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La última vez que compartí a mi esposa

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Bueno a petición de mis estimados lectores que me han hecho muy buenos comentarios de mis dos relatos anteriores “La primera vez que compartí a mi esposa” y “La segunda vez que compartí a mi esposa” y también me han hecho preguntas y han solicitado algunas recomendaciones. Aquí les traigo este relato; que si bien no es el último que publicaré empezaremos por el final para hacer más interesantes las historias y no aburrirlos con lo mismo; además de que me gustaría me ayudarán dándome sus opiniones y/o sugerencias.

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Sonia desde la primera vez en que ella se animó a dar el paso de hacer un trio ya no quiso saber más del tema, diciendo que ya me había complacido en mi fantasía; sin embargo, como les comentaba en el segundo relato le dimos una sorpresa en su cumpleaños reuniéndonos los tres nuevamente y disfrutando mucho nuevamente hacer un trio, así lo hicimos un par de veces más; y sinceramente fueron como “planeadas” entre Ricardo y yo para tomar por sorpresa a mi mujer.

Pero bueno, para esta última vez mi mujer ya no quería saber nada de tríos (o al menos con Ricardo), ya que al ver películas porno me llegó a comentar que se le antojaba cogerse a algún chavo mucho menor que nosotros que estuviera bien dotado, pero pues no teníamos a nadie de confianza que cubriera los requisitos de mi mujer, pero a mí me seguía calentando la idea de verla nuevamente ensartada no importando con quien pero si estaba bien dotado mucho mejor.

Ricardo como les comentaba era algunos años mayor que nosotros y la salud de mi amigo iba mermando por haberle diagnosticado cáncer terminal, y aunque llevaba una vida normal sabía que su tiempo estaba contado. En una borrachera entre él y yo, me pidió que quería cogerse a mi mujer por última vez y disfrutarla a cada centímetro. Le dije que ya había pasado el tiempo de eso y que ella no estaba interesada en nada más. Entre pláticas salió el tema de tomarla por sorpresa tal vez dormida; le dije que yo no tenía ningún inconveniente, pero si se llegaba a dar cuenta se molestaría mucho conmigo y tendríamos problemas. Ricardo dijo que no me preocupara, que el me avisaría como le haríamos.

Una tarde me invitó Ricardo a ir a su casa, me dijo que ya tenía la solución, me dio un par de barbitúricos que el mismo utilizaba cuando no podía dormir y que si yo estaba de acuerdo se los suministrara a mi mujer y haríamos realidad el plan. Me emocionó mucho la idea, sin embargo, tenía que buscar la ocasión perfecta para ello. Ya habían pasado más de dos años desde la última vez que hacíamos un trío y Sonia no sospechaba nada. Así que la invité a salir a tomar la copa como de costumbre un fin de semana saliendo del trabajo.

Nos reunimos en un restaurante que nos quedaba intermedio; Sonia como de costumbre iba muy hermosa una blusa color carne con un generoso escote, una falda de vuelo que llegaba más arriba de la rodilla y zapatillas altas, pedimos de comer algo ligero y empezamos a beber cerveza, ya que hacía mucho calor y se apetecía; además había promoción de 2x1 y pues era genial. Después de dos rondas ella dijo empezar a estar a tono, tenía las mejillas ruborizadas y bueno, con el efecto de la cerveza fue al sanitario. Ahí fue donde disolví la mitad de la dosis para ver cómo funcionaba y que efectos tendría. Ella siguió como si nada, cada vez más alegre y entonada.

Ya íbamos como por la quinta ronda y todo tan normal, nuevamente se excusó para ir al sanitario y apliqué la segunda dosis, ya estábamos entonados ambos y no veía yo ninguna diferencia solo que ya se había desinhibido completamente, contábamos nuestras experiencias, etc. el mesero que nos atendía no la dejaba de ver morbosamente cada que nos atendía ya que podía ver sus generosos senos con ese escote. Al comentarle esto a Sonia la puso más cachonda, sentándose un poco de lado para que también pudiera ver sus piernas, de vez en cuando yo se las acariciaba por debajo de la mesa, podía notar que ella estaba mojada.

Intencionalmente para ese día no llevábamos auto, para poder beber a gusto y no tener que manejar; así que como vi que no había ningún efecto, pedí la cuenta y salimos a tomar un taxi que nos llevara a casa, en la espera al aire libre fue cuando pude que Sonia ya estaba completamente mareada, le ayudé a subir al taxi y ambos nos sentamos en la parte trasera, ella comenzó a tener sueño, recargándose sobre mí. Sin embargo así entre dormida daba una excelente vista al chofer que no dejaba de voltear a ver por el espejo retrovisor, como la tenía yo abrazada por la cintura, traté de subir un poco más su falda para que nuestro amigo pudiera tener un panorama completo.

