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El padrastro de Alex (5) Violación

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Juan me llevó hasta el dormitorio y nada más entrar me tiró de espaldas en la cama. Mi culo estaba sentado en el borde del colchón, los pies apoyados en el suelo y las piernas bien abiertas por la presión de sus fuertes manos. Juan estaba agachado con la cabeza entre mis piernas, besándome los muslos, los huevos, las ingles, y la polla. El mamón quería continuar con la mamada que tanto me había hecho gozar, y yo esperaba su boca y sus lamidas como un loco desesperado. Me estremecí de gusto cuando me pegó el primer lametazo justo en el orificio del capullo, y me metió la punta de la lengua a lo cafre.

Luego me agarró con firmeza la polla y se la metió a la boca, al tiempo que me agarraba los huevos con la otra mano. Me la chupaba saboreando el gustillo que le dejaba mi cipote en el paladar, ese sabor salado mezcla de pre-cum, sudor, y gotas de orina, que se me habían salido de gusto sin querer, y que tanto le gustaba relamer al mamón. Cada vez se metía más adentro mi verga, hasta que sus labios tocaron mi abdomen y mi escroto, y le pude ver la cara toda roja por el esfuerzo. Yo no podía más que gemir de placer, jadear suplicándole que no parase, mientras me acariciaba suavemente los testículos y se metía a bocanadas mi pollón en la boca.

La mamada era bestial, me comía la polla como si su vida dependiera de eso, recorría mi glande con su lengua sabiendo que me gustaba muchísimo y que me volvía loco, porque no paraba de gemir de placer. Después bajaba con su lengua hasta mis bolas, y las chupaba con mucho gusto y satisfacción durante largo rato, para al final terminar por engullir mis huevazos en su boca... de uno en uno, y los dos a la vez. Luego subió recorriendo con su lengua todo mi cuerpo saboreando cada palmo de piel, el estómago, los sobacos, el pecho, los pezones, y ahí se detuvo un buen rato, mordisqueando con sus dientes y chupándomelos a saco. Mientras estaba encima de mi mamándome las tetillas, su pecho me presionaba la polla con fuerza, restregando sus abdominales bien mojados por el pre-cum que yo segregaba, y se me escapaba sin control por la raja del capullo.

En medio de mi gozo, escuché la puerta del dormitorio abrirse y serrarse en cuestión de segundos. Abrí los ojos y vi que los dos amigos de Juan, Armando y Diego, habían entrado en la habitación dispuestos a participar de nuestra pequeña fiesta. Los dos niñatos se quedaron mirándonos sin decir nada, como si estuvieran esperando una orden de su colega, hablando entre ellos muy bajito y en secreto, y con una sonrisa malévola dibujada en sus caras. Diego se acercó a Juan y le dijo algo en el oído, que no pude entender desde donde yo estaba.

(5 minutos antes en el salón)

Lucas: Bueno colega... ¿Qué es eso tan perverso que se te había ocurrido con tu hijo, y que me ibas a decir más tarde?... Habla cabronazo... jejeje.

Paolo: A ver... ¿Os acordáis cuando nos follamos al niñato chulito ese, amigo vuestro, que vino a mi fiesta de cumpleaños con, que iba de machito y después se tragaba las pollas de dos en dos?

Diego: Si, Vicente, el novio de mi hermana... pero eso no fue una follada tío, eso fue una violación bestial... Jajaja.

Armando: Jajaja, y que lo digas colega... yo creo que todavía le dolerá el culo al cabrón de tantas pollas que tragó.

Lucas: ¡Mmmm!... Si, aquello fue una salvajada tíos... ¿Y quieres, repetirlo con tu hijito?

Paolo: Pues sí, tú lo has dicho. Mi querido hijito como tú dices, lo que más desea es que lo violen varios tíos, y que le obliguen a tragar pollas por todos lados... Y hoy vamos a hacer realidad su fantasía más viciosa... ¿Os apetece?

Armando: Por supuesto tío, yo me apunto.

Diego: Joder, pues claro que me apetece... yo también.

