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Cogiendo con la bella profesora Evelyn

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Creo que estábamos destinados a conocernos y tener el sexo más erótico y romántico que he vivido con una chica, aunque también debo mencionar, que la profesora Evy, me sorprendió la primera vez que me la cogí en mí casa.

La primera vez que conocí a la profesora Evy, fue literalmente cuestión de accidente. Iba a mi oficina por la mañana y de repente tuve que frenar para evitar un accidente, pero el coche que venía atrás de mí, me pegó en el trasero de mi coche. De esta manera me encuentro por primera vez con la profesora Evy, el cual es su diminutivo para no alargarlo con Evelyn. Intercambiamos información por cuestiones legales y de seguros, y recuerdo que aquel día que era un día lluvioso, yo mismo la llevé a la escuela donde ella trabaja como profesora; la misma escuela privada donde mi hijo cursó su escuela intermedia y preparatoria.

En aquella plática la invité a salir, pero ella rotundamente se negó, dándome cualquier excusa. Yo tenía alrededor de 35 años y a ella tenía 25, aunque honestamente ella parecía más una alumna de esa escuela, que una profesora de la misma. En aquella ocasión vestía un vestido blanco con un cinto color café que le daba contraste y relucía la simetría de sus bonitas caderas. Obvio, como profesora iba modestamente vestida, conservadoramente con la falda de su vestido cayendo debajo de sus rodillas. Un cabello grueso y espeso ondulado que caía hasta casi llegar a su delicioso trasero, tez clara, ojos de miel, rostro alargado y muy bonito, con una sonrisa que daba placer apreciar, me recordaba a esa actriz de “Mujer Bonita” Julia Roberts. Su busto no parecía ser muy grande, quizá una copa B, pero la pronunciación de su trasero compensaba la falta de senos. Media quizá un metro y 60 centímetros y no debería de pasar las 125 libras. En aquella ocasión se rehusó salir conmigo, pues siempre me hacía o se hacía el mismo cuestionamiento: ¿Usted ha de ser casado o a saber con cuantas mujeres se involucra?

Estaba en mis primeros años de mi viudez, pero ya me había involucrado con varias mujeres sexualmente y por aquellos años debatía si seguía con mi vida de soltero o llegar algún día casarme. Honestamente lo consideraba y Evy, por su temperamento y belleza por aquellos días me pareció ser una buena candidata para ser mi esposa. Por cuestiones del accidente, le hablé en varias ocasiones y aprovechaba para invitarla a salir, pero siempre me dio la negativa.

Por esas cuestiones de la vida, desde aquel día del choque se me apareció en varios lugares: en el restaurante, la tienda donde compraba mis abarrotes, y una vez nos encontramos en un parque cerca de la casa. Regularmente yo iba acompañado de amigos y ella al igual, y solamente nos hacíamos una señal de reconocimiento.

Como dije, por cuestiones del destino, mi hermana, bueno mi cuñada Kashira, quien se tomó la responsabilidad de ayudarme a criar a mi hijo como si fuese suyo, ella hacía un evento cada año en mi casa, para recaudar fondos para organizaciones de la escuela donde iba mi hijo y a la vez, exponer al público su compañía de bienes raíces. Llegó ese día del evento y ya me había mentalizado que no tenía oportunidad con la profesora Evy, y ese día que mi hermana en el ajetreo me recordó del evento, al cual poco participo, pues yo estoy lidiando con los quehaceres de la compañía donde funciono como vicepresidente, pues aprovecho para descansar los fines de semana. Se dio el evento, al cual realmente no asocio con la profesora Evy, y cuando decido dar un vistazo ya cuando se mira que ha llegado la gente, salgo para saludar y tomarme un whiskey con el director, a quien conozco, pues ya en esta ocasión es tercera vez que se da este evento en mi casa. Saludando al director estaba, cuando llega la profesora Evy y se sorprende al verme en el evento. Les contamos a todos la inusual forma de habernos conocido con la profesora, a lo cual todos rieron, pero vi el asombro de la profesora cuando el director le decía que yo era el dueño de la casa. La profesora Evy pensó que mi hermana Kashira, era mi esposa y de esta manera me lo cuestionó:

- ¿No me va a presentar a su bella esposa?

