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Trío de dos

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Mi nombre es Greg tengo 26 años y el relato que voy a contar es completamente real, solo los nombres han sido cambiados por obvias razones. Tengo una preciosa novia de nombre Leslie. Ella tiene 25 años, cabello castaño claro, 1.70 metros de estatura, 50 kg, piel blanca, hermoso rostro con ojos color verde y una sexy figura fruto de tantas horas en el gym; cuerpo esbelto con un hermoso trasero respingado y un par de senos redondos y firmes. Yo de cabello castaño, piel blanca con ojos claros, 1.80 metros, 88 kg, cuerpo atlético, también aficionado al gym.

Somos del norte de México, nos conocimos en la universidad y llevamos más de cuatro años juntos. Nuestra relación siempre ha sido buena y divertida, a ambos nos encanta el sexo y contarnos nuestras fantasías sexuales. Una de nuestras fantasías era que Leslie follara con otro hombre mientras yo observaba, fantasía que nunca imaginábamos llegará hacerse una realidad.

Siempre nos ha gustado viajar por carretera para conocer algunos de los hermosos lugares que ofrece México. Claro esto ha sido cada vez más difícil por razones que los mexicanos conocemos bien.

En México hay un famoso bar que se encuentra dentro de en una mina abandonada. Debido a que el bar está a una profundidad de casi doscientos metros, es necesario bajar por un elevador o un carro especialmente adaptado. Algunos amigos que ya lo habían visitado nos animaron a conocerlo, por consiguiente Leslie y yo hicimos planes para tomar un par de días libres para ir a conocer el bar y otros atractivos de la región.

Salimos un viernes temprano como a las seis de la mañana para realizar el viaje de unas cinco horas en auto, desde nuestra ciudad hasta la ciudad donde se encuentra la mina. El viaje transcurrió sin contratiempos por lo que llegamos al hotel alrededor de mediodía.

El hotel era algo rustico, lo básico sin nada de lujos, una cama, un sofá, un pequeño sillón, el frigobar y la ducha; pero tenía muy buena ubicación ya que se encontraba en el centro de la ciudad, a corta distancia de los museos y la mina. El plan para ese día era comer algo, visitar alguno de los museos y regresar al hotel para arreglarnos e ir al bar de la mina.

Comimos en un lugar tranquilo cerca del hotel, visitamos un museo de historia colonial y subimos al teleférico que cruza sobre la ciudad, desde la mina hasta un cerro cercano. Ya en el hotel nos dimos una ducha y aprovechamos para cachondearnos un poco antes de salir de fiesta.

Tomamos un taxi para llegar al bar para no arriesgarnos a regresar manejando con unas copas de más. Cada noche la entrada al bar está limitada a un número máximo de personas, por lo que tuvimos que ser puntuales y hacer una fila antes de abordar el carro que utilizan para transportar a los visitantes; durante el traslado es obligatorio usar casco y chaleco de seguridad. Nuestros conocidos ya nos habían advertido de estos requisitos, por lo que no nos incomodamos de más.

Ya dentro del bar el ambiente es fantástico. Luces, sonido y un moderno mobiliario como en los mejores bares del mundo con la pequeña diferencia de que te encuentras a casi doscientos metros bajo tierra. Si padeces claustrofobia este no es lugar para ti, afortunadamente no era nuestro caso.

Debido al espacio, no hay muchas mesas o sillas disponibles, por lo que al principio nos quedamos de pie a lado de la barra del bar y pedimos unos tragos. Ya desinhibidos nos pusimos a bailar. Leslie se veía espectacular, vestía una blusa dorada escotada con un nudo detrás del cuello, que por no usar brasier exhibía provocativamente sus senos, unos jeans negros que le ajustaban perfectamente a su trasero dejando ver sus curvas y unas zapatillas negras de tacón alto se encargaban de acentuar su estilizado cuerpo.

Por su figura y su formar de bailar tan sensual Leslie atrapaba las miradas de todos los hombres que se encontraban alrededor; mientras yo disfrutaba el hecho de saber que esa noche tendría sexo con la mujer con la que otros solo podían fantasear, o al menos eso creía.

Después de casi una hora, un joven mesero nos colocó un par de sillas en la esquina de la barra para que nos pudiéramos sentar y nos ofreció atendernos personalmente. El chico se veía como de unos 20 años, delgado, 1.70 de estatura, cabello negro, piel aperlada, rostro amigable, muy simpático.

