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Viajando en el tiempo (8) Final

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Inmediatamente volvió al trabajo, esta vez en servicios más suaves, comidas/cenas y sexo.

En uno de estos servicios, le tocó con un hombre mayor, cuya imagen le resultaba conocida.

La llevó a cenar a un buen restaurante y con la amena conversación que surgió a lo largo de la cena, descubrió que se trataba de un político que sabía que estaba muerto antes de que ella fuese llevada a la organización.

Al principio le dio un poco de repelús, pero el hombre notó que no se encontraba totalmente a gusto, por lo que acentuó su amabilidad y junto a unas copas de buen vino, consiguió que disfrutase de la velada.

Después de cenar, fueron la casa del hombre, en un lugar muy céntrico de la ciudad.

Cuando entraron en la habitación, el hombre le pidió que se desnudarse delante de él de forma sensual, cosa que hizo encantada.

Él también se desnudó, mostrando un cuerpo flaco, de piel arrugada y con un pene pequeño y flácido.

Luego la hizo acostarse en la cama y se puso a acariciar su cuerpo y besarla. Con la droga estimulante de nuevo en sus venas, no tardó nada en mojarse y ponerse totalmente excitada.

El anciano acarició sus tetas, sus pezones, acarició y besó sus muslos y lamió su coño, haciéndola alcanzar un orgasmo con rapidez. Cuando se relajó, el viejo se acercó a la mesita y tocó una campanilla.

Inmediatamente entró un hombre joven que se desnudó con rapidez, acercándose a Eva y poniéndose entre sus piernas para comerle el coño mientras el anciano le comía las tetas.

Casi a punto del segundo orgasmo, el joven se puso sobre ella y la penetró por el coño, lo que la hizo alcanzarlo, corriéndose de tal forma que ambos hombres se asombraron.

Entonces, tras dejarla relajarse unos segundos, el anciano se apartó un poco y se dedicó a masajear su polla, con escaso resultado, mientras que el otro hombre la follaba con ganas.

Eva fue consciente de todo, por lo que se dispuso a intentar remediarlo. Después de su tercer orgasmo, pidió al anciano que se colocase tumbado sobre la cama y cuando lo hizo, ella se puso a cuatro patas, metiéndose la pollita en la boca y aplicando toda su técnica.

El joven, se situó tras ella y volvió a metérsela por el coño, continuando con la follada.

No sabía cuántas veces se había corrido ya. El joven, todo un semental, aguantaba como nadie y el viejo no conseguía nada.

Eva añadió un nuevo elemento al juego erótico, metiendo un dedo bien humedecido en los abundantes líquidos que emanaban de su coño, en el ano del anciano y aplicándole un suave masaje de próstata, sin dejar de chupársela.

Minutos después, el anciano tenía un orgasmo que, al anunciarlo, hicieron que el joven se corriese en el coño de ella y ella alcanzase el último.

-AAAAHHHH. Gracias hija. Hacía años que no alcanzaba el máximo placer. Mi único disfrute es ver cómo las hermosas mujeres son folladas por mi ayudante, mientras a mí no que queda más remedio que disfrutar solamente viendo sus orgasmos y sufriendo porque mi polla no alcanza la dureza suficiente.

Con muchos más agradecimientos y una buena propina, la despidió.

Nada más volver, tenía otro aviso del mismo hombre. La organización procuraba que las putas hiciesen los servicios seguidos, aunque el cliente hubiese tardado tiempo en solicitarlos. Así, al tener fresca la información, podían continuar conversaciones o interesarse por cosas comentadas en la vez anterior.

Eso hacía creer a los clientes que le habían causado una buena impresión a la puta y que, a pesar del tiempo transcurrido, se acordaba de ellos.

Repitieron la operación de la otra vez, consiguiendo que el hombre volviese a tener su orgasmo, que según confesó, otra con la que había estado, no lo había conseguido.

Todavía fue bastantes veces, hasta que dejó de solicitarla. Eva supuso que ya se habría muerto, pues entre la primera y la última vez habían pasado ocho años del viejo que ella se había hecho en un día.

Otra escena escabrosa se produjo cuando fue enviada a una orgía que organizaba un importante capo de la droga.