Paolo: Pues andando chavales para el dormitorio, y ya sabéis... a dar caña como aquél día, y que Alex disfrute como una perra con vuestros pollones. Lucas y yo, entraremos más tarde, cuando ya estéis en plena faena y mi hijastro bien sometido.

Diego: La violación... ¿La quieres dura como la de Vicente, o más fuerte?... Para decírselo a Juan.

Lucas: Si, de las duras tío, como la que le dimos al niñato en tu cumpleaños.

Paolo: Ni dura, ni fuerte... Quiero una violación bestial, salvaje, sádica, y muy viciosa... Así que tirar para adentro de una puta vez, y destrozadle el culo a mi niño... y díselo al sobrino de éste también para que se esmere, y se ponga salvaje como él se pone.

(De nuevo en la habitación)

Después de que Juan los mirara a la cara y le hiciera una señal con la cabeza, Diego se abalanzó contra mí, y agarrándome de los pelos de la cabeza me arrastró hacía él, rodeando toda la cama. Me obligó a ponerme a cuatro patas, de rodillas con las piernas bien abiertas y el culo en pompa, y la cabeza por fuera del colchón. Diego se colocó de pie delante de mi cara, y en cuestión de segundo ya me había metido la polla en la boca, y el cabronazo me la follaba sin compasión. Mientras tanto, Armando se había apoderado de mi pobre culito, y hacía lo mismo que su colega, envergarme su pollón todo entero sin miramientos, y metérmelo hasta el fondo. Juan, que se había puesto al lado de Diego, me daba bofetadas en la cara con su duro pollón, mientras miraba como su amigo me reventaba la boca a pollazos, y hacía comentarios despectivos sobre mi con ellos.

Juan: Eh, colegas... Parece que nuestro nuevo amigo, se estaba buscando que le rompieran el culo... ¡Menudo putón está hecho el niñato!... Y que bueno está el cabrón, joder.

Diego: Ya te digo colega... ¡Uffff!... Menudo chupa pollas está hecho el colega, es todo un profesional… ¡Que gustazo de boca tío!... (Escupiéndome en la cara) Chupa guarra... trágate mi polla entera... tragaaaaa.

Juan: Y el culo, joder... Dime Armando... ¿A qué te gusta ese culito?

Armando: ¡Mmmm, alucinante tío!... Este culo es una pasada de gusto, y que placer coño... Toma maricón... abre bien el ojete, y trágate mi pedazo de polla chaval... Si a ti Alex, te gusta putón.

Juan: Por supuesto que le encanta, colegas. A nuestro amigo Alex, le gusta mucho ir provocando a los tíos y a los niñatos como nosotros, poniéndolos cachondos y calentándoles la polla, con ese culazo traga rabos que tiene... ¿A que si Alex... a que eres de esos maricones, que solo tienes que pedírselo, y como una guarra te arrodillas para chuparles la polla?... (Con su cara pegada a la mía) ¿A que si cabrón... a que no me equivoco?

No pude contestar, solo asentir con la cabeza, porque de repente mi boca se llenó de un líquido calentito y delicioso. El cabronazo de Diego se estaba corriendo dentro de mi boca, me puso una mano en la frente y la otra en la barbilla, y presionó su pollón con todas sus fuerzas hacía adentro, al tiempo que expulsaba la leche en mi garganta. Se retorcía y temblaba de gusto convulsionando todo el cuerpo, mientras comprimía su polla en mi boca y me apretaba la cara como un puto bestia. El esperma era muy abundante y tuve que tragar rápido porque seguía saliendo, él no paraba de gemir y yo de tragar. Hasta que no soltó la última gota de semen y su verga no dejó de latir en mi hocico, no me soltó el hijo de puta. Lo más caliente y morboso fue, que todavía no me había tragado el semen de Diego, cuando Juan ya me había enchufado su polla en la boca, y comenzaba a follármela aún más salvaje que su amigo.