El mesero era muy amable y servicial; tan pronto terminábamos nuestras bebidas, él ya venía con otras en la mano, siempre con una sonrisa en su rostro; evitándonos el tener que hacer fila en la barra. Razón por lo que el alcohol nos empezó hacer efecto rápidamente.

Como el mesero no dejaba de ver embobado el escote de Leslie, supuse que lo había impresionado bastante. Así que decidí que a la primera oportunidad le haría una broma para divertirme; no sabía qué, pero algo se me ocurriría pronto.

En una de tantas idas y venidas del mesero junto a nosotros se animó a romper hielo; seguramente percatándose de que Leslie y yo estábamos un poco ebrios. Se inclinó hacia mí me susurro unas palabras al oído que me esforcé por escuchar a causa del ruido del lugar pero que pude entender claramente. De igual manera yo le respondí, con otras pocas palabras en su oído; palabras que lo tomaron por sorpresa y lo hicieron echar la cabeza hacia atrás riéndose abiertamente, mientras Leslie nos observaba intrigada por la corta conversación.

-"¿Que te dijo?" -se apresuró a preguntar mi novia con curiosidad.

-"Dices que eres muy hermosa" -le respondí.

-"¿y tú que le dijiste?" -preguntó ahora ella.

-"y eso que aún no la has visto desnuda." -le conteste con una maliciosa sonrisa.

-"¿Cómo le dijiste eso." -me recriminó ella dándome una ligera palmada en la mano.

-"¡Pues es la verdad! Estás bien buena y si te viera desnuda seguro tendría una erección".

-"Te pasas, ya no me va quitar la vista en toda la noche." -se quejó ella mientras reía.

-"Tienes razón, al pobre ya no le van a salir las cuentas por estar imaginándote desnuda." -agregué yo y nos echamos a reír los dos.

La velada continuó así haciendo bromas acosta del mesero; que sí no lo veíamos era porque se estaba masturbando imaginando el cuerpo desnudo de Leslie; que le iban a salir mal las cuentas por no poder concentrase en el trabajo, cosas así.

A su vez el joven mesero, cada vez que pasaba a nuestro lado nos regalaba una sonrisa sin desaprovechar su oportunidad para echarle un ojo a los atributos de mi novia, los cuáles ella ya no tenía la intención de negarle, inclinando su escote hacia enfrente para que él pudiera apreciar mejor sus hermosos senos. Después de lo cual Leslie y yo nos mirábamos a los ojos y echábamos a reír, cómplices de una travesura.

En un momento dado el mesero se dio cuenta que nos estábamos divirtiendo a sus costillas y con actitud divertida nos siguió la broma, señalándonos con el dedo índice de su mano derecha mientras movía la cabeza de un lado a otro, como si nos estuviera reprendiendo por habernos portado mal; todo con una picará sonrisa.

Continuábamos la velada bailando y bebiendo y decidí darle al mesero una oportunidad para desquitarse de nosotros. Me separé un poco de Leslie dándole espacio para que él se pudiera arrimar a ella y se diera gustó admirando sus atributos de cerca. La estrategia dio resultado y después de servirnos otros tragos, él se aproximó a ella y le susurro algo al oído derecho.

Ella lo escuchó atenta girando sutilmente su cuerpo y sacando el busto hacia enfrente para que el mesero tuviera una mejor vista de su escote. Acción que casi lo hizo babear justo sobre los senos de Leslie.

Cuando el mesero termino de hablar, ella utilizo su mano derecha para sujetar el hombro izquierdo de él y hacerlo inclinar hasta casi clavar el rostro de él en sus senos y de esa manera ahora ella susurrarle algo en el oído a él. Respuesta que volvió a tomar por sorpresa al mesero echando bruscamente la cabeza hacia atrás para terminar ambos riendo divertidos.

El mesero paso a mí lado con una sonrisa aún más picará acompañada de un profundo suspiro de incredulidad. Me acerque nuevamente a Leslie y le pregunte qué había pasado.

-"... dice que estoy muy buena…" -respondió divertida con los efectos del alcohol.

-"¿Y tú que le dijiste?" -pregunte solo por cortesía porque ya me imaginaba la respuesta.

-"… y espera a que me veas desnuda." -remato ella y un segundo después ambos estallamos en una carcajada.

