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El tren nocturno a Praga

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Pablo y yo vivimos en Alemania viajamos de paseo en tren por toda Europa, y en uno de los trayectos tuvimos una experiencia que quiero contare pues vale la pena.

Tomamos el tren nocturno de Frankfurt a Praga, por supuesto en un compartimiento de 2 clase, sin camas.

Llegamos a la estación con tiempo y nos acomodamos en nuestro compartimiento el c-36. Bastante confortable por cierto, 6 lugares 3 de cada lado, asientos tapizados de símil terciopelo y muy cómodos con lugar de sobra para las mochilas y los bolsos.

El tren estaba anunciado para las 23.16 con arribo a Praga a las 7.45 del otro día.

Podríamos dormir toda la noche y llegar para pasear todo el día.

Al rato para nuestra grata sorpresa llegaron otros pasajeros al compartimiento!!!

Dos chicas que estaban 10 puntos, una, morocha de cabello cortito, ojos verdes, un par de enormes tetas y un culo redondo y parado, la otra, rubia casi pelirroja menos espectacular pero no menos linda, tetitas redonditas con pezones puntudos, flaca y con un culito dulce y chiquito que hacia juego con sus profundos ojos celestes.

Nos miramos con Pablo y sonreímos satisfechos por nuestras compañeras de compartimiento.

Después de todo te pueden tocar dos viejas gordas con olor a naftalina como las que nos tocó en otro viaje.

Se sentaron frente nuestro, nos sonreímos mutuamente con gentileza y no hablamos nada, pero Pablo me dijo “con las tetas de la morocha frente a mi ojos no voy a poder dormir”

El tren partió y nadie más vino al compartimiento, por lo cual viajaríamos más cómodos de lo previsto.

Las chicas eran ucranianas y estaban paseando como nosotros, el problema era que ellas no hablaban español y nosotros ni una palabra de ruso así que en un inglés básico nos tratamos de presentar y charlar un poco sobre nuestros paseos.

La morocha se llamaba Anabella y la rubia Sylvia tenían 19 años y eran de Kiev.

Estuvieron en Holanda y de Praga se volvían a Ucrania.

Charlamos un rato y nos preparamos para dormir. Llegamos a un acuerdo de poner las piernas en el asiento contrario y así estaríamos los cuatro más cómodos.

Cada uno con sus costumbres y cultura! nosotros nos sacamos las zapatillas, yo me afloje el jeans y me estire en el asiento, en cambio ellas se sacaron la ropa, se pusieron una túnica tipo camisón y doblaron la ropa en un rincón, sacaron del bolso un par de almohadas inflables y una manta para cada una, lo que se llama organizadas las chicas!

En forma alternada estábamos Anabella, Pablo, yo y Sylvia.

Bajamos el nivel de iluminación al mínimo y esperaba que el movimiento del tren me acune como a un niño y me duerma.

En la forma que nos recostamos estirados uno frente a otro, me encontré tapado bajo una manta suave que Sylvia estiro sobre nuestros cuerpos y con los dedos de los pies a un par de centímetros de la conchita de Sylvia que se había puesto de costado.

El movimiento del tren llevo a mi pie a rozar la concha de Sylvia continuamente, que no parecía sentirse molesta por el roce pues no movió su cuerpo ni un centímetro para evitarlo.

Me envalentone y con la punta del dedo gordo presione su clítoris y lo metí dentro de su concha húmeda y calentita.

La única reacción fue una sonrisa amplia y cómplice. Seguí trabajando con mi pie y la sonrisa se transformó en suspiros.

Anabella y Pablo notaron que algo pasaba pero no decían nada, pero al cabo de unos minutos cuando intente introducirle el dedo gordo del pie en el culo a Sylvia los suspiros se transformaron en gemidos.

A esta altura era claro para los cuatro lo que pasaba, Anabella le dio un ataque de risa por los suspiros y gemiditos de Sylvia, todos nos reímos juntos con ganas, cómplices de la situación creada.

Anabella que estaba al lado de la puerta se levantó, bajo las cortinas del pasillo y trabo la puerta con el pasador

Sylvia hablo un par de palabras en ruso con su amiga que me saco del asiento y se sentó en mi lugar. Ahora estábamos sentados Sylvia conmigo y Anabella con Pablo.

Sylvia se acurruco sobre mí, apoyando su cabeza rubia sobre mi pecho, dejando sus labios frente a los míos, en cosa de segundos nos estábamos besando mientras mis manos recorrían su cuerpo a lo largo y a lo ancho.

Las tetitas estaban coronadas por un par de pezones puntudos y duros, se los bese por encima de la túnica mordiéndole la punta, Sylvia dejo escapar una serie de grititos excitantes pues le dolía y le gustaba al mismo tiempo.

Mis manos estaban al mismo tiempo en su concha y en el culito tierno y chiquito.

Sylvia tampoco perdía tiempo y su mano acariciaba mi verga que se había parado con toda su fuerza y quería escapar de mis pantalones.

Le metí un dedo, lubricado por sus jugos en el culo. Sylvia suspiro y gimió profundamente, mi dedo estaba clavado en las profundidades del culito estrecho que apretaba mi dedo con fuerza sin poder sacarlo.

Anbella y Pablo no perdían tiempo, Anabella se la estaba chupando a Pablo que tenía puestos un par de dedos en la concha.

