Como les decÃa yo estaba feliz bailando con mis primos, menos mal que casi todos habÃan venido con sus esposas, asà y todo se ponÃan coquetos hablándome en el oÃdo.
- Ay primita como no vine solo, aprovechando que no ha venido el tarado de tu esposo,
- Sandrita, que rica has venido con este vestidito rojo, estas como para comerte,
Yo solo me reÃa, y me divertÃa, en eso vi a mi compadre tomando con otros amigos, me acerque y le dije que no habÃa bailado conmigo, el me sonrió y se puso a bailar conmigo, en ese momento me acorde mis épocas de adolecente, cuando me enseñaba a bailar, siempre le habÃa tenido un cariño especial, en eso escuche la voz de mi comadre que ya estaba mareadita por las cervezas.
- Comadrita baile duro y rómpalo, para que este viejo no me moleste más tarde, vamos, vamos...
No le entendà muy bien, pero mi compadre suspiro, y luego como que reacciono y me miro, con lo alto que era tenÃa que mirar hacia abajo, y me dice:
-Ya ves Sandrita tu comadre ya nos dio permiso.
Yo estaba feliz como me sujetaba con su manaza por mi cinturita, me daba vueltas, era un maestro, yo me sentÃa en las nubes, las horas pasaban y las cervezas corrÃan, poco a poco, los invitados se iban, y mi compadre a insistencia de mi comadre bailaba más conmigo.
- Asà asà comadre, que no descanse ese viejo, que después cuando Uds. se van él me fastidia ja ja.
Eran como las 3 de la mañana, cuando llamo mi esposo, para decirme que recién llegaba a casa y que se sentÃa mal, que pidiera un taxi para regresarme, no me dejo contestarle y me colgó, me morÃa de cólera.
Pero cuando mi compadre me saco a bailar la salsa lluvia, se me paso la cólera, recordando nuestras maneras de bailar nuestros cuerpos se acoplaban al son de la música, no pude sentir un agradable estremecimiento al sentir su cuerpo pegado al mÃo. Él también estaba feliz, más suelto ya estaba mareado.
Cuando nos dimos cuenta, se estaba despidiendo las dos últimas parejas, me dije me voy a despedir de mi comadre para irme, cuando fui a buscarla, la encontré totalmente dormida, la vi a ella y luego lo mire a los ojos a mi compadre, me sentÃa que mi corazón me latÃa a 100, me sentÃa débil, y como último recurso la pellizque a mi comadre en el brazo.
- Despiértese comadre que ya me voy, despiértese, reaccione.
Como respuesta, mi comadre comenzó a roncar, con ayuda de mi compadre la cargamos y la llevamos a su dormitorio, la recostamos y yo la arrope. Mi compadre me miraba y lo notaba muy nervioso, es más su voz temblaba cuando me dijo
- Sandrita mejor voy a llamar a un taxi para que te lleve a tu casa, yo te acompaño.
En eso comenzó a sonar un bolero antiguo, amor de pobre, de lucho barrios, eso no era de mi época, pero él me habÃa enseñado a bailar ese tipo de música.
- Vamos compadre, no recuerda como me enseño a bailar boleros, bailemos este bolerito y me voy.
Para los que conocen los boleros, saben que es un baile muy sensual, se parece al tango, pues el hombre sujeta a su pareja por la cintura, muy pegados los dos cuerpos, es más hay momento en que la pierna del hombre se pasa entre las piernas de la mujer.
- Sandrita tanto tiempo que no bailo, ya es tarde, otro dÃa mejor
Yo ya no me reconocÃa lo que hacÃa ni lo que decÃa.
- Ay compadre como va a despreciarme, más que yo me muero por recordar el bolero, como va a dejarme vestida y alborotada...
Lo miraba con una mirada picara, y con mis manos mostraba mi cuerpo.
El me sujetó fuertemente por la cintura, y al son de la música nos movÃamos, en no decÃa nada, mi cuerpo no me obedecÃa y mi cuerpo se pegó más a él, podÃa sentir como latÃa su corazón, entonces sentà como un bulto en mi cintura, era una erección, el intento, separarse un poco de mÃ, pero yo no dejaba de estar pegada a él, en eso sentà como mi mano se separaba de él y sin más ni más agarraba ese bulto de su pantalón y lo miraba a los ojos y le dije.
- Mi comadre me pidió que lo cansara para que más tarde no lo moleste, ahora la entiendo
Mientras seguÃa sujetando el bulto de su pantalón que sentÃa que seguÃa creciendo.
