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En manos de dos perversos (3)

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Había descubierto cuánto me excita ser dominado, humillado y abusado sexualmente…

En ese momento entró don Ángel…

-¿Y, María? ¿Para cuándo esa paliza? Quiero que me lo entregue con las nalguitas bien rojas para que yo le meta mi verga hasta los huevos…

-Ya empiezo, don Ángel y usted mire para que la verga se le ponga bien dura…

-Ya la tengo bien dura, María… Ya de verlo así al nene, desnudito y en sus rodillas, la tengo dura como la piedra…

En ese momento me cayó el primer chirlo, fuerte, rotundo… Gemí y la “señorita” me ordenó:

-Contá en voz alta cada chirlo, Jorgito, y después decí “gracias, señorita”… -y volvió a pegarme, esta vez en la nalga izquierda…

-dos… gra… gracias, “señorita”… -dije con esfuerzo porque de tanta excitación hasta me costaba respirar…

La paliza siguió y yo loco de goce, sintiendo un dolor delicioso y notando un voluptuoso calor en mis nalgas, tan sabiamente maltratadas por la “señorita”…

-Bien, María… ¡Muy bien!... Me excita ver cómo se va coloreando ese culito…

-Jorgito tiene un hermoso culo, pero así, coloradito, es más lindo todavía, ¿cierto, don Ángel?

-¡Claro, María! ¡siga pegándole! ¡quiero ese culo bien rojo y caliente cuando le meta la verga!...

-Así se lo voy a entregar, don Ángel, jejeje…

Y así estaba mi culo cuando pasé a manos de don Ángel, que ya se había desnudado y exhibía ante mí su verga bien erecta…

-De rodillas, nene… -me ordenó… -Porque antes de que te la dé por el culo me la vas a chupar…

-Sí, don Ángel… -murmuré sintiéndome deliciosamente sumiso y por completo en poder de ese perverso…

Abrí la boca y me la metió ahí tan profundamente que me provocó arcadas… Él rio sádicamente, pero enseguida la hizo retroceder un poco, lo justo para que yo empezara a chuparla…

-Tomé viagra, ¿sa… sabés, Jorgito?... Así que… no voy a… a tener ningún problema en llenarte la boca de leche y… y después de un descansito dártela por… por el culo… -me dijo entre jadeos mientras yo seguía chupándosela alentado por la promesa…

La “señorita” estaba sentada en el borde la cama, mirándonos con expresión morbosa…

-Cuando Don Ángel acabe tragás todo, Jorgito, hasta la última gota… Mirá que te voy a revisar la boca y pobres de tus nalgas si veo algún resto de semen ahí… ¿Entendido?...

Le hice una seña con la cabeza y seguí apasionadamente con la tarea de chupar esa verga dura que palpitaba dentro de mi boca…

Por fin don Ángel me agarró del pelo, con fuerza, y me soltó en la boca varios chorros de semen caliente y sabroso, que yo tragué todo y quedé arrodillado, a la espera de la inspección de la “señorita” mientras don Ángel se echaba de espaldas en la cama a reponer fuerzas…

-Parate, Jorgito, y abrí grande el hocico… -Obedecí y pasé exitosamente el examen, después del cual la vieja me ordenó que volviera a ponerme en cuatro patas a la espera del siguiente abuso por parte de don Ángel…

No tardó mucho el viejo en recuperarse –efectos del viagra, seguramente- y volvió a mí con su verga en condiciones de penetrarme… Yo miraba ese ariete como hipnotizado y con muchas ganas de que mi culito hambriento lo devorara…

La “señorita” le alcanzó el pote de vaselina y el viejo, después de lubricarse la verga, se ubicó de rodillas entre mis muslos…

-Sepárele las nalgas, María… -pidió y la “señorita” se apresuró a hacerlo… Yo ardía de ganas cuando sentí sus manos entreabriendo mis nalguitas y me encendí todavía más por el contacto de la punta de la verga en mi agujerito…

Don Angel me agarró por las caderas y dijo:

-Tenés ganas de que te la meta, ¿eh, Jorgito?...

-Ay, sí, don Ángel… admití…

-Bueno, pedímelo…

-Sí… Métamela, don Ángel…

-Rogámelo, Jorgito…

-Se lo… se lo ruego, don Ángel…

-Otra vez…

(¡Qué perverso es!... pensé, ¡pero me encanta que lo sea!) y volví a rogarle…

Él y la “señorita” se rieron y la vieja me dijo:

-Sos muy putito, nene…

-Decí lo muy putito que sos, Jorgito… -agregó don Ángel mientras presionaba la cabeza de su verga contra mi orificio anal y yo estaba a punto de ponerme a llorar de tanta tensión…

Con la voz quebrada murmuré:

-Soy… soy muy… muy putito…

-¡Métasela ya, don Ángel! ¡El nene se lo ganó!... urgió la “señorita” y entonces sí, don Ángel me la metió y yo grité y estuve corcoveando por el intenso dolor que sentí mientras la verga se adentraba en mi pobre culo, pero después, cuando ya estuvo toda adentro, el dolor fue desapareciendo y me sentí en una especie de paraíso de los putitos… Mi violador y yo jadeábamos y él me decía:

-Sos una delicia, Jorgito… ¡Una delicia de nene!... –y seguía bombeando hasta que de pronto me inundó el culo con varios chorros de semen calentito entre rugidos bestiales que se transformaron en fuertes jadeos cuando se derrumbo de espaldas en el piso y yo sentí que mis manos y rodillas estaban como negándose a seguir sosteniéndome…

La “señorita” se dio cuenta y me ordenó que descansara en la cama… Tendido de espaldas y con ella sentada en el borde me habló así:

-Bueno, Jorgito, me imagino que ya tenés claro cómo son las cosas, ¿cierto?...

-S… sí, “señorita”…

-Sos nuestro y podemos hacerte lo que se nos antoje…

-Sí, “señorita”…

-Sí, ¿qué, Jorgito?...

-Que ustedes pueden… pueden hacerme lo que… lo que quieran…

-Muy bien, ¿y si se te ocurriera hacerte el difícil que creés que pasaría?...

-No, “señorita”, no me… no me voy a hacer el difícil…

-Contestá lo que te pregunté…

-Bu… bueno, si… si me hiciera el… el difícil ustedes le… contarían a mis padres que… que soy…

-¿Qué sos qué? hablá, Jorgito... y sus labios se habían curvado en una sonrisa perversa…

Me costaba decirlo, pero tragué saliva y lo dije:

-Que soy… un putito…

Y entonces estalló en una carcajada:

-¡Jajajajajajajaja! ¡Sí, Jorgito!... ¿Y podrías aguantar eso?

-N… no, “señorita”… ¡No!... y la sola posibilidad me espantó… Le di la espalda mirando a la pared y de inmediato sentí una de sus manos sobándome las nalgas…

-Tenés un culo increíble, Jorgito… Un culo de nena diría yo… Con este hermoso culo que tenés no podés ser otra cosa que un putito… Y ahora andate y ya sabés, mañana cuando vuelvas del colegio sigue la función…

(continuará)

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