Nuevos relatos publicados: 13

Fantaseando con una amiga

  • 5
  • 10.903
  • 9,23 (13 Val.)
  • 0

Después de estar pensando en la última vez que estuvimos platicando y de mirar una y otra vez tus fotografías, imaginé que nos encontrábamos frente a frente y platicando sobre nuestras inquietudes y forma de pensar, sobre lo que nos ha venido fastidiando mutuamente de los demás; no sé porque motivo, en mi imaginación lograste aparecer en una forma que nunca había tenido, nos encontrábamos juntos y te comenzaba a confesar lo mucho que me gustabas y atraías físicamente, envolviéndote en caricias, imaginando nuestras posturas, nuestras emociones y nuestro placer; no dejé de pensarte toda esa tarde.

En ocasiones he llegado a imaginar que llegas a mi casa o que después de un largo viaje voy por ti a la terminal de autobuses; imagino que te encuentro sobre la avenida caminando rumbo a la escuela luciendo unos jeans entallados al cuerpo, que al verte caminar haces que mi mente divague y se invente miles de cosas; sé que no debería tener esos pensamientos pero es inevitable, el solo verte caminar haces que no logre desviar mi pensamiento hacia otra cosa.

Abro la ventanilla de mi coche y te hago la invitación a subir para llevarte a tu destino, comenzamos a platicar sobre nuestros problemas diarios y alguna otra cosa más; ambos continuamos jugueteando y haciéndonos bromas para romper el hielo. Finalmente llegamos a un lugar para tomar más confianza, al entrar al cuarto, te arrojas en la cama para descansar, me confiesas que te duelen mucho tus pies por el tiempo de venir sentada y no tener espacio para estirar las piernas, yo me ofrezco a darte un masaje en tono algo picaresco buscando sentir esa piel y tu cuerpo.

Cuando escuchas lo que te propuse volteas a verme con una sonrisa incitando a que te siga haciendo ese tipo de propuestas, sabemos y de sobra que los dos sentimos esa atracción por tener un grato momento y divertirnos como nunca lo habíamos hecho; decides hacerme un espacio en la cama y me invitas a recostarme a lado tuyo, yo sin pensarlo me abalanzo sobre de ti; es inevitable no experimentar una erección con ese momento de picardía que hemos iniciado.

Recostados en la cama, comenzamos el jugueteo con las manos, unos roses por los brazos y otros en ocasiones por el cuello mirándonos de frente siempre, nuestra respiración ha comenzado a acelerarse y mi erección no la he podido contener, cada vez es más notoria en mi pantalón, eso al parecer te ha llamado la atención y de inmediato bajas tu mano queriendo sentir ese paquete y lo duro que se ha puesto, mientras, yo sigo recorriendo tu piel con las yemas de mis dedos, haciendo movimientos circulares por tus brazos hasta bajar a tus piernas; te pido que te coloques boca abajo y comienzo a hacer eso mismo en tu espalda.

Tú piel se pone eriza al momento de que hago esos movimientos, estando en la posición de cucharita, con tu mano derecha comienzas a frotar sobre mi pantalón ese paquete que te ha llamado la atención, buscando encontrar el cierre para bajarlo y sentirlo directamente, yo no puedo contener la agitación de mi respiración y comienzo por quitarte tu blusa, dejándote solamente el brasier que llevas puesto y tu pantalón.

No puedo evitar decirte que tienes unos senos muy bonitos y que mis labios quieren besarlos hasta que se queden secos de tanto hacerlo, me invitas a hacerlo, te despojo de tu brasier y hago míos tus pechos con mi lengua, los froto lentamente y suavemente, los succiono y luego les doy una mordida suave solamente para hacer que se pongan más firmes.

Desesperado por seguir recorriéndote, busco el botón de tu pantalón para quitártelo y poder así acariciarte con ternura, estamos excitados, nada nos detiene, tú me logras quitar el cinturón y desabrochar mi pantalón, me has dejado en bóxer y camiseta, tomas mi pene con una desesperación que pareciera que quieres acabar con el de una sola mordida, decides hacerme el sexo oral, nunca en mi vida había tenido esa sensación, sabes cómo rodearlo con esa lengua que tienes, como acariciarlo con tus labios, me estas excitando mucho.

Finalmente, hemos terminado desnudos en la cama, yo te he recorrido a besos todo tu cuerpo, no he dejado lugar alguno sin la humedad de mis labios, quiero probar tu sexo, conocer el sabor de tu piel y comienzo por hacerte un rico sexo oral, mi lengua frota tu coño, tus muslos, comienzas a sudar poco a poco, eso es excitante para mí, porque soy sensible al tacto y mis manos se inspiran con esta sensación.

Nos hemos colocado sobre la cama, sentados frente a frente, acariciándonos, frotándonos con nuestras manos, esperando el momento en que suceda la penetración, me gusta esta posición y es así como decido hacerte mía, algunos le llaman flor de loto, a mi no me importa, solamente me importa sentirte, sentirnos; tus movimientos de cadera son tan suaves y tiernos que hacen que mi pene se contenga ante una posible eyaculación, me sorprende como nos hemos acoplado rápidamente al sexo, ambos sabemos lo que queremos y no necesitamos ponernos de acuerdo en nada porque simplemente la sinergia de nuestros cuerpos va de la mano.

Vaya movimientos de cadera que haces, mis manos no dejan de frotar tus pechos, se han vuelto locas por ellos, después de estar varios minutos en esa posición me pides me recueste en la cama, al hacerlo te montas sobre mi introduciendo mi pene dentro de ti, nuevamente comienzas a moverte suavemente, me gusta cómo me haces el amor, tan inspirada estás que has logrado llegar al clímax, es el momento que más habías anhelado, a mí solamente me dejas con la piel erizada y queriendo más de ti.

Te he colocado en una esquina de la cama, ahora tú estás recostada y yo de pie, coloco tus piernas sobre mi pecho y de esa forma te logro penetrar, no nos hemos detenido por querer experimentar nuevas posiciones sexuales, mi pene entra más de lo que había imaginado, eso te ha llenado de placer nuevamente, cambiamos de posiciones otra vez, hemos sudado mucho que mis piernas comienzan a temblar del cansancio, una posición que ha sido colocarte en cuatro es la que logra que por fin alcance la eyaculación.

Ha sido un grato momento, hemos disfrutado todo nuestro sexo y también probado el sudor de nuestros cuerpos, no creo olvidar este momento.

(9,23)