Nosotros nos seguíamos besando, mi lengua llegaba a cada rincón de la boquita de Sylvia y nuestras lenguas libraban un combate sin cuartel, pero mi dedo seguía profundamente clavado en el culo, Sylvia me masturbaba con una mano mientras con la otra se apretaba las tetas gimiendo dulcemente.

Al cabo de un rato de rasque intenso nos desvestimos completamente! cuatro jóvenes en bolas en el compartimiento del tren nocturno a Praga. Grande no?

Coloque a Sylvia en cuatro patas sobre el asiento y con mi verga inflamada continué el trabajo que mi dedo había empezado. Le lubrique el agujero con un poco de saliva y jugo de su concha, presionando con fuerza le metí la verga en el culo de un golpe y hasta el final.

Mis huevos chocaron con la concha y Sylvia emitió un ruido gutural, mezcla de gemido suspiro y grito todo junto.

Sylvia comenzó a moverse al ritmo del tren adelante y atrás con mi verga clavada en las profundidades de su culo.

A mí me encanta coger por el culo, la sensación de mi verga abriéndose pasó por un culo estrecho, es algo que me vuelve loco de excitación casi o más que coger una concha jugosa.

El interior del culito de Sylvia estaba tan caliente que sentía como si hubiera metido mi poronga en un horno.

Los gemidos y la respiración entrecortada de Sylvia anunciaban que estaba por tener un orgasmo, así que para ayudarla le metí dos dedos en la concha lo más profundo que pude.

No pude aguantar más y explote dentro de ella con un chorro de leche hirviente lo que produjo ahora si un orgasmo en Sylvia que suspiraba agitada mientras su cuerpito temblaba y se sacudía casi descontrolado.

Pablo cogía sentado a Anabella, que se saltaba sobre el cómo quien monta a caballo sacudiendo sus impresionantes tetas y dando grititos continuamente. Era un hermoso espectáculo!!!

Le saque la verga del culo a Sylvia del cual choreaba mi leche mezclada con sus jugos vaginales, nos pusimos en 69 y nos chupamos mutuamente por más de media hora intercambiando en nuestras bocas jugos aromáticos de su dulce conchita con restos de leche pegajosa.

Pablo y Anabella seguían cogiendo y gimiendo, ni idea cuantas veces acabaron pero fue más de una.

Luego de un paréntesis de unos minutos para fumarnos unos cigarrillos y descansar un poco, Sylvia y Anabella intercambiaron un par de palabras en ruso y Ohps!!!!! En un segundo las parejas se cambiaron.

Sylvia se acostó sobre Pablo que comenzó a besarla ardientemente, y Anabella se paró frente a mí y me puso su concha peluda y empapada en la cara para que la chupe, mientras la agarre por el culo comencé a lengüetearle la concha que tenía un sabor exquisito y un perfume cautivante ,

Disfrute una barbaridad chupándola, en un momento la gire y le metí la lengua profunda en el culo arrancándole una serie de suspiros y pequeños temblores, trabaje con mi lengua en el culo de Anabella abriendo su estrecho ano. Luego me señalo que quería como a Sylvia, la coja por atrás.

Se sentó sobre mí dándome la espalda y con su mano se fue introduciendo lentamente mi verga hasta lo más profundo de sus entrañas

Yo con mis dos manos le masajeaba sus enormes tetas que estaban duras y turgentes.

Anabella subía y bajaba sobre mí muy lentamente suspirando profundamente cada vez que se clavaba mi poronga hasta el fondo.

El culo de Anabella era algo especial, no muy grande pero carnoso y con un interior lubricado y sedoso que facilitaba la penetración.

Sylvia se había acostado en el asiento con las piernas levantadas y Pablo la cogía rítmicamente acompañado por los gemidos continuos de la rubia caliente.

En un momento Anabella dejo de moverse y con mi verga dentro, comenzó a abrir y cerrar los esfínteres del culo apretando y relajando la presión sobre mi poronga que exploto en forma increíble con tres interminables chorros de leche caliente llenándole el culo hasta el máximo.

Anabella se paró, conteniendo casi toda mi leche en su interior, se acercó a Sylvia y en forma sorpresiva vacío el contenido de culo sobre su cuerpo, cara y boca, mientras se reía a carcajadas y decía algo en ruso

Sylvia grito algo inentendible, pero se lamio los labios tomando toda la leche que pudo, con los dedos se limpió los restos de leche llevándolo a su boca chupándoselos como un pirulin.

Nos besamos y chupamos todos con todos un rato bien largo riéndonos de cualquier cosa, pero ni a mí ni a Pablo se nos paraba más así que nos sentamos acurrucados los cuatro juntos en un asiento, nuestras manos hacían los últimos toques de la noche que estaba llegando a su fin, los besos eran ahora dulces y suaves, no solo estábamos todos agotados sino que ya amanecía.

Habíamos pasado una noche increíble, sin duda los cuatro la disfrutamos increíblemente y había en nuestros rostros un aura de felicidad.

Sacamos de los bolsos toallas, y con un par de botellas de agua que teníamos nos limpiamos mutuamente los restos de leche y jugos de nuestros culos, conchas y vergas.

Nos vestimos y fuimos al vagón comedor a tomar un reconfortante y merecido desayuno después de tanto gasto de energía.

Charlamos muy animados y decidimos que el paseo por Praga lo haremos los cuatro juntos, pero lo que paso en los tres días que estuvimos en Praga es otra historia

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