Escuché más voces en la habitación y supe que Paolo y Lucas habían entrado. Poco tardaron en unirse a la violación, y en apoderarse de mi pobre y dilatado culito. Yo seguía teniéndolo en pompa, bien abierto, totalmente indefenso, y a merced de mis violadores que comenzaban a turnarse para follármelo. Uno tras otro me envergaban metiéndome la polla entera en el ojete, jodiéndomelo y tirándose mi pobre culo como animales. Diego se había tumbado debajo mía con la cara pegada a mi polla, que para aquél entonces era un rio de pre-cum que chorreaba abundantemente sobre las sabanas, y agarrándomela fuerte con su mano me la masturbaba a lo bruto. La meneaba enérgicamente hasta provocarme que casi me corriera de gusto en su cara, pero el muy cabrón paraba en seco cuando veía que me convulsionaba, y estaba a punto de soltar la lechada, y me dejaba con las ganas cortándome el royo. Así estuvo largo rato frustrando mi gozo y haciéndome sufrir a conciencia, mientras mi papi, Lucas y Armando no paraban de turnarse tirándose mi culo, y Juan se empleaba a gusto partiéndome la boca con su polla.

La violación era bestial, con la boca llena por el duro pollón de Juan, intentaba chillar de dolor cuando Lucas me metía la polla, y la mano entera por el culo, conjuntamente y a la vez. La verdad es que me calentaba al máximo, me gustaba tremendamente que el tío me hiciera esas perversiones, y que mi cuerpo reaccionara respirando vicio por cada uno de los poros de mi piel. Mientras tanto, todos ellos no paraban de decirme guarradas insultándome, escupiéndome por todo el cuerpo y pegándome bofetadas, unos por delante en la cara y otros por detrás en las nalgas.

Juan: Eh, Paolo, parece que tu pobre hijo intenta gritar... creo que mi tito se está ensañando como un bárbaro con su culito... ¡Joder cabrón, que gusto!... Sigue así tito, sigue metiéndole la polla y la mano... que cada vez que se la metes entera, me pega unas chupadas bestiales... ¡Ahhhh!

Lucas: Ya te veo la cara de placer, mamonazo... y como le follas la boca con tu delicioso pollón... ¡Que culo tienes niñato, joder!... ¡Que gozada!... Tragaaa putón... Tragaaaa.

Paolo: (Hablándome al oído) Mira que buenos pollones tienen los niñatos, todos para ti, para que disfrute y te vuelvas loco de placer... ¿A qué te gustan?... ¿A que están buenos los cabrones?... Ya verás nene, te van a destrozar el culo a pollazos como tú deseabas... y tu papi bueno, está haciendo realidad tu fantasía. (Subiendo la voz) ¿Te gusta cabrón?... Claro que si, como no te va a gustar que te folle el culo mi amigo Lucas... Y estos niñatos tan sabrosos, abriéndote a tope el boquete del culo uno tras otro, y violándote la boca como si fueras una vulgar puta... Ahí tienes tu fantasía nene y tus deseos hechos realidad... así que disfruta puto maricón.

Diego: A ver cómo se comporta este maricón, con más de una polla atravesándole el ano... ¿Eh, chupa pollas?... Te vamos a destrozar ese culo que tienes de maricón de playa... Ya verás... vas a chillar como un perro cuando las notes dentro.

Armando: Eso tíos, vamos a darle fuerte a este putón.

Juan: No os preocupéis... que yo le agarro los brazos para que no se mueva, mientras le sigo follando la boca... (Mirándome a la cara) Y que no se te ocurra chaval, morderme la polla por error, que te meto un puñetazo en la boca y te echo los dientes abajo, mamonazo.

Paolo: Yo te ayudo tío a sujetarlo... pero de vez en cuando déjale la boca libre para que hable, que grite, y nos suplique un poco.

