Nuevos relatos publicados: 9

Nuestra primera noche

  • 3
  • 9.164
  • 9,00 (2 Val.)
  • 0

Hacia tanto que pensaba en él que cuando me besó por primera vez no me lo podía creer. Día tras día durante semanas habíamos jugado a la seducción, a las risas, a las miradas cómplices, a las miradas furtivas, nos habíamos dicho de todo sin decírnoslo. Cada noche durante semanas mis manos acariciaban mi coño pensando en él, en como sería tocarle, tenerle entre mis brazos, le imaginaba cabalgándome, su polla dentro de mi… Y por fin, tenía la oportunidad de hacer realidad mis anhelos.

Era una noche como tantas otras: salir de fiesta por los bares de siempre, beber lo mismo de siempre, la misma compañía de siempre. Una noche de esas que a mí personalmente me encanta al finalizar cada semana. Y allí estaba yo, en uno de los tugurios habituales que frecuento, sentada con mis amigas y rodeada de kalimotxo. En una de las ocasiones en las que giré la cabeza hacia la puerta le vi entrar y vino a saludarme. No me dijo gran cosa, o por lo menos así lo recuerdo, pero me dio un beso en la mejilla al despedirse que me hizo darme cuenta de que aquella sería una noche diferente. Recuerdo ese pequeño beso con mucha ternura.

Me lo encontré en el siguiente bar al que fuimos. Estaba con sus amigos a un lado de la barra, yo estaba al otro lado. No hizo falta mucho para que nos encontrásemos en el baño del bar. Nos besamos, escondidos de todos, pocos besos los recuerdo como ese, me mojé entera, sentí unas ganas locas de que me follara, de que me acariciara las tetas, de que me chupara los pezones… Pero no pudo ser, él se tenia que ir con sus amigos, y yo con las mías. Qué calor pasé en el bar después de aquello. No sabía como disimular la alegría que tenia dentro. Tampoco las ganas de correrme.

Pensé que no le volvería a ver hasta el lunes, en el trabajo, pero cual fue mi suerte que pudimos quedar un rato a solas. Un rato que no se cuanto tiempo fue. A mi me parecieron cinco minutos, pero debió ser mucho mas. Le besé, le besé, le volví a besar. Me senté encima de él, de lo único que tenia ganas era de restregar mi coño contra su polla, de que me arrancara el pantalón y las bragas y me pusiera a cuatro patas. La tenía dura, muy dura, y me besaba como un loco. Me acariciaba la espalda. Me decía lo caliente que estaba con su voz sexy. Nunca se me va a olvidar.

Esa noche me masturbé como una loca, pensando en él y en sus manos tocándome todo el cuerpo y haciéndome estremecer. Metiéndome la polla hasta dentro y corriéndose dentro de mi. Imaginándome que cara pondría mientras su leche se expande en mi coño hambriento.

Por suerte, lo he podido comprobar muchas veces después. Esa noche marcó un antes y un después en mi vida.

Igual no era el relato que te esperabas, pero espero que te haya gustado. Si, si, a ti, que sé que lo vas a leer.  Te quiero

(9,00)