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La zorra del jefe

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El señor Eduard Jons era el jefe de una pequeña agencia de seguros montada en un piso de Barcelona, aun que era un hombre casado le gustaba rodearse de jóvenes señoritas, su empresa tenía tan pocos trabajadores que se podían contar con los dedos de las manos; Irene, Elizabeth, Laura, Sandra y George, que era el único hombre aparte del jefe.

Eduard siempre había soñado en tener relaciones con alguna de sus trabajadoras, ya que él las elegía para el puesto, pero de entre las cuatro a la que más deseaba era Laura, una chica joven, muy atractiva y casada como él. Cansado de soñar se puso a pensar en como podía hacerlo, y un día en la biblioteca encontró un libro que trataba del control mental, estuvo estudiando aquel libro y muchos otros, practicaba todo lo que podía, casi se había convertido en un maestro cuando decidió probar con su trabajadora más deseada.

Los viernes la empresa cerraba a las tres y media de la tarde, se las arregló para que Laura tuviera trabajo para que se quedara un rato más, Irene la recepcionista le pidió a Laura que cerrara ella cuando saliese. A través de los ventanales de su despacho podía ver a Laura trabajando en su mesa, cuando todos se fueron observó atentamente a su victima y comenzó a darle ordenes mentales que inconscientemente no podía rechazar, vestida con unos pantalones de color veis y un chaleco a juego muy elegante con un sugerente escote (como a él le gustaba que vistieran), sintió un calor repentino como si la temperatura hubiera subido de golpe, mentalmente el señor Eduard siguió mandándole ordenes, ella miró al despacho del jefe, lo veía dormido, aunque no era así si no que era como él quería que lo viera, el calor se hacia cada vez más insoportable, se quitó el chaleco desabrochándose los botones uno a uno empezando por el de arriba, después se deshizo del sujetador, miró hacia abajo y vio sus pechos sudorosos, sintió unas ganas tremendas de tocárselos y así empezó a disfrutar de su cuerpo, una nueva orden llegó y una de sus manos desabrochó los pantalones que llevaba para introducirse por debajo de las bragas y acariciarse la parte de su cuerpo que todos los hombres ansiaban, echándose hacia atrás gozó de si misma mientras sacaba la lengua y se acariciaba con ella los labios de forma sensual, de pronto, un chico joven entró en la estancia, Laura aunque sorprendida no paró de tocarse, no había recibido ninguna orden para que parara, Eduard también se había quedado parado y no sabía que ordenarle, mientras tanto el chico depositó unos informes que había traído para la empresa encima de la mesa de ella para poder verla de cerca, al comprobar que ella no se cortaba dio la vuelta a la mesa y se atrevió a poner una mano en el pecho que le quedaba libre diciendo:

-He encontrado la puerta abierta y por eso he entrado.

Eduard quiso que se detuviera pero antes de dar la orden notó que se había excitado más de lo normal, probó a dar una orden al chico y este la cumplió, metió un dedo en la boca de Laura y esta siguiendo las indicaciones se lo chupó con ganas, después la levantó, besándose, tocándose y desnudándose el uno al otro, él la sentó en la mesa, cogiéndola por debajo de los muslos la abrió de piernas de par en par, ella se apoyó con una mano y con la otra cogió la polla tiesa del chico para guiarla hasta la entrada de su cueva, metiéndosela hasta el fondo él le confesó:

-OH señorita, la deseo desde el día en que la vi, he soñado con esto muchas veces.

-Ahora no tendrás que soñar, seré tuya cuando quieras, solo pídemelo.

Eduard se masturbaba contemplando la escena, después de un rato se canso de verlos en esa postura y la pareja cambió según la voluntad de su amo; Laura apoyó las caderas en el borde de la mesa pegando su cuerpo sobre ella y poniendo su exquisito trasero en pompa para que su amante la penetrara desde atrás, el chico así lo hizo gozando de la visión de su culo, un poco más tarde se corría sobre la suave piel de la espalda de su amada. Eduard le ordenó que saliera del edificio con la idea de que había entregado los informes y ya esta, no se acordaría de lo bien que se lo había pasado, mientras Laura seguía en la misma posición con el culo en pompa, su jefe salió del despacho y le dijo con una voz embriagadora que se estuviera quieta, acercándose por detrás Eduard contempló la visión de la que había gozado el amante inesperado, apuntando con su polla a la entrada al interior de la mujer que mas deseaba la penetró de un solo golpe y comenzó a bombear desesperadamente, sintió que no tardaría en correrse, pero él no lo haría en la espalda, a el le quedaba la culminación de hacerlo dentro de ella y así se lo dijo.

-Voy a correrme dentro de ti, ¿Qué te parece?

-Es como más me gusta, señor.

-Llámame jefe y dime ¿te gusta follar en la oficina?

-Si jefe, siempre he querido probarlo.

-¿Te gusta que te follen?

-Si jefe, me gusta ser follada.

-¿Por alguien que no sea tu marido?

-Por cualquiera.

-Ahora me voy a correr, quiero ver como chupas la mesa.

Laura comenzó a lamer mientras sentía como su jefe derramaba su leche dentro de ella, cuando terminó le ordeno a su trabajadora que se arrodillara y que le chupara la polla, esta se la limpió con ahínco a su jefe y amo. Antes de acabar, Eduard le dio instrucciones de cómo tenía que venir vestida el viernes siguiente.

