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Me folló el policía del barrio

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Este es un relato cortito, el sábado al quedarme sola por la noche me salí como a las 11 a fumar un cigarrillo a la calle, solo tenía puesto un short y una camiseta sin brasier, chanclas y debajo unas pantaletas cacheteras blancas. Se me cerró la puerta y no pasaba nadie que me pudiera ayudar, la calle estaba desierta como nunca, obscura y solitaria, en eso oí la moto del policía del barrio, al verme se acercó ¿Qué pasa Mara? Nada es que me quede afuera ¿Me ayudas? ¿Cómo? Pues acerca la moto y la sujetas y me trepo a ella a ver si alcanzo a saltar el portón.

Bueno, eso hicimos solo que no tenía estabilidad y me tuvo que sujetar de las piernas, como que eso lo calentó, logré entrar y abrí la puerta para darle las gracias, él se hacía pendejo trepado en la moto pero sin irse le ofrecí café, anda pasa, entró y se quedó en la cochera para no despegar la vista de su moto. Rápidamente llené una taza de plástico del termo y le llevé el café. Me dijo: Aun así te ves bonita ¿Así, cómo? Pues, así, en shorcito. ¿Poli, me estás coqueteando? Pues, no, es que... Nada, no pasa nada. Bueno gracias. Se fue.

Yo me metí y me di un regaderazo, me puse una minifalda, mi brasier y pantaletas muy coquetas de Mimí, la de Mickey, una blusa de tirantes y unas zapatillas rosas a juego con la blusa y con la mini de jeans. Tomé las llaves y me fui a comprar cigarrillos a dos cuadras, solo que me crucé por el solitario jardincito de la colonia, de repente apareció el poli con su moto ¿Otra vez sin llaves? No poli, ahora si las tengo ¿A pasear de nochecita mi linda? No, solo voy por cigarros ¡Ah entonces te acompaño! Bien, tu si haces tu trabajo, cuidando a la gente, espero que también a las viejitas ¿No? Llegamos a la tienda y me esperó afuera, yo ya sabía que el tipo andaba cachondo, regresamos al cruzar el oscuro parque apagó la moto y me abrazó sin más diciéndome: Pinche Mara, a poco no crees que me gustas, pues dame un chance ¿No? Yo solamente atiné a acariciarle la verga encima del pantalón del uniforme, volteamos a ver si nadie nos veía y nos escondimos en la maleza crecida por las últimas lluvias, él escondió la moto y me puso con rudeza en cuatro sobre el pasto.

Sin más me bajó las pantaletas hasta los tobillos, levantando la falda en las caderas y me escupió el ano, puso su vergota cabezona y prieta y me empujó sin lograr que entrara. ¡Espérate! necesito lubricarme le dije, me voltee y comencé a mamarle la verga, pronto comenzó a salirle líquidito y le dije ¡Ya, métemela! Y me folló con rudeza y fuerza, estaba bien caliente el desgraciado, con los pantalones en la rodilla, yo en cuatro me sujetó de las nalgas y me empujó unos 18 centímetros de gorda verga que me dolieron todas las entrañas, poco a poco me relajé y gocé como la puta que soy, me llenó de leche jadeando y diciendo entre dientes ¡Pinche puto, que nalgotas tienes, qué rico mi nena puta del demonio!

Regresé a casa toda revolcada y adolorida pero contenta... por cierto tuve que regresar a buscar los cigarrillos que se me cayeron en el parque donde el cabrón poli me llenó de semen de macho.

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