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Todo empezó en el colegio

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Soy un chico tímido, retraído, y en general paso los recreos solo, pero al segundo día ellos dos, Cuesta y Rocchia, se me acercaron… -Hola, Aguirre, vamos a fumar al baño, vení…

-No, yo… yo no fumo…

-¿No fumás, maricón?, bueno, vení igual…

-No quiero…

Cuesta me agarró de la pechera de la camisa, me acercó a él con violencia y me dijo:

-Vamos al baño, marica, movete…

Son grandotes y yo flaquito, así que les tuve miedo, los acompañé y en el baño descubrí, horrorizado, sus verdaderas intenciones…

Me metieron con ellos en uno de los cubículos con inodoro y Rocchia se sentó sobre la tapa mientras Cuesta me sobaba el culo…

-¡No! ¡no me toques así! ¡soltame!

-¡Callate, marica! ¡Ahora vas a saber lo que es bueno!... Y ojo con armar escándalo porque te desfiguro esa linda carita que tenés… -y sacó de entre sus ropas una navaja que miré espantado…

-Che, es flaquito pero tiene un lindo culo…

Rocchia había sacado su pija afuera del pantalón…

-Arrodillate y chupámela, Aguirre…

-¡Estás loco! ¡Nooooo!

-¿Querés que te desfigure, Aguirre? –me amenazó Cuesta…

Pensé en gritar pidiendo auxilio, pero la navaja me aterrorizaba y entonces me arrodillé ante Rocchia…

-Abrí la boca, marica…

La abrí con los ojos cerrados, desesperado, humillado y sentí que entraba la pija de Rocchia… Me la metió con violencia, hasta el fondo, tanto que me provocó arcadas… Él se rio:

-¡Se ahoga la marica!... –se burló mientras Cuesta me tenía agarrado del pelo:

-¡Vamos, marica! ¡chupá!...

-¡No soy marica!... protesté dificultosamente por eso que me llenaba la boca, pero Cuesta me tironeó brutalmente del pelo:

-¿Ah, no? ¿y que hacés con una pija en la boca?...

Rocchia se rio y yo, venciendo el asco que me causaba esa cosa en la boca, empecé a chuparla…

-¿Lo hace bien, che?... –quiso saber Cuesta y Rocchia le contestó entre jadeos…

-Bas… bastante… bastante bien…

De pronto esa pija me soltó varios chorros de semen en una lluvia que me pareció interminable… Quise escupir, pero la pija seguía adentro de mi boca y me fue imposible… Asqueado, tuve que tragar todo ese semen y después debí chupársela a Cuesta y tragar la leche de él…

Apenas salimos del baño les dije:

-Los voy a denunciar al Director…

Se rieron y Rocchia me dijo:

-Sí, ahora lo vamos a ver al señor Romero…

Los miré entre asombrado e inquieto y Cuesta me empujó:

-Caminá, marica, caminá…

Me llevaron a la oficina del Director, Cuesta llamó a la puerta y escuchamos la voz del señor Romero…

-Adelante…

El Director estaba sentado a su escritorio…

-Acá se lo traemos, señor…

-¡Muy bien!... ¿Ya lo probaron?

-Sí, como usted nos dijo…

Yo escuchaba horrorizado… ¡Cuesta y Rocchia habían actuado por orden del Director!

-¿Y la chupa bien, che?...

-Bastante bien, señor Romero, es un poco torpe todavía pero bastante bien…

-No pueden hacerme esto… por favor… Señor Romero, por favor… -supliqué casi lloriqueando…

-Callete, marica… -me ordenó Cuesta y enseguida otra sorpresa que me heló la sangre… Soy huérfano desde que hace tres años papá y mamá murieron en un accidente cuando viajaban en un micro que chocó con otro en la ruta y vivo con mi tía Angélica, hermanastra de mamá…

El señor Romero marcó un número en el teléfono…

-Hola, mi estimada Angélica, ¿cómo está?...

-Sí, acá lo tenemos a Jorgito…

Sí, los chicos lo probaron y me dicen que la chupa bastante bien…

...

¡Hablaba con tía Angélica!... Entonces, ¡ella también estaba en esto!... ¡En qué trampa terrible había caído!...

Cuando el señor Romero terminó de hablar con tía Angélica instruyó a Cuesta y a Rocchia:

-Hoy cuando terminan acá me lo llevan a casa, ésta es la dirección… -y les dio un papel… -Ahí nos reunimos todos… ¡Y a disfrutar de Jorgito!...

-Andá preparándote, marica, vas a tomar mucha lechita y a comerte unas cuantas pijas... –me adelantó Cuesta…

(Continuará)

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