Mi padrastro y Juan se subieron de rodillas encima de mis brazos, Juan en el izquierdo y Paolo en el derecho, presionándolos contra el colchón e inmovilizándomelos por completo, mientras se pasaban mi boca de un pollón al otro y me obligaban a chupárselos. Diego se colocó debajo de mi, sentándome encima de su pedazo de polla y envergándome el ano, mientras miraba desde abajo y en primer plano, como me jodían el hocico sus colegas. Escuché como Lucas se echaba un salivazo en la polla y se lo restregaba a lo largo del tronco. Comenzó a metérmela poco a poco por el recto, haciéndose hueco junto a la de Diego, y la verdad es que no le fue difícil introducirla entera, ya que mi esfínter estaba súper dilatado por la excitación y el ano bastante amplio. El pollón que vino después, el de Armando sí que me dejó el culo bien roto y perforado. Se puso en lo alto de mi espalda, en cuclillas dándole con el culo a Lucas en el pecho, y desde arriba agachándose lentamente me envergó la polla. Ahora tenía tres pollas dentro del culo, llenándomelo a tope, moviéndose las tres a un ritmo bestial, mientras luchaban entre ellos a ver quién me la metía más fuerte, más cruel, y más a dentro.

Alex: ¡Aaaaa!… ¡Me duele Cabronesss!… por favor parad, os lo suplico… ¡Aaaaa!… ¡Nooooo!

Armando: Cállate putón, y traga niñato de mierda... ¡Ohhhh... Que gustazo!

Paolo: Dadle fuerte… Así, reventadle ese culazo que tiene tan rico el maricón.

Diego: Asiiii!… Chilla maricón… ¡Mmmmm!… ¡Siiiii!… ¡Siiiii!… Demuéstrame el aguante que tienes chaval. Traga cabrón y comeee… ¡Fóllame la polla!

Lucas: ¡Que gustazo de culo, joder!... Me duele hasta la polla del gusto... No mentías amigo mío, cuando me dijiste que tu hijo era de primera, joder... ¡Toma puta guarra!… ¡Siiii!… ¡Mira que bien te follo maricón!… ¡Qué bueno estás chaval!

Paolo: Sabes que en estas cosas del follar, jamás te he mentido, y ya lo has podido comprobar a lo largo de los años que nos conocemos.

Alex: Ayyyy… Hijos de putaaaa… Parad que me dueleee… Noooo… Por favor os lo pido, os lo suplico parad.

Juan: Cállate y chupa pedazo de mierda… Dame en el capullo con la lengua, y chúpame el cipote como nunca te has chupado uno. ¡Venga mamón!… ¡Traga!... Mira Paolo, como tu chaval abre esa boquita y se traga mi polla... ¡Ufffff!

Sentía mucho dolor y una sensación de estar súper lleno, comprimido, y saturado que nunca antes había experimentado. Después de un rato mi ano se ensanchó más y más, aceptando y adaptándose al grosor de los pollones, al tiempo que el dolor que sentía al principio se fue transformando en placer, y yo mismo me movía hacia adelante y hacia atrás, metiéndomelas hasta los huevos. Aun así, los gritos de dolor salían de mi boca sin remedio, las pollas de los tres cabrones hacían estragos en mi ano, el cual me lo follaban como animales, con movimientos duros, fuertes, rápidos, sin la más mínima suavidad y delicadeza. La verdad es que no sabía si podía soportar mucho más tiempo aquél ritmo cruel y depravado, que tanto daño, dolor, y placer... si colegas placer... Mmmmm... Me provocaba.

Juan se dio la vuelta, me cogió del cuello y me llevó la cara hasta su ojete. Me hundió la boca en la raja de su culo, metiéndome hasta la nariz entre los cachetes, forzándome a lamerle con mi lengua, todo el boquetazo tan rico y delicioso. No tuve más remedio que atrapar con mi lengua aquel culazo, y comenzar a chuparle el agujero con desesperación, devorándoselo a lametones, y comiéndomelo mientras paladeaba su sabor en mi boca. Aquello me encantaba... su culo me encantaba, las tres pollas follándome el culo, y la mano de Diego agarrando y magreándome el cipote. Estaba en un estado de lujuria permanente, súper excitado, morboso, drogado, asustado, pletórico, con la adrenalina por las nubes y totalmente fuera de mí. Con esto quiero decir, que no me importaba lo que hicieran conmigo, y tampoco hacer lo que ellos me pidieran... todo... todo lo que desearan.

