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Tango en Londres

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Eran aproximadamente las cuatro de la tarde, hora local, cuando nuestro avión toco tierra en el Heathrow Airport. Después de un viaje de más once horas, estábamos más que cansados y deseosos de recostarnos en una cama de verdad. Es algo paradójico; esperas con ansias que se llegue una fecha en particular para conocer una ciudad, con tanta historia como Londres, y cuando llega ese día, gracias al 'jet lag', estás demasiado mareado y cansado para disfrutarlo.

Habían pasado casi unos seis meses desde que comencé a planear este viaje con mi novia Leslie, de la que estoy locamente enamorado. Ella es preciosa tiene 25 años, cabello castaño claro, 1.70 metros de estatura, 50 kilos, piel blanca, hermoso rostro, ojos color verde y una hermosa figura, ya que comparte mi afición por el gym; senos redondos y firmes, abdomen marcado y un trasero redondo y respingado. Yo me llamo Greg y no creo estar tan mal, soy de cabello castaño, piel blanca con ojos claros, 1.80 metros, 88 kg y cuerpo atlético.

Pasamos por migración y aduana sin problemas, ya que solo llevábamos una botella de tequila que declarar, de esas que abundan en nuestro de país origen pero que son difíciles de conseguir donde nos encontrábamos; y cuando las llegas a encontrar no puedes creer lo que cuestan.

No les mentiré, Londres es una ciudad bastante cara. Razón por lo cual Leslie y yo preferimos rentar un pequeño departamento en el barrio de Kensington, a medio camino entre el aeropuerto y el centro de la ciudad y buena ubicación para salir de Londres rumbo a Stonehegen o Escocia.

Debido a que nuestro plan era también conocer Escocia, optamos por rentar un pequeño mini Cooper en color plata, el cual incluía un smartphone que hacía las veces de GPS y Wi-Fi; lo que resultó ser extremadamente útil, para ir compartiendo momentos del viaje con nuestros familiares y amigos en casa.

Para mí, era la segunda vez que visitaba Reino Unido, por lo que ya sabía lo que era manejar por la izquierda; así que con el depósito del coche pagado y las maletas abarrotando el pequeño coche, salimos del aeropuerto rumbo al barrio de Kensington. Fue un trayecto corto, como de veinte minutos. El departamento se encontraba en una esquina de un área residencial; estaba en un primer piso y tenía su propia entrada.

La administradora de los departamentos, nos había pedido que le enviáramos un mensaje de texto tan pronto saliéramos del aeropuerto, por lo cual al llegar, ella ya nos estaba esperando con la llave en mano. Estacionamos el coche a la vuelta de la calle principal y salimos para encontrarnos con ella. Era una señora muy amable como de 50 años, quien era familiar de los dueños y se encargaba de rentar varios departamentos en la zona.

Nos mostró el departamento el cuál era algo modesto; solo una habitación, una ducha y una pequeña cocina; pero no importaba ya que no planeábamos pasar mucho tiempo ahí. La principal ventaja era que al tener una cocina, podríamos ahorrar un poco de dinero al preparar nuestras propias comidas en lugar de comer afuera. Después de recibir algunas indicaciones y recomendaciones de la administradora, ella se despidió y nos dejó solos, para que pudiéramos instalarnos y descansar un poco después del largo viaje.

Lo primero que queríamos hacer, era tomarnos una foto en algún lugar típicamente londinense, para publicarla en nuestro Facebook, así que escogimos el Big Ben como destino para ese primer día. Nos dimos una rápida ducha y nos arreglamos un poco para salir lo antes posible, mientras todavía había luz del día.

Debido al tráfico el trayecto en coche fue como de treinta minutos, nos estacionamos cerca del London Eye, donde también aprovechamos para tomarnos unas fotos, y de ahí cruzamos a pie por el puente de Westminster. Las mejores fotos con una panorámica del Big Ben son precisamente desde este puente, pero al ser uno de los lugares más emblemáticos de Londres, es también de los más concurridos por lo que el principal inconveniente después de encontrar un buen ángulo, es conseguir una fracción de tiempo, donde no se atraviesen otros turistas y te arruinen la foto. Aun así pudimos sacar muy buenas fotos de cada uno individualmente.

Luego estaba el detalle de que queríamos una foto donde ambos saliéramos, por lo que tuvimos que pedir ayuda a algunos transeúntes que pasaban por el lugar. Después de varios intentos fallidos, en los que no nos gustaba el resultado, porque la foto salía fuera de foco o el cabello de Leslie no salía como ella quería; supuse que lo más conveniente era pedir ayuda a alguien que no tuviera mucha prisa.

Leslie notó a un hombre que se encontraba contemplando el río Tamesis a unos metros de nosotros y me lo hizo saber. Se trataba de un joven como de nuestra edad, alrededor de 25 años, muy delgado, piel blanca, cabello rizado casi a la altura del hombro y barba de tres días, quien vestía de manera casual y desenfadada una camiseta gris de manga larga y unos jeans deslavados dándole un aspecto de hippie de 'new age', mientras pensativo perdía la mirada en el horizonte. A pesar de eso, una mariconera en su hombro y la cámara que colgaba de su cuello no dejaba duda de que se trataba de un turista, por lo que me acerque a pedirle ayuda.

-Excuse me, Can you help me? -pregunte utilizando mi recién adquirido acento británico.

-Tranquilo che, soy argentino, hablo español -respondió con un aspecto sereno- recién los escuche a tu novia y a vos hablar -explicó.

Leslie y yo sonreímos a causa del ridículo que habíamos hecho y procedimos a pedirles que nos hiciera el favor de tomarnos una foto. El joven de manera amable y con mucha paciencia nos tomó todas las fotos que quisimos hasta que hubo una que cumpliera con nuestras expectativas. Después de eso, le regresamos el favor tomándole unas fotos a él; contrario a nosotros no resulto ser muy exigente, ya que a todas las fotos les dio el visto bueno sin objeción alguna, cosa que no le di importancia debido a que es natural que los hombres no seamos tan vanidosos.

-¿Es su primer día en la ciudad? -preguntó él.

-Así es, llegamos hace un par de horas -respondí.

-¿Y tú, es tu primer día? -preguntó Leslie.

-Obvio que sí, todo el mundo viene acá el primer día -respondió secamente.

-Eso es muy cierto -dije yo dándole la razón.

-¿Y que otro lugar piensan visitar hoy? -volvió a preguntar él sin cambiar su expresión serena.

-Por hoy solo este, recién llegamos y necesitamos descansar un poco -respondí yo.

-Qué mal -dijo él.

-Pero mañana temprano planeamos ir a Buckingham para ver el cambio de guardia -agregué.

-Oh, en serio... -dijo sin prestar atención a mi comentario mientras buscaba con premura algo en su mariconera.

Una vez que hubo terminado su búsqueda comentó.

-Acá tengo dos tickets para un tour por el Támesis que sale en media hora. No lo pensaba usar pues vengo solo, pero ¿si les gusta? Tomarlos, se los regalo -dijo con su semblante serio.

-¿Cómo crees amigo? No es necesario que te moleste -me apresure a contestar.

-No es molestia, te digo que yo no los pienso usar y sería una pena que se perdieran sin que nadie los aproveche -dijo sin cambiar su semblante.

Mire de re-ojo a Leslie para saber su opinión, pues sabía que estaba cansada, pero ella con una sonrisa y un apretón de mano me dio su respuesta.

-Bueno, si no los piensas usar, nos encantaría aceptarlos -le conteste.

-Perfecto que lo disfruten, yo sigo caminando un poco por acá -y dándonos los boletos se despidió sin esperar a que termináramos de darle las gracias por su gentileza.

Su actitud nos pareció algo desconcertante, pero supusimos que se encontraba tan cansado como nosotros, así que no le dimos importancia y procedimos a caminar hacia el embarcadero, que se encontraba cerca de ahí.

La verdad, el tour nocturno por el río fue una experiencia grandiosa. Ver las luces de los edificios reflejadas en el agua a nuestro paso era algo espectacular, al tiempo que saludábamos con la mano a quien fuera que nos encontráramos, como si los conociéramos de hace años. No podíamos más que estar agradecidos con aquel extraño que habíamos conocido fugazmente.