Cuando llegó a la enorme mansión que tenía en el campo y se enteró del nombre, se puso nerviosa y aterrorizada, aunque procuró disimularlo todo lo que pudo.

Unos meses antes de ser capturada para ser puta, había leído también que las fuerzas de su país habían atacado su mansión con artillería y armas automáticas, reduciendo todo a escombros y no quedando nadie con vida.

Siempre pensando en que todo podía estallar en cualquier momento, participó desnuda, como todos los demás en la fiesta.

Conforme entraba en la gran sala donde ya había empezado la orgía, se le acercó un hombre de mediana edad, polla en ristre, para que le hiciese una mamada. Cuando la metió en su boca, directamente hasta el fondo, empezó a follársela con rapidez.

Para Eva era la primera vez que participaba en una orgía de ese tipo y no dominaba algunas cosas.

Se aplicó, como siempre, con todo su saber a chuparla, consiguiendo que a los pocos minutos, se corriese en el preservativo, metido hasta su garganta. Cuando la última gota salió de su polla, se la sacó dándole una fuerte bofetada que le hizo girar la cabeza y expulsarla.

-Maldita puta. ¿No podías ir más despacio? Me has hecho correrme demasiado rápido. ¿Y qué hago yo ahora?

No le pudo responder porque otro le volvió a rellenar la boca, pero este se la estuvo follando con calma. Esa polla tenía un gusto raro, pero nada insoportable.

Fue arrastrada sin dejar de chuparla hasta un enorme sofá, donde él se sentó e hizo que ella quedase arrodillada ante él, para mover su cabeza agarrada por el pelo, y hacer que las penetraciones fueran más profundas.

En ello estaba cuando sintió que otra polla se frotaba por su coño, ya húmedo, pero que con esos tocamientos se convirtió en una fuente.

-Vaya. Qué rápido se excita esta puta. Se ve que está muy necesitada de polla. –Dijo el que la tocaba.

-Dale fuerte. Que sepa lo que son los machos, que esta no ha debido conocer a ninguno.

-Pues es está casada.

-Entonces es que su marido es un picha floja. –Siguió el diálogo.

Eva casi no los escuchaba. Pendiente de la mamada y sintiendo la polla recorriendo su coño hasta golpear su clítoris que ya estaba hinchadísimo.

Por fin, el que estaba a su espalda se la clavó en el coño hasta el fondo, provocándole un orgasmo inmediato.

-¡Qué agradecido es el follarse a la puta. Nada más meterla, se ha corrido!

Dijo, mientras iniciaba un mete saca rápido.

A punto de alcanzar el segundo, se acercó otro hombre, dejándola libre los otros dos.

Éste le hizo incorporarse y subir un pie sobre el sofá, apoyó la punta en la entrada del ano, como todos enfundada en preservativo y ligeramente lubricada, y fue metiéndosela despacio.

-Mmmmm. ¡Qué apretadito lo tienes! Se ve que tu marido no lo usa o lo hace poco. ¿Te la mete por el culo alguna vez?

-Muy pocas, señor, y ahora hace mucho que no lo hace. –No mintió.

Estuvo entrando y saliendo un buen rato, unas veces rápido y otras, lento. Eva gemía bajito.

-Te gusta, eh! Ahora vas a conocer a un hombre de verdad, no como el flojo de tu marido.

-¡Siii! Rómpeme el culo. Jodeeer que gustoooo.

El hombre seguía enculándola a distintos ritmos y ella lo estaba disfrutando. Sus gemidos eran cada vez más fuertes.

-Siiii. Más fuerte. Dame más fuerte.

Mientras era enculada, su vista recorría la sala, viendo cómo iban pasando hombres y mujeres de unos a otros, intercambiándose, y cómo se acercaban a recipientes llenos de polvo blanco, droga, en la que metían sus glandes ellos y el dedo ellas para pasarlo por su raja o las encías.

Pudo contar nueve mujeres y seis hombres, distribuidos en ocho canapés con su correspondiente colchón y protector, además de dos sofás y tres sillones.

En dos de ellos, sendas mujeres a cuatro patas, eran folladas por sus parejas, no podía ver por qué agujero, mientras una de las mujeres hacía un 69 con otra mujer y en la otra pareja, ella comía el coño a otra al ritmo de las clavadas de polla en su coño.

