Nuevos relatos publicados: 6

El padrastro de Alex (4) Orgía de niñatos

  • 14
  • 26.339
  • 9,44 (9 Val.)
  • 0

Los tres chavales empezaron a desnudarse allí mismo, delante de nosotros, y no tardaron mucho en que se quedaran en bolas. Lucas, ni siquiera paró de besarle la boca a Paolo, se notaba que estaba más que acostumbrado a recibir la visita de su sobrino, y de sus buenísimos amigos... y sabía perfectamente lo que se avecinaba. Juan y sus dos colegas ya venían súper puestos de todo (alcohol y drogas), y muy... pero que muy calientes. Solo había que ver como tenían de duros, y tiesos sus pollones, y más que listos para la batalla.

Los compañeros de Juan, Diego y Armando, se fueron al ataque de mi papi y Lucas, mientras el sobrino de este último, se servía un cubata de ron en el mini bar. Me quedé mirando su cuerpo formado y fibroso, deseando tirarme encima de él y hacerle lo que él me pidiera sin rechistar. No podía apartar los ojos del pollón que le colgaba entre las piernas, era grande, grueso, y lo tenía súper empalmado. Lo que más me gustaba era el capullo que coronaba aquél pollón, granate, regordete como un champiñón, y totalmente chorreando de pre-cum. Juan me observaba con una sonrisa pícara y perversa, mientras yo lo miraba con lujuria, todo calentón perdido y con la boca hecha agua. Se acercó despacio hacía a mí, con sus peculiares andares chulescos que me ponían tan cachondo, al tiempo que agarraba el cubata con una mano y la polla con la otra. Cuando estuvo a mi lado, me rodeó el brazo por el cuello pegando su boca a mi oreja, y me susurró muy bajito con su voz de matón macarra.

Juan: hola Alexandro... Qué bueno que estés aquí... ¿te gusta lo que ves colega?

Alex: si, tío.

Juan: ¿me deseas?

Alex: si... Mucho.

Juan: ¿y qué quieres hacerme, tío?

Alex: todo lo que tú quieras que te haga... Y tú quieras hacerme colega.

Juan: ¡Mmmm!... ¿Todo... lo que yo quiera, Alex?

No me dio tiempo a responder, cuando ya me había metido la lengua en la boca, y me magreaba la raja del culo con la mano que le quedaba libre, metiéndome un par de dedos por el boquete. Al mismo tiempo que me exploraba el ano, se restregaba la polla contra la mía, notando la dureza y el calor que despedía su pedazo de manubrio. Quería agacharme y chupársela entera... mamársela hasta quedarme sin respiración... y cuando tuviera la polla a punto de explotar, darle mi culo para que me lo follara y me lo cabalgara como un puto macho. Desplacé mi boca hasta su pecho y empecé a succionar con fuerza uno de sus pezones. Lo notaba súper duro al tacto con mi lengua y con un saborcillo a sudor salado, que me transportaba al paraíso.

Se bebió de un trago el cubata, y dejó el vaso de tubo en la mesita de al lado. Con la mano ya libre, agarró mi polla y empezó un movimiento masturbatorio, que subía mi excitación hasta el frenesí. Juan tiró de mi polla hasta llevarme al sofá, se sentó espatarrándose y me puso las manos en la cabeza, empujándomela suavemente hacia abajo. No me hice de rogar, estaba loco deseando chupársela, y comerme esa polla tan deliciosa. Primero me recreé un buen rato lamiendo su capullo, y saboreando el pre-cum que lo empapaba. Cuando me la metí en la boca, sentí un escalofrío de gusto y placer que me recorrió toda la espalda. Y el gozo ya fue total cuando el cabrón me cogió las manos, y me puso una encima de sus huevazos para que se los acariciara, y la otra me la llevó hasta su ano para que lo examinara bien. Mis dedos empezaron a jugar con su agujerito, introduciéndole dos, tres y hasta cuatro sin ninguna dificultad, mientras mi boca no paraba de chuparle la polla a lo bestia. El niñato se retorcía de gusto en el sofá, y parecía que aquello le proporcionaba un placer indescriptible... ¡Como gozaba el cabrón!

