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La primera vez que compartí a mi esposa

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Estimados lectores les comento que mi esposa y yo somos de México, D.F. y después de más o menos 10 años de llevar un matrimonio de lo más normal hacía falta algo en la relación de pareja; ponerle algo de emoción al asunto, mi esposa Sonia siempre ha sido muy guapa, agradable, de buen ver y con unas grandes tetas que atraen miradas y han sido objeto de piropos y obscenidades. Sonia me había contado un poco de sus relaciones con otras parejas antes de casarnos y sin que ella quisiera profundizar mucho en el tema sabía que fue poca su experiencia en ello, pero me empezaba a imaginar cómo habrían sido sus experiencias en la cama.

Me la imaginaba en miles de lugares, situaciones, posturas en las que habría cogido, sus gestos, gemidos, el solo imaginarla siendo penetrada por todos sus agujeros y todo lo que pudo haber hecho con otros hombres; cabe mencionar que cuando la conocí a sus 20 años era muy caliente y una experta mamando.

Yo tenía un amigo de toda la vida llamado Ricardo y que era nuestro vecino, él mucho mayor en edad pero nos llevábamos muy bien, desde que me casé con Sonia él la chuleaba diciéndole que era muy bonita, que yo era muy suertudo etc. y bueno al calor de las copas Ricardo me confesaba que mi esposa Sonia tiene unas muy buenas tetas y que le gustaba.

Con la confianza entre ambos, yo le comentaba la idea que traía en la cabeza de saber o imaginar la vida sexual de Sonia con otros hombres antes de mí, y bueno veía que a Ricardo también le interesaba el asunto hasta que llegamos a la plática o propuesta final de intentar hacer un trio con Sonia. Esto era realmente descabellado y tenía que saber cómo decírselo a ella para que aceptara.

Le di muchas vueltas y bueno, cuando teníamos intimidad le iba diciendo frases como “así te cogía tal”, “así se la mamabas a fulanito” etc., y esto la ponía muy caliente y le ponía más empeño a la faena jejeje. En una de esas le empezaba yo a comentar “ya viste como te ve” Ricardo, “creo que le gustas”, “recuerdas el piropo que te dijo” etc. hasta llegar a sugerirle que hiciéramos un trio con él. Esto también se lo decía cuando cogíamos y al parecer no le desagradaba la idea, como fantasía estaba bien, solo faltaba llevarlo a la práctica.

Pasó cerca de un año sembrándole la idea a Sonia, sin que nada se definiera ni sucediera, hasta un buen día en que la invité a salir como de costumbre a comer y tomar unos tragos después del trabajo y ella fue la que me sugirió que hiciéramos realidad la fantasía, que saldríamos a tomar e ir a un hotel donde nos reuniríamos con Ricardo. De inmediato le comuniqué la idea a Ricardo y le pareció más que excelente y no lo podía creer; para mi amigo mi mujer era un manjar, ella con sus 30 años aproximadamente y él con unos 50 de vivencias sería muy interesante ver como se daba a mi mujer.

Sonia y yo nos vimos en un restaurante, ella realmente iba “con todo”, zapatillas altas, una minifalda de vuelo que dejaba ver sus hermosas piernas y una blusa muy escotada que dejaba ver sus enormes senos, todo esto en color café claro que daba la apariencia de ella andar desnuda, realmente deliciosa, comimos empezamos a beber algunas cervezas y me sorprendió que ella iba a la par conmigo, tal vez para “darse valor” yo después de varias ya estaba mareado pero ella ya se veía más entonada, se podía ver ruborizada por el alcohol. Salimos de ahí y nos dirigimos al hotel acordado.

Una vez entrando, nos tocó en un tercer piso creo, yo iba tras de ella y la vista era espectacular podía ver sus hermosas nalgas moverse debajo de esa minifalda de vuelo, con una diminuta tanga de hilo que desaparecía entre sus cachetes. Pensar que en poco tiempo ese culo seria ensartado por alguien más me ponía muy caliente. Entramos a la habitación y le llamé a Ricardo para decirle que ya estábamos ahí, el no taró mucho en tocar la puerta llevando una botella de alcohol, refrescos, hielos y vasos para convivir ahí dentro, cosa que nos pareció una excelente idea por parte de él.

Sonia se sentó en la cama dejándonos ver sus hermosas piernas y el escote que llevaba en lo que charlábamos, bromeábamos y tomábamos unas copas, hasta que Ricardo tomó la iniciativa de tomarla de la mano y acercarla a él para que se sentara encima de el para sentir ese hermoso culo, así tomamos una o dos copas más hasta que el comenzó a acariciar sus piernas de abajo hacia arriba hasta llegar a su entrepierna para pasar a sobar sus tetas sobre la ropa. El ambiente se empezaba a calentar.

