—Hola Mileva, ¿cómo está amor?
—Bien, ¿y Ud.?
—Bien. Tenemos que hablar. Mire, estuve sacando algunas cuentas.
—Dígame.
—Si yo le dijera que en promedio, tenemos relaciones 3 veces por semana, ¿estaría de acuerdo?
—Mmmm. Sí. Creo que sí.
—Pues bien, estamos juntos desde 1904, tenía 25 años ¿Lo recuerda?
—Sí, como olvidar cuando éramos felices.
—Bueno, resulta que un año tiene 365 días, es decir, 52 semanas.
—Genio.
—No. En serio. A razón de 3 polvos por semana, son 157 al año.
—Increíble.
—En estos 14 años, lo hemos hecho 2.184 veces.
—Muy bien… ¿y?
—Resulta que cada uno de ellos, dura cerca de 10 minutos.
—Sí. Claro. Como no…
—2.184 encuentros, de 10 minutos cada uno y, yo calculo, a razón de 2 penetraciones por segundo, son 120 por minuto… ¡2.620.800 clavadas en 14 años! Increíble.
—¿Es broma?
—No. Ahora viene lo mejor. Tengo un miembro de 12 centímetros de largo.
—Ahora sí, Ud. se puso chistoso…
—Entonces, 12 centímetros, multiplicado por las 2.620.800 clavadas de los últimos 14 años, ¡son 31.449.600 centímetros de pene!
—¿Te volviste loco Albert?
—No Mileva, piensa, un pene de 314.496 kilómetros de largo.
—¡Ya basta!, no es gracioso, ¿Qué te pasa?
¡Todas esas cosas que haces y lo números y tus teorías que nadie entiende, salvo tú, te están volviendo demente!
—Para nada, son sólo cálculos… y no he terminado.
La Luna está distante de la tierra, a 384.400 kilómetros. Si le restamos los 314.496 kilómetros que pene que ya ha engullido, significa que solo nos faltan 69.904 kilómetros para llegar a la luna. Piense, la podría llevar a la luna a punta de…
—¡Esto es demasiado! No quiero oír más.
—Mileva, sigue mi análisis. Si deshacemos el cálculo, desde los 69.404 kilómetros, llegaríamos a concluir, que cada año, Ud. se come 188,400 centímetros de pene al año… golosa… son 22,608 kilómetros al año.
—Te sobra el tiempo… enfermo.
—Ahora, si aplicamos una regla de tres simple, 22,608 kilómetros, es a 12 meses; como 69.904 kilómetros es a X meses. Multiplicamos cruzado, dividimos y despejamos “X”, dándonos como resultado: 37,1. ¡37,1!
—¿37,1, qué?
—¡37,1 meses!, eso es, 3 años, 10 meses, y 27 días. Teniendo sexo 3 veces por semana, en 3 años, 3 meses y 27 días llegaremos a la luna, a punta de meterle el…
—¡Estás enfermo!, ¡eres un grosero! ¡y un morboso! y un, y un…
¡No me extraña que te hayas acostado con tu prima! ¡Degenerado!
—Y en 3 años, 10 meses, y 27 días más: será el 9 de noviembre de 1922.
—¡Albert! ¡Quiero el divorcio!, ¡ahora!
Y así fue como Albert Einsten consiguió que su esposa Mileva Marić, le concediera el divorcio en 1919. Ese mismo año se casó, con su prima Elsa Einstein.
El 9 de noviembre de 1922, se le otorgó el premio Nobel, por sus aportes a la Física Teórica, en especial, por su descubrimiento de la ley del efecto fotoeléctrico.
Si Albert llegó a la luna o no, no lo sabemos. Yo al menos, lo estoy intentado.