Otras parejas estaban distribuidas por distintos sitios. En uno, un tío recibía una mamada de una rubia con un culo espectacular, en otro, era él quien comía el coño a una morena de grandes tetas. Dos más follaban con calma, mientras dos mujeres se estaban comiendo el coño en otro colchón.

Cada poco tiempo cambiaban las parejas y las acciones, haciendo que Eva, entre lo que veía y lo que le estaban haciendo, fuese excitándose cada vez más hasta estallar en un fuerte orgasmo.

-AAAAHHH SIIII. Me corrooo. No pareees.

Cuando se relajó, se dejó caer sobre el respaldo del sofá donde se encontraba. Sintió cómo la polla que tanto placer le había dado abandonaba su culo para ser sustituida por otra (o la misma) en su coño.

Si tiempo para girarse y comprobar quién era, otra polla entró en su boca y empezó a follársela a ritmo lento, al igual que el que estaba tras ella.

Volvía a excitarse, pero no lo suficiente para alcanzar un nuevo orgasmo. Necesitaba más. Necesitaba que la polla de su coño se moviese más rápido y que los huevos de su dueño diesen con fuerza contra su clítoris. Necesitaba que la polla de su boca entrase hasta su garganta y sentir el ahogo que aumenta el placer de quien la mete.

Sin llegar a correrse, ambos se salieron de ella, dejándola ansiosa de más. Otro hombre la llevó de la mano hasta una cama donde una mujer cabalgaba al hombre con movimientos atrás y adelante, permitiendo ver cómo aparecía y desaparecía la polla en su coño.

Un ligero toque en el hombro de ella la hizo retirarse, dejando al hombre con una potente erección de su polla muy normal y sin preservativo. La hicieron ubicarse encima y empalarse con ella, dejándola inclinada hacia adelante, con las tetas clavadas en el pecho de él.

“Ahora me la van a meter por el culo”, pensó, pero las sensaciones fueron distintas. Algo intentaba entrara en su coño ya ocupado. Dedujo de alguien añadía un dedo, y luego dos, a la penetración, que abrieron algo de hueco para que otro metiese poco a poco la polla.

Esto sí que le dolió. Aunque las pollas no eran muy gordas por separado, juntas forzaban su coño más de lo que la habían acostumbrado. Aguantó como pudo hasta que ambas estuvieron totalmente dentro, quedándose unos segundos sin movimientos, para que se acostumbrase a ellas,

¿Acostumbrarse? Cuando ya tenía ambas dentro, otro hombre pasó una de sus piernas por encima y enseguida sintió que un glande se apoyaba en su ano y seguidamente cómo entraba en su culo.

Este último sintió que era más grueso y largo que los que le habían entrado hasta entonces. No le producía dolor por su tamaño. Había recibido cosas mayores, pero su grosor, metido en el estrecho espacio que dejaban las dos pollas de su coño, que presionaban sobre su recto, le producían dolores en ambas zonas.

No tardó mucho en dilatar y cuando sintió que las tres pollas se movían en su interior, se disparó su excitación, que aumentó cuando tiraron de su pelo para levantarle la cabeza y una nueva polla de extraño sabor entró en su boca.

Durante un momento pudo ver a varias mujeres acariciándose entre ellas o masturbándose, y creyó distinguir alguna mancha blanca bajo la nariz de alguna de ellas.

Los restos de droga de las pollas que invadían sus agujeros, unidos a la que le proporcionaba la organización, aumentaron su excitación, llegando a un primer orgasmo poco después, que no pudo anunciar por tener la boca ocupada y que al que siguieron muchos más, manteniéndola prácticamente en un orgasmo continuado.

Sentía cada centímetro que se movía la polla de su culo y la del que tenía debajo. El que había entrado segundo en su coño, no se movía.

El que le follaba la boca, aceleró los movimientos y poco después le llenaba la boca de leche.

Su enculador tardó poco en correrse, y lo hizo con una abundante corrida que llenó su intestino, saliéndose poco después y cortando la cadena de orgasmos de Eva.

Los dos de su coño se empezaron a mover en direcciones distintas. Cuando uno entraba, el otro la sacaba hasta quedar casi fuera y viceversa.