De regreso al Kensington, nos detuvimos en una pequeña tienda que nos había recomendado la administradora, para comprar algunos víveres y tener algo para cenar esa noche en el departamento. Hubiese deseado que mi primer noche con Leslie en Londres, hubiera sido un poco más romántica, pero el 'jet lag' nos había pegado duro a ambos, así que lo mejor que podía hacer era descansar esa noche para compensárselo al siguiente día.

En la mañana, ya descansados, salimos temprano para conseguir un buen lugar, desde donde pudiéramos apreciar el tradicional cambio de guardia enfrente del Palacio de Buckingham. Por ser uno de los puntos de interés más conocidos de Londres sabíamos que habría mucha gente esperando la ceremonia. Y justo así fue, la multitud era tal, que resultó imposible conseguir un buen lugar para ver el dichoso cambio de guardia. Después de una espera de más de dos horas, resultaba frustrante no poder a apreciar la ceremonia. La mayoría de los presentes lo único que podían hacer era levantar el smartphone y tratar de grabar lo que acontecía, como consoladora evidencia de su presencia, en tan 'magno' evento. Nosotros hacíamos lo mismo cuando una voz desconocida nos saludó con familiaridad.

-¿Qué tal pibes, como han amanecido?

Volteamos para ver de quien se trataba, y cual fue nuestra sorpresa, al darnos cuenta que se trataba del mismo joven, que el día anterior nos había obsequiado los boletos para el tour en el Tamesí, pero con un semblante un poco más alegre.

-Nosotros bien gracias -contesté- , ¿Y tú que tal descansaste?

-He dormido bien gracias -dijo él- pero me he despertado temprano y venido acá para ver la ceremonia y resulta que es un verdadero quilombo, no se puede apreciar nada -agregó con una sonrisa irónica.

Ya más relajados aprovechamos para presentarnos, resulta que se llama Bruno y también había planeado unas vacaciones con su novia en la ciudad. Pero lamentablemente ella había tenido que cancelar días antes por motivos de trabajo, o al menos eso fue lo que nos dijo en esa primera instancia.

-¿Uds. a donde tienen pensado ir ahora? -preguntó Bruno.

-Al museo Británico -respondí.

-¿Podría acompañarlos? -volvió a preguntar Bruno- Es algo aburrido andar de turista uno solo.

-Claro que sí -respondió Leslie con una sonrisa- no vamos a permitir que andes por ahí 'solo como perro sin dueño', después de que has sido tan amable con nosotros –él sonrió al escuchar la respuesta de mi novia.

Una vez que hubo terminado el cambio de guardia, fuimos a buscar el coche para ir a visitar el museo. En el trayecto estuvimos platicando que otros lugares nos gustaría conocer de la ciudad. Aunque Bruno parecía no querer hablar mucho de las frustradas vacaciones con su novia, lo cual era comprensible, nos comentó que estaría una semana en Londres y luego partiría a París para permanecer otra semana allá antes de regresar a Buenos Aires. Nosotros le compartimos que teníamos planeado permanecer también una semana en la ciudad para después visitar Escocia.

El resto de la tarde la pasamos muy bien en compañía de Bruno, que resultó ser una persona muy culta y simpática, era como traer nuestro propio guía privado. Además parecía agradarle bastante a Leslie, quién no perdía oportunidad en abrazarlo o colgarse de sus hombros, en un esfuerzo por hacerlo olvidar, que había tenido que hacer el viaje solo dejando a su novia en casa. Esta situación empezó a despertar algunas de mis más secretas fantasías, pero por lo pronto tendría que esperar a ver como se iban dando las cosas.

Después de haber pasado casi cuatro horas recorriendo el museo, decidimos salir para comer algo. Buscamos un lugar para sentarnos en uno de los parques cercanos al museo, e invitamos a Bruno a compartir del refrigerio que nosotros llevábamos. Bruno amablemente agradeció nuestro gestó, pero prefirió comprar algo en un local cercano, al final todos compartimos cordialmente.

En lo que comíamos salió el tema de lo que haríamos por la noche. Yo quería llevar a Leslie a la zona de Soho, que es la zona con más actividad nocturna, y ahí buscar un bar donde beber unos tragos y bailar un rato; así que no dude en invitar a Bruno esperando que aceptará.

-¡Claro que acepto, está noche salimos de joda! -dijo entusiasmado, o ansioso por evitar otra solitaria noche en su hotel.

Una vez que nos pusimos de acuerdo decidimos llevar a Bruno a su hotel que se encontraba cerca de la Plaza de Trafalgar, donde están los 'Leones de Nelson', y ahí también aprovechar para tomarnos unas fotos juntó al monumento. Tampoco podían faltar las típicas fotos con las emblemáticas casetas telefónicas y los autobuses de doble piso, al más puro estilo londinense.

En lo que estábamos tomándonos fotos a lado de los Leones de bronce, notamos que algunos de los turistas se montaban sobre las esculturas, por lo que sugerí a Leslie hacer lo mismo. Al principio se negó, pero al ver que varias personas lo hacían se animó a hacerlo también. Por las dimensiones de la escultura y la superficie curva, subirse en ella sin ayuda alguna no es nada fácil, por lo que Bruno amablemente se ofreció ayudar a mi novia, haciendo una especie de banquito con sus manos para que Leslie apoyará su pie y de un empujón echarla hasta arriba del lomo de león.

Ya montada sobre león como si fuera un caballo, Leslie de buen humor, no lo pensó dos veces en ponerse a posar para las fotos. En unas fotos hacía la pose de ir cabalgando con su brazo derecho señalando al frente como si dirigiera la caballería en batalla, en otra se levantaba como si fuera una 'jinete de rodeo' que está tratando afanosamente de mantenerse sobre un toro, otra más como si estuviera apaciguando al león acariciando su melena, etcétera y todo esto mientras Bruno y yo la observábamos divertidos riéndonos de sus ocurrencias.

Después de una última foto de mi hermosa novia, anime a Bruno a subirse también para hacerle compañía. Lo pensó un par de segundos, no porque no quisiera estar junto a Leslie, sino porque no concebía una manera de subirse a león sin ayuda, así somos los hombres.

Se puso detrás de la estatua, se quitó las zapatillas he intento penosamente trepar apoyándose en sus manos y pies que resbalaban sin poder avanzar un centímetro. La imagen era para morirse de risa, por los gestos de esfuerzo en el rostro de Bruno, daba la impresión que se estaba follando al león por detrás. Momento que aproveché para tomarle varias fotos en tan comprometedora situación.

Dejó trepar al ver que eso no funcionaba para intentar otra cosa, se separó unos cuantos pasos hacia atrás de la escultura para agarrar impulso y comenzó a una corta carrera para intentar saltar sobre el trasero del león. Intento que termino con Bruno, vergonzosamente estrellándose contra el trasero del león. Leslie y yo nos moríamos de risa mientras Bruno hacía un esfuerzo por no doblarse de dolor, después de haberse golpeado en su orgullo y en sus partes 'nobles'.

Al final un jovencito de unos 14 años, que había visto toda la jocosa escena, se compadeció de nuestro amigo y se ofreció a ayudarlo. Hizo también un banquito con sus manos para que Bruno apoyará su pie y de un salto trepar al trasero del león. Ya arriba Bruno se apresuró a moverse hasta donde estaba Leslie sobre el lomo, fingiendo que no había pasado nada. La sujetó de la cintura y la acercó bruscamente hacia él, como si quisiera desquitar con ella el ridículo que acababa de hacer. Para su mala fortuna, al momento de juntar el trasero de Leslie a su cadera, se volvió a lastimar en la misma zona que todavía no se recuperaba, doblándose inmediatamente sobre la espalda de mi novia.