Lejos de molestarme el atrevimiento del mesero, me encontraba un poco excitado. No podría creer lo que estábamos haciendo, mi novia se le estaba insinuando a un desconocido y yo lo estaba consintiendo. La sensación era indescriptible, el hecho de saber que tu novia está siendo deseada por otro hombre y no saber hasta donde ella quiere llegar, dispara el morbo al mil.

-"Que mala eres" -simule regañarla- "al pobre ya no le van a salir las cuentas por irse a masturbar." -agregué groseramente haciendo con mi mano el gesto de masturbarme.

-"Tienes razón... fui muy mala... ya no le van a salir las cuentas por irse a masturbarse pensando en mí." -respondió Leslie mientras contoneaba sus senos y reía burlona con una actitud de chica mala.

En ese momento me invadió una sensación de excitación, lo lógico era salir del bar para follar como locos en el hotel. Pero NO! Tenía que saber hasta dónde estaba mi novia dispuesta a llegar con aquel desconocido, así que agregue.

-"Pobre hombre, le van salir mal las cuentas y se va quedar con las ganas de verte completamente desnuda." -comente incitándola a seguir con la broma.

-"Quien sabe... quizás tenga suerte y lo invitamos al hotel." -respondió Leslie con una voz dulce y traviesa; desafiándome a realizar una fantasía de la que tanto habíamos hablado.

Mi corazón se paró por un instante para comenzar a latir a mil por segundo al tiempo que se aceleraba mi respiración. Esa era la respuesta que quería, que deseaba escuchar. Sin pensarlo dos veces otorgue mí consentimiento.

-"Como tú quieres mi amor, si eso es lo que quieres lo invitamos al hotel." -y le plasme un enorme beso en los labios, mientras colocaba mis manos a ambos lados de su rostro.

-"Sí... es lo que quiero." -respondió ella con voz entrecortada por la excitación o por el alcohol, no lo sé y no me importaba. Está era la oportunidad de realizar una de mis fantasías; ver a mi novia follando con otro hombre y había que aprovecharla.

-"De acuerdo, esperemos que no se asuste y quiera divertirse un rato." -le dije bromeando.

-"¿Tú crees que se asuste?" -me preguntó ella mirándome a los ojos fingiendo preocupación- "¿Crees que no le guste como mujer?" -agregó ella inclinándose hacia mí mostrándome los senos a través de su escote con gran seguridad de sus encantos.

-"Preciosa, tendría que estar ciego para que no le gustarás, porque aunque sea gay seguro tiene una erección si te ve desnuda." -le conteste y nos volvimos a echar a reír.

Lo siguiente era ver quién de nosotros le propondría al mesero acompañarnos a nuestra habitación de hotel. Leslie insistió en que yo lo hiciera para que él se diera cuenta que no habría ningún problema conmigo, a lo cual acepte.

Después de un tiempo note que el mesero entraba al servicio, pensé que esa era una buena oportunidad para hacerle la propuesta lejos del ruido del bar. Le dije a Leslie que volvía en un par de minutos y me dirigí al servicio.

Además del mesero había otro chico acicalándose enfrente del espejo. El mesero se encontraba orinando en el mingitorio y yo me dispuse hacerlo mismo a la derecha de él. Desde ese ángulo pude ver perfectamente el tamaño de su pene. No lo podía creer, era enorme, más grande y grueso que el mío. Un venoso miembro largo y ancho de color rojinegro con dos enormes bolas peludas que colgaban bajo su tallo; finalizando en una ancha cabeza morada. Lucía impresionante a pesar de no estar completamente erecto.

Nuevamente me encontré excitado imaginando lo bien que mi novia la pasaría siendo penetrada con un miembro de ese calibre. Pero antes de cumplir mi fantasía primero tenía que cerrar el trato. En ese momento todo dependía de mí.

-"Hola amigo... ¿Cómo va todo?" -lo salude para iniciar la conversación, fingiendo estar ebrio, lo cual no me resultó muy difícil.

- "Todo bien ¿Y ustedes están pasándola bien?" -me preguntó cortésmente.

-"De lujo, el lugar le encantó a mi novia." -respondí hábilmente para girar la conversación entorno a Leslie.

-"Oh, su novia es muy hermosa y se ve que es muy simpática." -respondió con su pícara sonrisa.

-"Sí, ya hemos notado, que no le has podido quitar el ojo en toda la noche." -lo acusé yo.

-"Que pena señor, no era mi intención que se sintieran incómodos." -contestó con otra sonrisa y algo de cinismo.

-"No hay problema, amigo! No has sido el único." -lo tranquilice.