- Si tuviera una bella esposa no dudaría en presentársela, pero todo este tiempo que le he dicho que no soy casado, le he dicho la verdad. Kashira es mi cuñada, a quien quiero como una hermana… y le cuento en breve que había enviudado unos años atrás.

Uno sabe cuándo cree interesarle a alguien y creo que no me equivocaba, y sentí que de alguna manera le interesaba a la profesora Evy, aunque desde que se dio cuenta que estaba en mi casa, como que aquello le intimido. Quizá se sintió que no estaba al mismo nivel económico al ver la propiedad de la que soy dueño, y realmente fue ahora eso la excusa que me dio cuando la volvía a invitarla a salir. Después de aquel evento la invité en varias ocasiones en el paso de un año, y siempre me rehusó. Finalmente decidí ya no llamarla, hasta que pasó el evento anual otra vez y llegó de nuevo a mi casa. Esta vez solamente la saludé y totalmente la ignoré y después de haber compartido una copa con el director, me fui a mi habitación. Llegaron las dos de la mañana y bajé a ayudar a mi hermana y al resto en esos menesteres de la limpieza. Ahí estaba la profesora Evy todavía y en esta ocasión sentí que ella intentaba acercarse. Ya había acordado con Kashira que se quedaría a dormir ahí, pues aunque no se miraba alcoholizada, quería evitar manejar de noche. En el sótano hay varias habitaciones, el cual es el aposento sagrado de mi hermana, es ahí donde se da el evento y asumo que ella se quedará ahí, en alguna de las habitaciones, pero creo que mi hermana Kashira intenta ligarme con la profesora, realmente no sé si esa era su intención, pero me pide si ella se puede quedar en el tercer nivel, donde están los dormitorios oficiales y mi habitación. Pienso que mi cuñada o hermana tenía a alguien por ahí, y no quería que la profesora Evy la interrumpiera.

Obviamente, no me opongo y la invito a pasar a la sala, para luego pasar hasta el tercer nivel, donde están los dormitorios. La llevo donde está la habitación matrimonial para huéspedes, la cual es tan grande como la mía, con un balcón que tiene vista hacia la piscina donde se ha dado el evento, tiene una chimenea y un baño de muy buen tamaño y tiene un yacusi. Creo que está sorprendida por lo grande de la casa y me hace conversación:

- ¿No le da miedo vivir en esta enorme casa?

- ¡Para nada! Me siento confortable y seguro viviendo aquí.

Me hace plática y para esto ya son las 3 de la mañana. Yo pretendo querer ser breve, y mira que cerca de la ventana hay un chinero con diferentes estilos y tamaños de copas, como también botellas de diferentes licores. Le asisto diciéndole que se sienta con la libertad de usar y disfrutar de todo aquello… y me pregunta:

- ¿Me acompaña a una copa?

- ¿Qué le gustaría tomar?

- Lo que usted me quiera ofrecer.

Tomo dos copas y preparo dos whiskys. Ella solo me queda mirando cuando la invito a la terraza y estamos los dos compartiendo un trago bajo un cielo estrellado. La profesora Evy, se ha removido sus zapatos tacón alto y camina descalza y veo sus delicados y sensuales pies. Puedo ver que cuida de su estética y realmente se mira bella con su vestido rojo cuya falda cae debajo de sus rodillas. Tiene unos aretes de pequeños diamantes y brillan como sus ojos claros con la difusa luz de la terraza. De aquella manera llegan las 4 de la mañana y nos hemos tomado ya dos tragos y ella se disculpaba de todas esas veces que rehusó salir conmigo.

- Tony, discúlpeme… creo que es cuestión de confianza y quizá algo de timidez de mi parte.

- ¿Entonces ahora si aceptaras a salir conmigo?

- ¿Usted que cree? Estoy pasando toda la noche con un hombre a solas.