Bruno puso los ojos en blanco por unos segundos en lo que agarraba aire y haciendo un esfuerzo por poner una sonrisa en su rostro, me indicó con movimiento de cabeza que tomará la ansiada foto, mientras él seguía sujetando por la cintura a Leslie, que no paraba de reír. Yo, quien tampoco podía contener la risa, levante la cámara y empecé a tomar fotos deteniéndome en algunas ocasiones solo para indicarles que cambiarán de pose, cosa que Bruno no estaba en condiciones de hacer.

En lo que estuve tomando fotos note que Bruno aprovechó para susurrarle a Leslie al oído, después de lo cual ella le respondió algo que yo no pude escuchar, debido a la distancia en que me ubique para tomar las fotos, pero por la picará sonrisa que se dibujaba en el rostro de nuestro nuevo amigo, no había duda que había gustado la respuesta de mi novia. Esto despertó mi curiosidad y morbo.

Ahora era mi turno de subir a la escultura del León para tomarme unas fotos con Leslie y después de haber aprendido la lección de la amarga experiencia de Bruno, quién ya se había deslizado hasta abajo, acepte su ayuda sin dudarlo. Apoyándome en sus manos, di un salto para quedar sobre el trasero de león. Ya arriba me arrastre hasta donde estaba Leslie y la sujeté fuerte por la cintura para pegarla a mí, para después indicarle a Bruno que comenzará a tomar las fotos.

-¿Que te dijo? -le pregunté a Leslie.

-Dijo que se rompió los 'huevos' -respondió ella mientras reía.

-¡Qué bárbaro! -les respondí- ¿Y tú que le dijiste?

-Si quieres te los sobo -dijo con actitud divertida mientras seguía riendo. El misterio de la picará sonrisa en el rostro de Bruno estaba resuelto.

Yo sonreí, a causa del morbo que me despertaba, el que mi novia estuviera dispuesta a sobarle los 'huevos' a nuestro nuevo amigo. No necesita preguntar más, ya me había dicho todo lo que necesitaba saber por el momento. Mientras seguía abrazándola le plante un enorme beso en los labios, mismo que quedaría plasmado en una de las fotografías que Bruno nos estaba tomando.

Después de la divertida sesión fotográfica llevamos a Bruno a su hotel, el cual estaba en la misma zona a orilla del Tamesí. Desde afuera se veía que el hotel donde se hospedaba nuestro amigo, era muy lujoso y elegante, esto impresiono mucho a Leslie, por lo que le Bruno prometió mostrárnoslo por dentro en otra ocasión. Dejamos a Bruno en la recepción y quedamos pasar por él más tarde, para que tuviera tiempo de refrescarse.

Ya en el departamento, nosotros también optamos por descansar un poco. Nos recostamos en la cama, abracé a Leslie por la espalda y nos quedamos dormido por más de una hora. Cuando despertamos decidimos tomar una ducha juntos para tener oportunidad de acariciarnos un poco. Abrí la ducha y espere a que el agua estuviera a una temperatura apropiada. Me desnude y me metí bajo el agua que caída un poco más que tibia en lo que esperaba a Leslie; quién minutos después entro completamente desnuda directamente a mis brazos.

Me faltaban manos para recorrer todo su hermoso cuerpo, mientras mi labios se unían a los suyos intentando devorarnos mutuamente. Mis dedos recorrieron cada hendidura de su cuerpo como si tratarán de llegar a lo más profundo de su alma, acariciando su bien depilada concha y su muy rosada y deliciosa vagina. A su vez, ella tomo mi miembro que también lucía depilado, y comenzó a acariciarlo como ella bien sabía que me gustaba, estimulando mi pene hábilmente y masajeando mis igualmente depiladas bolas. La lujuria nos invadía ambos.

Cuando el flujo del agua empezó a interrumpirse intermitentemente salimos de la ducha sin lograr alcanzar el orgasmo, pero satisfechos por el momento. Le pase una toalla a Leslie y tome otra para mí, para quitar la humedad de nuestros cuerpos desnudos, antes de comenzar a arreglarnos para salir. Yo me encontraba todavía muy caliente por la erótica ducha que acabábamos de tomar, era momento de hacer una jugada.

-Si Bruno hubiese venido a Londres con su novia quizás hubiéramos hecho un intercambio -le dije a Leslie bromeando con la posibilidad de hacer un intercambio de pareja.

-Pues si te conformas solo con masturbarte estoy de acuerdo -respondió mi novia sonriente.

En ese momento no entendí bien la respuesta de Leslie y lo deje así en lo que terminábamos de arreglarnos.

Leslie se veía preciosa, se había puesto una mini falda dorada muy sexy que a mí me encantaba. Como la minifalda solo llegaba hasta la mitad de sus muslos y se había puesto unos botines negros de tacón alto, esto hacía lucir sus torneadas piernas, aún más largas de lo que ya eran. También se había puesto una hermosa blusa de seda blanca con botones al frente, que al estar ajustada en la cintura acentuaba su busto muy provocativamente, casi dejando ver a través de su escote su brasier en color rosa. Una chaqueta negra para cubrirse de las frías noches londinenses completaba su 'outfit'.

Cuando llegamos a recoger a Bruno en su hotel, él ya nos estaba esperando en la recepción. Ya no traía puesta su facha de hippie, se notaba que se había esmerado en lucir bien. Vestía una elegante camisa blanca con un pantalón de corte casual en color azul marino y una chaqueta beige que hacía juego con sus zapatos; también había rasurado su barba de tres días.

Leslie tuvo que bajar del coche para que Bruno se pudiera sentarse en el asiento posterior; al instante en que él vio a Leslie no pudo disimular su fascinación por ver a mi novia con un atuendo tan sexy, por lo que se apresuró a saludarla abrazándola y dándole un beso en su mejilla.

-Mira que pollera más linda -dijo él una vez que hubo dejado de abrazarla, mientras sus ojos recorrían a mi novia de pies a cabeza, como si quisiera desnudarla con la mirada.

-Gracias -respondió ella sin comprender muy bien a que se refería.

-¡Che, que linda que sos! -volvió a decir Bruno que seguía sin poder ocultar su entusiasmo.

Ya todos dentro del coche nos dirigimos hacia el barrio de Soho, buscamos estacionamiento en lugar cercano, para recorrer a pie la zona buscando un bar donde comenzar la velada. Escogimos uno que tenía una pinta de típico bar Ingles y procedimos a entrar. Nos sentamos en una mesa que se encontraba en una esquina donde en lugar de sillas tenía un sillón en ángulo pegado a la pared, Leslie en medio, Bruno a su izquierda y yo a la derecha.

En lo que bebíamos grandes tarros de cerveza tradicional inglesa, estuvimos charlando de algunas cosas banales que habían sido parte de nuestros respectivos viajes, como las eternas esperas en los aeropuertos o el clima engañoso de Londres que nos obligaba a siempre cargar con una chaqueta al hombro. Seguíamos conversando y en un momento dado, sin querer puse el dedo en la llaga.

-¿Que otro lugares quieres conocer con tu novia? -pregunte inocentemente a Bruno para que después Leslie me reprendía con un ligero codazo.

Bruno enmudeció repentinamente, bajo la mirada con vergüenza, mientras sus ojos trataban inútilmente de contener las lágrimas. Al final nos confesó su secreto, secreto que al parecer Leslie ya intuía.

-La verdad es que mi novia y yo terminamos -dijo con voz entrecortada.

Tristes palabras que resonaron en nuestros oídos a pesar del bullicio del bar. Bruno se sinceró con nosotros, y nos contó cómo había terminado su relación con su 'prometida' dos meses antes, por causa de una infidelidad de ella. El viaje que actualmente estaba realizando, era de hecho la frustrada 'luna de miel' que había planeado con su ex-novia. Bruno había podido cancelar la boda, más sin embargo no pudo hacer lo mismo con el viaje que ya estaba completamente pagado, por lo que sus familiares y amigos lo animaron a realizarlo él solo.

-Quizás fue lo mejor -intentó consolarlo Leslie al tiempo que colocaba una mano en su rodilla.

-Mejor antes que después -comentó Bruno forzando una sonrisa en su rostro.