Cuando el día llegó, Laura apareció con un top muy provocador y una minifalda realmente corta, incluso trajo una radio consigo, al terminar el día de trabajo todos se fueron marchando, todos menos George que disfrutaba al ver a Laura pasear con esa minifalda, en la empresa solo quedaban ellos dos más su jefe claro esta y un cliente un poco pesado. Eduard pensó que había llegado el momento, mientras que el cliente molestaba a George su compañera cogió la radio y puso la música que le habían pedido traer; unos tambores tropicales comenzaron a sonar, los dos sujetos miraron a Laura desconcertados como se subía a la mesa de ellos y comenzaba a bailar sensualmente. Eduard dirigía a su trabajadora, la única orden que recibieron los barones fue al igual que ella ver a su jefe durmiendo, los tres hombres sacaron sus miembros a la vez y comenzaron a masturbarse y eso no había sido cosa del jefe, actuaban por su cuenta, la bailarina comenzó a desnudarse a petición de su amo, una vez totalmente desnuda ellos comenzaron a tocarla sobándola por todas partes a lo que ella no se negaba, después se colocó a cuatro patas enfrente de George que la besó mientras ella recibía los fuertes lametones en el coño que le propinaba el cliente, sin dejar de mover las caderas en círculos siguió así durante un rato, hasta que incorporándose se tumbó boca arriba entregando su chochito a su compañero, este la penetró alucinando con el comportamiento de Laura, a ella le caía la cabeza hacia atrás por el borde de la mesa y el cliente la sujetó para que no se moviera y así poderle meter su verga en la boca, OH que bien la chupaba Laura.

-¡Me voy a correr! –dijo el cliente -¡que bien la chupas nena!

El hombre le sacó la polla de la boca para poder correrse en sus tetas mientras ella le lamía el escroto para motivarlo a que lo hiciera, el semen se esparramó por los senos de la mujer, después ella misma se la introdujo de nuevo en la boca para chuparla un poco más antes de sacársela y decir:

-Así bien limpia.

El cliente levanto la cabeza de la maestra en mamadas para que pudiera ver como su compañero terminaba de fallársela.

-¡Me voy a correr Laura!

-Hazlo dentro que me gusta mucho.

-¡Si, como tu quieras, ya, ya!

-OH si lo noto, cuanta leche me estas dejando dentro.

-¡Si, toda dentro, dentro, así!

Con un largo suspiro terminó. Eduard les ordenó que se marcharan y que se olvidaran de todo aquello que había sucedido después de cerrar, mientras que Laura seguía bailando desnuda, cuando salieron La trabajadora fue sin dejar de moverse al despacho de su jefe.

-¿Me has llamado jefe?

-Si, mira, ¿Qué te apetece hacer con esta polla?

-Mmmmm, primero la mojaré un poquito -Dicho esto se agachó para dar unas chupadas a la polla de su jefe –después la meteré en mi almejita.

Poniendo las manos en los brazales de la silla comenzó a sentarse poco a poco sobre la verga de su amo sin dejar de mover las caderas al son de la música, cuando la tuvo toda dentro empezó a subir y bajar ese culito que ella tenia para darle el placer que se merecía su amo.

-¿Así le gusta?

-Si Laura, muévete así deprisa, muy bien zorra.

-Soy la zorra del jefe, me gusta ser la zorra del jefe.

-Cambia de postura, siéntate de cara a mí.

Ella obedeció, el brillo que hacía el sudor en su piel daba a su cuerpo un toque más hermoso, volviendo a introducirse la polla siguió cabalgando, esta vez se agarraba al respaldo de la silla con una mano y con la otra se tocaba los pezones.-ahora quiero que me des un morreo –Laura acercó sus labios y el le metió la lengua en la boca, ella la abrió para cumplir los deseos de su amo y juntó su lengua con la de él para que se acariciaran, después de un apasionado morreo él se separó mientras ella seguía sin dejar de cabalgar.

-Dime otra vez quien eres.

-Soy la zorra del jefe.

-Más alto.

-¡Soy Laura la zorra del jefe!

-Vuelve en ti.

Laura paró de golpe viéndose encima de su jefe con su polla hasta el fondo dentro de ella.

-¿Por qué paras?

-¿Qué a pasado? –dijo ella.

-Me has hecho un striptease y te has puesto a follarme, mírate estas sudando.

-¿Qué? –dijo mirando hacia su mesa donde estaba toda su ropa desperdiga da por la zona.

-Sigue, no hay nadie, no nos han visto.

Echo un vistazo a su alrededor y comprobó que estaban solos, notando sus ganas de llegar al orgasmo miró a su jefe, le dedicó una sonrisa y siguió cabalgando sobre aquella polla, él le agarró las tetas y se las masajeó.

-Así Laura, sigue.

-Que ganas tenía de una polla nueva, ya llego al orgasmo.

-No te pares.

-No pararé hasta que se corra dentro de mí.

Entonces fue ella la que le plantó un morreo mientras sentía la leche de Eduard como la llenaba por dentro.

-¡OOOOH siiiiiiiii, toda para mí! –Gritó la trabajadora eficiente -¡déjeme que le limpie la polla jefe!

Laura se puso a cuatro patas delante de la silla y se la metió en la boca -¿Te gusta como sabe?, sigue y te daré más –aun con la verga dentro de su boca pudo dedicarle otra sonrisa para después seguir mamándosela, Eduard se corrió por segunda vez, su trabajadora como era de esperar no le defraudó y se lo tragó todo sin dejar de chupar un rato más para limpiarle. Una vez acabado ella se puso en pié y dijo:

-Espero que nadie se entere de que soy la zorra del jefe.

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