Aquellas últimas palabras tenía ese toque de su timidez. Ella solo estaba a unos dos pies de distancia y podía ver la ternura y delicadez de su bello rostro. No me contuve y sin pensarlo me le acerqué y le di un suave beso por sobre los labios. Ella no dijo nada y solamente me quedó mirando sorprendida, pero con ese gesto de aprobación. La volví a mirar directamente y la volví a besar, ahora con un beso que saboreaba los labios de ella. Evy correspondió y abrió la boca, haciendo que mi lengua chocara junto a la de ella y nos besamos apasionadamente por largos minutos. La noche era fresca, típica madrugada de agosto, y de esa manera poco a poco le beso su cuello y la profesora Evy solamente gemía de placer. Su vestido rojo era uno de esos que era fácil de despojar con tanta rapidez y para mi sorpresa era también uno de esos que no requerían usar sostén o brassier. Mientras besaba apasionadamente su cuello y su respiración profusa chocaba contra mi frente, solté aquellas tos cuerdas por sobre sus hombros y su vestido poco a poco iba cayendo hasta dejar desnudos sus dos pequeños pechos, los cuales se miraban firmes con una radiante areola color rosa. No me detuve y me fui inmediatamente a besar sus erectos pezones una y otra vez y Evy solamente me decía: Tony, Dios mío Tony. –Una y otra vez.

Como dije, sus pezones parecían de adolescente, firmes y bien formados y me di gusto de mamarlos y lamerlos a doquier. Ella solo gemía y su respiración se hizo aún mas profusa cuando poco a poco mis manos pasaron de masajear su cintura y ahora una masajeaba su rico trasero y la otra se abría paso y por su ropa interior comencé a masajear su sexo, el cual se podía sentir muy húmedo y sus jugos ya habían traspasado esa barrera para tocar directamente su caliente sexo. Sintió mis dedos por sobre su conchita y solamente exclamaba: Tony… Dios mío Tony. Podía sentir que su cuerpo temblaba, y cuando ella volvía a mencionar mi nombre, yo le besaba la boca, sus pezones, y mi mano derecha agasajaba su vulva por sobre su ropa íntima y mi mano izquierda le tomaba sus ricos y sólidos glúteos. Llevaba uno de esos calzones tipo hipster, que en algunos lugares me di cuenta que le llaman “Cacheteros”, pues le dan forma a las nalgas para que se vean más pronunciadas. Su prenda íntima era roja, como su vestido y yo con una maniobra me he bajado el cierre del pantalón para que la profesora Evy pueda sentir más directo la erección de mi verga. Ella quiere sentirla, intuyo que eso es lo que quiere, pues se arrima para que su sexo choque contra el mío. La barda de la terraza es de un ladrillo rustico e incómodo, así que decido levantarla y la cargo y la llevo hacia la habitación y caemos en la cama. Ella quiere decir algo, pero yo le cierro la boca con más besos. Su calzón esta mojado, súper mojado y con mis dedos puedo sentir lo espeso de sus ricos jugos. No se lo bajo, de alguna manera logro hacerlo a un lado y siento como mi verga, se desliza deliciosamente entre los labios de la vagina de la profesora Evy. Ella solo gime de placer y comienzo a penetrarla con cariño y movimientos lentos. Que sienta lentamente como mi verga se hunde en lo profundo de su vientre, mientras beso sus labios, saboreo su lengua, mamo sus pezones y gime cuando lamo sus axilas. Aquel movimiento toma ritmo en la posición del misionero. En momentos dejo caer todo mi peso sobre ella, luego me levanto y me apoyo con mis brazos y le dejo ir algunas embestidas donde solamente frunce sus labios y cierra sus ojos. Aquello repetitivo la lleva a ver las luces, las estrellas, cierra los ojos, los aprieta y deja escapar un leve suspiro y siento como Evy, masajea mi verga con la contracción de su vulva… ha llegado al orgasmo. Su expresión es fascinante y me hipnotiza en ese túnel del placer y me hace acabar y le lleno su vientre con tremenda eyaculación. Caigo sobre su cuerpo, me abraza y segundos después, la profesora Evy se echa a llorar.

No entiendo, hemos tenido un sexo tan fantástico, que hasta mi eyaculación la sentí diferente y muy delicioso, pero ella solloza en la cama sin decir mucho. Cuando recupera la compostura me dijo lo siguiente:

- ¡Nunca pensé que esto podría pasar! Siempre lo evite y hoy, sin más ni más, me he entregado a ti. Quizá nunca lo entiendas… cuando te vi por primera vez, algo me atrajo a ti y desde ese momento pensé tener mucho cuidado contigo. Lo he evitado por más de un año y hoy que estoy a punto de casarme, he caído en lo más bajo: Mi novio no se merecía esto.