Yo también me hice el dormido un momento para dejar a nuestro chofer echarse un taco de ojo, y así lo hizo, en algún semáforo que le tocaba el alto, con total descaro volteaba a ver las piernas y la tanga negra transparente que llevaba puesta mi mujer, en una de esas me hago que despierto sorprendiendo al conductor, y le digo “está re buena verdad ”, el medio cabreado me contesta que sí, y bueno para despistar le digo “se le pasaron las copas a mi amiga”, esto como que le dio más confianza y sonrió. En el próximo semáforo le saqué las tetas a Sonia de la blusa dejándole ver a nuestro amigo, el abrió los ojos como plato, estaba nervioso, le invité a tocarla, cosa que hizo inmediatamente sin desaprovechar, le masajeaba las tetas y metió su mano en la mojada panocha de mi mujer.

Al yo ver que Sonia no respondía llamé a Ricardo para avisarle vernos en mi casa después de haber llegado nosotros. Llegamos a casa, estuve tentado a invitar a nuestro nuevo amigo a la fiesta, pero no sabría que opinaría Ricardo al respecto, así que desistí de la idea, solamente lo invité a que pasara al asiento trasero a darse un faje con mi mujer, yo creo le agradaba su olor, la recorrió por su cuello sus tetas su panocha, la tuvo así abierta de piernas en el taxi metiendo y sacando dos dedos dentro de ella mientras se masturbaba, no tardó mucho en venirse; me ayudó a sacarla del taxi, le pagué y entramos a casa.

Tenía yo la seguridad de que Sonia no estaba consciente, pero por si las dudas la recosté en la cama y vendé sus ojos para que si despertaba no viera nada, así como también levanté sus manos y las até a la cabecera de la cama, también sus piernas abiertas a las patas de la cama; la vista era muy erótica, amarrada completamente abierta y expuesta. Yo ya no podía más así que me acomodé sobre ella y comencé a cogérmela, terminé dentro de ella. Tocó Ricardo y pudo ver tal escena con las patas abiertas y chorreando su vagina de semen; inmediatamente se quitó los pantalones y se desnudó, se abalanzó sobre mi mujer sujetándola fuertemente por debajo y así en esa posición hacia brincar la cama con sus embestidas que le daba a mi mujer, ella creo podía sentir ya que de vez en cuando lanzaba algún gemido y volteaba su cabeza para otro lado hasta que se vino Ricardo.

Le invité una copa a mi amigo y le platiqué nuestra aventura del traslado, esto lo hizo recuperarse de inmediato, se acercó a mi mujer y se la metió en la boca, ella comenzaba a mamársela tal vez por instinto hasta que puso su verga nuevamente firme, él le desató las piernas acomodó unas almohadas y la volteó sobre ellas dejando su culo levantado, nuevamente le ató las piernas a la cama dejándola bien abierta. Se incorporó en medio de ella y se la dejó ir por el culo, supongo sintió algo de dolor, ya que Sonia trataba de voltearse y zafarse, cosa que no pudo, podía ver como se dilataba el ano de mi mujer al entrar y salir de Ricardo, que disfrutaba el momento, comenzó suavemente metiendo y sacando por el culo, luego la metía en su panocha y luego al culo, mi mujer comenzaba a gemir, le estaba gustando.

Así como estaba mi mujer boca abajo con la cara de lado me acerqué a ella para que me la mamara, la tomaba de los pelos para penetrarla hasta la garganta, mientras apretaba yo sus tetas, era delicioso verla con el culo levantado sobre las almohadas, Ricardo se aferró fuertemente a las caderas de mi mujer y le dio una buena cabalgada, dándole algunas nalgadas, sentía que la partía a la pobre de mi mujer con tan salvajes embestidas, hasta que Ricardo y yo coincidimos en venirnos dentro de mi mujer dejando escapar un ahhhhhg al mismo tiempo.

Ahí estaba Sonia con el culo levantado y escurriendo de leche por sus labios vaginales, su ano y por la boca, realmente excitante el momento. Ricardo me lo agradeció, se vistió y se fue. Desaté a Sonia la recosté bien, yo no dejaba de pensar en esos momentos así que una vez más me la cogí por el culo en posición de cucharita. Al amanecer ella comenzó a reaccionar y me preguntó qué había pasado ya que no recordaba nada de lo sucedido, le dije que se había pasado de copas y que la lleve a casa. Como era de suponerse ella me preguntó por qué tenía leche ya reseca en todos sus agujeros, le dije que habíamos cogido como nunca, pero ella dijo no recordar absolutamente nada.

De esto también ya ha pasado algún tiempo ya que lamentablemente Ricardo falleció (aunque muy contento por la experiencia) y no hemos tenido ningún otro encuentro ya que ella no lo quiere hacer o al menos no hemos encontrado alguien de su agrado de mi mujer. Quisiera encontrar alguien de confianza que nos siga el juego y que al calor de la situación pueda nuevamente inducir a Sonia a realizar tríos. También he tenido la idea de verla coger con varios al mismo tiempo. Nuevamente les dejo mi correo [email protected], para que me hagan llegar sus comentarios, experiencias, dudas, propuestas de que harían con mi mujer, algunas ideas, etc.

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