- Sandrita Sandrita, su supieras que siempre te he deseado en secreto, ya ya
Y sin más me atrajo hacia él y comenzó a besarme con desesperación, su lengua y la mÃa se peleaban, sus manotas iban bajando las tiritas de mi vestido, y bajando el cierre posterior, el vestido cayó como una hoja, seguÃa abrazada a el sentà que mi brassier también caÃa, me habÃa quedado solo con una tanguita negra, él se separó un poco, y se le salÃan los ojos al ver mis tetas.
- Que ricas tetas, que rico cuerpito, no sabes cuantas veces he soñado con él.
Sin más me recostó en la alfombra y sin más me dejo ver una verga muy muy grande, como que regrese un poco a mi realidad de mujer decente al ver tremendo cilindro de carne, él se agacho y comenzó a bajar mi tanguita mientras su lengua y bigote se introducÃan en mi conchita, yo me retorcÃa.
- Ay ay uy uy, no compadre no lo haga, no no de de de jemeeee...
- Sandrita uh uh, que rica zorra, ah ah estas mojadita ah ah...
Yo me retorcÃa de placer, pero él no me dejaba y me sujetaba fuertemente por las caderas, y su bigote en mi cosita me volvÃa loca entonces me vino un orgasmo violento, me estaba transformando de una mujer decente en una perra que querÃa, mas, me levante y lo empuje, le termine de bajar el pantalón y me dejo ver totalmente una hermosa verga cabezona, sin pensarlo la metà a mi boca, solo cabÃa la mitad por lo grande, pero la chupaba con desesperación una y otra vez una y otra vez.
- Ah ah que rica boquita, ah ah, sigue sigue, mas mas Sandrita, que riiiico.
Entonces el saco violentamente su pene de mi boca y se echó encima mÃo, me beso nuevamente, me excitaba el frotar de su cuerpo peludo en mi cuerpo y sobre todo en mis pezones, no podÃa mas y me vine otra vez, flotaba, cuando note que el separaba mis piernas, entonces sentà como esa vergaza se metÃa en cómo me perforaba, creo que si no hubiera estado tan mojadita me hubiera desgarrado, pero no, me la comà todita, y el comenzó a meterla y sacarla afuera adentro afuera y adentro, mi cuerpo respondÃa moviéndose a su ritmo, yo me venÃa de un orgasmo a otro nunca me habÃa ocurrido, la verdad nunca me habÃa comido una verga de ese tamaño, el seguÃa y seguÃa, mis piernas se atenazaban a su espalda para que no se me escapara. Los dos gemÃamos
- Ah ah ah que rica conchita, que rica eres Sandrita, que que rica ah ah ah ah
- Papi más mas, rómpeme, más papi, soy tu perra, mas mas asà asÃ, asiiiii...
La verdad es que si me sentÃa como una perra que tenÃa que complacer a su macho, el seguÃa y seguÃa. Entonces sentÃa que se ponÃa rÃgido, y me abrazaba tan fuerte que no me dejaba respirar, entonces mi razón pudo más que mi pasión y me acorde que hace dos meses me habÃa quitado la t de cobre, para tener un hijo, y ahora estaba atrapada, trate de liberarme del abrazo de oso que me sujetaba era imposible.
- Ah ah ah Sandrita que rico, que rico, me voy a vaciar en ti, me vooo...
- No no compadre no no, me puede preñar no no nooo...
Era muy tarde, sentà como todo mi ser era inundada por un lÃquido caliente, un chorro, dos chorros, ya no habÃa nada que hacer, me deje hacer y me relaje, después de unos minutos sentà como esa potente verga se desinflaba, y se iba saliendo mojadita de mi conchita, y el rodo de mi cuerpo, pude respirar mejor, claro que él nunca se apoyó totalmente encima mÃo, sino me hubiera aplastado, cuando vi su cuerpo peludo y esa serpiente fláccida y dormida que me habÃa dado tanto placer, regreso la perra o la puta que habita en mÃ, y me acerque y comencé a chuparla y más bien a lamer y tragarme toda esa mezcla de su semen y mis fluidos, nunca lo habÃa hecho antes, era entre dulce y acido, lo lamà y lo lamà y lo lamà y lo deje bien limpito, asà como sus bolas peludas, todo era lindo para mi macho que me habÃa dado tanto placer, el solo gemÃa y repetÃa mi nombre.
Creo que nos quedamos dormidos, nos ayudamos a vestirnos, luego el me llevo a mi casa acompañándome en el taxi.
Han pasado dos meses y no me viene la regla, me pregunto quién será el padre, que pasa si me sale morenito, porque mi esposo es blancon, menos mal que mi bisabuelito era negrito, uf uf uf.
Nadie sabe para quién trabajo.
Camarón que se duerme, se la comen a su hembra.
Más vale pájaro en mano, que la del esposo volando.
Besos