Estas nuevas acciones volvieron a disparar sus orgasmos, aunque notaba como si no tuviese cuerpo, solamente sensaciones de placer y una visión como si estuviese entre nubes, entrando en una especie de limbo, donde veía a los demás moverse y cambiar de pareja, notaba que la llevaban de un sitio a otro, que se acercaban hombres y mujeres que le hacían sentir mucho placer, etc.

No supo cuando terminó todo. Despertó desorientada, creyó que era el amanecer, pero era todo lo contrario. A su alrededor estaban los cuerpos desmadejados de los participantes.

Ella misma sentía tiranteces en su piel y dolor en su ano y coño que rezumaban líquidos, todo ello consecuencia de las innumerables corridas con las que la habían bañado y llenado sus agujeros.

Como pudo, fue a la habitación donde se había desnudado y, tras un buen rato en el yacusi, se vistió y salió. Una doncella la esperaba para acompañarla al vehículo que la devolvió al punto de contacto.

Una vez en la organización, la sometieron a un nuevo proceso de reparación y ajuste de sus agujeros y de desintoxicación.

Estuvo una semana sin trabajar, solamente atendida por el personal que controlaba las máquinas y que no sabía si eran médicos o técnicos, a la vez que notaba que no se excitaba con facilidad.

Al octavo día, la llevaron a una habitación, ante el que era su entrenador, que se encontraba tras una mesa de despacho y que le pidió que se sentase en una de las dos sillas que había ante él.

-Eva, llevas algo más de tres años con nosotros y has cumplido ampliamente con lo que esperábamos de ti. –Empezó diciendo. Y continuó.

-Emulando la frase que del libro Justine, del Marqués de Sade, que me gusta decir, ha llegado el momento de decirte “la organización te libera”.

Ella no sabía de qué le hablaba, porque no había leído el libro, por eso no supo que decir. Pero él continuó:

-Aunque aquí venís obligadas y sois tratadas prácticamente como esclavas, eso no quiere decir que no valoremos vuestro trabajo y los servicios que nos prestáis.

-Vas a ser devuelta al momento en el que fuiste capturada. Te llevarás todos los regalos y propinas que te han dado. –Esto lo dijo sacando la caja donde guardaban sus cosas y dejándola sobre la mesa- Esto supone unos 150 mil euros más el valor de las joyas, que será también muy importante.

-Por otro lado también te vamos a pagar por tus servicios. La organización ha cobrado por ellos y es lógico que te recompensemos pero no tenemos costumbre de dar parte del dinero que has ganado. Iba a ser muy difícil para ti justificarlo.

-Pero tenemos una solución mejor para vosotras. Toma este boleto de lotería internacional. Cuando vuelvas, será premiado con más de 500 millones de euros. Será el único tan grande en varios años. Una cifra muy importante, que tras la liquidación a hacienda, esperamos te resarza de la semana de castigos que sufriste y este último servicio con los narcos.

-Te preguntarás por qué no lo cobramos nosotros, de hecho lo hemos cobrado alguna vez, pero no podemos repetirlo, solamente cobramos premios pequeños que no puedan rastrear. Resultaría sospechoso y llamaría mucho la atención con el tiempo, que los premios los cobrasen un determinado grupo y que luego el dinero desapareciera. Y eso no nos interesa.

-Te devolveremos a unos minutos después de tu captura, y deberás tener en cuenta que no podrás hablar de nosotros nunca. Por dos razones: Una que nadie te va a creer al no tener pruebas y ser imposible el viaje en el tiempo en tu época y la otra porque tienes unos ingresos no declarados, que te será difícil justificar ante hacienda.

-Si en algún momento reconoces a alguien con quien hayas estado y se te ocurre hablar con él, serás eliminada sin el menor escrúpulo. ¿Lo has entendido todo?

-Sí, señor.

-¿Estás de acuerdo con todo?

-Sí, señor –Esta vez con algo de duda, y continuó.- Puedo pedir algo, señor.

-Dime qué y veré que se puede hacer.

-Cuando fui secuestrada y estuve retenida en el club, vi a mi marido muy cariñoso con una de las mujeres y querría saber y tener pruebas de lo que hace. Estoy dispuesta a pagarlo.