-"A mí novia no le han faltado propuestas en esta noche" -le confesé- ",es más te apuesto que ahorita mismo algún chico está tratando de llevársela a la cama para follársela".

-"Que mal." -respondió.

-"Para nada a ella le gusta exhibirse y sentirse deseada".

-"Ya me di cuenta de eso." -suspiró.

-"La muy puta sabe que está bien buena y le gusta coger como loca." -comenté con un tono de queja.

-"Tienes mucha suerte, yo quisiera coger una mujer así de buena." -me dijo haciendo a un lado la formalidad.

Yo sonreí. El mesero inocentemente había mordido el anzuelo; ahora era momento de enrollar el hilo para llevarlo a la red.

-"Suerte la que has tenido tú, a ella también le has gustado." -le comente girando la cabeza para ver su reacción.

-"La verdad si he notado que me ha echado el ojo en varias ocasiones." -respondió orgulloso.

Ignoraba el pobre que nos habíamos estado burlando de él toda la noche; pero se lo íbamos a compensar, por lo cual hasta me sentía bien por él.

-"Ya está, entonces cuando termines tu turno, te vas con nosotros al hotel." -le ordene.

-"¿A su hotel?" -preguntó incrédulo.

-"Claro hombre! ¿Dónde te piensas coger a mi novia entonces?" -pregunta absurda acompañada de un tono de ebrio más real que fingido.

-"En el hotel claro, si ella está de acuerdo, por supuesto que aceptó." -respondió apresurado.

Mi plan no podía haber salido mejor! Había pactado el primer encuentro de mi novia con un desconocido en el baño de un bar ¡Mientras ambos estábamos orinando y otro hombre escuchando todo! No lo podía creer el morbo estaba en su punto más alto; no creía hubiera manera de subir más esta excitación... ¿O tal vez si la habría?

-"Claro que ella está de acuerdo, hasta me pidió que le echará un ojo a tú verga para ver qué tan grande la tienes." -comente dirigiendo mi mirada hacia su enorme miembro, que habría crecido al máximo con tan caliente charla- ",y por lo que veo ella no se va a desilusionar." -remate riendo.

-"Pues dile a tu novia que tengo la verga más grande que la tuya, que no se va arrepentir." -me desafió burlonamente.

-"Claro que se lo diré" -les respondí, y buscando subir el morbo al mil por ciento agregué- "le diré que no podía abarcar tu verga con mi mano." -y sujete su miembro con mi mano izquierda, haciendo el ademán de masturbarlo.

Esto hizo que soltará un débil y placentero lamento, que al oírlo, el chico que se encontraba frente al espejo salió corriendo sin terminar de arreglarse. Ambos soltamos la carcajada abiertamente.

-"Ah, que rico, sigue haciéndolo." -me suplicó excitado.

-"Tranquilo, que ya te tocará disfrutar con la puta de mi novia." -le respondí al tiempo que soltaba su miembro suavemente y aprovechaba para tocar sus grandes bolas peludas.

-"Pues si tu novia es la mitad de puta de lo buena que está, va ser la mejor noche de mi vida." -me dijo con su sonrisa maliciosa.

-"No tienes ni la remota idea de lo puta que es mi novia" -le respondí- "pero pronto lo sabrás".

¡Mi corazón latía intensamente, ya no lo podía soportar! La excitación era tremenda. Deseaba con todos mis fuerzas que este chico utilizará esa enorme verga para follarse a mi novia enfrente mío.

Saliendo del servicio, me dirigí hacia donde se encontraba Leslie sentada esperándome en un extremo de la barra del bar. Y efectivamente, había un chico a su lado tratando llevársela a la cama. 'Lo siente amigo, será en otra ocasión, está noche mi novia está reservada para la verga de otro' pensé para mí ignorando cualquier avance que Leslie hubiera hecho con este otro chico. Le sonreí amablemente y el tipo se retiró resignado, como si conociera el indecente acuerdo que yo acababa de concretar.

-"¿Cómo te fue con el mesero?" -Leslie me preguntó ansiosa- "espero que haya aceptado, porque acabo de rechazar al chico que estaba platicando conmigo antes de que llegarás".

-"Por supuesto que aceptó" -le respondí- "hasta me dejó masturbarlo en el baño." -le confesé.

-"¡Que!" -exclamo ella con sorpresa- "¿Porque hiciste eso?" -preguntó divertida y con morbo.