Como Leslie tenía ganas de bailar, decidimos salir del bar para buscar un club que nos habían recomendado. Insistí en pagar la cuenta a pesar de las objeciones de Bruno.

-Ni hablar amigo, está va por nuestra cuenta -dije obligándolo a guardar su billetera.

El club se encontraba dentro de la misma zona de Soho, a pocos minutos caminando. El trayecto fue muy alegre haciendo bromas y contando chiste mientras ambos abrazábamos a Leslie. El club era algo pequeño, pero se veía que era muy popular según dejaba ver la aglomeración de trasnochadores a la entrada del club. Después de una corta espera conseguimos entrar al club, el ambiente era grandioso música y baile al más puro estilo electro dance, pero de vez en cuando agregaban alguna canción en español.

Conseguimos una mesa alta que solo tenía dos sillas, lo cual no importaba porque no habíamos ido a permanecer sentados. Me ofrecí a conseguir unos tragos en lo que Leslie y Bruno comenzaban a bailar. La forma de bailar de Leslie no dejaba duda de que estaba empeñada, en hacer olvidar a Bruno todos sus problemas sentimentales. Se contoneaba de tal manera que sus glúteos hacían contacto con la entrepierna de su compañero, quien gustoso se dejaba consentir por mi novia sin que ninguno de los dos se limitara por mi presencia, hecho que empezó a excitarme ante la creciente posibilidad de realizar una mis fantasías esa misma noche.

Así transcurrió la velada con los tres bebiendo y bailando con Leslie siendo el centro de atención y caricias de Bruno y mías. Después de un rato en lo que Bruno tuvo que ir al servicio aproveche para hablar con Leslie, quien ya sentía los efectos del alcohol.

-¿Qué piensas de lo que le sucedió a Bruno? -pregunte mientras bailábamos abrazados.

-Me da algo de pena... -dijo con voz entrecortada- mira que ahorrar por años para su 'luna de miel', para que dos meses antes, la 'puta' de su novia lo traicione -agregó molesta.

-Sí, su ex-novia fue una maldita -dije avivando el fuego.

-Claro que sí, fue una 'maldita puta' -respondió ella aumentando su molestia.

-¿Y qué piensas hacer? -pregunte como si fuera su responsabilidad compensar a Bruno.

-Ya verás -respondió ella con una picará sonrisa.

Estaba excitado, conocía esa mirada en el rostro de Leslie y sabía lo que significaba, iba a seducir a Bruno enfrente mío en ese mismo momento. Todo parecía indicar que esta noche la pasaríamos muy bien, que sería una noche de antología.

Bruno regreso del servicio y Leslie aprovechó para ir ahora ella. Nos sentamos un rato en lo que Leslie regresaba y pedimos unos tragos. Mientras platicábamos inevitablemente llegamos al tema del sexo.

-¿Y qué tal es tu novia en la cama? -preguntó Bruno ya más desinhibido, también por los efectos del alcohol.

-¡Oh, Leslie es genial! -respondí sin mucha discreción- Le gusta el coger como loca y sabe dar unas mamadas de campeonato.

-¿Da buenas chupadas? -preguntó humedeciéndose los labios.

-Claro, pero lo mejor es su culo, lo tiene bien apretadito y delicioso -dije dándoselo a desear - si por mi fuera, siempre me la cogería por el culo todo el tiempo.

-Se nota que tiene un culo divino -dijo Bruno acariciando su entrepierna.

-Tendrías que probarlo algún día -insinué descaradamente.

-Yo encantado, vos tener una novia preciosa, con un culo hermoso y una tetas riquísimas -dijo él sonriente, antes de beber de su copa.

-Gracias amigo -contesté.

Cuando regreso Leslie se veía un poco diferente, en su rostro tenía una sonrisa que tendría que calificar como diabólica. Un parpadeo más y note la diferencia, mi novia se había quitado el brasier y ahora su delicada blusa blanca, trataba inútilmente de ocultar sus rosados pezones, que se lograban apreciar perfectamente bajo una fina capa de seda.

Leslie se sentó en mi regazó y cruzó la piernas de tal forma que uno de sus botines quedaba apoyado en la silla de Bruno, justo en su entrepierna. Utilice mi brazo izquierdo para abrazar a mi novia al tiempo que descaradamente clavaba mi nariz en su escote, como si quisiera meterme entre sus senos y nunca más salir; hecho que le resultaba gracioso a Leslie, quien soltó una pequeña risa. Levante la cabeza y coloque mi mano derecha en la rodilla de Leslie y dirigí mi mirada a Bruno, quien tenía sus ojos abiertos como dos grandes platos clavados en los senos de mi novia.

-¿Que decías de Leslie? -dije con una picará sonrisa.

Bruno hecho la cabeza bruscamente hacia atrás, mientras soltaba una carcajada, como si supiera resignado que nos divertíamos con él.

-Justo, acabó de decir a tu novio lo hermosa que sos -dijo Bruno entusiasmado- y ahora llegas con ese escote de infarto, que me dejas mudo.

-¿No te gusta? -preguntó burlonamente Leslie mientras se contoneaba sobre mi regazó, a punto de desabrochar un botón más.

-No seas cruel, mina, como no me va gustar si vos te ves divina -respondió Bruno bajando la voz con dulzura.

-¿Seguro, soy más bonita que la 'puta' de tu ex-novia? -preguntó Leslie desafiante y maliciosa.

-Claro que sos más linda que la trola de mi ex -respondió Bruno alzando la voz y quien por sus ademanes y gestos ya parecía un perro hambriento encadenado, frente al que estuvieran blandiendo un buen filete Premium.

Leslie y yo nos miramos a los ojos, mientras en nuestros rostros reflejaban una sonrisa de complicidad, conocedores de que en ese momento éramos dueño de la voluntad de nuestra víctima. No era necesario expresar una palabra o gesto; llevábamos tiempo juntos y ambos conocíamos nuestros gustos y debilidades, lo que nos excitaba. Un aparente inocente beso selló nuestro plan para esa noche.

-Chicos, me van a tener que disculpar, voy a saludar un buen amigo -dijo bromeando refiriéndome a mi pene- Bruno te encargo que cuides a mi novia mientras voy a orinar. Vigila que se porte bien.

Y sujetando a Leslie por la cintura, la levante de mi regazó para pasarse a él, quien prácticamente babeando, aceptó la encomienda, abriendo sus brazos para recibir a mi novia, sin que ella pusiera ninguna objeción.

-Vete tranquilo che, que yo me encargo acá de cuidar a tu novia -respondió él sin siquiera voltear a verme.

Leslie se sentó sobre las piernas de Bruno, quién la abrazo fuertemente desde atrás, cruzando sus brazos por el vientre de mi novia, como si quisiera evitar que escapará, cosa que no ocurriría. Para terminar colocando su rostro junto al de ella y sentir la suave piel de sus mejillas.

Me entretuve todo lo que pude en el servicio para darle oportunidad a Leslie de hacer su jugada, que no creo que ocupará mucho tiempo, de acuerdo a como había visto a Bruno. Cuando regrese Leslie seguía sentada en las piernas de Bruno, pero ahora de perfil hipnotizándolo con su escote, el cual ya contaba con un botón menos abrochado; mientras Bruno sujetaba a mi novia por la cintura con su brazo izquierdo y descaradamente, usaba su mano derecha para acariciar la parte del muslo, cubierta por su minifalda dorada.

-Amor, Bruno nos ha invitado a pasar la noche en su hotel -dijo Leslie entusiasmada.

-¿A ambos o solo a ti? -respondi bromeando.

-Pues sí no hay más remedio -respondió Bruno siguiendo la broma y sin dejar de acariciar las piernas de mi novia- claro que vos también está invitado.

-Pues vamos entonces -respondí poniendo fin al asunto.

Pedimos la cuenta y salimos abrazados los tres, caminando rumbo al lugar donde habíamos estacionado el coche; mientras seguíamos divertidos tratando de mantener el equilibrio, a causa de las copas que habíamos ingerido. Una vez que llegamos hasta el coche, procedí a abrir la puerta del pasajero, le dije a Bruno que subiera primero, pero evite que se pasara al asiento trasero.