No le puso pegas. Llamó a una persona a la que dio instrucciones y envió a cumplirlas.

-Antes de irte, tengo que comprobar si ha desaparecido de tu cuerpo la excitación artificial.

-Sí, señor, ¿Qué quiere que haga?

Apartó algunos papeles y material de escribir y le dijo:

-Siéntate en la mesa y deja las piernas colgando. Puedes correrte cuando quieras.

Ella hizo lo que le decía y él aproximó las sillas para que ella colocase los pies, manteniendo las piernas muy separadas.

Se puso entre medio de ellas y recorrió con el dedo los bordes de la vulva, pasando la yema con suavidad. Eva no sentía el efecto de la droga, pero algo había cambiado en ella haciendo que lo necesitase, y una semana sin sexo contribuía a que se excitase con rapidez.

El hombre pudo comprobar cómo el coño se iba encharcando poco a poco, de forma natural. Frotó en círculos sobre su clítoris y notó como crecía y se abría paso entre los pliegues.

Mientras que con una mano le seguía acariciando la vulva por fuera, con la otra se soltaba el cinturón y dejaba caer el pantalón, quedando a la vista su polla con una buena erección.

Se aproximó a ella y sustituyó la mano por la polla, para seguir recorriendo su coño arriba y abajo, frotando bien su gordo y cabezón pene por él.

En un momento tenía el coño tan abierto y bien mojado, que dejaba pasar el glande como si fuera el arado en tierra dispuesta para recibirlo.

-Fólleme, señor. Necesito que me folle.

-Te gusta, verdad. Te encanta mi polla. Sé que te encanta. –Le dijo sin dejar de frotar su raja.

-Sí, señor. Pero fólleme ya. Estoy muy caliente.

El hombre no se hizo esperar más. Colocó la punta en la entrada y la metió de un solo empujón.

-OOOOHHHH. Siiii. Qué gusto, señor.

Pasó los brazos alrededor del cuello de él clavando los duros pezones en su pecho, frotándolos al compás de los movimientos de la follada.

Con la droga que ponían en sus comidas, ya se habría corrido un par de veces, pero ahora el placer era distinto. No era un follar sin más. El hombre se movía despacio por el interior de Eva y le producía estremecimientos de placer.

La polla le entraba sintiendo centímetro a centímetro su recorrido. Sus medidas, sin ser de las más grandes que le habían metido, llenaban con creces su interior, y eso añadía un plus a sus sensaciones de placer

Desde el principio, le encantaba cómo la follaba ese hombre. No era solamente follar: le hacía el amor y eso la volvía loca.

Él se echó ligeramente atrás, separando ambos cuerpos para darle un profundo beso sin detener la penetración. Eva se sorprendió, pues nunca la había besado, pero enseguida se entregó a él.

Cuando él interrumpió el beso, intentó continuar, deseosa de más, pero se separó y la hizo recostarse sobre la mesa. No sintió el frío en su espalda, y menos cuando se inclinó sobre ella y empezó a lamer sus pezones uno tras otro, a subir a su cuello y lamerlo hasta el lóbulo de su oreja, negándole un nuevo beso al pasar por sus labios para acceder al otro lado de su cuello.

Su polla no paraba en su movimiento de vaivén de corto recorrido dentro de su coño. Deseaba más. Subió sus piernas hasta apoyárselas en los riñones. Quería sentirla hasta lo más profundo de su cuerpo, pero él se dedicaba a sus pechos, y sobre todo a los pezones.

Volvió a levantarla hasta dejarla sentada en principio, para seguidamente despegarla de la mesa, quedando ella abrazada a su cuerpo con los brazos por el cuello, con las piernas por la cintura y con la polla en el coño impidiendo que resbalase hacia abajo.

En esta postura, la hizo botar sujetándola por los cachetes hasta que movió el dedo y se lo metió por el culo. El resultado fue que estalló en un intenso orgasmo.

Él no se corrió. La mantuvo abrazada hasta que se relajó de tan intenso placer, luego la dejó con suavidad en el suelo, la hizo recostarse boca abajo sobre la mesa y se puso a acariciar su ano.