-"Fue cosa del momento, necesitaba saber que tenía una buena verga para ti." -le respondí excusándome.

-"¿Y? ... ¿Cómo era su verga?" -pregunto curiosa.

-"Enorme, estoy seguro que la vas a disfrutar." -respuesta que hizo abrir los hermosos ojos verde de mi novia como dos grandes platos.

-"Amor, está noche quiero que goces como loca, que no haya límites." -le comente.

-"Sin límites." -respondió ella y abrazándonos nos fundimos apasionadamente en un beso.

Pasaron varios minutos y llegó el mesero, con otros tragos. Aprovecho para presentarse a mi novia, resulta que se llamaba Miguel, era de una pequeña ciudad cercana y no tenía más de tres meses trabajando en ese bar, pero lo alternaba con otros trabajos.

Nos comentó que ya le había pedido de favor a otro compañero que lo cubriera el resto del turno, por lo que estaba listo para partir a la hora que nosotros dijéramos. Le pedí la cuenta para pagar y poder irnos.

-"Ni hablar, está noche es por cuenta de la casa." -nos dijo al tiempo que nos mostraba el recibo con el sello de pagado.

-"¿Cómo crees?" -le respondí- "no quiero que pienses que todo esto es para no pagar la cuenta" -agregué insistiendo en pagar para evitar malos entendidos.

-"Amigo, no te preocupes, además ya se lo cobre a otros tipos." -respondió con una risa burlona a la que nos unimos Leslie y yo.

Aclarado ese punto nos dispusimos a iniciar el protocolo de salida de la mina. Ya afuera tomamos un taxi, los tres nos sentamos en el asiento trasero, con Leslie ubicándose en medio, Miguel a su derecha y yo a la izquierda. Yo sujetaba a Leslie por la cintura con mi brazo derecho y tenía mi mano izquierda en su rodilla.

El hotel se encontraba a pocos kilómetros del bar, por lo que el viaje fue corto pero divertido, haciendo bromas, de la forma en que Miguel se había salido del bar antes de terminar su turno.

-"Seguro se quedaron varios tipos esperando sus tragos." -sugirió Leslie.

-"Lo bueno fue, que les cobre por adelantado." -respondió Miguel con una fuerte carcajada.

Yo tenían que hacer todo lo posible por mantener el morbo al máximo hasta llegar al hotel, no podía dejar que bajará.

-"Mañana les dice que una cliente te pidió un Orgasmo para llevar" -comente aludiendo a Leslie y al cóctel con ese nombre- "y el cliente siempre tiene la razón." -agregué rematando el asunto.

Los tres estallamos con tan fuerte carcajada que el chófer se distrajo por unos pocos segundos para espiarnos por el retrovisor. Miguel ya más desinhibido paso su brazo izquierdo por detrás de la espalda de Leslie y coloco su mano derecha en su rodilla imitando mis movimientos como espejo.

Al ver eso, comencé acariciar la parte interna del muslo de Leslie, y espere a que Miguel lo imitará. Sin dudarlo Miguel también comenzó a acariciar el muslo de Leslie, con la complacencia de ella. Decidí calentar más el momento, he introduje mi mano izquierda por el costado de la blusa de Leslie para masajear su seno izquierdo. Miguel aceptó el reto e hizo lo mismo con el seno derecho de ella; mientras Leslie sonriente se dejaba hacer con placer todo lo que nosotros quisiéramos.

La ambiente no podía estar más caliente. Nos miramos a los ojos y estallamos de nuevo en otra carcajada que volvió a sorprender al chófer que no dejaba de espiarnos por el retrovisor. Para su mala suerte ya habíamos llegado a nuestro hotel, así que se iba a perder el espectáculo.

Ya en nuestra habitación Leslie asumió su papel con gusto. Sabía muy bien a que había ido Miguel y se iba asegurar de que se fuera satisfecho. Se quitó las zapatillas, puso algo de música y comenzó a bailar muy sugestivamente contoneándose en medio de la habitación, mientras yo sacaba unas cervezas del frigobar.

Le ofrecí una cerveza a Miguel, quién observaba a Leslie embelesado por su baile, a tal grado que olvido agradecer la bebida. Miguel se sentó en el sofá mientras daba un trago a su cerveza sin quitar la vista de Leslie. Yo me senté en el brazo del pequeño sillón para disfrutar mejor la escena que estaba a punto de ocurrir.