Me dijo el nombre de su novio, pero hoy no lo recuerdo. La profesora Evy estaba comprometida y se sentía culpable sucumbir a los delirios del placer. Yo me había quedado boquiabierta, asombrado y lo único que se me ocurrió decirle, que lo sentía mucho y que quizá todo aquello era mi culpa. La profesora Evelyn asumió su error de una manera muy madura y aquel día me hizo saber, que ni con su novio había llegado a tener sexo y que esta experiencia intentaba guardarla hasta el día que se casara. En aquel momento se fue, con sus ojos aguados y rojizos. Eran las 5 de la mañana.

No la llamé por todo aquello que me había dicho. Un día sábado tres semanas después me llama y me dice que quiere hablar conmigo. Debo resumir, pues su plática fue extensa, pero lo aquí vale con mi relato, es que admitía que yo le gustaba y estaba confusa con todo. No sabía si realmente amaba a su novio, pero que en los últimos días, ella seguía pensando en lo que había vivido conmigo. Como la primera vez, de repente llegó el beso, y nos besamos con todo placer. La profesora Evy, solamente gemía sobre la cama, cuando nuevamente me encontraba mamando sus ricos y pequeños pechos a placer. Esta vez, le hice un sexo oral que ella dijo nunca imagino que existía. Su vida había sido una muy alejado de los placeres sexuales y la primera vez que imaginó haciendo sexo, lo haría con esa persona con la ella se iba a casar. Ella intentó darme placer oral, pero terminé nuevamente en la posición de misionero, mientras ella llegaba a otro orgasmo, mientras yo le mamaba sus pequeñas tetas y le taladraba a placer su rica conchita. Al final de la primera etapa sexual de aquel día, terminábamos relajándonos en el yacuccy, mientras ella me masajeaba los testículos con sus delicadas manos y yo jugueteaba con sus pezones.

Para aquellos entonces nos sabía cuáles eran los parámetros de la profesora Evy. Estaba de nuevo en mi casa de nuevo, tres semanas después de nuestra primera experiencia sexual juntos. Acabamos de tener sexo otra vez, y yo quería explorar sus límites y aquel día descubrí que no tenía límites para mí. Salimos del yacusi directo a la cama y me fui directo a saborear dándole placer oral a su conchita. Le practiqué el beso negro y gemía cuando mi lengua le hacía cosquillas en su rico culo. Lo lamí a placer, lo succioné y ella solo gemía diciendo: Dios mío Tony.

Sin pensarlo mucho, le arrimé mi verga a su rico culo, y sin protestas ni cuestionamientos en la misma posición del misionero mi verga poco a poco desaparecía completamente en el rico y apretado culo de la profesora Evy. No dijo naja… solo gemía de placer o de dolor, pero parecía disfrutarlo. En aquella posición le taladré su rico culo a placer hasta que sentí ese temblor de los primeros orgasmos con ella. No paré, hasta saciar su placer. Debo decir que la profesora Evy no es muy escandalosa y sus géminos los guarda entre sus dientes. Intenta a toda costa no evidenciar su placer y su éctasis se esconde en el silencio de su mirada. Creo que tiene pena, y yo intento no reconocerlo taladrando su rico y apretado ano a placer hasta que me corro dejando mi semen en el precioso culo de Evy. No dijo nada y nos hemos quedado dormidos hasta las 5 de la tarde, pues el teléfono celular de Evy suena, he intuyo se trata de su novio. Me da una excusa y parte dándose un apresurado baño.

Desde ese día, aquella escena se vuelve a repetir una y otra vez por los siguientes tres meses. Evy me gusta, es muy linda y en aquel momento sentía que me enamoraba de ella. Le pedí que se viniera a venir conmigo, hasta que después de tres meses de tener relaciones sexuales con ella, me dice que hay una última vez y que luego ya no podrá. Recuerdo que se vino todo un fin de semana conmigo a una playa de la Florida, donde nos saciamos de sexo. Me dijo que yo le gustaba, que creía que se estaba enamorando de mi, pero que intuía que yo siempre sería un hombre mujeriego y no quería vivir esas consecuencias. Aquel día fue la última vez que me la cogí y me lo dio todo en todo con lo que alcanzaba nuestra imaginación. Y así paso… todo con aquel golpe que ella me dio en el trasero de mi coche, pero yo, me cogí su rico trasero a placer.

En estos días, he visto a la profesora pasar a mi lado con su esposo y pequeños hijos. Una sonrisa y como que nada sucedió.

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