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Katrina

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Esta es una historia de perseverancia, que lleva al éxito. Me sucedió hace unos años, y decido compartirla ahora con vosotros.

Soy español viviendo en Holanda desde 2011. Conocí a una holandesa, me vine vivir aquí, y empecé a trabajar en un banco. Tras un año, entró a trabajar en el departamento una polaca. Rubia, alta (unos 1.73) buen cuerpo, buen culo, cinturita y buenas tetas, grandes pero no gigantes, bien colocadas. La cara estaba bien, en un concurso de miss mundo pasaría desapercibida, pero en el mundo real en una oficina, te fijas en ella. Ojos azules, cara redondita, labios finos, pómulos algo marcados, nariz refinada acabando en algo gordita (no grande, pero no la típica acabada en piquito).

Yo entonces tenía 31 años, ella 34. Acababa de mudarse de Londres, siguiendo a su marido holandés, 10 años mayor que ella. Chica simpática, algo habladora y cotilla, le gustan los rumores. Nos caímos bien enseguida. Mi jefe nos la presentó como un pibon, pero yo al verla no tuve ese factor wow.

Por aquel entonces mi mujer se quedó embarazada, fue sin buscarlo, con lo que fue un shock para los dos. Fue la única vez que lo hicimos sin protección, por lo que se demostró que yo no tenía problemas de infertilidad...

Yo no estaba muy seguro de mi relación tampoco, por lo que el shock para mí fue doble.

Con la polaca (Katrina se llama) alcancé un grado de complicidad alto, y nos contamos cosas íntimas. Yo le conté esto, y ella me contó que estaba muy enamorada de su marido, y querían tener un hijo, pero el marido no parecía ser muy fértil.

Los meses siguientes pasaron tensos en casa, el carácter de mi mujer iba cambiando, peleas constantes, y desilusión.

Yo además estaba descontento en el trabajo, irritable, y estaba pensando en irme.

Le contaba estas cosas a Katrina normalmente, que escuchaba. Así pasaron los meses de embarazo.

Entonces un mes antes del parto, ocurrió el típico click en el cerebro que te cambia súbitamente la perspectiva.

Katrina solía vestir de forma recatada, pero elegante. Pero un día comiendo en la cantina, ella llevaba una blusa nueva que dejaba ver algo más de lo usual. Como he comentado, tiene unas tetas bonitas y de tamaño bueno, pero como vestía de forma recatada, nunca me había fijado. Estábamos hablando durante la comida, y mientras hablaba, se agachó para rascarse la pierna y le vi todo el escote. "Madre mía qué melones!" pensé. Durante el resto de la comida seguí fijándome, y descubrí un hueco entre los botones por el que le veía el sujetador. Ella no se dio cuenta. Llevábamos meses hablando y yo no me había fijado en ella, por lo que creo que bajó la guardia inicial y me consideraba "de confianza". Al terminar la comida nos fuimos, y cuando se fue hacia el baño, le miré el culo. Ya lo había visto, pero no me había fijado como ahora: culazo. Es alta, piernas largas, que le hacen muy buen culo.

Los días siguientes me seguí fijando en ella. Detalles que nunca había visto. La vestimenta recatada, con ciertos movimientos se le ajustaba al pecho, y dejaban ver una silueta muy voluminosa. No hay que decir que se convirtió en el tema principal de mis pajas.

Con el nacimiento de mi hijo, las cosas no fueron a mejor, noches sin dormir, más peleas, y más irritación.

En el trabajo yo ya sabía que no iba a durar mucho, las cosas con mis jefes tampoco iban bien. Finalmente acordamos que yo marchase, de mutuo acuerdo. En 2 meses sería historia. Como despedida, salimos algunos compañeros de trabajo por Ámsterdam. Katrina vino también. Para no alargarlo, resumo: fiesta viernes, copas, baile, y 1 de la mañana. Katrina había estado pegada a mi toda la noche. Algo contentilla, se me acerca y me dice: "Me voy, mejor irme ahora antes de que pase algo raro". Solo habíamos bailado y reído juntos, nada raro, pero este comentario hizo saltar las alarmas. Yo, borracho, la seguí al ropero, y allí la cogí del brazo y le pedí que me diese un beso. Ella se negó, pero yo insistí. La agarré, no la dejaba marchar y le pedía solo un beso. Ella me decía que no, que quería a su marido y que no quería ponerle los cuernos. Cuando la dejé ir, se fue corriendo. Me di cuenta de mi cagada.

El lunes fue tenso. Hablé con ella a solas, le pedí perdón, le dije que con mi mujer las cosas iban muy mal, pero no era excusa, le había sido infiel. Ella asintió. Me perdonó, pero obviamente en el mes que me quedaba en el trabajo, no comí con ella, y apenas hablamos. La despedida fue fría.