-Quédate al frente amigo -le dije- , todos al frente.

Para después indicar a Leslie que se sentará en las piernas de Bruno, cosa que ella hizo gustosa sujetándolo fuertemente por el cuello, mientras él la abrazaba por la cintura. Una vez que todos estábamos arriba del coche, Leslie subió sus piernas sobre mi regazo con actitud divertida y yo con una palmada en su pierna le indique que ya podía darle rienda suelta a sus instintos.

-Es tu noche preciosa -le dije para después levantar su pierna izquierda y besar su pie a la altura de su botín.

Leslie ni lenta ni perezosa se apresuró a plantar sus labios sobre los de Bruno cerrando el candado con sus delicados brazos alrededor del cuello de Bruno, mientras él la seguía sujetando por la cintura con su brazo izquierdo y utilizaba su mano derecha para explorar sus hermosos senos.

-La próxima vez pedimos un taxi -dije burlón, como preludió de la escena que estaba a punto de perderme, por tener que estar atento al camino como 'conductor resignado'. Nadie escuchó mi ingeniosa broma.

El camino fue corto hasta el hotel de Bruno. Me estacione enfrente de la recepción para entregar el coche al valet parking. El valet, quien era bastante joven se acercó al coche para abrir la puerta del pasajero y se llevó tan grata sorpresa, cuando recibió a Leslie de frente con los senos casi fuera de su blusa, que solo acertó a balbucear.

-you have a good night -dijo el valet burlón.

-It will -respondí sonriente al entregarle las llaves.

Como eran casi las 3 de la mañana, la recepción del hotel estaba completamente vacía y aprovechamos para tomar varias fotos en los lujosos muebles, con Leslie y Bruno como feliz pareja en su 'luna de miel' soñada. Las mejores fotos fueron en ascensor. Leslie se arrodilló a los pies de Bruno, para simular que le estaba dando una mamada en un lugar público; en otra más Bruno clavaba su rostro en los senos de Leslie, mientras ella se mordía el dedo índice de su mano derecha y ponía cara de inocente. La lujuria y morbo estaba a flor de piel.

Una vez entramos a la lujosa habitación de recién casados que Bruno tenía asignada, quedamos impresionados. La habitación bastante grande con una cama king-size, una pequeño recibidor con frigo-bar y una tina jacuzzi en el cuarto de servicio. Bruno se apresuró a sacar una botella de Champagne del frigo-bar que el hotel le había regalado de cortesía.

-Pensé que nunca haría esto -dijo Bruno antes de hacer botar el corcho que tapaba la botella y desparramar algo de líquido en la alfombra.

Tomo varias copas y nos sirvió un poco de esa burbujeante bebida. Los tres brindamos por el matrimonio fallido de Bruno, de no ser así, probablemente nunca no hubiéramos conocido.

-Cuantas veces te masturbaste en tu primera noche -pregunte burlón a Bruno.

-Después de que conocí tu novia en el puente, como mil -respondió divertido.

-¿Sabes que es un delito no 'coger' en una habitación reservada para 'luna de miel'? -preguntó Leslie con la sonrisa más pícara que le hubiese visto antes.

-Oh, no lo sabía -respondió Bruno fingiendo preocupación- ¿cómo lo podemos arreglar?

-Solo hay una manera -respondió Leslie mientras me entregaba su copa y le quitaba a Bruno la suya para pasármela también.

Leslie se volvió a lanzar a los brazos de Bruno, quien la sujeto fuerte por la cintura mientras ella pasaba sus manos por detrás de la espalda de él y se fundían en un enorme beso que terminó solo hasta que ambos necesitaron recuperar el aliento.

Yo me deshice de las copas y procedí a unirme a la acción, poniendo me detrás de Leslie y con mis manos sujetar cada uno de sus senos, acariciando sus rosados pezones mientras la besaba en el cuello y restregaba mi verga en su culo. Lentamente mis manos comenzaron a deslizarse hacia abajo, para desabrochar los últimos botones de su delicada blusa, mientras ella y Bruno seguían comiéndose a besos como si no hubiera mañana. Una vez que desabroche todos los botones, abría su blusa desde arriba para dejar al descubierto sus hombros. Leslie con actitud dócil bajó los brazos y su blusa cayó al piso suavemente.

Giramos a Leslie levemente para ambos tener acceso a sus firmes y redondos senos, Bruno se comía salvajemente el pecho izquierdo, en lo que yo así lo mismo con el derecho, deteniéndonos solamente para buscar sus labios, mientras cuatro manos traban de cubrir desesperadamente, la superficie expuesta del torso de mi novia.

Leslie parecía fuera de sí, como si su alma hubiese escapado dejando atrás solo un cuerpo vacío. Nada más lejos de la verdad, le encantaba sentir deseada, sentirse usada como si fuera una 'puta barata'. Mantenía su cuello erguido concentrándose solo en sentir el máximo placer posible que estaba recibiendo; mientras utilizaba ambas manos para tratar de alcanzar nuestros miembros, que crecían sin control bajó el pantalón al saberse buscados.

Mi mano izquierda bajo instintivamente buscando el broche de la pequeña falda dorada; con un chasquido de dedos pude desabrocharlo al instante, sin necesidad destetar mi labios de sus riquísimos senos; no era la primera vez que lo hacía. Baje rápidamente el zipper de su falda liberando la presión que ejercía alrededor de sus caderas y con mi mano busque la ranura media de sus glúteos.

Como si hubiesen estado sincronizadas, cuatro manos se dedicaron a jalar esa prenda dorada, hasta que hubo recorrido aquel largo camino de sus piernas hasta el suelo; quedando Leslie en medio de dos 'lujuriosas bestias' vestida solo con una pequeña tanga negra y sus botines del mismo color.

Nuevamente el cuerpo de Leslie se encontró siendo agredido por cuatro manos, que en esta ocasión competían entre sí por alcanzar su depilada concha y su bien apretado culo, sin que su pequeña tanga significará obstáculo alguno. Cada vez que uno o más dedos lograban penetrar alguno de sus deliciosos orificios, eran llevados como trofeo hasta los labios de mi novia, quien gustosa los premiaba con una pequeña lamida para saborear sus propios jugos.

Deseo de degustar aquellos mismos sabores, que en el rostro de Leslie se reflejaban exquisitamente, procedí liberar la mano de Leslie, que hace rato se encontraba dentro de mi pantalón. Puse a Leslie de frente hacia mí y procedí a arrodillarme para tener su vagina a la altura de mi boca, hice a un lado la pequeña tanga y como un oso que gusta de la miel, me lance a cavar con mi lengua tan profundo como fuera posible, llegando a saborear su rosado clítoris.

Bruno, celoso, procedió a arrodillarse también para tener el culo de Leslie al alcance de su ávida lengua. Utilizando ambas manos, hizo a un lado la delgada tira de la tanga y sujetó ambos glúteos tratando de abrirlos al máximo, en un intento por despejar el camino hasta su ano y en ese momento empezar a masajear con su lengua el delicado esfínter de mi novia.

Leslie fijaba la mirada en el techo y llevándose ambas manos a la cabeza, simulaba recogerse el cabello, al tiempo que se contoneaba sutilmente, bailando una melodía que solo ella escuchaba, rompiendo el silencio solo para emitir un débil quejido de placer, que nos indicaba la efectividad de nuestras caricias.

De vez en cuando Bruno y yo, envidiándonos mutuamente, hacíamos girar a Leslie bruscamente sobre sus botines, para intercambiar los jugos de mi hermosa novia; mientras ella se limitaba a premiarnos con una palmada en la nuca como si ambos solo fuéramos sus 'perros fieles'. No había mejor forma de describirnos en ese momento.

Nos encontrábamos Bruno y yo compitiendo, por ver quien lograba cavar más profundo con la lengua los orificios de mi novia; cuando una delicada mano bajo mi mentón, me invitó a levantarme. Ambos nos pusimos de pie, al tiempo que Leslie trastabillando, lanzaba lejos con una pequeña patada, la minifalda dorada que hasta hace poco se encontraba en sus tobillos.

