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La sub-directora (1)

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La sub-directora Carmen, se encarga de mantener a los estudiantes al tanto de sus calificaciones, una vez se acerca el final del semestre, todos son llamados a su oficina, para que observen por sí mismos su desempeño.

Carmen se toma muy en serio su trabajo, es por esto que es respetada, pero a la vez querida por todos sus estudiantes, y ella los cuida como si fuesen sus hijos.

Nunca llegó a casarse o a tener un hijo propio, sin embargo esto no la detuvo, y continuó con su vida de la mejor forma posible, ayudando a educar a la juventud.

No obstante, debía admitir que de vez en cuando tenía sus aventuras por ahí, pues al fin y al cabo es una mujer con necesidades, aun teniendo 57 años de edad, al menos necesitaba una buena verga, 3 o 4 veces por semana.

La verdad es que con 1 vez por semana se conformaba, pero hasta eso era difícil, ya que según ella los hombres se hacían cada vez más los difíciles.

Sabía que su cuerpo no era una escultura, pero para una simple sesión de sexo, tampoco había que ser tan exigente.

Su rostro era agradable, con varias arrugas ya por la edad, sus oscuros ojos, nariz achatada y finos labios, la hacían lucir un poco apacible.

Sus caderas eran un poco anchas y en su abdomen ya se formaban 2 llantitas, sus piernas no eran muy gruesas, y su trasero no muy grande, era más bien ancho, lo que más resaltaba de su físico eran sus enormes tetas, que al parecer no habían sentido el paso del tiempo, estaban casi en el mismo lugar dónde se supone que deben estar.

Acompañadas de una chaqueta fucsia y un top negro bajo esta, le hacían un tremendo escote, bastante apetecible, pero no era la escuela, el lugar donde quería lucir sus tetas.

Esa mañana llamó a Ramón, un estudiante de último año a su oficina, el muchacho, era el primero de su sección que no se llevaría un regaño, pues a diferencia de sus compañeros no había descuidado en nada sus estudios.

Ramón era un joven de 18 años, el último de su clase en cumplirlos, solía mantenerse a distancia de los otros, muchos lo llamarían el típico nerd, era delgado, media 1,75m, de tez blanca, aunque su rostro era muy simpático, sus ojos verdes y mejillas rosadas le daban la ventaja, en cuanto a lindura se trataba.

Siempre estaba leyendo un libro y haciendo preguntas a los profesores.

Al sentir un suave toque sobre la puerta de su oficina, supo que era Ramón el que llamaba, pues ningún otro sería tan cortés.

- Adelante - dijo ella-.

- Buenos días, sub-directora Carmen.

- Buenos días Ramón.

Ramón era muy detallista, al entrar, inspeccionó rápidamente cada parte de la oficina, era ciertamente pequeña, pero acogedora, sus paredes eran de color verde claro, hacía un poco de frío dentro de ella, también observó que había un pequeño refrigerador allí, un mueble de color marrón, y el gran escritorio de Carmen, con una silla para ella y otra para su invitado.

Ramón le sonrió dulcemente a Carmen, la verdad es que la apreciaba bastante y a veces disfrutaban de cortas charlas juntos.

- Como sabes, solo te llamé, para mostrarte tus calificaciones, y ya tú debes saber que son magníficas.

- Gracias, sin embargo tuve un pequeño desliz en matemáticas.

- No te preocupes por eso, seguro que igual tendrás una nota excelente.

Ramón ya sabía todo esto, la única razón por la cual estaba contento era que podía ver de cerca, ese increíble par de tetas.

Ese escote lo volvía loco, desde hace un año Ramón se había vuelto adicto a las mujeres maduras, pero por desgracia no conseguía nada con mujeres de este tipo, ya que a todas les molestaba su edad, al menos se sentía orgulloso de no ser rechazado por el tamaño de su pija, alguna que otra vez le había enviado fotos de esta, a las mujeres con las que conversaba por chat.

Su tamaño era de 20cm con un grueso de 8 cm de diámetro.

No fue sino hasta hace poco que tuvo suerte, claro tuvo que mentir y decir que tenía 18 años, pero eso le bastó a la señora Adela, la cual se dejó follar hasta por atrás y enseñó muchas cosas a Ramón.

