Nuevos relatos publicados: 13

Inicio de esta fantasía (3)

  • 6
  • 22.719
  • 8,95 (19 Val.)
  • 0

Hola a todos me he atrasado unos meses en publicar la continuación a esta historia, pero ya está de vuelta, gracias por su espera.

Ya pasados días del encuentro en aquella presa donde mi novia Ana le hizo el día a un afortunado chavo que iba caminando cerca del lugar. Obviamente al final de aquel encuentro le pedimos su número de celular para mantenerlo en contacto. Sin duda su verga de 19 cm había convencido a Ana. Una tarde que teníamos libre estábamos ambos en mi casa y no había nadie quien nos interrumpiera, entonces habíamos comenzado por besarnos y manosearnos. De repente Ana se puso de rodillas mientras yo estaba sentado al borde de la cama, me bajo el pantalón y comenzó a darme una excelente mamada de verga. Sin duda se notaba como estaba de excitada. Sus ojos se perdían al igual que mi verga en su boca. Ella no paraba de darme tan tremenda excitación, después ella se levantó y se dio la vuelta mientras se comenzaba a quitar la blusa y desabrocharse el pantalón. Entonces mientras ella se iba bajando su pantalón reluciendo su enorme trasero, me confeso que mientras me la estaba mamando ella se estaba imaginando la verga de aquel chavo. ¡A lo cual yo me excite demasiado! Y decidí tomar la iniciativa. Me levanté y le puse mi verga en su conchita y comencé a darle duro sin control. Mientras lo hacia ella gemía tan fuerte, tal vez pensando en la verga de aquel chavo. Fue cuando le dije que deberíamos llamarle y ver si está disponible para venir. Lo cual a ella le prendió demasiado. Yo fui por el celular y se lo di a Ana mientras regresaba de nuevo a darle en su conchita. Ella lo llamo y al parecer aquel chavo todavía recordaba ese día, bueno quien no iba a olvidar ese ¡enorme culo de mi novia! Después de unas risas y de mencionarle que estábamos solos colgaron. Yo ya al borde de venirme le pregunte si iba a venir, a lo cual ella se inclinó más abajo resalto más su hermoso trasero y dijo “Si Papi, él va venir a cogerme bien rico con su ¡enorme verga!” Eso me excito tantísimo que me vine dentro de su conchita. Ella se levantó se limpió y se recostó en la cama diciéndome que su papi vergudo no tardaría mucho.

Unos minutos más adelante escuché un carro entrar, fui rápido a la ventana y pude ver que era un carro desconocido, después se bajó el chavo de aquella ocasión y se veía como sacaba su teléfono para llamar. En eso le conteste yo que iría en unos momentos. Le dije a Ana que él ya había llegado, por lo cual note sus ojos brillar de lujuria al saber que nuevamente probaría ese manjar. Fui a la puerta y lo recibí, venia entusiasmado que probaría ese enorme culo nuevamente. Me saludo y solo intercambiamos algunas palabras, mientras caminábamos adentro a donde estaba Ana. Al finalizar el solo dijo, que suerte la tuya al tener una novia como ella. Entramos a la recamara y Ana estaba sobre la cama, pero ya se había puesto una hermosa tanga azul y sin brassier. Yo quede excitado nuevamente al ver que tan sexy se veía Ana en ese atuendo, no me quiero imaginar el chavo como lo pondría. Ella fue al borde de la cama y dijo “Ven aquí Papi, he estado esperando mucho tiempo por ti.” El chavo no tardo en acercarse a ella y quitarse la playera. Entonces yo fui y me senté en la cama para tener una buena vista de lo que iba a suceder. Ana le dio unos cuantos besos, pero no tardo en bajar a darle de besos a lo que le interesaba. Le desabrocho el pantalón tan excitada y saco esa verga grande, y sin tardar comenzó a chuparla tan excitada. En la recamara solo se escuchaba el sonido de Ana metiéndose tal paquete en su boca y el del chavo disfrutando de ello. Yo no tarde en sacar mi pequeña verga y jalármela ante tan escena.

Ana continuaba disfrutando de aquel momento mientras el chavo comenzaba a tocarle su culo y a meterle sus dedos en su conchita. Ella no paraba de gemir, y se dio la vuelta para que así el chavo comenzara a chuparle su conchita y su culo. El no tardó en hacerlo, mientras ella gritaba de placer. Me miro a los ojos y me dijo “¡Que rico me mete la lengua mi Amor!” Después el chavo no tardo en meterle su paquetote adentro de su conchita y esta ocasión sin condón. Ana al sentir tan tremendo bulto en su conchita gemía como una loca. El continuaba envistiéndola y el sonido de sus cuerpos chocando llenaba la habitación. Después ella se puso de perrito como en aquella ocasión y podrán ustedes imaginarse el tremendo culo que ella tiene y la hermosa vista que provocaba. El chavo entrado en darle tan duro que se podía ver como sus nalgas rebotaban contra el choque de sus muslos. Todo eso junto con sus gemidos que no paraban. Ella me volvió a mirar con sus ojos perversos y lujuriosos y me dijo “Ven aquí” a lo cual yo fui, entonces ella comenzó a devorar mi verga, aunque no fuese del tamaño del que ella estaba sintiendo en su conchita. El chavo tan atrevido y al ver la escena comenzó a meterle un dedo en el culo de Ana, esto provoco que ella se sacara mi pequeña verga de su boca y soltara un fuerte y excitante gemido de película. La escena era tan excitante, después Ana le dijo que el chavo se recostara en la cama y después ella se subió en él y comenzó a cabalgarlo. Yo me volví a recostar y continuar a jalarme mi miembro ante tal lujuriosa escena. La imagen era perfecta un grandioso culo dando de sentones sobre una verga de gran tamaño. Yo no aguante más la excitación y me puse de pie en la cama, y le eche toda mi leche en la cara de Ana, quien estaba perdida ante la excitación. Ella comenzó a dar más fuertes sentones sobre aquel chavo quien no pudo aguantar más y termino corriéndose adentro de ella. Ana termino tan magnifica escena con un hermoso gemido que estruendo las paredes.

Ya pasados minutos después Ana seguía recostada sobre la cama desnuda, mientras yo estaba recostado a lado suyo. El chavo ya se había ido de regreso a su casa. Yo comencé a darle de besos en sus tetas de Ana, mientras ella me comenzaba a acariciar la verga. Después yo baje a darle de besos en su conchita que estaba caliente después de aquel sexo. En cuestión de segundos me puse sobre ella en la posición del 69 y Ana comenzó nuevamente a chuparme mi verga, mientras yo sin pensarlo comencé a meterle el dedo en su conchita y acariciarla con mi lengua. Así seguimos un buen rato, después Ana me pidió que la volviese a penetrar. Ella se puso de perrito y yo comencé a darle nuevamente. La experiencia que habíamos vivido unos minutos antes nos había excitado lo suficiente para comenzar a hacerlo. Mientras el sonido de nuestros cuerpos inundaba nuevamente la recamara, ella me dijo “Ahora si ya eres un cornudo Papi.”

(8,95)