Ricardo comenzó a sobar las tetas de mi mujer por debajo de la ropa, a ella le gustaba, se recostó completamente sobre él y cerró los ojos dejándose masajear a su antojo. Sonia comenzaba a mover su culo sobre el paquete de Ricardo, que para estas alturas ya debía tenerlo a todo lo que daba, con gran facilidad le sacó la blusa, le desabrochó el brasier y le dejó las tetas al descubierto para seguir sobándolas, apretándolas estrujándolas contra él.

Mi amigo la hizo arrodillarse frente a él que permanecía sentado en lo que él se sacaba su verga del pantalón, no hubo que decir nada más Sonia comenzó a mamar una y otra vez, la vista era espectacular, él la tomaba del pelo mientras se la clavaba hasta los huevos con sus lindas tetas bamboleando por el movimiento. Ricardo en ocasiones la castigaba dejándole la verga hasta lo más profundo de su garganta de mi mujer haciendo que ella tuviera arcadas, otras veces la retiraba para restregarle su verga por toda la cara, cuello y tetas, haciendo que ella misma lo siguiera y buscara como un caramelo para seguir mamando.

Supongo que Ricardo estaba a punto de venirse así que la levantó y la llevó a la cama, la recostó de lado, él se puso detrás, le levantó una pierna y la ensartó por el culo, ella solamente arqueaba su espalda y paraba el culo, tal vez de dolor, la tomó fuertemente de las tetas y comenzó a penetrarle el ano, primero muy suavemente, pero luego cambió el ritmo a fuertes embestidas que hacían que Sonia gimiera como toda una hembra, así la tuvo como por diez minutos, disfrutando el momento, con una mano le masajeaba las tetas y con la otra la tomaba de los pelos para hacerla voltear y darle besos de lengua mientras se la culeaba.

Yo no perdía detalle alguno de cómo se culeaban a mi mujer, además me previne para no dejar escapar el momento y me puse a tomar fotos de todo lo sucedido. Ricardo ya estaba completamente eufórico taladrando el culo de mi mujer con fuerza desmedida, ella parecía una muñeca de trapo ante sus embestidas haciéndola gritar de dolor o placer, pero eso no importaba la escena era muy caliente, el dio un grito como bufido de animal en celo y se vino dentro del culo de Sonia. Ella estaba completamente acabada, exhausta de haber sido utilizada de tal manera, solo se dio la media vuelta para quedar boca abajo con las patas abiertas, tal vez para descansar su adolorido culo.

Así como estaba ella, la hice incorporarse quedando en cuatro patas y pude ver su culo completamente destrozado con una mezcla de leche, sangre y materia fecal saliendo de ella, eso no me importó y después de ver como se la cogió mi amigo se la dejé ir nuevamente por el culo en esa posición, tomándola del pelo con una mano para que parara más el culo y con la otra mano apretando fuertemente sus bamboleantes tetas. Tengo la seguridad de que ella ahora gemía de placer, no tardé mucho en culearla cuando terminé dentro de ella. Así se quedó en cuatro patas y la puse a mamar mi verga para que me la limpiara pero esto solo sirvió para ponerme nuevamente erecto el miembro, así, que la monté sobre mí y empezó a cabalgarme.

Ricardo ya estaba repuesto, así que al ver la escena, se colocó detrás de ella y le ensartó el culo haciéndole sándwich a mi mujer, fue una experiencia única, sentí como se apretaban las entrañas de mi mujer al entrar el miembro de Ricardo, la tomó de los pelos haciéndola para atrás, dejándome ver a mi sus tetas, mismas que comenzó a chupar, y morder sus pezones que los tenía ya muy hinchados de placer, parecían ubres. Así la cabalgamos por cerca de 10 minutos hasta que los 3 terminamos casi al mismo tiempo cuando sentimos que ella apretaba más su interior al tener un fuerte orgasmo. Ella se dejó caer completamente sobre mí, así como estaba ensartada por ambos.

Nos separamos, Ricardo y yo nos servimos otras copas y nos recostamos al lado de ella, ella no tenía fuerzas ni de moverse y no decía nada, nosotros seguimos sobándola, toqueteándola, metiendo mano en su entrepierna que emanaba nuestras leches de su interior. Esa es la primera vez que compartí a mi esposa, después de esto hemos tenido algunas otras experiencias hasta llegar al sexo no consentido. Espero les haya gustado el relato y me hagan llegar sus comentarios a mi correo: [email protected] también si desean les puedo compartir algunas fotos que tomé de este momento. Saludos.

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