Sin darse cuenta, se perdió en medio de la conversación, y se quedó paralizado observando ciegamente a los pechos de Carmen.

- Ramón, ¡Ramón despierta!

- Eeeh, perdón - dijo sacudiendo su cabeza-.

- Vaya estabas mirándome como embobado.

- Si, perdón, tal vez lo esté- admitió sin darse cuenta-.

- ¿Que tanto mirabas? Espero que no sea lo que estoy pensando- dijo con voz amenazadora y levantándose de su asiento.

- Si- dijo bajando la cabeza-.

- ¿Cómo se le ocurre?, ¿Está usted loco?- le dijo alzando la voz y clavándolo con sus ojos-.

- Perdón, perdóneme - dijo él, con cierto temor-.

De repente Carmen sólo estalló de risa, y tomó asiento de nuevo.

Ramón no dijo nada, sentía que el corazón le iba a explotar.

- Ya ya, no te asustes Ramón, era una broma.

- Yo lo siento.

- Tranquilo, no te quería asustar, la verdad todo lo que tengo que decirte, es que deberías estar mirando los pechos de tus compañeras, como le haces eso a tus lindos ojitos mirando pechos de una vieja - dijo entre risas-.

- No diga eso - dijo temeroso-.

- ¿De qué hablas?

- Usted será mayor, pero sigue siendo atractiva.

- Ay niño que dices, enserio, ya todo en este cuerpo está caído.

- Yo creo que todo se ve bien- dijo mirando descaradamente los pechos de Carmen- Y debe estar aún mejor-.

- Jajajaja, ay Ramón que vas a hacer que me sonroje, no seas así.

- Es usted muy hermosa - dijo con voz imponente-.

Carmen soltó un leve suspiro y sonrió.

- La verdad, es que me has alegrado el día, así que intentaré hacer lo mismo por ti.

Carmen le ordenó a Ramón que se posicionara detrás de su silla y estirase sus manos, ella las tomó y las colocó en sus pechos.

Ramón creyó estar soñando, y no sabía qué hacer, pero poco a poco comenzó a amasar esas tetas a través de la tela.

Carmen no quería sentir nada, pero él le robaba los suspiros con sus hábiles manos.

Eran suaves, pero firmes, sus tetas nunca habían estado en tan buenas manos, y se notaba, pues sus pezones se comenzaron a endurecer.

Ramón los sintió incluso a través del brasier y estando ya bien caliente, soltó los botones de la chaqueta de Carmen, y poco a poco metió sus manos por debajo del top, el encaje del brasier, dejaba los pezones de Carmen expuestos y con sus dedos Ramón no tardó en alcanzarlos.

Eran gruesos, y con sus dedos los apretó y jaló con fuerza.

- Ay Ramón, detente, Ay Ay, si por favor.

El joven ignoro este pedido, y más bien continuó, ahora, besando el cuello de su sub-directora, al hacer esto, notó que sus pezones se hacían más duros aún.

Los labios de Ramón, acariciaban con pasión cada trozo de piel, los besos se hicieron más apasionados, y comenzó a chupar con determinación esa zona.

- Aaah, así, aaah, mmm si.

Justo cuando la cosa se ponía mejor, se escuchó un toc toc en la puerta, ambos despertaron de su sueño lujurioso.

Carmen le hizo señas a Ramón, para que se ocultara bajo el escritorio entre sus piernas, mientras ella se arreglaba.

- Adelante- dijo ella-.

- Buenos días- dijo el profesor Alí-.

- Buenos días profesor.

Ramón se calmó mientras oía a esos dos hablar, y pronto se aburrió, pero si había algo con que jugar en ese lugar.

Con sus manos, hizo que Carmen abriera sus piernas, y ya con el objetivo a la vista no tuvo piedad.

Sus dedos caminaban lentamente por la vagina de Carmen, el pantalón les evitaba entrar, pero aun así, la víctima soltaba suspiros, que debía disimular a toda costa.

Viendo la oportunidad, soltó el botón del pantalón y bajó la cremallera, encontrándose con una prenda de encaje, la cual dejaba ver la mata de vellos que tenía Carmen.

Ramón sólo acercó su nariz y se dispuso a respirar ese delicioso olor, que le calentaba la verga.

