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En manos de dos perversos (final)

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Para empezar se divierten y excitan viendo cómo la “señorita” me calienta el culo con sus chirlos, ella sentada en el borde de la cama y yo boca abajo sobre sus rodillas… Tengo que contar cada golpe y después decir: -“Gracias, “señorita”… Por lo general me da alrededor de cien, aunque a veces se entusiasma y duplica la cantidad mientras el señor Silvio, don Ángel y sus amigos la alientan con encendidas exclamaciones… Yo contento, porque el dolor de la paliza es delicioso y me excita mucho…

Después viene una ronda de mamadas, conmigo ansioso por beber todo ese semen… Han inventado un juego que es vendarme los ojos y ellos forman un círculo conmigo en el medio… Tengo que desplazarme hacia delante de rodillas hasta que doy con el primero de ellos y a ése tengo que chupársela y después sigo hacia la derecha, hasta dar con el segundo… Y así hasta que se las chupo a todos y trago y trago y trago más y más leche… La “señorita” me quita la venda de los ojos, me hace abrir bien grande la boca y se fija que no quede ahí ni una sola gota mientras yo ardo de ganas de que me den verga por el culo…

Empieza el primero al que le chupé la pija, yo en cuatro patas y con mi collar de perro cuyo roce en mi cuello extraño cuando no lo llevo puesto… La “señorita” se ocupa de entreabrirme las nalgas y enseguida la penetración de la verga lubricada con vaselina… ¡Qué placer!... Muero de morbo cuando después de ese conocido dolor inicial la siento ir y venir por dentro de mi culo siempre hambriento… A veces la “señorita” acompaña los embates de esa verga con sus chirlos y eso hace que yo goce todavía más…

Ahora me obligan a que cuando voy al colegio lleve mi collar de perro en la mochila y en cada recreo me encierre en uno de los cubículos del baño y lo acaricie, para que no me olvide de lo que soy: un perro con dueños muy depravados…

Ayer dieron una vuelta de tuerca en esta dominación perversa a la que me tienen sometido… Después de que los cinco señores me habían usado a fondo, la “señorita” dijo:

-Creo, amigos, que tenemos que darnos cuenta de que de tanto tragar vergas Jorgito ha cambiado…

-¿Ha cambiado en qué sentido, María? –preguntó don Ángel…

-Bueno, creo que Jorgito ya no es Jorgito sino Jorgelina, que ya no es un perrito sino una perrita, que ya no es un putito sino una putita… Jorgito se nos ha feminizado… -concluyó la vieja y yo me estremecí de pies a cabeza, tanto que mis manos y rodillas estuvieron a punto de flaquear y yo de irme al suelo…

Los señores pusieron caras de asombro y la “señorita”, después de una corta pausa, completó su idea:

-Mañana me lo llevo de compras y le busco una linda pollerita…

Entonces intervino don Ángel: -Mire, María, mire cómo lo tiene a Jorgito, está temblando…

La “señorita” lanzó una carcajada que los señores corearon y yo sentí que me estremecía entero ante lo que me esperaba…

-Mañana presentate vestida, Jorgelina, ¿oíste?...

-S… sí… sí, “señorita”…

Al día siguiente pasé una de las vergüenzas más grandes de mi vida… La “señorita” me llevó a un local de ropa femenina y cuando una vendedora, una cincuentona delgada con el pelo teñido de rubio, nos atendió le dijo:

-Hola, estamos buscando una pollera, una mini, ¿habrá algo jean azul?...

-Sí, les muestro, ¿qué talle?...

-Es para él… Mi nieto es gay y se le antojó una faldita… Quiere lucir las lindas piernas que tiene…

La vendedora puso cara de asombro y después de burlona complicidad:

-Ah… bu… bueno, entiendo… Y usted lo banca…

-Claro, ¿Qué le parece?, es mi nieto, le doy todos los gustos…

Yo no daba más del papelón que me estaba haciendo pasar la perversa vieja y estaba colorado hasta las orejas…

-Bueno, ya les muestro… -dijo la vendedora y volvió con una mini de jean azul, tal como le había pedido la “señorita”…

-¿Podemos ver cómo le queda?...

-Sí, claro, al final del salón tienen el probador…

Y ahí fuimos…

-Bueno, ponétela, Jorgelina…

-Ay, “señorita”, por favor…

-¡¿Qué te pasa, putita?! ¡¿Querés que te dé una cachetada?!...

Atemorizado por la amenaza me quité el pantalón y me puse la minifalda, tan tensionado que estuve a punto de largarme a llorar…

-Mirate al espejo… -me ordenó…

Me miré y sentí angustia y excitación al mismo tiempo por lo que estaban haciendo conmigo, y ahí no paró la cosa… La “señorita” salió del probador y enseguida volvió con la vendedora…

-¿Qué le parece, querida? ¿Le queda bien?

-Mmmmhhhhh, sí, le queda muy bien y es cierto que tiene muy lindas piernas… Y sin pelos, ¿se depila?

-No, es lampiño natural…

-Lindo nieto tiene, señora…

-¡Gracias! bueno, ya vamos y le pago…

-Los espero…

Salimos del local y yo llevaba la bolsa con la pollerita… ¡Y que ganas sentía de ponérmela!

Cuando llegamos don Ángel esperaba en la puerta de la habitación de “la señorita”…

-¿Y? ¿le compró la pollerita?

-Una minifalda preciosa ¡no sabe lo bien que le queda!

-Bueno, que se la ponga…

Entramos, me la puse y don Ángel exclamó:

-¡Es una nena perfecta!...

-Sí… -coincidó la “señorita” –Una nena muy putita…

-¡Una nena tragapijas! –completó don Ángel y los dos rieron…

-Tiene que dejarse el pelo largo hasta los hombros… -opinó la “señorita”…

-¡Sí! ¡con esos lindos rulos que tiene le va a quedar muy bien!... –coincidió don Ángel…

-Bueno, ya oíste, putita… A partir de ahora te dejás crecer el pelo…

-S… sí… sí, “señorita”… Lo que… lo que ustedes quieran…

Al día siguiente me hicieron recibir al veterinario y a los amigos de don Ángel descalzo y con la pollerita…

Ruidosas exclamaciones, aplausos, risas y burlas obscenas…

-Vamos a usarlo así, con la pollerita puesta… -dijo don Ángel… -y así me usaron, así me llenaron de leche la boca y el culo y así me usan desde ese día… Ya tengo el pelo largo hasta los hombros y eso los calienta mucho…

Fin

(9,00)