Yo encontré un nuevo trabajo a los 5 meses, donde me sentí muy bien. Sin embargo la relación con mi mujer no mejoró. Nos separamos a los 6 meses.

Con Katrina no tuve más contacto. Me dediqué a la vida joven. Siempre había sido atractivo, deportista y encantador. Volví a salir de fiesta, conocí mujeres, y también hice alguna visita al barrio rojo de Ámsterdam.

Entonces, 2 años después de dejar mi anterior trabajo, y de mi último contacto con Katrina, me llegó un mensaje suyo. Tenía que ir a una reunión a mi edificio (donde había varias empresas). Según parece me había espiado en las redes sociales, y sabía dónde trabajaba ahora. Me dijo si me quería tomar un café, a lo que dije que sí.

Era verano. La vi llegar en un vestido blanco estampado con flores. Sin escote pero marcando volumen de tetas y un buen culo. Pelo recogido. Habían pasado 2 años, ella tenía ahora 36 y yo 33, pero se mantenía muy bien (no tener hijos te permite esto). Fuimos a tomar café y hablamos como en los viejos tiempos, ninguno mencionó el "incidente", pero yo noté alguna mirada suya... la soltería me sentaba bien, y estaba contento en el trabajo. Estoy seguro que algo estaba pasando por su cabeza. Me contó (otra vez) que estaban intentando tener hijos, ella con 36 ya estaba nerviosa, pero su marido tenía 46, y parece que su época fértil había visto mejor vida. Nos dijimos adiós, pero retomamos el contacto por Whatsapp. Yo estaba libre, sin ataduras relacionales, y muy juvenil, así que tenía poca vergüenza.

Una semana después del café, le pregunté cómo iba el tema hijos...ella me respondió que no lo conseguían, llevaba un tiempo intentando con médicos, pero ni así.

Entonces le pregunté qué por qué no probaba un donante de semen. Me contestó que su marido no lo permitiría, opción descartada. Entonces se lo largué, sin ninguna vergüenza: "prueba de forma directa, sin decírselo a tu marido" "qué" "si, por la vía directa, con un desconocido que se ofrezca y sea fértil, o con alguien que conozcas de confianza" "estás loco, no pensé que fueses así. El conocido de confianza serias tú, no?" "Bueno, no me refería a mi mismo, pero si quieres, sabes que soy fértil, y sabes que una vez me atrajiste, me ofrezco si tú quieres"

No contestó. Creo que no volveré a oír nunca más de ella.

A los 3 días me llega un mensaje de ella: "mira... lo he pensado mucho. Acepto, pero con mis condiciones. Quiero que sepas que quiero a Paul, y mi deseo por encima de todo es tener un hijo con él. Tras años intentándolo por todos los medios sin éxito, se nos está rompiendo el corazón. Esta es la última solución. El hijo será suyo a todos los efectos" "entendido" "las condiciones son: no besos, yo llevaré un protector para los ojos para no verte, solo me desnudaré de cintura para bajo, y una vez dentro de la cama, por lo que no verás mi vagina. No me tocaras el cuerpo con las manos. Una vez concluido, te irás de la habitación" "vamos, que solo seré un instrumento, una máquina de inseminación" "sí. Mi semana fértil es dentro de 2 semanas. Quedamos el viernes 17 a las 19:00 en el hotel N, calle M. Yo dormiré allí, tú te vas en cuanto acabes".

Llegó el día. Yo estaba nervioso claramente. Ella llegó con una pequeña mochila, cara seria. Vaqueros y camiseta.

Hicimos check in y subimos a la habitación. Estaba claro que Katrina no quería alargarlo más de lo necesario. En silencio entró en el baño, y salió. Me dio un vuelco el corazón. Se había quitado el maquillaje y nunca la había visto más bonita. Pelo suelto. Camiseta de dormir y sujetador que se notaba debajo. Pantalón corto de deportes. Se metió en la cama y se puso el protector en los ojos. Apagó la luz, aunque se veía claramente. Era de día todavía.

"Por favor se rápido" dijo con voz temblorosa. Yo me desnudé por completo, y le dije que había traído lubricante, era mejor para la fricción (ella seguro que no estaría nada mojada). Me lo unté y ella hizo lo mismo por debajo de la sabana.

Entré en la cama y pillamente miré abajo. Coño depilado 100%, precioso. Estaba nerviosísimo, estaba a punto de metérsela a Katrina, aunque fuese sin poder tocar ni besar. Ella temblaba como la gelatina y respiraba rápidamente.

Mi polla estaba erecta de la excitación, pero la falta de cariño se notaba, y no estaba al 100%.