Ella lo parecía estar bien con esto, hasta que su nuevo amante, quiso llevar sus peligrosos dedos a su mojada zona.

Al principio sólo pasaba sus dedos, tanteando la zona, y cuando ubicó sus labios mayores, intentó meterlos, ella trató se interferir con su mano, pero Ramón la apartó de inmediato.

Con el encaje a un lado, se podía apreciar el gordo chochito de Carmen, Ramón lo beso alrededor por unos segundos antes de comenzar a chupar suavemente el clítoris de Carmen.

- Ya sabes cómo son los chicos, flojos a más no poder.

- Tienes ooh razoon nnn, Alí.

Ramón introdujo dos dedos en el chocho de Carmen, explorando su interior con dulzura, la madura estaba súper mojada, lo cual hacía a sus finos dedos resbalar, causándole cosquillas.

Carmen no aguantaba más, pero para disimular, cubrió su rostro, pareciendo un poco cansada y molesta.

- Bueno, supongo que estarás cansada, mejor te dejo, será un largo día, suerte.

- Adiós, gracias por laaaa visita mmm.

Ramón siguió perforando a Carmen con más rapidez ahora, que estaban solos.

- Chico, aaah me tienes mal, mal, paraaa, voy a acabar, mmm.

El joven siguió embistiendo ese duro clítoris con sus labios, lo chupaba, jalaba y mordisqueaba con pasión.

Sus dedos llegaban a lo más profundo de Carmen y esta se sentía invadida, pero complacida.

- Me vengoo ah Ay Ay sii.

Ramón sintió como el cuerpo de Carmen se ponía tenso, listo para expulsar sus jugos.

- Aaaaasaah aaahaha, uuuf. Dame más así así, que rico niño, aaah, que delicia.

Ramón siguió abajo un rato más, limpiando los jugos de su amante, saboreando ese rico néctar que se había ganado con un placentero trabajo.

Cuando salió se apoyó al escritorio con una sonrisa, frente a Carmen, quien estaba apenada.

- Niño, ¿Que hemos hecho?

- Eres maravillosa, me encantas.

- No digas eso, esto no puede pasar de nuevo, esto no debió pa...

Ramón comenzó a acariciar su dura verga a través del pantalón, la sub-directora se sorprendió al ver el tamaño de esa pija, se lamió sus labios.

El joven no perdió tiempo y abrió el cinturón de su pantalón, dejando solo sus boxers negros a la vista.

- Ok Ok, lo haré solo porque tú lo hiciste por mí.

- Si no quieres hacerlo, no tienes por qué.

- No no no, yo soy muy justa y lo haré.

Carmen bajó el bóxer con ansiedad, estaba loca por ver esa verga. Cuando brinco justo frente a su rostro, sus ojos brillaron y mordió su labio.

Primero tomó ese cipote en su mano y lo masturbo lentamente, Ramón cerró sus ojos y se dejó llevar por el placer, ella comenzó a suspirar solo con ver esa verga tan cerca.

- Mmm, mmm sí.

Sacó su lengua, y comenzó a lamer el glande, tomó el líquido preseminal y lo saboreó con ganas.

Continuó lamiendo en círculos el glande, sacándole los primeros quejidos al jovencito.

- Mmm que bien lo haces, eres la mejor.

Esto alentó a Carmen a meterlo a su boca, sus labios se pegaron alrededor del grueso palo, haciendo una leve presión con ellos, subió hasta la mitad de la verga y luego bajó, marcó un ritmo lento pero sabroso, con su otra mano tomó las bolas de Ramón, y siguió con su labor bucal, cada vez tomaba más de la verga dentro de su boca, subía rápidamente y descendía con lentitud, cuanto llegaba al glande le daba una lamida exquisita.

El ritmo aumentaba y al fin se metió toda la verga hasta la garganta, se mantenía allí, mientras Ramón gemía al disfrutar de aquel trato tan especial.

Justo en ese momento se escuchó un Toc toc, Ramón mantuvo la calma pero se molestó, Carmen se detuvo rápidamente y sacando esa verga de su boca dijo:

- Un momento por favor, estoy evaluando a un estudiante.

Rápidamente los 2, se vistieron como pudieron y se acomodaron en sus asientos...

Continuará.

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