Desde donde yo estaba, podía ver perfectamente a los dos amigos de Juan y lo que hacían con Paolo y Lucas. Este último, el tío de Juan, estaba a cuatro patas en el suelo chupándole la polla a mi papi, que estaba sentado en una silla... Diego, arrodillado tras él comiéndole el boquete del culo... y Armando tendido en el suelo, con la cabeza debajo de la entre pierna de Lucas y mamándole la polla como al cabrón le gustaba. El salón se llenó de jadeos, de gemidos complacientes y de sonidos agradables mientras absorbíamos, succionábamos, y chupábamos pollas y culos. Yo giraba la cabeza sin dejar de chuparle la polla a Juan, para mirar como la lengua de Diego se esforzaba por entrar entera en el ojete de su tito, y como su mano apretaba y colocaba su pollón en la boca de su amigo Armando.

Alex: ¡uffff... Joder tío!... Son buenos tus amiguitos dando placer... Están buenísimos los dos... Y que culitos más deliciosos tienen... ¡wau!

Juan: ya te digo colega, deliciosos y placenteros... Menudos guarrones están hechos, y te lo digo por experiencia propia... Que estoy harto de follárselos cada vez que me entra ganas, y se me calienta la polla... ¡y que gustazo te dan los dos!

Alex: Mira que he coincidido muchas veces con ellos en el gimnasio, pero nunca pensé en la vida, que les fuera el royo con los tíos y que se comieran las pollas de esa manera. Yo quiero tío... quiero follarme esos dos culitos joder, y gozar envergándole mi pollón.

Juan: Jajaja... Tranquilo tío, tranquilo... todo a su tiempo. Primero vas a follar de lo lindo conmigo, ya verás... te voy a volver loco de placer, y vamos a disfrutar los dos como nunca. Después, tú y yo, nos follaremos los culos y las bocas de todos estos putos maricones... ya verás, todavía queda mucha noche Alex.

Cuando terminó de decirme esto, ya me había sentado junto a él en el sofá y me había agarrado la polla con la mano, al tiempo que la acariciaba suavemente bajando y subiéndome la piel. Sin apartar la mirada de mi cara, fue agachando la cabeza hasta que sus labios se posaron en mi capullo, y lo besó varias veces. Lo lamió repetidamente con la lengua, como si estuviera chupando un helado, y recogiendo con ella en forma de cucharita, el pre-cum que segregaba mi rajita. Después apresó mi polla con sus labios, succionando muy fuerte hacía dentro, con energía, súper intenso, hasta tal punto de hacerme un hematoma de lo ardiente y tenaz de sus chupadas. ¡Joder... que boca tenía el mamón... que gustazo!

Noté inmediatamente como me aumentaba la excitación, era una mamada espectacular la que me estaba haciendo el cabrón, y era verdad... me tenía loco de placer, y hambriento de vicio. Me chupaba la polla sin parar como un puto sádico, al mismo tiempo que me la agarraba fuerte por tronco de con su manaza, y me la iba masturbando a lo bruto. Estaba en el paraíso, disfrutando de aquella boca, y de aquél niñato bueno. Mi calentura se acentuaba más y más cada vez que le echaba un ojo a los otros cuatro follando. Ahora Armando estaba tumbado boca arriba en el suelo y Lucas encima de él en posición de 69, y cada uno mamando la polla del otro. Paolo estaba de rodillas frente a Armando, con sus piernas apoyadas en los hombros y envergándole el pollón por el ano. Y Diego también de rodillas, pero detrás de Lucas, metiéndole toda la polla por el boquete del culo, y acompañada de un consolador negro grandísimo y súper monstruoso... el cual no me había dado ni cuenta, de donde lo había sacado el niñato vicioso.

Tenía en primer plano el culito sabrosón de Diego, mirando encantado como se le abría el boquetón del culo, cada vez que lo movía hacía delante y hacía atrás mientras le jodía el ano a Lucas, y se lo embestía como un puto animal. También miraba embelesado, el entusiasmo y la fogosidad de Lucas chupándole la polla a Armando, y como le lamía los huevos gordos y perfectamente rasurados. El tamaño del pollón del niñato era más que considerable, un miembro enorme y descomunal, que casi no le cabía entera en la boca al mamón de Lucas. Pero él no paraba en su empeño de metérsela por completo, subía y bajaba con su boca a toda velocidad, y el tío no paró hasta que sus labios sintieron el tacto de su abdomen. Observé que en varias ocasiones le provocó alguna que otra arcada, porque era tal la presión que ejercía contra ella, para tenerla dentro, que la polla de Armando llegaba hasta el fondo de su garganta, y le rozaba la campanilla.

