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Enfermera estresada

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Hola que tal mi nombre es Daniela soy enfermera y mi relato pasó hace un año cuando cursaba mi servicio social en un hospital de la ciudad de México, todo era fantástico me sentía muy contenta por estar en la última etapa de mi carrera lo que hacía que estuviera llena de alegría y con toda la actitud positiva para desarrollarme en el trabajo, mi forma de ser le gusto a la jefa de enfermeras por lo que me llevó a trabajar junto a ella.

Me emocionó tanto el poder trabajar en la jefatura de enfermería llenar formatos, hacer los censos, supervisar a mis compañeras, me agradaron estas actividades, pero como todo después de un cierto tiempo me comenzaron a aburrir, se hicieron rutinarias, todo el día corriendo por el hospital con el papeleo terminó por estresarme.

En la hora de la comida con mis compañeras todo me molestaba, estaba irritable, mis compañeras bromeaban, hacían sus tonterías para hacerme reír pero todo era en vano mi mente no pensaba más que en el trabajo que me faltaba. En eso Natalia, mi mejor amiga, me miró y me dijo “a ti te hace falta una buena cogida”. Para ella la solución de todos sus problemas es el sexo. A Natalia le gustaba andar con un chavo y con otro, así que no tenía problemas con ello, pero yo no tenía nada, me dediqué a mis estudios y me olvidé de esas cosas, aunque de vez en cuando me masturbaba para quitarme la tensión de la escuela.

Terminó el descanso y seguimos con nuestras actividades hasta que terminó mi jornada. Me fui directo a mi casa a descansar, no había nadie, me acosté un rato y llegaron a mi mente las palabras de Natalia quizás tenía razón y necesitaba un poco de sexo. Comencé a frotar mis dedos con mi vagina, los metía y sacaba mientras imaginaba una verga dura penetrando mi conchita, me excité tanto que comencé a sacar chorros de líquido vaginal ensuciando mi cama. Me levanté cambié las sabanas de mi cama, tomé un baño y me fui a dormir.

Así fueron pasando los días hasta que un día en el que el trabajo estuvo tranquilo, sentada en la oficina comencé a imaginarme siendo penetrada, bajo el escritorio comencé a tocarme, me excité tanto que salí de la oficina con rumbo al comedor para seguir los consejos de mi amiga, estaba tan cachonda que estaba dispuesta a agarrar al primer hombre que viera para que me cogiera.

Bajé las escaleras y dando la vuelta hacia el comedor choqué con don Paulo el intendente, un señor como de 50 años, gordo, moreno y un poco calvo, me le quedé viendo un rato dudando si lo podía hacer con él pero mi calentura se apoderó de mí. Le pregunte si estaba ocupado me respondió que no y en que me podía servir, lo tomé de la mano y lo llevé a los baños de mujeres, chequé que no hubiera nadie, cerré la puerta, volteé y le dije “Necesito una verga me ayuda”. Él solo desabrochó su pantalón, se bajó el calzón y salió su verga gorda y grande, me quité el suéter lo puse en el suelo y me arrodillé y la metí en mi boca y comencé a mamar su verga, entraba y salía, solo me detenía para sacarla de mi boca, masturbarlo, lamerla y seguir mamando esa verga mientras me decía “que rica boca tienes ummmm oooohhh”, gemía y gemía. Después de un rato me detuvo, me levantó y me empiné sobre el lavabo, levanté mi culo hacia él, “fóllame papi”, levantó mi bata blanca hasta mi cintura, me bajó mi calzón a la mitad de mis piernas, frotó su verga en mi vagina un rato, después sentí la punta de su verga entrando, en eso me levanté, me acomodé la ropa y salí corriendo a la oficina dejando a Don Paulo con las ganas de cogerme.

No podía creer que casi me dejo penetrar por un viejo. Pasaron las horas y terminó mi jornada, me dirigí a la salida y ahí estaba Don Paulo esperándome, yo me pasé de largo y en la esquina me alcanzó me preguntó qué había pasado, le pedí disculpas, me abrazó por atrás y me recargó su verga en mi culo mientras me decía “te asustó mi verga la tengo muy grande para ti”, tímidamente le dije que no era eso si no que me sentía incómoda al hacerlo con un hombre mayor. Me clavó más su verga y me dijo “piénsalo mamacita, yo te puedo hacer gozar más que un chavo de tu edad”, volví a excitarme, me zafé y me fui. Llegué a mi casa, estuve pensando si me atrevería a dejarme coger por un señor, me bañé y me dormí.

Al otro día Don Paulo buscaba la manera de estar cerca para tocarme el culo y las tetas y en cada oportunidad me frotaba su verga en mi culo me daban ganas de voltear y mamarle esa verga y que me la metiera de una vez pero me controlaba y me retiraba del lugar a si estuvimos toda la semana estaba preocupada de que un día me convenciera y me pusiera en cuatro patas. Por suerte llego el fin de semana salí al cine con mis amigas al karaoke para distraerme pero aun así me imaginaba la verga de don paulo estuve todo el domingo pensando si me atrevería coger con el después de tanto pensar me convencí y salía a comprar un paquete de condones.

