y el bombeo de mi pollón se hacía más intenso y cruel. Mientras me lo follaba a tope escuché como Adrián lloraba, intentando gesticular palabras de súplica, y tiraba inútilmente de las esposas con las manos, pero yo no atendía a razones y seguía a lo mío, que era darme gusto en la polla y destrozar el culito.

- Así perra, targa maricón... ¿No querías mi pollón, chaval?... Pues toma pollón... ¡Qué culo tienes cabrón!... ¡Ohhhh!... Siiii... Asiiii... Chilla putón... Chilla que yo te escuche, que cada vez me pones más caliente.

- Ayyyyy... Nooo... por... favor... Me dueleeee... Ayyyy. -

Estaba hechado encima de su cuerpo, agarrándole con mis manos de los hombros, presionándolos hacia abajo con energía al mismo tiempo que le clavaba la polla hasta el fondo del recto, una y otra vez, más y más fuerte, envergándole el ano sin parar y sin descanso, mientras lo llenaba de sudor por el esfuerzo y le mordisqueaba el cuello con los dientes. Ya le entraba mi polla sin ninguna resistencia, se la podía sacar por completo del culo y volvérsela a meter entera de golpe sin que me doliera. El niñato tenía el ano tan abierto y tan dilatado, que perfectamente le podría caber dos buenos pollones a la vez.

Al estar drogado y medio desvalido, podía manejar a Adrián a mi antojo como si fuera un muñeco de trapo. Cambié de posición, quería verle la cara que ponía, y lo puse boca arriba tumbado sobre la cama. Le pegué cuatro bofetadas en la cara con la mano abierta, advirtiéndole que no se resistiera y dejándole bien claro quién mandaba... o sea yo. Volví a esposarlo de nuevo al cabecero, y le abrí las piernas apoyándolas sobre mis hombros. Miraba embobado su hermosa polla tiesa como un bate de béisbol, y sin más, le volví a meter todo mi pollón hasta el fondo del ano. En ese momento su polla que estaba descansando en su abdomen, y sobre una gran mancha pringosa de pre-cum, segregó un gran goterón de líquido preseminal que dejó un hilo colgando desde su capullo hasta la cama.

Joder, que cara de placer y sufrimiento más guapa ponía el cabrón, cada vez que le clavaba la polla más y más fuerte, moviéndola de lado a lado por el dolor y la presión de mi pollón. Me lo follaba por el culo como un puto salvaje, moviendo la cama como si hubiera un terremoto en la habitación, por más que quería, y no era así, no podía parar de joderle el boquete, era superior a mi y me estaba volviendo loco de placer. Adrián empezó a contraer el ano, a estrechar su esfínter y a apretar muy fuerte el boquete del culo. Yo no podía casi envergarle la polla, y de pronto, y sin avisar, empezó a lanzar chorros de semen por el capullo, que con la violencia que llevaban cayeron sobre su pecho, su cuello, y sus labios. El niñato cabrón se corrió sin tocarse siquiera la polla, expulsando varios chicates de leche espesa y dejando grandes manchas y un olor ácido, allí donde caían.

Para aumentar más su placer, yo seguía bombeando su culo sin parar, y metiéndole mi pollón aunque me costara el doble e incluso me doliera el glande. Cuando terminó de correrse, y paró de soltar esperma, relajó de nuevo el esfínter y pude volver a follármelo a tope. Como ya estaba al límite de mi excitación, no tardé mucho en inundar ese boquetón tan rico y delicioso, con una buena y abundante lechada. Me vacié los huevazos a gusto corriéndome dentro de su culito... y fue bestial... y muy placentera. Fue tan alucinante la corrida, y me dio tanto gusto, que dos minutos después y con la polla todavía dentro de su ano, me seguía latiendo sin parar.

Cuando terminé de limpiarme la polla con su boca, le quité las esposas, lo besé largo rato en los labios y finalmente nos relajamos quedándonos dormidos. Al despertar se acordaba de casi nada, se dio una ducha y luego se vistió.

- Joder tío, con el colocón que llevaba a noche, no me acuerdo de casi nada. Solo sé que me duele el culo a rabiar, y eso que yo no soy pasivo, soy activo y me gusta meterla en caliente. Espero haber estado a la altura y que hayas disfrutado con mi polla... Jajaja.

- La verdad colega es que no hicimos mucho... estabas tan borracho que no se te ponía dura, y te quedaste dormido muy rápido. Así que quedaremos otro día y rematamos la faena... ¿Si tú quieres Adrián?

- Claro tío, cuando tú quieras... Además, sé dónde encontrarte... Jajaja.

Evidentemente, Adrián se acordaba de mucho más de lo que dijo, lo que pasa es que los niñatos como él, les da vergüenza reconocer que han sido violados y que le han partido el culo a pollazos. Espero que os haya gustado este relato y que os masturbéis a tope leyéndolo, y espero vuestros comentarios... Gracias.

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