Paolo: ¡Joder... amigo mío! ... Que gustazo me da verte así... gozando.

Juan: (soltando mi polla) Ya sabéis colegas, que mi tito se corre enseguida, así que procurad no darle muy fuerte si no queréis que se acabe rápido.

Pero el aviso y el consejo de Juan llegó algo tarde. Con la polla de Armando totalmente engullida, el bombeo constante en su trasero por parte de Diego, y la mamada brutal que le pegaba Armando... se volvió a correr el muy cabrón, liberando abundante leche de sus huevos y llenándole la boca al niñato. Al momento el chaval notó, como un río de semen corría por su boca y su garganta. Se notaba por la forma de mamar y de tragar del niñato, que no era la primera vez que alguien se corría en su boca, y que le encantaba el sabor ácido y amargo del esperma. Diego sacó su pollón del ano de Lucas, dejando solamente el monstruoso dildo dentro de su boquete, y mientras seguía metiéndoselo en su interior ferozmente una y otra vez, se posicionó delante él pegándole su verga a la cara. Con una mano presionó enérgicamente el consolador hasta el fondo del recto, y con la otra se pegó unos cuantos meneos en la polla, provocando en pocos segundos que le saliera grandes chorros de semen por la rajita del capullo. La corrida del niñato fue tremenda, espectacular de cojones, le manchó de cremoso esperma la frente, la nariz, los labios, y hasta los cabellos se los llenó de goterones.

Diego: ¡Ahhhh!... ¡Siiii... Cabrón!... Toma leche, así, como a ti te gusta puto vicioso... Límpiame la polla mamonazo... y no te dejes ni una sola gota por tragarte, pedazo de guarra.

Después los cuatro cambiaron de postura, pero yo volví a concentrarme en Juan, y en lo que me estaba haciendo. A pesar de que me encantaba la mamada de Juan, y me gustaba la sensación que me producían los tres dedos que me introducía por el ano, decidí que ya era hora de disfrutar de una buena follada de su polla.

Alex: Fóllame Juan... Fóllame, que no aguanto más colega.

Juan: (sentándose a mi lado en el sofá) Ven aquí cabroncete, y súbete encima de mí... que te voy hacer gozar como nunca.

Me cogió del brazo acercándome, y me subió sobre sus piernas de frente a él. Nos miramos unos segundos con lujuria, con ardor y ansia, con ese deseo incontrolable del uno por el otro, y tomándome de la nuca con su mano me llevó la boca hasta la suya, y comenzó a besarme apasionadamente. Yo le comía la boca con la misma intensidad, metiéndole la lengua hasta la campanilla, mientras Juan me acariciaba y me masajeaba la raja del culo con la otra mano. Notaba su pollón presionándome el perineo con cada movimiento que hacía, su calor, su dureza, y su enorme tamaño cada vez que lo rozaba. No podía parar de gemir y eso lo excitaba mucho... cada vez más y más.

Juan: ¿Te gusta mi polla putita?... ¿Te gusta que sea tu macho?

Alex: ¡Mmmmm... Siiiiiii!

Tenía el culo muy dilatado debido a tanta excitación, me colocó su polla en la entrada de mi ano, y me lo penetró hasta el fondo con su enorme miembro. Cuando me la metió en el culo me dolió un poco, pero me encantó tenerla toda dentro de mí, notando como su piel rozaba mis paredes anales y las mojaba de pre-cum, al resbalar con cada movimiento. Al principio, comenzó a follarme el ojete suavemente, moviendo su pelvis con delicadeza, mientras exploraba tranquilamente con su polla, palmo a palmo cada centímetro de mi recto, y volviéndome loco de placer con cada embestida. Los dos gemíamos de gusto, me agarró del pelo echándome la cabeza hacía atrás, y comenzó a follarme con fuerza, y cada vez más rápido. Me violaba el culo con violencia, con rabia, reventándome el ano a pollazos como un animal salvaje, mientras disfrutaba escuchando mis suplicas, y mis ruegos. Eso le ponía súper caliente y muy cachondo, le encantaba que le implorara, que le suplicara pidiéndole calma, y que no fuera tan bruto jodiéndome.

