Nuevos relatos publicados: 11

Adicta y obsesiva

  • 6
  • 18.640
  • 8,12 (17 Val.)
  • 1

El vecindario era lindo y tranquilo, no podía quejarse e incluso le gustaría que su hogar hubiera sido en un lugar así.

Camino hasta la puerta y toco el timbre y luego la puerta, espero unos tres minutos para volver a hacerlo pero obteniendo de nueva cuenta el mismo resultado. Sacó el papel con la dirección y confirmó que ese era el lugar. Fue entonces que escucho una risa infantil proveniente del jardín trasero, rodeó la casa y al asomarse pudo ver a un niño de dos años jugando con carritos y un robot en el césped.

Se acercó y se sentó frente a él llamado su atención al instante.

—Hola, bebé. Yo seré tu niñera hoy ya que la maestra está muy ocupada —hablo con un tono dulce y risueño— Soy Laura, ¿cuál es tu nombre?

—Ati.

—¿Ati? Oh, Matti. Muy buen pequeño, vamos a seguir jugando para que el tiempo se vaya rápido.

En ese momento se escuchó un golpe seco dentro de la casa y optó por decirle al niño que se dirigiera hasta la cerca, no quería que Matti fuera a ver lo que creía que pasaba allí dentro. Corrió la puerta de vidrio que daba paso a la cocina y entro viendo todo muy tranquilo; fue ahí cuando un hombre con barba de tres días, musculatura impresionante y varios tatuajes en cuello y brazos bajo por las escaleras. Esta murmuraba cosas inentendibles y cuando se topó con Laura la miro sorprendido de arriba a abajo.

Sabía que la maestra intentaría seducirla sin resultado alguno, pero la idea de dejarla con más ganas era divertida. Por eso se había puesto una blusa de tirantes que dejaba ver su ombligo, una falda que apenas cubría su zona íntima y un leggins morado para remarcar sus piernas.

El hombre sonrió mostrando los dientes y se acercó a ella acorralándola en la pared y moviendo su entrepierna hacia adelante.

—Vaya, ¿cómo fue que este ángel cayó del cielo? ¿Acaso el ángel querrá darme un rato feliz y convertirse en diablesa?

Soltó una risilla antes de colocar sus manos en el pecho contrario y meter su rodilla entre las piernas del hombre.

—Habrá que ver si funciona.

Se besaron con intensidad desde el principio y ella salto para enrollar sus piernas en las caderas del mayor. Este camino hasta que dejó caer a Laura en el sillón, ella levanto su blusa provocativamente y justo cuando estaba por destapar sus pechos un zapato impacto en la cara del hombre haciéndolo retroceder.

—¡Aléjate de ella, Andrés! —escucho la voz furiosa de Cindy desde las escaleras. La escucho correr y finalmente la sintió abrazarla con fuerza contra sus enormes pechos.

—Diablos, ¿cómo iba yo a saber que ella es Laura?

—¡Es la única chica joven hermosa aquí! —tomo aire con fuerza y volteo a verla más calmada—. Él es mi hermano Andrés.

Después de aclarar todo eso Andrés se fue y aunque Cindy la invitó a tomar algo prefirió ir al patio para seguir cuidando de Matti.

De eso ya habían pasado dos horas y Laura jugaba a guerra con pistolas de agua, había terminado toda empapada y con la ropa pegada a su cuerpo. Cindy la miraba embancada desde adentro y tuvo que salir corriendo a su cuarto para poder masturbarse bien.

Laura gateaba en busca del pequeño Matti cuando un par de zapatos finos aparecieron frente a ella; alzó la vista encontrándose con un hombre de traje y viéndola seriamente. Se hincó quedando a la altura de la cadera del hombre y lo miro con curiosidad.

—¿Qué se le ofrece?

—Vengo a buscar a mi hijo.

—Oh claro ¡Matti, tu papá ya está aquí!

—¡Papi!

El niño salió corriendo de su escondite y abrazo a su padre quien lo alzó en brazos.

—Me imagino que ya debe volver a casa con su esposa —comentó mientras se ponía de pie.

—No, soy padre soltero.

—Ohh —sonrió pícaramente y se acercó sobando las curvas de sus caderas— imagino lo difícil que es cuidar de su hijo solo. En serio es un ejemplo a seguir.

—Gracias, señorita...

—Laura. Pero también creo que debe ser un problema él no tener a veces el... tacto femenino.

Justo al terminar de decirlo Matti le lanzó un chorro más de agua que fue a dar a su blusa.

—¡Matti!

—Jiji, descuide —tomo los bordes de la blusa y se la quitó con un pequeño baile quedando en un top color azul— de todas formas planeaba quitármela.

El hombre se puso nervioso al sentir su miembro crecer, la última vez que había tenido relaciones había sido hacia un mes y ya necesitaba algo mejor que solo su mano y películas para adultos. La miro una última vez y la encontró lamiéndose los labios y chupándose sus dedos. Y eso terminó de convencerlo.

—¿Quieres entrar a mi casa para... calentarte?

—Me encantaría.

*************

—¡Ahh! Mmm si, más rápido ahhh...

Armando sujeto la cadera de Laura y aumentó la velocidad en las penetraciones en su ano.

La abrazo más tomando así sus pechos y apretándolos con fuerza, beso su cuello y siguió bombeando mientras se besaban con lengua como si su vida dependiera de ello.

—Me encantas, Laura —lamió sus pezones y llevo un cuarto dedo a su vagina—. Eres la mejor puta de todas, mmm quiero darte duro siempre —y con eso se corrió dentro de ella.

—¡Ahhhh! Sii.

Se besaron una vez más y se acomodaron las partes bajas de su ropa. Se sonrieron y él le entregó una tarjeta en donde estaba su nombre y su teléfono, tanto de oficina como el personal.

Laura regreso a casa de Cindy por su maleta para poder irse ya, había terminado el trabajo de cuidar al niño y no tenía nada más que hacer ahí. Sin embargo, no se esperaba que al entrar a la casa viera a su maestra con una mirada sería y completamente desnuda.

Pero lo que incluso la asusto fue verla con una gran paleta de madera.

************

—¡Ahhh! —grito al sentir otra nalgada en su cola.

—¡Te acostaste con la directora! ¡Se la chupaste al consejero! ¡Casi lo haces con mi hermano! ¡Y te revolcaste con el padre de Matt! ¿¡Pero no quieres volver a hacerlo conmigo!? —siguió dándole nalgadas.

—¡Detente! ¡Ahh!

Cindy se levantó y la esposo al barandal de donde colgaba los ganchos, trajo un vibrador a control remoto y se lo metió a Laura por la vulva encendiéndolo en el máximo. Luego la beso y fue bajando hasta llegar a los pezones erectos de la castaña los cuales lamió y mordió. Bajo por el vientre y se dio la vuelta para empezar a llamarle el ano mientras sus manos jugaban con los lechos ajenos.

Laura incluso babeaba por la excitación, reía cegada por el placer y empezó a mover sus caderas para sentir más lengua más dentro el vibrador.

Cindy beso las heridas en la retaguardia de Laura y empezó a masajear las mientras intentaba meter más su lengua.

—¡M-Más! ¡Quiero más maestra!

La tiro a la cama y empezaron un rico juego de tijeras mientras se besaban desesperadas y tocaban el cuerpo de la otra sin parar.

—Ámame, Laura... ámame.

—Claro, ahhh, te amare de esta manera siempre que quieras, mmm.

El resto de la tarde y toda la noche fue solo para ellas.

(8,12)