Leslie comenzó a desnudarse, muy lentamente sin perder el ritmo de su baile. Deshizo el nudo que sujetaba la blusa tras su cuello para dejar caer los tirantes que cubrían sus hermosos senos, dejándolos al aire para deleite de nuestro invitado. Leslie terminó de quitarse la blusa por encima de su cabeza, mientras Miguel nerviosamente daba otro trago a su cerveza.

Seguían sus jeans, los desabrocho, bajo el zipper y comenzó a deslizarlos muy lentamente hacia abajo con una gracia y sensualidad que ni siquiera yo había visto antes, para terminar dejando al descubierto sus largas y bien torneadas piernas en lo que Miguel abría sus ojos buscando no perder detalle del cuerpo de mi novia.

¡Ya solo faltaba la tanga para que la broma, de que Miguel viera desnuda a mi novia esa noche, dejará de ser broma y se hiciera realidad!

Leslie dio la espalda a Miguel para que él pudiera apreciar mejor su culo. Introduciendo sus pulgares por los costados de su tanga, sujeto cada hilo y comenzó a inclinar la parte superior de su cuerpo hacia adelante, bajando la tanga desde su cadera hasta los tobillos, a todo lo largo de sus hermosas piernas sin permitir que estás se doblarán. Acción que Leslie realizó por demás perversamente lenta.

¡Quién hubiese imaginado lo puta y perversa que era mi novia!

Miguel dio un gran trago a su cerveza tratando inútilmente de calmar sus ansias, según dejaba ver el bulto que crecía sin control en su pantalón. En segundos Leslie quedo bailando completamente desnuda frente a Miguel, quien no podía dejar de tocarse la entrepierna excitado por el erótico baile.

Al cambio de ritmo de la música Leslie se arrodilló frente a Miguel y comenzó a desabrochar su pantalón, para liberar su miembro que había crecido al máximo. Leslie abrió sus ojos maravillada al ver el pedazo de carne que estaba a punto de comerse. Colocó la verga de Miguel en posición vertical dejando al descubierto dos enormes bolas, mientras una sonrisa de lujuria se dibujaba en el rostro de mi novia.

Actuando como poseída, Leslie introdujo la verga de Miguel en su boca para darle una mamada de campeonato, como solo ella sabía hacer. Alternando su lengua entra la verga y las peludas bolas de Miguel se aseguraba de darle la mejor mamada que hubiese recibido en su vida, sin olvidarse de verlo directamente a los ojos; para que Miguel se diera cuenta de la clase de puta que estaba a punto de follarse esa noche.

Miguel puso su mano izquierda en la nuca de Leslie para indicarle el ritmo que deseaba, recargo su cabeza en el respaldo de sofá y cerró los ojos para solo concentrarse en gozar la mamada que mi novia le estaba obsequiando.

Mientras tanto, sin que me hubiese dado cuenta, yo ya tenía mi verga en la mano, masturbándome como loco. Me encontraba excitadísimo, me invadía un éxtasis y nerviosismo imposible de explicar, pero me encantaba esa sensación; lo estaba disfrutando como nunca lo hubiese imaginado, solo quería que siguiera, que nunca terminará.

Después de unos quince minutos de que mi novia se estuviera dando gusto con la verga y bolas de Miguel, él se levantó bruscamente del sofá, dio un último trago hasta terminar su cerveza y con actitud dominante amenazó a Leslie.

-"Ahora sí pinche puta, vas a saber lo que es una buena cogida" -sentenció Miguel enfáticamente- "te voy a coger como nunca te han cogido en tu vida."

Aquellas palabras fueron música para mis oídos, deseaba que Miguel se follará a Leslie enfrente de mí y viendo el rostro de ella, se podía adivinar que ella también lo deseaba. En unos segundos mi fantasía se hará realidad y eso me excitaba.

Yo en mi papel de buen anfitrión y novio sumiso, me apresuré a tomar la botella vacía de la mano de nuestro invitado, al mismo tiempo Miguel comenzó a restregar la verga y sus bolas en la cara de Leslie que se encontraba de rodillas frente a él, sin que ninguno de los dos reparara un segundo en que yo me encontraba a solo unos metros. Me sentía invisible, me encantaba.