Al otro día me desperté súper excitada quería ver ya a Don Paulo para decirle que me cogiera así que me apuré a bañarme y a cambiarme como siempre, me puse mi bra y un cachetero blanco con mis medias blancas a media pierna con encaje, mi bata la que me quedaba más pegadita para resaltar mi culo, me puse mis zapatos bien limpios como debe ser y mi cofia, eché los condones a mi bolso y salí directo al hospital. Llegando me puse a buscar a Don Paulo lo encontré en la oficina de mi jefa limpiando se agarró su bulto y me dijo “ya lo pensaste que ya quiero probarte has de estar bien apretadita”, lo mire nerviosa y le dije “a las 12 te espero en los baños”. Me senté en mi escritorio y él salió con una sonrisa, después de un rato llegó mi jefa y comenzamos a trabajar sentada frente al ordenador llenando formatos, las horas se me hicieron eternas ya quería que fueran las 12. En fin, seguí trabajando hasta que dio la hora, me levanté deprisa tomé los condones y avisé a mi jefa que saldría a comer, me dijo “ve” y me retiré directo hacia los baños, a medio camino me encontré a Don Paulo me dijo que los baños estaban ocupados. Me desanimé pero Don Paulo me agarró y me llevó a su cuarto de aseo.

Era un cuarto chico pero perfecto para lo que íbamos a hacer, cerró la puerta con seguro saco su verga y me dijo “hoy no te me escapas mamacita”, me arrodillé y rápido empecé a mamar, me agarró de la cabeza y comenzó a follarme la boca hasta que se corrió, todo cayó en mi boca y me tuve que tragar todo su semen que sabía delicioso, me limpié la boca, me paré y me empiné levantando mi culo, se acercó alzo mi bata, me quitó mi cachetero se puso atrás de mí, se masturbó un rato hasta que su verga se volvió a poner bien dura, le pase los condones diciéndole “sin protección no papi”, abrió el paquete y se puso el condón deprisa, yo estaba que hervía de mi calentura ya quería esa verga dentro pero se agachó y comenzó a comerme la vagina como loco, metía y sacaba sus dedos uuuuummm siiiii se sentía increíble me hizo tener mi primer orgasmo. Se levantó y puso su verga en la entrada de mi vagina, me agarró de la cintura y poco a poco me la fue metiendo sssss se sentía increíble por fin tenía esa vergota dentro de mí, Don Paulo bombeaba despacio estaba disfrutando mi vagina apretada, yo sentía delicioso. De repente comenzó con un mete saca más rápido sentía como sus huevos chocaban con mis nalgas y su verga pegaba en mi útero, yo gemía como loca del placer le pedía más fuerte y le decía “Don Paulo tenía razón su verga esta riquísima es mejor que cualquier chavo siga así no pare por favor”, mordí mis labios, rasguñé la mesa donde estaba sosteniéndome, apreté mis piernas y mi vagina, me iba a correr pero Don Paulo me la sacó, “por favor vuélvala a meter métamela yaaaa”, seguía moviéndome de atrás para adelante pero Don Paulo se masturbó y se sacó toda la leche, se sentó y yo enojada le reclamé, él me miró y me dijo “te gustó”, le contesté que era un idiota “estaba a punto de venirme y me la sacaste”, me dijo “ese es tu castigo por déjame bien parado aquella vez”.

Me enojé y me puse mi cachetero, me acomodé la ropa y cuando volteé ya tenía su verga otra vez dura, se puso otro condón, me abrazó y su verga golpeaba mi vagina solo se interponía mi calzón para que la volviera a meter, me hice la enojada y le dije que no que ya me iba, me agarró y me volteó, agarró mi cachetero lo hizo a un lado y me clavó su verga. Eso me gustó, sentirme poseída a la fuerza, me la metía y sacaba, después se sentó y comencé a cabalgarlo, subía y bajaba gritaba como loca quería toda esa verga, después de un rato puso una manta en el suelo y me puso en cuatro patas y metió su verga de golpe hasta el fondo, me agarró la cintura y me embistió durísimo, se escuchaba el golpeteo de mis nalgas con su verga “si papi cógeme así no pares por favor me corro me corro” le dije y comenzó a metérmela más rápido hasta que me corrí junto a él y tuve un orgasmo, me saco su verga, nos limpiamos, me acomodé la ropa y saliendo del cuarto nos vio un doctor igual ya maduro, miró a Don Paulo y le dijo “a ver cuándo me la prestas” me guiñó el ojo y se fue, yo miré a Don Paulo y me dijo “vas a disfrutar mucho en este hospital” y se fue a sus labores.

En el periodo que estuve en ese hospital terminé follada por varios hombres convirtiéndome en la putita del hospital, pero esas son otras historias que les estaré contando.

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