Mojaba primero un dedo, luego dos y al final tres, en su empapado coño, y con ellos frotaba su ano e iba introduciéndolos despacio y uno a uno, para que fuese dilatando. La elasticidad seguía manteniéndose, por lo que no le costó mucho dejarla preparada para follárselo.

Ella no había perdido toda su excitación, y con estas acciones volvía a estar excitada, sin que él cambiase de ritmo o acciones.

Por fin, con una buena dilatación, apoyó la punta en la entrada de su ano y procedió a introducir, primero la cabeza y luego el resto, despacio hasta tenerla completamente dentro.

A pesar de no ser necesario, se mantuvo unos segundos esperando que se acostumbrase.

Fue ella misma la que inició el movimiento, empujando hacia atrás para hacer hueco y luego se movió adelante, repitiendo los movimientos cada vez más deprisa, hasta que él se puso en marcha, sincronizando sus movimientos.

Enseguida empezó a gemir gracias al nuevo placer que venía desde su culo.

-MMMM. Más duro. Deme más duro. Oooohhh,

Él aceleró los movimientos, deteniéndose solamente unos segundos para dar fuertes palmadas en el culo que provocaban contracciones en su ano que le resultaban sumamente placenteras.

No quería correrse demasiado rápido, por lo que se detenía de vez en cuando, metía su mano por delante hasta alcanzar el coño y le acariciaba el clítoris unos segundos. Luego volvía a moverse con rapidez y volver a detenerse para darle unas buenas palmadas.

Eva no pudo aguantarlo mucho y pronto sintió que se acercaba un nuevo orgasmo.

-OOOHHH. SIIII. MAAAS. MAAAS. ME CORROOO.

Él siguió enculándola hasta que terminó su placer, entonces aceleró más sus envestidas y anunció el suyo.

-SIII. YO TAMBIÉN ME CORROOO.

-Espere. Córrase en mi boca, señor, en mi boca.

Él sacó la polla y ella se dio la vuelta con rapidez, al tiempo que se arrodillaba abriendo la boca. Nada más tocar suelo, se la metió hasta el fondo, y tras dos clavadas más, presionadas con la lengua, se corrió en su garganta.

-OOOHHH. ¡Qué gusto! Has sido la mejor puta que hemos tenido. AAAHHH.

Cuando Eva se la dejó bien limpia, él se subió los pantalones y volvió a su lado de la mesa, mientras la invitaba a sentarse de nuevo.

Estuvieron hablando unos minutos. Le preguntó qué hacía cuando la recogieron, ella dijo el lugar. Él le contó que se iba de vacaciones un determinado mes del verano, que las pasaba en una población, cuyo nombre también le dijo, porque tenía una playa nudista donde pasaba las mañanas y una larga calle peatonal por donde paseaban todos los turistas y visitantes, con muchos bares y terrazas a pie de calle, y donde le gustaba sentarse a tomar unas cervezas viendo pasar a la gente.

Les interrumpieron para entregarle unas notas, facturas de hoteles, fotos y unos dvd’s. En las notas le resumían el contenido de los discos, que abarcaban sus siete años de matrimonio, hasta la noche siguiente al día de su regreso, lleno de infidelidades de su esposo, los lugares, las mujeres y las imágenes de todo ello.

Pidió consejo a su entrenador, que como es normal, le aconsejó que se divorciase. Ahora iba a ser una mujer rica y no lo necesitaría para mantenerse ella y su hijo, además de poder pagarle unos buenos estudios.

Tras esto, se despidieron con un suave beso en los labios, aunque Eva hubiese deseado algo más intenso.

Luego ella pasó por última vez por la peluquería y vestuario, donde le dejaron la misma imagen y vistieron con las mismas ropas que cuando llegó.

Fue llevada a la máquina una última vez. En una mano su bolso con las pertenencias personales que llevaba cuando llegó. En la otra, un maletín conteniendo algo más de 150 mil euros, las joyas y regalos que le habían dado y un billete para un sorteo próximo.

Un abrir y cerrar de ojos, y se encontró de nuevo en el baño del restaurante. Abrió la puerta y se dirigió fuera. Recordaba a casi todas las personas que allí se encontraban. Clientes y camareros, todos en los mismos lugares.