Con cuidado la cogí y poco a poco la fui metiendo en su coño. Qué locura de sensación, se la estaba metiendo a Katrina, no me lo podía creer. Ella no se movía ni decía nada, pero temblaba aún más. Yo ya había pensado con tiempo qué hacer.

La oportunidad de follarme a Katrina y no verle ni las tetas? Ni de coña. Iba a usar toda mi vasta experiencia para calentarla, volverla loca y romper todas sus barreras. Empecé a meterla suave. Metía la punta, la dejaba ahí unos segundos y luego la metía entera, hasta el fondo.

Podría haberme dicho que parase y la follase como un "instrumento ", pero no dijo nada. Seguí así un minuto. Mete despacio, y todo de repente. Acelerando el ritmo. Me estaba follando a Katrina. Mi nerviosismo había desaparecido y mi polla estaba grande como nunca. Empecé a cambiar de táctica, mete saca continuo, un rato, para parar de repente y meter solo la puntita. A la segunda vez que hice esto oí un muy leve gemido suyo... estaba funcionando!!

A la siguiente vez que lo hice, no me quedó duda, se le escapó un gemido claro. Ya está, entro con toda, caballería al ataque. Metí la velocidad de la luz y empecé a follarla a full. No se lo esperaba y esto acabó por derribar sus barreras. Gemido, gemido, brazos hacia arriba. Mete saca mete saca, bum bum bum, sin parar. Fui acercando mi cara a la suya. Mejilla contra mejilla mientras la perforaba a toda velocidad con la polla. Gemido, gemido, ya claramente sin controlarse. Fui acercando la boca poco a poco a la suya. Hasta que se juntaron nuestros labios. Dimos paso a un beso pasional. 2 años esperando esto. Lengua con lengua. Hasta este momento no le había quitado el antifaz. Ahora era el momento de la verdad. Se lo quité, me miró, y se le abrieron los ojos, su consciencia volvió "no! Esto es un error, no es lo que me prometiste! Para!" Mierda... me la juego "ok, respeto tu decisión, paro" deje de follarla y saqué mi polla. Su cara cambió, pasaron 3 segundos en silencio, y vi cambiar su cara otra vez a desesperación y deseo: "espera! No por favor métela otra vez, follame como estabas haciendo, no quiero que pares!" No desaproveches la oportunidad... le metí la polla hasta el fondo. Para este momento ella ya estaba mojadisima, y entró sin dificultad. Comencé con el ritmo que había dejado, mete saca sin parar. Ella ya no gemía, gritaba. Creo que todos los clientes del hotel se dieron cuenta de lo que pasaba ahí.

Era el momento. Ya sin antifaz, ella rendida, tenía vía libre. Bajé mi mano derecha hacia su culo y lo cogí con fuerza. No paré el ritmo, no quería darle tiempo a que se replantease nada. Subí la mano, y por debajo de la camiseta, cogí su teta por encima del sujetador. Qué sensación. No era momento de perder tiempo. Rápidamente le quité la camiseta. Ahora solo queda el sujetador. Desabrochado y fuera. Joder... qué visión. Perfectas, pezones perfectos, ni grandes ni pequeños. Me agaché un poco y empecé a comerle los pezones, mientras le estrujaba las tetas con ambas manos. Mano llena. Tetazas. Gemía como loca, tenía mucha sensibilidad en los pezones! Qué diosa. Bajé otra vez la mano derecha y le empecé a acariciar el clítoris, mientras seguía comiéndole los pezones y con la mano izquierda estrujándole una teta. Al cabo de un rato, volví a meterle la polla. Primero despacio, poco a poco. La estaba volviendo loca. Nunca la habían follado así. Después del poco a poco, noté que no faltaba mucho para correrme. Había aguantado semana y media sin correrme (récord personal), y llevaba material dentro para llenarla 4 veces esa noche.

Empecé a agilizar el ritmo. Dentro fuera dentro fuera. Ella empezó a gritar otra vez, yo jadeaba como un lobo. Bum bum bum. "Ya me corro! Ya llego!" Nos fundimos en un beso mientras la taladraba. Me corro. Me corro. Me corro! Sentí un espasmo en los huevos y mi polla reaccionar como un latigazo. Sentí como expulsé semen de mi polla como una manguera, todo dentro de Katrina. Sentí varios espasmos y latigazos. Semana y media de semen acumulado. Ella soltó un último gemido, y nos separamos. Sin cambiar de posición, elevó su pelvis, como para que el semen fluyese hacia dentro. Supongo que un movimiento reflejo de años intentando quedarse embarazada sin éxito. Pensé que conmigo no haría falta. Le acababa de follar un león, y echado una catarata de semen dentro.