Leslie procedió a arrodillarse frente de Bruno y con ambas manos procedió a desabrochar su pantalón, liberando su miembro que impetuoso salió erecto desde bajo de sus ropas, apuntando directamente hacia el rostro de mi novia. El miembro de Bruno a diferencia del mío lucía sin depilar, quizás solo un poco más grande que el mío, pero el bello que cubría su verga y sus bolas, definitivamente lo hacían lucir más impresionante. Leslie sonriente miró a Bruno a los ojos, para que él de diera cuenta de la clase de 'puta' que tenía a su disposición. Él coloco su mano bajó el mentón de mi novia invitándola a probar su miembro.

-Vos tenes una jeta de trola, que se ve de acá hasta Buenos Aires -dijo Bruno riendo.

Leslie procedió a lamer levemente, solo la punta verga de Bruno, mientras él impaciente suplicaba que se la metiera completamente en la boca; pero no... ella disfrutaba haciéndolo sufrir. Sí yo no hubiera estado presente, quizás Bruno no hubiera sido tan paciente, pero ese no era el caso. Leslie levantó la verga de Bruno para dejar al descubierto ese par de peludas y enormes bolas, y con un lento movimiento comenzó a lamer sus 'partes nobles', desde donde colgaban sus testículos hasta la punta de su verga, mientras el rostro de mi novia era invadido por el cosquilleo provocado por aquellos gruesos y despeinados pelos púbicos.

Bruno cerró los ojos encogió los hombros, señal de que era invadido por un placer casi celestial. Leslie comenzó a darle una mamada de aquellas, en que como le había comentado a Bruno, ella era una experta. Se metía a la boca toda la verga de nuestro invitado, sacándola solamente para mordisquear alguna de sus bolas, mientras un líquido blanco y espeso se empezaba a mezclar con la saliva de mi novia, haciendo un tipo de espuma que escurría lentamente por sus labios.

Era natural que atendiera a Bruno primero, después de todo era su 'luna de miel'. Bruno puso sus manos en la cadera y me miró con una perversa sonrisa de soberbia. Ahí estaba él, de pie enfrente de mí y mi novia estaba arrodillada ante él, comiéndose esa gran verga y sus peludas bolas. Yo solo podía sonreír en ese momento, disfrutando el morbo de la particular escena.

Súbitamente Leslie sacó la verga de Bruno de su boca, para girar sobre sus rodillas hacia mí. Utilizando sus delicadas manos comenzó a desabrochar mi pantalón, al tiempo que alzaba la mirada dulcemente, indicándome que no se había olvidado de mí. Sus manos buscaron entre mi ropa para sacar mi miembro que lucía un poco decaído a causa de la espera. Tomo mis depiladas bolas entre sus dedos y mientras las acariciaba, comenzó a pasar su lengua a todo lo largo de mi pene, deteniéndose solo para mordisquear alguna de mis bolas estimulando mi erección.

Una vez que mi miembro recobro su tamaño, procedió en metérselo completamente en la boca de tal forma, que sus dientes pegaban en la base de mi pene; sujetó mi cadera con ambos manos y comenzó un frenético 'entre y sale', que me hizo llegar repetidamente a tocar su campanilla, en lo profundo de su garganta. Me encantaba.

Después de un rato, sacó mi pene de su boca para sujetar mis bolas con su mano derecha, y furtivamente utilizo su mano izquierda para buscar el miembro de Bruno; jalando a ambos hacia enfrente de su rostro. Sonreía mientras estimulaba nuestros testículos como si fueran pelotas 'anti estrés'.

Utilizando su lengua con maestría comenzó a degustar cada uno de nuestros miembros como si fueran caramelos, alternando entre el peludo miembro de Bruno y mi depilado pene. En un momento dado, jaló ambas vergas y los introdujo simultáneamente en su boca, mientras Bruno y yo nos mirábamos y sonreíamos nerviosos, por la extraña sensación de sentir el roce de la verga del otro. El morbo era infinito.

Si alguien nos hubiese visto en ese preciso momento pensaría que Leslie era nuestra esclava sexual. Todo lo contrario, nosotros éramos solos sus juguetes y ella nuestra dueña. Detuve a Leslie en ese instante para poder inclinarme y plantarle un tierno beso. No me importo que sus labios tuvieran el sabor del miembro y el semen de Bruno. Eso era minucia comparado con la dicha de tener a una novia como ella, con quién cada día era una aventura. Estaba locamente enamorado.

Leslie se puso de pie y cruzando sus brazos por detrás de mi cuello se lanzó a besarme mientras yo la sujetaba por la cintura. Después de unos cuantos segundos me soltó y se dirigió a Bruno, le sujetó ambas manos y lo llevó hasta la enorme cama. Ella se dejó caer de espalda sobre la cama, dejando su cadera al borde y con sus piernas bien abiertas apoyadas en sus botines, y de esta a manera ofrecer su vagina a Bruno, quien desesperado comenzó a desnudarse; yo hice lo mismo.

Una que vez que Bruno termino de desnudarse, se acercó a la orilla de la cama y comenzó a restregar su pene sobre la tanga de Leslie. En seguida Leslie levantó su pierna derecha apoyando su botín negro sobre el hombro izquierdo de Bruno y estiro su pierna izquierda por entre los muslos de Bruno.

-¡Alistarte piba, que te voy a fajar ya mismo! -amenazó Bruno, Leslie solo sonrió, no era una amenaza, era justo lo que ella deseaba.

Sin más miramientos Bruno hizo a un lado la diminuta tanga y ensartó la vagina de mi novia con su enorme verga y sujetándose de la pierna derecha de Leslie con ambas manos, empezó embestirla repetidamente moviendo su cadera hacia adelanta y hacia atrás, rebotando sus peludas bolas en el exterior de la vagina; mientras Leslie involuntariamente arqueaba la espalda al sentirse invadida por aquel enorme miembro.

Yo ya habiendo me despojado completamente de mi ropa, procedí a subirme a la cama y buscando un lugar donde colocar mi verga le sujete la nariz de Leslie con mis dedos impidiéndole respirar. Cuando abrió la boca involuntariamente, metí bruscamente mi miembro; y sin liberar su nariz comencé a follarla por la boca enérgicamente. Me encanta la sensación de la respiración agitada de Leslie, salivando abundantemente con mi verga en su boca.

Las embestidas de Bruno pasaron a ser tan fuertes que era obvio que se correría en pocos segundos, saque mi verga de la boca de Leslie y me hice a un lado para darle espacio. Bruno se detuvo momentáneamente para subir la pierna izquierda de Leslie sobre su hombro y apoyando sus manos sobre la cama, utilizo todo su peso para esas últimas embestidas, mientras yo me masturbaba para mantener la erección de mi verga.

El rostro de Leslie reflejaba lo mucho que estaba disfrutando, al estar siendo clavada en esa posición sobre la cama; mientras sus piernas eran oprimidas por el peso de Bruno, hasta casi tocar su rostro. Leslie arqueo su cuello en señal de que había alcanzado un orgasmo, Bruno acelero su movimiento de cadera para terminar unos segundos después y unirse a Leslie con un bramido afónico de satisfacción. Ambos habían alcanzado el orgasmo.

-Es mi turno -dije al tiempo que Bruno extraía su pegajoso miembro de la vagina de mi novia.

Leslie me miro a los ojos aceptando el reto, de hacerla sentir otro orgasmo en la misma posición. Estiro las piernas y arqueo su espalda sobre la nuca para desentumirse un poco e inmediatamente se puso en posición. Coloque sus tobillos sobre mis hombros, hice a un lado la ahora húmeda tanga de Leslie, para acomodar mi erecto pene en su vagina, no importaba que estuviera escurriendo la tibia leche de Bruno.

Tenía la ventaja de conocer sus partes íntimas como la palma de mi mano, sabía cómo estimularla para aumentar al máximo su placer. Comencé a acariciar su clítoris lentamente con la punta de mi verga, ella me respondió con un pequeño mueca de placer, había aterrizado en el punto 'G'. Apoye mis manos sobre la cama y deja caer todo mi peso sobre pequeño punto en su vagina. Aumente el ritmo de mis embestidas, despegando la cabeza de mí pene de su clítoris cada vez que levantaba la cadera, como yo bien sabía que a ella le encantaba.