Su familia seguía de pie en el mismo sitio donde la había dejado años atrás.

-Mamaaaa, Papaaaa, Marquitooos.

Fue corriendo hacia ellos, buscando abrazarlos a todos y llenarlos de besos. La familia extrañada por su actitud, la miraba como si estuviese loca. Ninguno se dio cuenta de que no llevaba gafas y no cojeaba. Tampoco se dieron cuenta de su cuerpo escultural, probablemente porque estaba oculto por la holgada ropa de playa, que le sentaba fatal.

Su marido no estaba ya. Se había marchado cuando ella se fue al baño.

-Hija mía, ¿Qué te ha ocurrido? Parece que haga siglos que no nos ves, en lugar de los escasos cinco minutos que hace que te has ido.

-No os lo vais a creer. Al entrar en el baño, fui secuestrada y enviada a un lugar que desconozco mediante un viaje en el tiempo y he estado cinco años…

- JA, JA, JA, JA…

Las risas de su hermana y cuñado y la cara de sus padres en las que casi se podía leer sus pensamientos: “Nuestra hija está loca”, la hicieron callarse.

Se acercó a una mesa, pidiéndoles que se acercaran. Depositó el maletín sobre ella y lo abrió, quedando todos mudos al ver la cantidad de dinero y joyas.

-Y eso no es todo. ¿Os habéis fijado en mí? Ya no uso gafas, ya no cojeo y el aspecto de mi cuerpo ha sido muy mejorado. Si no fuese por el dinero y mi cuerpo, yo misma no me hubiese creído esto, por eso entiendo vuestro desconcierto.

Y continuó:

-He pasado cinco años recibiendo tratamientos y viajando en el tiempo. He sido una esclava sexual al servicio de hombres muy ricos y de gran posición y ahora me han liberado con todo esto y más que me han prometido que recibiré…

En ese momento, su hermana salió corriendo hacia el baño, donde se encerró sin querer salir, no haciendo caso ni a su marido, ni a sus hijos, ni a sus padres. Dos horas más tarde, los bomberos echaron la puerta abajo y la sacaron.

Eva pagó los desperfectos y volvió al apartamento después de informar a todos que se iba a divorciar de su marido y que volvía a su ciudad esa misma tarde. Les pidió que no le dijesen nada y que solamente le informasen de que había tomado la decisión repentina de irse a su casa.

Cuando llegó Eva con su hijo, a su ciudad, todavía encontró una abogada en un despacho a la que entregó la documentación que tenía y le dio la orden de presentar la demanda de divorcio al día siguiente a primera hora.

Su todavía marido, llegó al apartamento casi al amanecer. Se presentó en el restaurante muy pasada la hora, cuando ya habían terminado de comer después de haberlo esperado un buen rato.

Cuando le dijeron que se había vuelto a casa, se echó a reír y se marchó. Permaneció en el apartamento hasta que se completaron los quince días que lo tenían alquilado. Cada noche una borrachera, cada día una nueva mujer y todos ellos, cuando se encontraba con su familia política, les decía lo puta que era la hija y hermana, y, tras varios insultos, que verían cómo volvía con las orejas gachas.

Cuando volvió a su casa, se encontró sus cosas amontonadas en el rellano y sin poder entrar en casa. La cerradura había sido cambiada. Le dio unas fuertes patadas, golpes y cargas con el hombro, que solo sirvieron para hacerse daño él, pues la puerta estaba reforzada.

Ante el ruido, salió uno de sus vecinos que le informó que su mujer y su hijo llevaban varios días fuera y le entregó una nota del juzgado para presentarse a un juicio de divorcio dos días atrás.

El dinero de Eva sirvió para acelerar los trámites, y al no presentarse al juicio, dieron toda la razón a ella, quedando él sin nada y teniendo que pasar una pensión a su ex esposa e hijo hasta la mayoría de edad de éste.

Un mes después de todo esto, Eva encontró el billete que le habían dado, y tras comprobarlo, vio que una semana atrás, le habían tocado los 500 millones largos prometidos.