Se escuchaba por todo el dormitorio gritos, gemidos, y suspiros de gozo. Estaba totalmente impregnado de olor a sudor, a pollas, a semen flotando en el aire, y a un aroma delicioso a hombre. Los tíos me manejaban a su antojo como si fuera un muñeco, y en cuestión de segundo, me habían cambiado de postura tumbándome bocarriba en la cama. Me ataron de pies y manos estirándome en cruz, y dejando mi culito bien abierto y desprotegido. Yo sabía que me tocaba otra vez recibir, que comería pollas hasta que se hartara mi culo, y se quedaran los cabrones satisfechos.

A partir de ese momento, uno tras otro, empezaron a follarme el culo. Juan fue el primero en taladrarme el boquete, aquella gruesa polla entró rompiéndome en dos el ano, abriéndose camino y destrozándome por dentro. No podía chillar, el placer era más fuerte que el dolor al sentir su pollón follándome, y abriéndome el culo como un puto macho. Era muy vicioso ver a los demás tíos, alrededor de la cama animando a mi violador, y alentándolo a que me la metiera más rápido y más adentro.

Juan: Asiii… Toma pollón gordo y bueno… ¡Ohhhh!... ¿Estás disfrutando eh chaval? … Pues trágatela maricón… Tragaaa... ¡Siiii!… ¡Uffff... me corroooo!... ¡Me corroooo!... ¡Ahhhh!

Con el ano bien cargado y repleto de leche, Armando fue el segundo en envergarme el pollón, y empezar a tirarse mi maltratado culo. Lo tenía súper duro, me apretaba con él las paredes anales, y aunque mi esfínter estaba muy dilatado y abierto, la presión que ejercía el niñato bombeando me volvía loco de placer. Pocos movimientos bastaron para que se corriera pronto en mi ojete, y me dejara dentro una buena ración de cremoso semen. Los goterones de esperma se me escapaban del ano como un rio, cayendo sin remedio en las sabanas, mojándolas y dejando un olor ácido. Seguidamente le tocó el turno a Diego, el cabrón estaba excitadísimo, empujaba la polla con tanta fuerza dentro de mi ano, que del impulso me levantaba y me bajaba las nalgas con cada embestida que daba. Cuando las envergadas se hicieron más violentas y rápidas, intuí que el niñato se correría en cuestión de segundos, así que cerré el boquete del culo presionando fuertemente su polla, y se vació dentro mi pegando gritos de placer.

Por último me folló Paolo, que me soltó la lechada mientras me comía la boca, y detrás Lucas, que después de unos buenos pollazos se corrió en mi recto, y acto seguido se agachó delante de mi ano, y comenzó a chupar todo aquel esperma que llenaba mis entrañas. La boca del mamón era una aspiradora, absorbiendo de mi ano hasta la más pequeña gota de leche, que me habían regalado cada una de sus pollas, y que él puto vicioso no estaba dispuesto a desperdiciar... a tragar se ha dicho. Al mismo tiempo me masturbaba muy rápido la polla con su mano, mientras su sobrino Juan había sentado su culo encima de mi boca, y me obligaba a volver a chupárselo. No tardé mucho en soltar varios chicates de leche caliente, que llegaron hasta mi pecho, las nalgas de Juan, y el resto se quedó mojando la mano de Lucas.

Después me desataron y me llevaron en volandas hasta el cuarto de baño, y me dejaron dentro de la bañera. Todos se pusieron al rededor y empezaron a mearse encima mía, mojándome de orina caliente todo el cuerpo. Cuando terminaron de escurrirse las últimas gotas de meado, salieron todos del baño menos mi padrastro, que se quedó conmigo.

Paolo: Espero que te haya gustado esta fantasía, y que no nos hayamos pasado contigo nene. Solo quería que cumplieras tu deseo.

Alex: ¿Sabes Paolo?... ¡Uffff!... Me ha encantado, y no la voy a olvidar en mi puta vida. Ha sido alucinante, bestial y súper viciosa... Gracias papi.

FIN.

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