Mientras tanto, llegaban hasta mis oídos los jadeos y los gritos de gozo de los que estaban follando a nuestro lado. Giré la cabeza para contemplar cómo iba la jodienda de los otros cuatro, y que estaban haciendo. El protagonista indiscutible era Lucas... Paolo y los dos niñatos estaban tendidos bocarriba en el suelo, con los pollones apuntando al techo y esperando su turno para envergar. Lucas, iba de uno en uno sentándose encima de sus pollas, tragándoselas enteras y metiéndoselas hasta el fondo del ano, y todo ello sin sacarse el enorme consolador del culazo. Cada vez que envergaba una de las pollas, se apartaba hacía un lado el dildo con la mano, y con la otra se separaba la nalga abriéndose a tope el boquete del culo, y se las tragaba las dos conjuntamente... la de carne y la de goma.

Primero vi como le cabalgaba el cipote a Diego, y después de varias subidas y bajadas, se la sacó del ano y se fue derecho a por la polla de Armando. Con él, repitió la misma operación, pegando saltitos encima del chaval y penetrándose toda su verga hasta el fondo. Y por último, y después de liberar su ano del cipote de Armando, se sentó en lo alto del manubrio de su amigo Paolo, y lo devoró por completo al mismo tiempo que aullaba de gusto como una perra en celo.

Mientras mi padrastro se lo follaba por el culo, envergándole su pollón simultáneamente con el consolador, los dos niñatos se colocaron frente a su cara agarrándose las pollas con sus manos, y masturbándolas frenéticamente junto a su puta boca. Lucas sacaba la lengua y lameteaba los dos capullos que estaban pegados a sus labios. En cuestión de segundos los chavales se corrieron a la vez, escupiendo por sus respectivos capullos numerosos trallazos de cremoso semen, y vertiéndoles sobre su cara unas buenas y abundantes lechadas. El mamonazo atrapaba con la boca abierta los chicates de leche que podía, y los que no entraban manchándole la boca los recogía sacando la lengua, y llevándoselos dentro de ella. Después de soltar la carga, Armando y Diego se acercaron hasta su cara, y con sus lenguas limpiaron todo el esperma que quedó esparcido sobre su rostro.

Paolo aumentó la velocidad de las embestidas, cada vez le follaba el culo más rápido, más duro, y con mucha violencia. Le acostó la espalda sobre su pecho y le abrió las piernas con sus manazas todo lo que pudo, dejando a la vista de todos, como entraba y salía su pollón del ano de Lucas mientras se lo follaba. El cipote del colega no paraba de segregar pre-cum del gustazo, se le veía súper duro, apunto de explotar, y suplicando una buena mamada de los dos niñatos que estaban al lado de él. No tuvo que esperar mucho Lucas, para sentir las bocas de los dos mamones, que se peleaban por chupar y saborear aquel delicioso pollón. Mi papi empezaba a respirar más excitado, le apretaba las ingles clavándole las uñas, arañándole la piel del gustazo, y golpeándole el ano con más fuerza hasta que finalmente eyaculó dentro de él.

Rápidamente, Armando sacó la mojada polla de Paolo, y el inmenso consolador del culo de Lucas todo manchado de semen, y comenzó a chupar alternándolos en su boca... primero la polla de mi papi, después el consolador, y por último el ano de Lucas. Al mismo tiempo, Diego se esmeraba trabajándose la verga de Lucas con su boca, succionando sin descanso, pegándole una espléndida mamada de las suyas, y provocando que el tito vicioso de Juan, se corriera de gusto dentro de su hocico. Al niñato mamón se le llenó la boca de abundante leche calentita y deliciosa, que tragaba garganta abajo sin rechistar, al mismo tiempo que el cabronazo de Lucas gemía y gritaba de puro placer.

Juan: ¡Joder... Que gozada cabrón!... Mira Alex, y fíjate bien, que esto sí que es vicio en estado puro... Mira al maricón de Armando, como le chupa el culo a mi tito, rebañando con la lengua y sacándole todo el esperma que tiene dentro, y se lo bebe como una guarra... ¿Lo estás viendo, tío?... ¿A qué te pone vicioso?

Alex: ¡Uffff... Joder!... Pues claro tío, es alucinante... ¡Qué pasada colega!... Estoy que me quemo por dentro del calentó que tengo encima... quiero follar, y follar... sin parar... sin descanso... y hartarme de pollas.

Juan: Ven chaval... vamos al dormitorio a seguir con la fiesta... ya verás la sorpresita que tengo en mente para que disfrutes a tope.

Continuará...

(9,44)