Leslie se mordía los labios y arañaba las sabanas indicándome que estaba punto de correrse, señales que perversamente yo aprovechaba para bruscamente detener mis empujones, dejándola solo a un paso del alcanzar el clímax de su orgasmo. Pausa que duraba solo un momento para apreciar la frustración en el rostro de mi hermosa novia, quién apretaba mi cuello con sus tobillos y restregaba sus botines en mi espalda en señal de protesta. Y antes de que me pudiera reclamar, por no haberla dejado correrse, volvía repetir mi juego desde el principio.

-Sos un boludo -dijo Bruno al ver cómo me divertía con mi frustrada novia antes de soltar una carcajada.

-Así es como le gusta a esta 'puta' que se la cojan -respondí mientras aumentaba el ritmo de mis embestidas.

A Leslie siempre ha sido muy callada durante el sexo, no le gusta maldecir, pero le fascina que la traten como 'puta', le provoca mucho morbo y excitación. Unas cuantas embestidas más y su botín izquierdo cayó por mi espalda. Deje caer todo mi peso sobre ella, hasta que sus rodillas tocaron las sabanas. En eso momento una última embestida... una última clavada en su vagina y ambos nos corrimos con placer animal.

-¡Che boludo, menuda cogida le has puesto a tu novia! -eso no lo dijo Bruno… pero seguro lo pensó.

Me recosté a la izquierda de Leslie liberando la presión que ejercía mi cuerpo aplastando el suyo. Ella colocó las piernas hasta el piso y estiró sus brazos hasta sujetar una almohada, solo para agarrarla y como una catapulta lanzarla hasta el otro extremo de la habitación. Bruno se recostó sobre la cama mientras estiraba su pegajoso miembro tratando de estimularlo. Leslie al momento de verlo se arrastró hacia él, para 'darle una mano'.

Bruno soltó su miembro para dejárselo a mi novia, que comenzó a frotar su escroto y testículos desde la raíz para provocar la erección, mientras que con su lengua limpiaba los residuos de semen de su glande. Yo recostado en la cama, estire mi brazo para acariciar con mi mano los glúteos de mi novia y aproveche para desatar el botín que todavía calzaba. Bruno entrelazó los dedos de tras de su nuca y cruzo los pies con actitud relajada, observando sonriente como Leslie jugueteaba con su pene; minutos después su miembro ya estaba erecto nuevamente.

Leslie se quitó la maltrecha tanga antes de sentarse en las piernas de Bruno. Juguetona hacía rebotar aquella gran verga contra su concha. Levanto su cadera y coloco el pene en la entrada de su vagina y apretando desde el interior, lo jalaba hacia arriba cada a vez que alzaba su cadera.

-Cabalgar mina, cabalgar -animaba Bruno a Leslie sin quitar las manos de atrás de su cabeza.

Leslie aceptó el nuevo reto y comenzó a acelerar su 'cabalgata' como una verdadera amazona. En cada salto la verga de Bruno se estiraba más y cada caída su vagina era penetrada más profundamente. El placer invadió en rostro de Bruno y ya no le fue posible mantener sus manos ajenas a la acción. Estiró los brazos hacia enfrente para acariciar los redondos senos de mi novia que rebotaban en cada salto; pero Leslie juguetona echaba el cuerpo hacia atrás negándoselos, solo para ofrecérselos nuevamente cuando Bruno bajaba los brazos con enojo.

-Mira que sos una cabrona -protestó Bruno fingiendo estar molesto- , ahora vas a ver quién soy 'puta de mierda' -era una delicia escuchar ese 'acento argentino' insultando a Leslie.

Bruno doblo las rodillas para apoyar las plantas de los pies en la cama y arqueo su espalda para también apoyar las palmas de las manos; respiró profundó para después realizar un empujón hacia arriba con su cadera, y así levantar a Leslie quien todavía estaba clavada en su verga; haciendo Bruno un 'perfecto arco' con su atlético cuerpo, soportando el peso de mi novia sobre su pelvis.

El éxtasis invadió el rostro de Leslie al sentir la verga de Bruno penetrar más adentro de su vagina, provocándole espasmos en la zona media que le hicieron echar la cabeza hacia atrás. El puente humano cedió, y la caída hizo que la verga de Bruno penetrará aún más, dejando Leslie escapar un grito de placer.

-¡Dios! -gritó Leslie rompiendo su silencio.

-¿Te ha gustado 'puta de mierda'? -pregunto Bruno burlón.

-¡Sí! -confirmo ella extasiada.

-Pues agárrate, que te voy a poner una clase de joda, que no te vas a sentar en una semana -amenazó Bruno.

Bruno sujeto las rodillas de Leslie, apoyándose en su codos y hombros volvió hacer un puente con su cuerpo, no tan alto como el primero pero sí más flexible, de tal forma que hacía subir y bajar su cadera con mejor ritmo. Leslie disfrutaba esas embestidas en las que todo su peso se concentraba en la punta del miembro de Bruno, a tal grado que comenzaban a chorrear los fluidos de ambos sobre la cadera de Bruno. Mientras gozaba como poseía, Leslie furtivamente lanzó una mirada hacia mí, compartiendo conmigo ese placer de ser taladra en su interior, por el grueso miembro de nuestro amigo.

-¡Mira pendejo, así me gusta que me cojan! -palabras que nunca salieron de boca de mi novia, pero que yo escuché claramente.

Dos minutos después Leslie alcanzaba otro orgasmo, para ser seguida por Bruno en poco segundos. Los empujones de cadera terminaron y mi novia se dejó caer en medio de los dos, colocándose en posición fetal mientras con delicadas caricias, trataba de calmar el ardor en su interior, provocado por apoyar todo su peso en su concha. Leslie apenas puro tomar un respiro, cuando yo ya estaba deseoso por regresarla a la acción. Era momento de disfrutar de mi orificio favorito de Leslie.

-¡Arriba amigo, que esta 'puta' quiera más verga! -solicite ayuda a Bruno.

-¡Sí la 'puta' quiere verga, pues hay que darle más verga! -respondió burlón.

Pusimos a Leslie de perrito con su boca enfrente de la verga de Bruno, que juguetón, comenzó a golpear el lindo rostro de ella con su verga.

-Sos una 'perra mala' -dijo Bruno burlón, blandiendo su miembro enfrente de Leslie, mientras ella lanzando mordidas al aire, intentaba inútilmente atrapar con sus dientes el esquivó látigo.

Yo me humedecí los dedos con mi saliva y procedí a preparar el apretado culo de mi novia. Lentamente metí mi dedo índice para estimular la dilatación, luego agregué mi dedo medio, después el anular y así hasta forzar la entrada de la cabeza de mi pene.

Bruno acomodo su verga dentro de la boca de mi novia y sujetándola fuerte por el cabello en su nuca comenzó a follarla. Aprovechando el ímpetu de las embestidas de Bruno, yo agarre a mi novia por la cintura y comencé penetrarla por detrás, consiguiendo meterle toda mi larga verga por su ano con unas pocas embestidas. Era una sensación deliciosa, sentir la presión del colón de mi novia a lo largo de mi depilada verga.

Con cada una de nuestras embestidas Leslie arqueaba la espalda como si fuera un acordeón, pero valiente aguantaba nuestros empujones como la 'puta' que era.

-Vamos perra, demuéstrale a nuestro amigo la clase de 'puta' que eres -dije burlón soltando una nalgada en su glúteo.

-Che mina, comete mi pija, cometela toda -agregó Bruno eufórico.

La boca de Leslie empezó nuevamente a inundarse de espuma que corría por su mentón. Baje mi mano derecha hasta su concha e introduje mis dedos para estimularla buscando su clítoris. La respiración de Leslie se aceleró súbitamente, se podía oír el esfuerzo que hacía el aire al pasar por su garganta, obstruida por una gran verga. Ese sonido ronco, afónico era la única señal que teníamos que estaba gozando como loca.