El rostro de Miguel dibujaba una sonrisa que ya no era picará, ahora era perversa. Miguel se desnudó rápidamente para continuar disfrutando del cuerpo de Leslie. La colocó de pie mientras él volvía a sentarse en el sofá y la sujetó por la cintura para comenzar a comerse sus tetas; las mordisqueaba con malicia mientras Leslie se mordía los labios. Bajo torpemente por su vientre hasta su vagina, para penetrar desesperadamente la rosada cocha de mi novia con su lengua, saboreando sus jugos vaginales como sí se tratase de dulce miel. Leslie solo gemía de placer a causa de los lengüetazos al tiempo que yo solo atinaba a reponer la cerveza que me había terminado.

Una vez que Miguel hubo saciado su sed con la húmeda concha de mi novia prosiguió a girarla de espalda y subir al sofá. Abrió bien sus piernas e hizo bajar su cadera para que su vagina quedará justo sobre la gran cabeza de su verga y ahí comenzar a penetrarla haciendo que se sentará repetidamente sobre ella. El rostro de Leslie no podía ocultaba el dolor de ser penetrada por primera vez por ese tronco que tenía Miguel en la entrepierna, pero ese tortura cesó una vez que su vagina se hubo dilatado y aquel fortuito dolor fue remplazado en el rostro de mi novia por un placer celestial.

-"Amigo no mentías, tu novia es una verdadera puta." -dijo Miguel rompiendo el silencio.

-"Te lo dije y está noche ella va ser tu puta solamente." -respondí dando a entender lo obvio, que yo me limitaría a observar- "así que gózala como se te antoje." -agregué mientras Leslie me miraba y sonreía dando su consentimiento para este singular acuerdo.

Miguel se puso nuevamente de pie y empujó a Leslie sobre la cama hasta ponerla de perrito de tal forma que su culo quedaba a la orilla de la cama. Desde atrás de Leslie buscó su vagina con la enorme cabeza de su pene y comenzó a penetrarla bruscamente si mucha consideración. Leslie se mantuvo en cuatro patas, resistiendo las bruscas embestidas de su amante, levantando la cabeza para no dejarse caer sobre la cama mientras seguía gimiendo de placer; acción que le encantó a Miguel.

Miguel siguió bombeando a Leslie por detrás por unos minutos, para después sacar su verga de su concha y acostarla boca abajo con la cabeza en la orilla de la cama y en esta posición meterle nuevamente toda la verga por la boca hasta la garganta, de tal forma que sus grandes y peludas bolas golpeaban el rostro de Leslie. Miguel comenzó a mover su cadera de atrás para adelante follando la boca de Leslie sin parar. Cada vez que el miembro de Miguel golpeaba las paredes de la garganta de mi novia, ella era invadida por una serie de espasmos que la obligaban a arquear su espalda al tiempo que salivaba profusamente por la boca luchando por respirar.

El rostro de Miguel dejaba ver que disfrutaba perversamente la reacción del cuerpo de Leslie mientras él se la seguía follando a placer. Después de un tiempo Miguel inclinó su cuerpo hacia adelante para mamar la cocha de Leslie y de esa forma realizar un placentero 69 para ambos.

Minutos después Miguel se recostó en la cama y sentó a Leslie sobre su miembro para que ella comenzará a cabalgarlo mientras él jugaba masajeando sus hermosos senos. En esta posición de vaquera Leslie es una experta, apretaba su vagina ayudando a mantener la erección del pene de Miguel, quien disfrutaba el subir y bajar de mi novia sobre su cadera.

-"¡Vamos puta, sigue cabalgando!" -dijo secamente soltando una cachetada en uno de los senos de mi novia,

Leslie ni lenta ni perezosa aumento el ritmo, se podía ver en la expresión del rostro de Miguel que estaba haciendo un esfuerzo para no terminar aún. Pasaron unos minutos en lo que Miguel recobraba fuerzas y se dispuso a cambiar de posición. Acostó a Leslie en su costado derecho sobre en la cama y puso la pierna izquierda de ella sobre su hombro mientras sujetaba la pierna derecha con su mano izquierda y de esta manera abrir sus piernas al máximo. Ya una vez en esa posición coloco su pene en la vagina de ella y comenzó a empujar bruscamente hasta casi meterles sus bolas. Leslie comenzó a gemir con un poco de dolor, cosa que a Miguel no le importó.

-"¿Querías verga? Pues te voy a dar verga, pinche puta de quinta!" -me fascinaba escuchar la forma en que Miguel le hablaba a mi novia, era tan sucia, tan mórbida.

Después de darse gustó de follar a mi novia en esa posición de tijera, Miguel se dio cuenta que era momento de disfrutar de otro de sus orificios, por lo que sacó su pene de su concha y colocó Leslie de nuevo en posición de perrito, pero está vez inclinando su cuerpo hacia enfrente para abrir su ano lo más que se pudiera.