Me miró echando el último suspiro, con sus bonitos ojos azules, y esbozó una media sonrisa. Le había gustado.

Se levantó de la cama y caminó en dirección al baño, que estaba enfrente. Me quedé mirando embobado su perfecto culo. Oí que bebía agua, y volvió. Esta vez la ví en todo su esplendor, desnudo frontal. Las tetas eran preciosas, grandes pero no gigantes, bien mantenidas arriba, voluminosas, centradas, pezones algo respingones. Cintura que mostraba un ejercicio habitual, y un precioso coño depilado. Volvió a entrar en la cama. Sé que el trato era que yo me fuese, pero creo que la situación había cambiado. "Creo que ya que estamos, puedo quedarme a dormir y lo hacemos otra vez mañana por la mañana, para estar del todo seguros " se quedó mirando hacia el infinito. La excitación había bajado y creo que se estaba dando cuenta de lo que había pasado. Segundos después sin embargo dijo: "ok"

No hubo que esperar a por la mañana. De madrugada Katrina se despertó, se desnudó, se sentó encima de mí, cogió mi polla, se la metió en el coño y se puso a cabalgar. Esta vez no fue tan salvaje. Fue más romántico, por así decirlo. Ella encima de mí sus preciosas tetas en mis manos, que apenas podía cubrirlas. De vez en cuando cerraba los ojos, echaba la cabeza hacia atrás, arqueando la espalda. Mantuvimos un tiempo esta posición, luego yo encima de ella, y más tarde ella encima de mí. Desde esta posición tenía una clara visión de mi polla entrando entera en su coño. Suavemente, poco a poco, mete saca mete saca. Me corrí otra vez, y otra vez masivamente. Ella mantuvo la polla un rato dentro de su coño, después de correrme. Finalmente se tumbó junto a mí, y se durmió, abrazada a mí.

Por la mañana nos despertamos, descansados. No nos dijimos mucho. Ella se fue a dar una ducha. Yo aproveché y entre en el baño y entré en la ducha también. Qué cuerpo, qué tetas, qué culo. Su humor era el de rendición. Sabía que había cruzado todos los límites que no quería cruzar, y parece que se había resignado a aceptarlo. No puso pega en que entrase en la ducha y empezase a besarla. Mi polla empezó a levantarse otra vez. Sabiendo del estado de ánimo de Katrina, derrotada, de aceptación, incluso sumisa diría, y de mi posición dominante temporal, aproveché y le dije que si me hacía una mamada. Se me quedó mirando, con una mirada de incredulidad. Qué ojos tan bonitos. Pero un momento después, sin mediar palabra, se arrodilló y empezó a chupármela. El agua de la ducha caía sobre su cabello rubio, y ella chupaba suavemente. A veces cogía la polla con una mano, otras me acariciaba los huevos, y otras apoyaba sus dos manos en mis piernas, usando sólo su boca como sostén de mi polla. De vez en cuando me miraba mientras chupaba, y yo veía el cielo. Mi polla en su boca, esos ojos azules, y el agua de la ducha cayéndole en cabello y cara. Mis manos cubriendo sus tetazas. Me iba a correr en su boca, sin avisarla. Katrina chupaba, y yo sentí un espasmo en los huevos. Quedaba todavía mucho material. Sentí el latigazo en la polla, y descargué en su boca. Le pilló de sorpresa y aguantó cómo pudo. Los primeros chorrazos se los tragó, pero era demasiado semen. Tuvo que sacarse la polla de la boca, y vi como una fuente de semen salió de su boca y cayó abajo. Me miró. Se levantó, salió de la ducha, se secó, se vistió, cogió su mochila y se fue de la habitación.

Yo, con calma, hice lo mismo.

No hablamos ni nos comunicamos después de esto. 1 mes después me llegó un mensaje suyo. "Estoy embarazada". No respondí. Mi objetivo (y el suyo) estaba cumplido. Me había follado a Katrina, esa chica polaca recatada pero elegante, habladora pero algo reservada, casada con un holandés, que había llegado a mi departamento unos años atrás.

7 meses después, una mañana, sonó el timbre de mi puerta, abrí y era Katrina. Embarazadísima. Soltó una lágrima y sin mediar palabra, se abalanzó sobre mí a besarme. Hicimos el amor en mi cama, ella embarazada de 8 meses. Supongo que en su interior, quería tener una mejor despedida de mí. No he vuelto a verla. Me envió la foto del precioso bebé cuando nació, y cuando cumplió un año.

Sigue felizmente casada. Su marido nunca sospechó, o quizá no quiso sospechar. Querían tener un hijo, y yo se lo di.

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