La humedad en mi mano me hizo saber que mi novia ya había alcanzado otro orgasmo. Bruno sacó su gran verga de la boca de mi novia y ella levantó su rostro con una sonrisa de satisfacción que yo no había visto nunca. Lentamente saque mi pene de su riquísimo culo y nos dispusimos a cambiarla de posición.

Nos pusimos los tres de pie sobre la cama con Leslie frente a mí y ahí mismo acomode mi pene en su vagina. Pase mi brazo derecho por debajo de su axila para sujetarla por la espada. Con mi brazo izquierdo levante su pierna derecha hasta pegar su rodilla en su seno. Leslie se sujetó fuerte a mi cuello para no perder el equilibro.

-Che 'puta de mierda', vamos a ver si tu culo es tan rico como dicen -comentó Bruno, haciendo referencia a lo que yo le había comentado en el club.

Con los glúteos bien abiertos, Bruno aprovecho para ensartar la cabeza de su verga en el ano de mi novia. Leslie soltó un pequeño gemido de dolor, en lo que Bruno acomodaba su enorme miembro, para después abrazar a Leslie desde atrás, ayudándome a mantener su pierna derecha en el aire.

En ese momento empezamos a estimular a Leslie para que comenzará a saltar sobre su pierna izquierda. Primero un poco, luego un poco más, con cada salto nuestros miembros entraban más profundo dentro de ella. Al principio frunció la ceja en señal del dolor, al sentirse doblemente penetrada por primera vez en su vida. Pero una vez que sus orificios se dilataron, ese fortuito dolor ceso para ser remplazado por un placer nunca antes por ella conocido, al tiempo que ya no necesitaba saltar, debido a que Bruno y yo la manteníamos suspendida entre ambos, con nuestras vergas bien clavadas en sus entrañas, mientras los tres rebotábamos sobre la cama.

-Vos no mentía, ¡Que delicia de culo tiene la 'puta de tu novia'! -comentó Bruno al sentir la presión del colón de Leslie, a lo largo de toda su verga.

Era una delicia sentir ese 'visceral masaje' en nuestros miembros, por la estreches de los orificios de Leslie, cada vez que la gravedad la jalaba con todo su peso sobre ellos. La breve sonrisa que se alcanzó a dibujar, más de una vez en los labios de Leslie, era fiel testigo de que ella estaba gozando como loca con su primera doble penetración.

Cuando Leslie alcanzo un nuevo orgasmo, soltó mi cuello y echó su espalda hacia atrás; solo para volver a subir y volverse a arquear con una expresión de doble satisfacción en su rostro, junto con un dulce gemido de placer. Leslie intentó apoyar su pierna izquierda en la cama, pero no; no se lo permitimos, Bruno y yo todavía no habíamos terminado con ella.

Con mi mano derecha sujete fuertemente el brazo izquierdo de Bruno y lo jale hacia mí; él hizo lo mismo, de modo que teníamos a Leslie presa entre nuestros cuerpos. Procedimos a incrementar el ritmo del 'ascensor del placer', que les estábamos obsequiando a mi hermosa novia. Leslie puso sus verdes ojos en blanco y rodeo mi espalda con su pierna izquierda, que hacía rato no apoyaba en la cama.

Aumentamos salvajemente el ritmo de nuestra subidas y bajadas, mientras Leslie desesperadamente se mordía los labios con un rostro de confusión, al no saber si pedirnos parar o continuar. Los espasmos comenzaron a invadir su hermoso y delicado cuerpo con reflejos involuntarios, mientras Bruno y yo cruzábamos una mirada de complicidad y perversión.

La respiración de los tres se aceleraba al unísono, al tiempo que la fricción entre los tres cuerpos desnudos, ya había comenzado a generar una capa de sudor en el cuerpo de Leslie, que lamíamos de su piel a la menor oportunidad. No nos detendríamos hasta que Leslie alcanzará un último orgasmo. Unos minutos después, justo así fue. Con un sonoro grito de placer, mi novia nos indicaba que la misión había sido completada.

-¡Oh, Dios ya! -gritó Leslie antes abandonar su cuerpo al alcanzar el clímax.

Sacando nuestros pegajosos miembros de sus orificios, liberamos a Leslie de su placentera jaula; y con las pocas fuerzas que le quedaban se arrodillo frente a nosotros y abriendo su boca bajo nuestras vergas, nos invitó a eyacular en el interior de su boca. Enseguida Bruno y yo comenzamos con el frenético jaloneo de nuestros miembros como si de una competencia se tratará. Los ojos de Leslie iba de una verga a otra, tratando de anticipar quién terminaría primero; cerrando sus labios solo porque una sonrisa de lujuria necesitaba ser dibujada en su rostro.

Yo estaba listo, sin embargo espere a que mi competidor me alcanzará. Cuando Bruno dio la señal deje de contenerme. Dos chorros de espeso y tibio semen se cruzaron sobre el rostro de mi novia. Bruno, por tener a Leslie de frente, tuvo mejor puntería y su esperma pudo pasar directamente hasta su garganta. El mío golpeo en el interior de su mejilla, escapando algunas gotas por las comisuras de los labios.

Utilizando sus dedos Leslie recogió de su rostro, el semen que había errado su objetivo, relamiendo cada dedo para seguir degustando nuestra dulce leche. Una vez que hubo terminado de limpiar su rostro, se dedicó a remover de nuestros miembros, cualquier residuo de ese viscoso néctar que a ella encantaba.

Leslie, fatigada, se recostó entre los dos dando la espalda a Bruno, quién la abrazó fuertemente desde atrás. Yo lo abrace por enfrente, deslizando mis manos entre su espalda y el sudoroso pecho de Bruno. Abrió sus hermosos ojos verdes solo un instante, y me dio un tierno besó en los labios antes de acurrucarse a dormir entre sus dos machos. Justo en ese momento un pensamiento, ya recurrente, se hacía presente:

"Que bendición es tener una novia tan tierna y tan 'puta' a la vez".

Al final terminamos durmiendo los tres rendidos después de tan excitante faena. Cuando nos despertamos, como a eso de las 10 de la mañana, Bruno pidió el desayuno a la habitación. Leslie entro al tocador y Bruno aprovechó para preguntarme, si me molestaba que mi novia tuviera sexo con otros hombres.

Inesperada pregunta, tomando en cuenta lo que acabábamos de vivir esa noche, pero entendí a qué se refería. Intente explicarle que 'el sexo es solo sexo' y una relación en pareja es algo mucho más grande, que se basa sobre todo en la confianza, que se tiene dos personas que se ama profundamente. Dudo haberlo explicado bien, y dudo más que me hubiese entendido.

Leslie salió del tocador totalmente desnuda y a mí se me ocurrió una última broma. Le sugerí que recibiera al camarero, que nos llevaría el desayuno, vistiendo únicamente mi camisa, de la cual abrocho solo un botón, dejando al descubierto casi la totalidad de sus senos y mostrando prácticamente toda su área púbica.

Tocaron a la puerta y Leslie procedió a abrirla. Un joven y rubio camarero como de unos 18 años, bastante atractivo, se dispuso a entrar empujando el carrito del desayuno. Esta demás decir la expresión de asombro e incredulidad que invadió el rostro del camarero, al ver el hermoso cuerpo de mi novia casi desnuda frente a él, mientras Bruno y yo yacíamos en la cama fingiendo estar dormidos, exhibiéndonos ambos nuestros cuerpos totalmente desnudos, con nuestros miembros al aire.

El camarero sonrió nervioso, solo después de haber entendido la broma de que era objeto. Sin ninguna inhibición, sus ojos azules comenzaron a escudriñar lentamente cada rincón expuesto del cuerpo de mi apetecible novia; solo para terminar auto-reprimiéndose al morderse los labios, mostrando en su rostro una inequívoca expresión de lujuria y deseo.

-You have a good day -se despidió el camarero, sin olvidar sus finos modales ingleses.

-You can bet -respondió Leslie con una perversa sonrisa.

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