No lo podía creer! En lo que tengo de novio de Leslie nunca me había dejado penetrarla por el ano y este cabrón estaba a punto de hacerlo enfrente mío sin siquiera preguntar y ella estaba dispuesta a permitirlo. A estas alturas el enorme pene de Miguel estaba más que lubricado, así que comenzó a penetrar a Leslie por el ano con lentos pero firmes empujones, mientras ella trataba de ahogar un grito de dolor.

-"Silencio perra, sabes que te gusta." -lo ordeno Miguel.

Leslie sumisamente obedeció las órdenes de Miguel y se mordió los labios en un esfuerzo para no gritar, pero su rostro no podía ocultar la agonía de sentir aquella enorme verga invadiéndola por su ano. Unos cuantas embestidas más de Miguel y ya tenía toda su miembro dentro de las entrañas de mi novia. Los gemidos de dolor de Leslie terminaron para ser remplazados por los gemidos de placer, mientras Miguel seguía bombeando bruscamente sin ninguna contemplación.

-"Lo ves perra, te dije que te gustaría." -comentó Miguel mientras nalgueaba los glúteos de Leslie con violencia.

Aquel joven amable y simpático que Leslie y yo habíamos invitado a la habitación ya no estaba con nosotros. Se había transformado en un vulgar y sucio pervertido que estaba gozando sodomizando a mi novia y eso había sido logro nuestro, un logro particularmente mío, algo que atesoraría en forma de recuerdo para revivir aquel infinito éxtasis las veces que yo deseará y que nadie me podría quitar.

Leslie continuó gozando como desquiciada, hasta que Miguel sacó la verga de su ano y colocando enfrente de su rostro le ordenó que se la volviera a mamar.

-"Vamos perra, saborea tu propia mierda." -ordenó Miguel.

Nuevamente en una actitud más que sumisa Leslie obedeció y comenzó a mamar aquel gran pedazo de carne mirando a Miguel directamente a los ojos, como una perra que busca la aprobación de su amó.

-"Eres una perrita muy obediente." -se burló Miguel- ", y por eso te voy a dar un premió".

Los hermosos ojos verdes de Leslie se iluminaron de alegría pues anticipaba cuál era su premió. Miguel sujetó su verga con la mano izquierda y comenzó a masturbarse enérgicamente. En un par de minutos estaba listo para descargar.

Leslie abrió su boca con expectativa y un chorro de semen golpeó directamente su paladar desbordándose por las comisuras de sus labios. Utilizando su lengua Leslie evitó que aquel líquido blanco y espeso escapará de su boca al tiempo que lentamente lo saboreaba antes de terminar tragándoselo con una sonrisa de lujuria y satisfacción. Después que lo hubo tragado utilizó su lengua para limpiar la verga de Miguel de cualquier rastro de aquel viscoso líquido que le habían dicho era su premio.

Durante toda está faena Leslie no había pronunciado una palabra, estaba inmersa en su papel de puta sumisa que yo no había conocido hasta esa noche.

-"Amigo te felicitó, tienes una perra bastante sumisa." -comentó Miguel burlonamente.

-"Gracias amigo, me alegra que hayas gozado con ella" -respondí- ",y me queda claro que ella también lo disfrutó." -agregué mientras veía el rostro de Leslie quien seguían lamiendo gustosa la verga y bolas de Miguel.

Les ofrecí una cerveza a ambos y los tres nos quedamos dormidos antes de terminarlas. Al día siguiente nos despertamos casi a mediodía y bajamos a desayunar. Durante el desayuno nos pusimos a platicar de lo que haríamos ese día. Quedó claro que Miguel no podría continuar acompañándonos, ya que ese día tendría que trabajar para reponer las horas de la noche anterior; cosa que entristeció a Leslie pues la había pasado muy bien con él.

-"Quiero volver a subir." -suplicó Leslie ansiosa por volver a follar con Miguel.

-"Pues suban entonces" -respondí yo captando el mensaje- "terminó de pagar aquí y los alcanzo enseguida."

Sin decir otra palabra Leslie y Miguel se levantaron de la mesa y caminaron rumbo a la habitación. Yo por otro lado, me di tiempo para terminar de desayunar y dándole un sorbo a mi café comencé a fantasear en como Miguel se estaría follando a mi novia en ese momento.

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