Tras cobrar su premio y liquidar con hacienda, le quedaron más de 300 millones. Después de lo que le había costado ganarlos y aconsejada por un experto financiero, hizo una serie de inversiones seguras, asignando una renta para sus padres y hermana, suficientes para que pudiesen vivir como hasta entonces si quisiesen dejar de trabajar, cosa que ninguno hizo.

Cambiaron de ciudad. A su hijo lo matriculó en uno de los mejores colegios, donde permanecía interno toda la semana, volviendo a casa de viernes a domingo.

Los meses fueron pasando, al principio la vida diaria no le dejó mucho tiempo para pensar, pero luego, cuando todo volvió a la calma, su pensamiento iba desde recordar los momentos de placer vividos y la imagen de V, su entrenador.

Llegó el verano siguiente. Cuando se planteó dónde ir de vacaciones, eligió inconscientemente el mismo mes y sitio donde veraneaba V. Cuando llegó la fecha, mandó a su hijo con los abuelos y se trasladó allí.

Los primeros días estuvo recapacitando, pero a la semana, dedicaba las mañanas a recorrer las playas, tanto nudista como textil, buscando con la mirada a V.

Identificó la calle que él le había indicado y también se dedicó a recorrerla. Tres días después, vio a una persona conocida. Cuando la identificó se colocó ante él, con la mirada fija en el suelo y los brazos a los costados.

Permaneció varios minutos en esa posición. Los que se encontraban a su alrededor los miraban extrañados. Por fin él habló:

-¿Qué quieres?

-Quiero volver, señor. Quiero volver contigo…

Media hora después se encontraba arrodillada en el suelo de la habitación de V, con él sentado en la cama y su polla metida hasta la garganta. En un momento recordó las técnicas aprendidas.

Su lengua presionaba la polla en sus movimientos y chupaba y lamía el glande cuando la sacaba. Con una mano le acariciaba los huevos y un dedo de la otra frotaba su ano.

Él la tomó del pelo y le estuvo guiando la cabeza, forzando la entrada y salida, sin que ella dijese nada, ni sintiese arcadas, ni asfixia.

-MMMMM. ¡Qué bien la chupas! Sigues siendo de las mejores putas que hemos tenido. Me gusta cómo lo haces. Sigue, sigue…

Ella también se excitaba con esto. El darle placer a él hacía que su coño se encharcase.

Tuvo que dejar sus huevos para meterse un dedo y luego dos en el coño.

Sus gemidos sonaban muy apagados. Tenía la boca llena por el respetable aparato de V. Lo que si se oían eran los soplidos de su respiración cada vez que la polla la dejaba respirar.

De vez en cuando, se la sacaba completamente de la boca, se la quedaba mirando unos segundos y la recorría con la lengua en toda su longitud, dedicando un tiempo especial al glande, para luego continuar follándose la boca.

Cuando él sintió cerca su orgasmo, la hizo detenerse y subirse a la cama, colocándose a cuatro patas en el borde. Se colocó tras ella y se la metió en el coño, follándola con movimientos lentos, al tiempo que acariciaba su clítoris por encima, con una mano, presionando los labios de su vulva.

Los gemidos de ella eran cada vez mayores.

-Me puedo correr, señor.

-Sí. Córrete cuando me corra yo.

Siguió moviéndose despacio, aguantando su corrida y haciendo que ella sufriese de excitación mientras retenía su orgasmo.

Por fin aceleró los movimientos de su polla en su interior. Ella sintió cómo aumentaba la dureza y supo que se iba a correr en cualquier momento. Cuando empezó a soltar la leche en su interior, aumentó también las acciones sobre su clítoris, y ya no pudo contenerse más, alcanzando su ansiado orgasmo.

Cuando se recuperó, se dio cuenta de que, por primera vez en el último año, se encontraba relajada, feliz y satisfecha, y supo que había tomado una sabia decisión.

El resto de los días, los pasaron entre follar, tomar el sol desnudos, follar, alguna cerveza y follar.

Al terminar el mes, ambos desaparecieron. Solamente hay una forma de contactar con ella: los fines de semana cuando va a visitar a su hijo. El resto del tiempo puede estar en cualquier lugar de ayer, hoy o mañana. Quizá no, porque no se puede viajar en el tiempo… O sí...Tú que me has leído, ¿qué crees?

Agradezco sus comentarios y valoraciones.

(9,25)